LA IGLESIA DE TIATIRA

Introducción

Bienvenidos, amados Hermanos y Hermanas, a este fascinante viaje a través de las cartas del Apocalipsis. Hoy, nos sumergimos en el corazón de una iglesia singular: Tiatira. Un lugar donde el Hijo de Dios, con ojos como llama de fuego y pies semejantes al bronce bruñido, revela su mensaje a una comunidad que enfrenta una lucha épica entre la verdad y la corrupción.

Imaginen a Jesucristo, el Hijo de Dios, observando con ojos de fuego cada detalle de nuestras vidas y de la vida de la iglesia en Tiatira. Su mirada penetrante no solo elogia las virtudes de esta congregación, sino que también detecta una sombra que amenaza con oscurecer la luz de la verdad.

Hoy, nos sumergimos en el crisol de Tiatira, donde el amor, el servicio y la paciencia se entrelazan con la resistencia contra una influencia corruptora, personificada en una mujer llamada Jezabel. Acompáñennos en este estudio apasionante mientras desentrañamos los misterios de este pasaje, descubrimos la batalla por la pureza doctrinal y nos enfrentamos a la pregunta crucial: ¿Cómo podemos resistir la seducción de las doctrinas falsas y permanecer firmes en la verdad?

Prepárense para una experiencia reveladora, donde las llamas de la justicia divina iluminan el camino y el bronce bruñido resuena con la firmeza de las decisiones que debemos tomar. Este no es solo un viaje a través de las palabras de Apocalipsis 2:18-29, sino una invitación a reflexionar sobre nuestras propias vidas y comunidades, explorando el llamado a resistir la corrupción y perseverar en la verdad. ¡Acompáñennos en este viaje intrépido, donde la luz de la verdad arde más brillante que cualquier llama de fuego!

Apocalipsis 2:18-29:

18Y escribe al ángel de la iglesia en TIATIRA: El Hijo de Dios, que tiene sus ojos como llama de fuego, y sus pies semejantes al latón fino, dice estas cosas:

19Yo he conocido tus obras, y caridad, y servicio, y fe, y tu paciencia, y que tus obras postreras son más que las primeras.

20Mas tengo unas pocas cosas contra ti: porque permites aquella mujer Jezabel (que se dice profetisa) enseñar, y engañar a mis siervos, a fornicar, y a comer cosas ofrecidas a los ídolos.

21Y le he dado tiempo para que se arrepienta de la fornicación; y no se ha arrepentido.

22He aquí, yo la echo en cama, y a los que adulteran con ella, en muy grande tribulación, si no se arrepintieren de sus obras:

23Y mataré a sus hijos con muerte; y todas las iglesias sabrán que yo soy el que escudriño los riñones y los corazones: y daré a cada uno de vosotros según sus obras.

24Pero yo digo a vosotros, y a los demás que estáis en Tiatira, cualesquiera que no tienen esta doctrina, y que no han conocido las profundidades de Satanás, como dicen: Yo no enviaré sobre vosotros otra carga.

25Empero la que tenéis, tenedla hasta que yo venga.

26Y al que hubiere vencido, y hubiere guardado mis obras hasta el fin, yo le daré potestad sobre las gentes;

27Y las regirá con vara de hierro, y serán quebrantados como vaso de alfarero, como también yo he recibido de mi Padre:

28Y le daré la estrella de la mañana.

29El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.

Contexto Histórico

Tiatira fue una antigua ciudad de Asia Menor, ubicada en la región de Lidia, en lo que hoy es Turquía. Su posición estratégica en una llanura rodeada por colinas y montañas le otorgaba ventajas comerciales y militares. Fundada alrededor del 300 a.C., Tiatira creció en importancia durante el período helenístico y el Imperio Romano debido a su ubicación clave en la red de carreteras que conectaban Pérgamo, Sardis y Laodicea.

Durante la época del Nuevo Testamento, Tiatira era conocida por su próspera industria textil y la fabricación de púrpura, un tinte valioso. También destacaba en la producción de objetos de bronce y cerámica. La ciudad estaba poblada por una comunidad diversa de comerciantes, artesanos y trabajadores. El contexto histórico incluía la influencia cultural grecorromana y la coexistencia de diversas creencias religiosas.

El emperador romano Augusto otorgó a Tiatira el estatus de ciudad en el siglo 26 a.C., lo que le brindó ciertos privilegios y autonomía local. Durante el período imperial, la ciudad continuó prosperando y participando activamente en el culto a diversas deidades, como Apolo y Artemisa.

En términos religiosos, Tiatira estaba impregnada de sincretismo, donde las creencias y prácticas religiosas se mezclaban. Además de las divinidades romanas, había una presencia significativa de cultos orientales y locales. Este contexto religioso diverso proporciona el telón de fondo para comprender las luchas de la iglesia en Tiatira mencionadas en Apocalipsis 2.

En el contexto de Tiatira, la carta dirigida a esta iglesia revela los desafíos particulares que enfrentaba la comunidad cristiana. La ciudad estaba inmersa en una cultura pagana, donde las influencias y prácticas idolátricas eran omnipresentes. La mención de Jezabel y su influencia corruptora puede aludir no solo a una figura histórica, sino a un símbolo de la influencia pagana y la inmoralidad que se infiltraba en la iglesia.

El mensaje de resistir la enseñanza de Jezabel y retener la verdad adquiere una relevancia especial en este contexto, donde la presión cultural y las tentaciones de la idolatría eran constantes. La promesa de autoridad sobre las naciones y la vara de hierro sugiere que, a pesar de los desafíos, aquellos que perseveran recibirán un papel significativo en el establecimiento del reino de Dios.

El conocimiento del contexto histórico y geográfico de Tiatira enriquece nuestra comprensión de las palabras de Jesucristo a esta iglesia, destacando la urgencia de mantener la pureza doctrinal en medio de una sociedad que a menudo estaba en desacuerdo con los principios del evangelio.

Ojos Como Llama de Fuego

18Y escribe al ángel de la iglesia en TIATIRA: El Hijo de Dios, que tiene sus ojos como llama de fuego, y sus pies semejantes al latón fino, dice estas cosas:…

[Apocalipsis 2:18]

Este pasaje nos sumerge en un espectáculo celestial, donde el Hijo de Dios mismo se revela a la iglesia en Tiatira con una descripción asombrosa. Visualicemos juntos la majestuosidad de este encuentro. Jesucristo, el Hijo de Dios, no se presenta como un observador distante, sino como alguien íntimamente involucrado en la vida y los asuntos de su iglesia. Los ojos que escudriñan con llama de fuego no solo observan superficialmente, sino que penetran en lo más profundo de los corazones, revelando secretos y verdades ocultas. Esta imagen no solo comunica la omnisciencia divina y el profundo discernimiento, sino también la intensidad del amor y la devoción con los que Cristo examina la fidelidad de su pueblo.

La referencia a los pies semejantes al bronce bruñido evoca la imagen de resistencia y firmeza. El bronce bruñido, pulido y refinado por el fuego, simboliza la pureza y la integridad divina. Los pies, que sostienen la figura de Cristo, son la base sobre la cual descansa la verdad inmutable y eterna. En este detalle, vemos una representación gráfica de la solidez del carácter divino de Jesús y su posición inquebrantable como fundamento de la iglesia.

Así, este primer verso nos invita a adentrarnos en la presencia del Hijo de Dios, cuyos ojos de fuego y pies de bronce nos desafían a considerar la seriedad de su mensaje. No es una mera carta, sino una revelación divina que nos insta a prestar atención a la Voz del que tiene la autoridad y el poder, sobre todo.

Elogios y Reprensión

19Yo he conocido tus obras, y caridad, y servicio, y fe, y tu paciencia, y que tus obras postreras son más que las primeras.

20Mas tengo unas pocas cosas contra ti: porque permites aquella mujer Jezabel (que se dice profetisa) enseñar, y engañar a mis siervos, a fornicar, y a comer cosas ofrecidas a los ídolos.

[Apocalipsis 2:19-20]

En estos pasajes, la mirada ardiente de Cristo se posa sobre la iglesia en Tiatira, y sus palabras revelan un profundo conocimiento de sus acciones y actitudes. Es como si la luz de sus ojos de fuego iluminara cada rincón de la vida congregacional, reconociendo tanto las virtudes como las sombras que se esconden en la penumbra.

El elogio inicial destaca las buenas obras, el amor desinteresado, el servicio diligente, la fe arraigada y la paciencia perseverante de la iglesia en Tiatira. Estos aspectos positivos resplandecen como luces en la oscuridad, evidencia de la vitalidad espiritual que caracteriza a esta comunidad. El énfasis en que las obras postreras superan a las primeras indica un crecimiento continuo y un fervor que se intensifica con el tiempo.

Sin embargo, entre las luces brillantes, se proyecta una sombra preocupante: la tolerancia hacia Jezabel, una mujer que se autoproclama profetisa. Esta tolerancia es un eco sutil pero peligroso que reverbera en la carta. Jezabel no solo enseña doctrinas erróneas, sino que seduce a los siervos de Cristo a participar en prácticas inmorales y a comprometer su fidelidad a Dios. La advertencia de Cristo revela la gravedad de este problema: la tolerancia hacia la corrupción doctrinal puede erosionar la pureza de la iglesia desde adentro.

Así, este pasaje nos presenta un cuadro complejo y desafiante. Aunque la iglesia en Tiatira destaca en muchas áreas, la tolerancia hacia la influencia corruptora de Jezabel es una advertencia seria sobre la necesidad de discernimiento y la importancia de preservar la verdad en medio de las tentaciones seductoras. Este mensaje resuena a lo largo de los siglos, recordándonos que la fidelidad a la verdad es esencial, incluso cuando las aguas de la tolerancia amenazan con diluir la esencia misma de nuestra fe. De hecho, el nombre “Tiatira”, entre otras cosas, significa “mujer dominante”, es por eso la relación en este pasaje bíblico con la figura de Jezabel.

Tiempo de Arrepentimiento Antes de Gran Tribulación

21Y le he dado tiempo para que se arrepienta de la fornicación; y no se ha arrepentido.

22He aquí, yo la echo en cama, y a los que adulteran con ella, en muy grande tribulación, si no se arrepintieren de sus obras:

23Y mataré a sus hijos con muerte; y todas las iglesias sabrán que yo soy el que escudriño los riñones y los corazones: y daré a cada uno de vosotros según sus obras.

[Apocalipsis 2:21-23]

En estos versículos, contemplamos la paciencia divina en acción. Dios, en su misericordia, otorga tiempo para el arrepentimiento a Jezabel y a aquellos que han cedido a su influencia desviada. Este período de gracia refleja la naturaleza compasiva de nuestro Señor, que desea la restauración y el retorno de su pueblo a la senda de la rectitud.

Sin embargo, la narrativa toma un giro serio al revelar la resistencia obstinada de Jezabel al arrepentimiento. Aunque se le ha dado tiempo y oportunidad, ella persiste en su camino de fornicación espiritual, aferrándose a las prácticas que deshonran la santidad de la relación entre Dios y su pueblo. Este rechazo voluntario al arrepentimiento subraya la libre elección que cada individuo tiene, incluso frente a la paciencia divina.

La imagen de arrojar a Jezabel en cama y sumirla en una gran tribulación es impactante. Este acto simbólico ilustra las consecuencias inevitables de persistir en el pecado y resistirse al llamado al arrepentimiento. La cama, un lugar de descanso y confort, se convierte en el lecho de aflicción para aquellos que se han entregado a las desviadas enseñanzas de Jezabel. La tribulación que sigue es un recordatorio severo de que la tolerancia de Dios tiene límites, y la justicia divina se manifiesta para corregir y redimir.

Así, en estos versículos, observamos la dinámica entre la paciencia divina y la responsabilidad humana. Dios ofrece oportunidades para el arrepentimiento, pero aquellos que persisten en la rebelión enfrentarán las consecuencias de sus elecciones. La lección es clara: la gracia divina no debe ser malinterpretada como permisividad al libertinaje, y la resistencia al arrepentimiento tiene ramificaciones eternas.

Retened lo Que Tenéis Hasta la Venida del Señor

24Pero yo digo a vosotros, y a los demás que estáis en Tiatira, cualesquiera que no tienen esta doctrina, y que no han conocido las profundidades de Satanás, como dicen: Yo no enviaré sobre vosotros otra carga.

25Empero la que tenéis, tenedla hasta que yo venga.

[Apocalipsis 2:24-25]

En este fragmento de la revelación divina, una transición de tono se manifiesta. Después de abordar la seria situación con Jezabel, la atención se vuelve hacia aquellos en Tiatira que no han cedido a las doctrinas corruptas. Estos fieles, que han permanecido sin mancha en medio de la contaminación doctrinal, reciben palabras de aliento y una promesa de liberación de cargas adicionales.

La mención de “las profundidades de Satanás” arroja luz sobre la naturaleza insidiosa de las enseñanzas erróneas que han infiltrado la iglesia en Tiatira. Estas profundidades no son simplemente conceptos abstractos, sino prácticas y doctrinas que llevan a los creyentes a un terreno peligroso y comprometido. La advertencia divina sugiere que algunas enseñanzas pueden parecer atractivas o intrigantes superficialmente, pero su origen y consecuencias son espiritualmente destructivos.

La exhortación a no imponer otra carga revela la gracia divina. Aquellos que han permanecido fieles no serán castigados injustamente. La promesa de no añadir más carga no es una licencia para la complacencia, sino un reconocimiento de que retener la verdad en medio de la adversidad ya es una tarea desafiante en sí misma. La iglesia en Tiatira es alentada a aferrarse a lo que tienen, a sostener la verdad con firmeza, y a esperar con paciencia la venida del Señor.

Así, en estos versículos, contemplamos el equilibrio entre la justicia divina y la gracia inmerecida. Aquellos que han mantenido su fidelidad no solo son liberados de una carga adicional, sino que se les insta a perseverar en la verdad que poseen. La aplicación contemporánea de esta enseñanza resuena en la exhortación a sostener la sana doctrina en medio de las presiones culturales y las tentaciones de desviarse de la verdad.

La Estrella de la Mañana

26Y al que hubiere vencido, y hubiere guardado mis obras hasta el fin, yo le daré potestad sobre las gentes;

27Y las regirá con vara de hierro, y serán quebrantados como vaso de alfarero, como también yo he recibido de mi Padre:

28Y le daré la estrella de la mañana.

29El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.

[Apocalipsis 2:26-29]

En este clímax de la revelación a la iglesia en Tiatira, la atención se dirige a aquellos que han mantenido su fidelidad hasta el final, a aquellos que han vencido las adversidades y han perseverado en la fe. La promesa divina revela una gloriosa perspectiva de autoridad y recompensa para aquellos que han resistido las influencias corruptoras y han mantenido la pureza doctrinal.

La imagen de recibir autoridad sobre las naciones es poderosa y simbólica. Aquellos que han vencido no solo serán testigos de la victoria final de Cristo, sino que participarán activamente en la administración de su reino. La referencia a la vara de hierro evoca la idea de un liderazgo justo y firme, que contrasta con las corrupciones que la iglesia en Tiatira enfrentaba. Este simbolismo conecta directamente con la autoridad que Cristo mismo ha recibido de su Padre, confirmando la legitimidad y el poder divino de aquellos que son coherederos con Cristo.

La metáfora de quebrar las naciones como vaso de alfarero sugiere un juicio divino completo y definitivo sobre todo aquello que se opone al reinado de Cristo. Este acto de quebrantamiento no solo representa la destrucción de la resistencia contra la verdad, sino también la restauración de la creación a la perfección original que Dios tenía en mente.

Finalmente, la promesa de la “estrella de la mañana” añade una dimensión celestial a la recompensa. Esta estrella, que precede a la aurora y disipa la oscuridad de la noche, simboliza la gloria, la esperanza y la victoria. Para aquellos que han vencido, la estrella de la mañana es la promesa de una nueva era, un amanecer eterno donde la luz de Cristo resplandece de manera inextinguible.

En estos versículos finales, se vislumbra una imagen asombrosa de la recompensa para aquellos que han permanecido fieles. La autoridad, la participación en el gobierno del reino, el juicio sobre la injusticia y la promesa de la estrella de la mañana revelan una perspectiva eterna que supera con creces cualquier desafío temporal. Que esta visión inspire a la Iglesia a perseverar, resistir y anticipar con esperanza el cumplimiento de estas promesas gloriosas en la venida de nuestro Señor Jesucristo.

Conclusión

En el fulgor de las llamas y el resonar del bronce bruñido, hemos explorado los pasillos de la iglesia en Tiatira, enfrentándonos a la encrucijada entre la verdad y la corrupción. La carta a esta comunidad nos invita a reflexionar sobre la lucha constante por la pureza doctrinal en nuestras vidas y en nuestras congregaciones.

Jezabel, esa sombra seductora, nos llama a ceder a las tentaciones de las doctrinas engañosas, a comprometer la verdad por una paz efímera. Pero, en contraste, la promesa resuena para aquellos que resisten, que retienen la verdad como un tesoro precioso. Jesucristo, el Hijo de Dios con ojos de llama de fuego, nos llama a perseverar, a resistir la seducción de las profundidades de Satanás.

Al reflexionar sobre estas palabras, recordemos que somos guardianes de la verdad, custodios de la luz divina en un mundo cada vez más envuelto en sombras. La promesa de autoridad sobre las naciones y la imagen de la vara de hierro nos instan a liderar con firmeza y justicia, resistiendo las fuerzas que buscan corromper y desviar.

La “estrella de la mañana” nos espera, una recompensa para aquellos que vencen las adversidades y retienen la verdad hasta el fin. En nuestros días, en medio de la confusión y la oscuridad, que esta estrella sea nuestra guía y motivación para permanecer fieles.

Que la Iglesia, como un faro en medio de la tormenta, resplandezca con la luz de la verdad bíblica, resistiendo la corrupción y perseverando en la fe. Que retengamos la estrella de la mañana, proclamando la victoria de Cristo sobre las tinieblas. En este desafío eterno por la pureza doctrinal, recordemos que el llamado es resistir, perseverar y retener la verdad hasta que Él venga. ¡Que así sea en nuestras vidas y en nuestras comunidades de fe!

Que el Señor Jesucristo te continúe bendiciendo hoy y siempre. ¡Amén!

THE CHURCH OF THIATIRA

Introduction

Welcome, beloved Brothers and Sisters, to this fascinating journey through the letters of Revelation. Today, we immerse ourselves in the heart of a unique church: Thyatira. A place where the Son of God, with eyes like a flame of fire and feet like polished bronze, reveals his message to a community facing an epic struggle between truth and corruption.

Imagine Jesus Christ, the Son of God, observing with eyes of fire every detail of our lives and the life of the church in Thyatira. His penetrating gaze not only praises the virtues of this congregation, but also detects a shadow that threatens to obscure the light of truth.

Today, we plunge into the crucible of Thyatira, where love, service, and patience are intertwined with resistance against a corrupting influence, personified in a woman named Jezebel. Join us in this exciting study as we unravel the mysteries of this passage, uncover the battle for doctrinal purity, and confront the crucial question: How can we resist the seduction of false doctrines and stand firm in the truth?

Prepare for a revealing experience, where the flames of divine justice illuminate the path and the burnished bronze resonates with the firmness of the decisions we must make. This is not just a journey through the words of Revelation 2:18-29, but an invitation to reflect on our own lives and communities, exploring the call to resist corruption and persevere in the truth. Join us on this fearless journey, where the light of truth burns brighter than any flame of fire!

Revelation 2:18-29:

18 And to the angel of the church in THIATIRA write: The Son of God, whose eyes are like a flame of fire, and his feet like fine brass, says these things:

19 I have known your works, and charity, and service, and faith, and your patience, and that your last works are more than the first.

20 But I have a few things against you: because you allow that woman Jezebel (who calls herself a prophetess) to teach and deceive my servants, to commit fornication, and to eat things offered to idols.

21 And I have given her time to repent of fornication; and she has not repented.

22 Behold, I will cast her to bed, and those who commit adultery with her into very great tribulation, unless they repent of their deeds:

23 And I will kill their children with death; and all the churches will know that I am he who searches the loins and the hearts: and I will give to each one of you according to his works.

24 But I say to you, and to the rest of you who are in Thyatira, whoever does not have this doctrine, and who have not known the depths of Satan, as they say: I will not send another burden upon you.

25 But what you have, have it until I come.

26 And to him who has overcome, and has kept my works to the end, to him I will give power over the nations;

27 And he will rule them with a rod of iron, and they will be broken like a potter's vessel, as I also have received from my Father:

28 And I will give him the morning star.

29 He who has an ear, let him hear what the Spirit says to the churches.

Historic context

Thyatira was an ancient city in Asia Minor, located in the region of Lydia, in what is now Turkey. Its strategic position on a plain surrounded by hills and mountains gave it commercial and military advantages. Founded around 300 BC, Thyatira grew in importance during the Hellenistic period and the Roman Empire due to its key location on the road network connecting Pergamum, Sardis and Laodicea.

During New Testament times, Thyatira was known for its thriving textile industry and the manufacture of purple, a valuable dye. He also stood out in the production of bronze and ceramic objects. The city was populated by a diverse community of merchants, artisans and workers. The historical context included Greco-Roman cultural influence and the coexistence of various religious beliefs.

The Roman Emperor Augustus granted Thyatira city status in the 26th century BC, giving it certain privileges and local autonomy. During the imperial period, the city continued to prosper and actively participate in the worship of various deities, such as Apollo and Artemis.

In religious terms, Thyatira was permeated with syncretism, where religious beliefs and practices were mixed. In addition to the Roman divinities, there was a significant presence of oriental and local cults. This diverse religious context provides the backdrop for understanding the struggles of the church in Thyatira mentioned in Revelation 2.

In the context of Thyatira, the letter addressed to this church reveals the particular challenges faced by the Christian community. The city was immersed in a pagan culture, where idolatrous influences and practices were omnipresent. The mention of Jezebel and her corrupting influence may allude not only to a historical figure, but to a symbol of pagan influence and immorality that infiltrated the church.

The message of resisting the teaching of Jezebel and retaining the truth takes on special relevance in this context, where cultural pressure and the temptations of idolatry were constant. The promise of authority over the nations and the rod of iron suggests that, despite challenges, those who persevere will receive a significant role in establishing God's kingdom.

Knowledge of the historical and geographical context of Thyatira enriches our understanding of the words of Jesus Christ to this church, highlighting the urgency of maintaining doctrinal purity in the midst of a society that was often at odds with gospel principles.

Eyes Like Flame of Fire

18 And to the angel of the church in THIATIRA write: The Son of God, whose eyes are like a flame of fire, and his feet like fine brass, says these things:…

[Revelation 2:18]

This passage immerses us in a heavenly spectacle, where the Son of God himself reveals himself to the church in Thyatira with an astonishing description. Let us visualize together the majesty of this encounter. Jesus Christ, the Son of God, is not presented as a distant observer, but as someone intimately involved in the life and affairs of his church. The eyes that search with a flame of fire do not only observe superficially, but penetrate into the depths of hearts, revealing secrets and hidden truths. This image not only communicates divine omniscience and profound insight, but also the intensity of love and devotion with which Christ examines the faithfulness of his people.

The reference to feet similar to burnished bronze evokes the image of resistance and firmness. Burnished bronze, polished and refined by fire, symbolizes purity and divine integrity. The feet, which support the figure of Christ, are the base on which the immutable and eternal truth rests. In this detail, we see a graphic representation of the strength of Jesus' divine character and his unwavering position as the foundation of the church.

Thus, this first verse invites us to enter the presence of the Son of God, whose eyes of fire and feet of bronze challenge us to consider the seriousness of his message. It is not a mere letter, but a divine revelation that urges us to heed the Voice of the One who has authority and power, above all.

Praise and Rebuke

19 I have known your works, and charity, and service, and faith, and your patience, and that your last works are more than the first.

20 But I have a few things against you: because you allow that woman Jezebel (who calls herself a prophetess) to teach and deceive my servants, to commit fornication, and to eat things offered to idols.

[Revelation 2:19-20]

In these passages, Christ's fiery gaze rests on the church in Thyatira, and his words reveal a deep knowledge of their actions and attitudes. It is as if the light of his fiery eyes illuminates every corner of congregational life, recognizing both the virtues and the shadows that hide in the darkness.

The opening eulogy highlights the good works, selfless love, diligent service, deep-rooted faith, and persevering patience of the church in Thyatira. These positive aspects shine like lights in the darkness, evidence of the spiritual vitality that characterizes this community. The emphasis on later works surpassing earlier works indicates continued growth and a fervor that intensifies with time.

However, amidst the bright lights, a troubling shadow is cast: tolerance toward Jezebel, a woman who calls herself a prophetess. This tolerance is a subtle but dangerous echo that reverberates through the letter. Not only does Jezebel teach erroneous doctrines, but she seduces Christ's servants to engage in immoral practices and compromise their fidelity to God. Christ's warning reveals the seriousness of this problem: tolerance of doctrinal corruption can erode the purity of the church from within.

Thus, this passage presents us with a complex and challenging picture. Although the church in Thyatira excels in many areas, its tolerance of Jezebel's corrupting influence is a serious warning about the need for discernment and the importance of preserving the truth in the midst of seductive temptations. This message resonates through the centuries, reminding us that fidelity to truth is essential, even when the waters of tolerance threaten to dilute the very essence of our faith. In fact, the name “Thyatira”, among other things, means “dominant woman”, which is why the relationship in this biblical passage with the figure of Jezebel.

Time of Repentance Before Great Tribulation

21 And I have given her time to repent of fornication; and she has not repented.

22 Behold, I will cast her to bed, and those who commit adultery with her into very great tribulation, unless they repent of their deeds:

23 And I will kill their children with death; and all the churches will know that I am he who searches the loins and the hearts: and I will give to each one of you according to his works.

[Revelation 2:21-23]

In these verses, we contemplate divine patience in action. God, in his mercy, grants time for repentance to Jezebel and those who have given in to her deviant influence. This period of grace reflects the compassionate nature of our Lord, who desires the restoration and return of his people to the path of righteousness.

However, the narrative takes a serious turn by revealing Jezebel's stubborn resistance to repentance. Although she has been given time and opportunity, she persists in her path of spiritual fornication, clinging to practices that dishonor the sanctity of the relationship between God and his people. This voluntary rejection of repentance underscores the free choice each individual has, even in the face of divine patience.

The image of Jezebel being cast to bed and plunged into great tribulation is shocking. This symbolic act illustrates the inevitable consequences of persisting in sin and resisting the call to repent. The bed, a place of rest and comfort, becomes the bed of affliction for those who have given themselves over to the deviant teachings of Jezebel. The tribulation that follows is a stark reminder that God's tolerance has limits, and divine justice is manifest to correct and redeem.

Thus, in these verses, we observe the dynamic between divine patience and human responsibility. God offers opportunities for repentance, but those who persist in rebellion will face the consequences of their choices. The lesson is clear: divine grace should not be misinterpreted as permissiveness to debauchery, and resistance to repentance has eternal ramifications.

Hold What You Have Until the Coming of the Lord

24 But I say to you, and to the rest of you who are in Thyatira, whoever does not have this doctrine, and who have not known the depths of Satan, as they say: I will not send another burden upon you.

25 But what you have, have it until I come.

[Revelation 2:24-25]

In this fragment of divine revelation, a transition of tone is manifest. After addressing the serious situation with Jezebel, attention turns to those in Thyatira who have not given in to corrupt doctrines. These faithful, who have remained blameless in the midst of doctrinal contamination, receive words of encouragement and a promise of deliverance from additional burdens.

The mention of “the depths of Satan” sheds light on the insidious nature of the erroneous teachings that have infiltrated the church in Thyatira. These depths are not simply abstract concepts, but practices and doctrines that lead believers into dangerous and compromising territory. Divine warning suggests that some teachings may seem attractive or intriguing on the surface, but their origin and consequences are spiritually destructive.

The exhortation not to impose another burden reveals divine grace. Those who have remained faithful will not be unjustly punished. The promise not to add to the burden is not a license for complacency, but rather a recognition that retaining the truth in the midst of adversity is a challenging task in itself. The church in Thyatira is encouraged to hold on to what they have, to hold firmly to the truth, and to wait patiently for the coming of the Lord.

Thus, in these verses, we contemplate the balance between divine justice and unmerited grace. Those who have maintained their faithfulness are not only freed from additional burden, but are urged to persevere in the truth they possess. The contemporary application of this teaching resonates with the exhortation to uphold sound doctrine in the midst of cultural pressures and temptations to stray from the truth.

The Morning Star

26 And to him who has overcome, and has kept my works to the end, to him I will give power over the nations;

27 And he will rule them with a rod of iron, and they will be broken like a potter's vessel, as I also have received from my Father:

28 And I will give him the morning star.

29 He who has an ear, let him hear what the Spirit says to the churches.

[Revelation 2:26-29]

In this climax of the revelation to the church in Thyatira, attention is directed to those who have remained faithful to the end, to those who have overcome adversity and have persevered in the faith. The divine promise reveals a glorious prospect of authority and reward for those who have resisted corrupting influences and maintained doctrinal purity.

The image of receiving authority over the nations is powerful and symbolic. Those who have overcome will not only witness Christ's final victory, but will actively participate in the administration of his kingdom. The reference to the rod of iron evokes the idea of ​​just and firm leadership, which contrasts with the corruptions that the church in Thyatira faced. This symbolism connects directly with the authority that Christ himself has received from his Father, confirming the legitimacy and divine power of those who are joint heirs with Christ.

The metaphor of breaking the nations like a potter's vessel suggests complete and final divine judgment on all that opposes the reign of Christ. This act of breaking not only represents the destruction of resistance against the truth, but also the restoration of creation to the original perfection that God had in mind.

Finally, the promise of the “morning star” adds a heavenly dimension to the reward. This star, which precedes the dawn and dissipates the darkness of the night, symbolizes glory, hope and victory. For those who have overcome, the morning star is the promise of a new era, an eternal dawn where the light of Christ shines inextinguishably.

In these final verses, we glimpse an amazing picture of the reward for those who have remained faithful. Authority, participation in kingdom government, judgment on injustice, and the promise of the morning star reveal an eternal perspective that far surpasses any temporal challenge. May this vision inspire the Church to persevere, resist and anticipate with hope the fulfillment of these glorious promises in the coming of our Lord Jesus Christ.

Conclusion

In the glow of flames and the ringing of burnished bronze, we have explored the halls of the church in Thyatira, facing the crossroads between truth and corruption. The letter to this community invites us to reflect on the constant struggle for doctrinal purity in our lives and in our congregations.

Jezebel, that seductive shadow, calls us to give in to the temptations of deceptive doctrines, to compromise the truth for an ephemeral peace. But in contrast, the promise resonates for those who endure, who hold onto the truth as a precious treasure. Jesus Christ, the Son of God with eyes of flame of fire, calls us to persevere, to resist the seduction of Satan's depths.

As we reflect on these words, let us remember that we are guardians of truth, custodians of divine light in a world increasingly shrouded in shadows. The promise of authority over the nations and the image of the rod of iron urge us to lead firmly and justly, resisting the forces that seek to corrupt and mislead.

The “morning star” awaits us, a reward for those who overcome adversity and retain the truth to the end. In our days, in the midst of confusion and darkness, may this star be our guide and motivation to remain faithful.

May the Church, like a lighthouse in the midst of the storm, shine with the light of biblical truth, resisting corruption and persevering in faith. May we retain the morning star, proclaiming Christ's victory over darkness. In this eternal challenge for doctrinal purity, let us remember that the call is to resist, persevere and retain the truth until He comes. May it be so in our lives and in our communities of faith!

May the Lord Jesus Christ continue to bless you today and always. Amen!

L'ÉGLISE DE THIATIRA

Introduction

Bienvenue, bien-aimés frères et sœurs, dans ce fascinant voyage à travers les lettres de l’Apocalypse. Aujourd'hui, nous nous immergeons au cœur d'une église unique : Thyatire. Un lieu où le Fils de Dieu, avec des yeux comme une flamme de feu et des pieds comme du bronze poli, révèle son message à une communauté confrontée à une lutte épique entre la vérité et la corruption.

Imaginez Jésus-Christ, le Fils de Dieu, observant avec des yeux de feu chaque détail de notre vie et de la vie de l'église de Thyatire. Son regard pénétrant non seulement vante les vertus de cette congrégation, mais décèle également une ombre qui menace d'obscurcir la lumière de la vérité.

Aujourd’hui, nous plongeons dans le creuset de Thyatire, où l’amour, le service et la patience se mêlent à la résistance contre une influence corruptrice, personnifiée par une femme nommée Jézabel. Rejoignez-nous dans cette étude passionnante alors que nous perçons les mystères de ce passage, découvrons la bataille pour la pureté doctrinale et affrontons la question cruciale : comment pouvons-nous résister à la séduction des fausses doctrines et rester fermes dans la vérité ?

Préparez-vous à une expérience révélatrice, où les flammes de la justice divine éclairent le chemin et où le bronze bruni résonne avec la fermeté des décisions que nous devons prendre. Il ne s’agit pas simplement d’un voyage à travers les paroles d’Apocalypse 2 : 18-29, mais d’une invitation à réfléchir sur nos propres vies et communautés, en explorant l’appel à résister à la corruption et à persévérer dans la vérité. Rejoignez-nous dans ce voyage intrépide, où la lumière de la vérité brûle plus fort que n'importe quelle flamme de feu !

Apocalypse 2 : 18-29 :

18 Et à l'ange de l'Église de THIATIRA, écris : Le Fils de Dieu, dont les yeux sont comme une flamme de feu et ses pieds comme de l'airain fin, dit ces choses :

19 J'ai connu tes œuvres, et ta charité, et ton service, et ta foi, et ta patience, et que tes dernières œuvres sont plus grandes que les premières.

20 Mais j'ai quelques choses contre vous : parce que vous permettez à cette femme Jézabel (qui se dit prophétesse) d'enseigner et de tromper mes servantes, de se livrer à la fornication et de manger des viandes sacrifiées aux idoles.

21 Et je lui ai donné le temps de se repentir de sa fornication ; et il ne s'est pas repenti.

22 Voici, je la mettrai au lit, et ceux qui commettent adultère avec elle dans une très grande tribulation, à moins qu'ils ne se repentent de leurs actes :

23 Et je ferai mourir de mort leurs enfants ; et toutes les Églises sauront que je suis celui qui sonde les reins et les cœurs ; et je rendrai à chacun de vous selon ses œuvres.

24 Mais je vous le dis, ainsi qu'à vous autres qui êtes à Thyatire, à quiconque n'a pas cette doctrine et qui n'a pas connu les profondeurs de Satan, comme on dit : Je n'enverrai pas sur vous un autre fardeau.

25 Mais ce que vous avez, gardez-le jusqu'à ce que je vienne.

26 Et à celui qui a vaincu et qui a gardé mes œuvres jusqu'à la fin, je donnerai le pouvoir sur les nations ;

27 Et il les gouvernera avec une verge de fer, et ils seront brisés comme un vase de potier, comme moi aussi je l'ai reçu de mon Père :

28 Et je lui donnerai l'étoile du matin.

29 Celui qui a des oreilles, qu'il entende ce que l'Esprit dit aux églises.

Contexte historique

Thyatire était une ancienne ville d'Asie Mineure, située dans la région de Lydie, dans l'actuelle Turquie. Sa position stratégique sur une plaine entourée de collines et de montagnes lui confère des avantages commerciaux et militaires. Fondée vers 300 avant JC, Thyatire a pris de l'importance au cours de la période hellénistique et de l'Empire romain en raison de son emplacement clé sur le réseau routier reliant Pergame, Sardes et Laodicée.

À l'époque du Nouveau Testament, Thyatire était connue pour son industrie textile florissante et la fabrication de pourpre, une teinture précieuse. Il se démarque également dans la production d'objets en bronze et en céramique. La ville était peuplée d'une communauté diversifiée de commerçants, d'artisans et d'ouvriers. Le contexte historique comprenait l'influence culturelle gréco-romaine et la coexistence de diverses croyances religieuses.

L'empereur romain Auguste a accordé à Thyatire le statut de ville au 26ème siècle avant JC, lui conférant certains privilèges et une autonomie locale. Durant la période impériale, la ville continue de prospérer et de participer activement au culte de diverses divinités, comme Apollon et Artémis.

Sur le plan religieux, Thyatire était imprégnée de syncrétisme, où se mélangeaient les croyances et les pratiques religieuses. Outre les divinités romaines, il y avait une présence importante de cultes orientaux et locaux. Ce contexte religieux diversifié fournit la toile de fond pour comprendre les luttes de l’Église de Thyatire mentionnées dans Apocalypse 2.

Dans le contexte de Thyatire, la lettre adressée à cette église révèle les défis particuliers auxquels est confrontée la communauté chrétienne. La ville était plongée dans une culture païenne, où les influences et pratiques idolâtres étaient omniprésentes. La mention de Jézabel et de son influence corruptrice peut faire allusion non seulement à un personnage historique, mais aussi à un symbole d’influence païenne et d’immoralité qui a infiltré l’Église.

Le message de résistance à l’enseignement de Jézabel et de maintien de la vérité revêt une importance particulière dans ce contexte, où la pression culturelle et les tentations de l’idolâtrie étaient constantes. La promesse de l’autorité sur les nations et la barre de fer suggèrent que, malgré les difficultés, ceux qui persévèrent recevront un rôle important dans l’établissement du royaume de Dieu.

La connaissance du contexte historique et géographique de Thyatire enrichit notre compréhension des paroles de Jésus-Christ à cette église, soulignant l'urgence de maintenir la pureté doctrinale au milieu d'une société souvent en contradiction avec les principes évangéliques.

Des yeux comme une flamme de feu

18 Et à l'ange de l'Église de THIATIRA, écris: Le Fils de Dieu, dont les yeux sont comme une flamme de feu, et ses pieds comme de l'airain fin, dit ces choses:…

[Apocalypse 2:18]

Ce passage nous plonge dans un spectacle céleste, où le Fils de Dieu lui-même se révèle à l'église de Thyatire avec une description étonnante. Visualisons ensemble la majesté de cette rencontre. Jésus-Christ, le Fils de Dieu, n'est pas présenté comme un observateur distant, mais comme quelqu'un de intimement impliqué dans la vie et les affaires de son Église. Les yeux qui cherchent avec une flamme de feu n'observent pas seulement superficiellement, mais pénètrent dans les profondeurs des cœurs, révélant des secrets et des vérités cachées. Cette image communique non seulement l’omniscience divine et la profonde perspicacité, mais aussi l’intensité de l’amour et de la dévotion avec lesquels le Christ examine la fidélité de son peuple.

La référence aux pieds semblables au bronze bruni évoque l'image de la résistance et de la fermeté. Le bronze bruni, poli et raffiné par le feu, symbolise la pureté et l'intégrité divine. Les pieds, qui soutiennent la figure du Christ, sont la base sur laquelle repose la vérité immuable et éternelle. Dans ce détail, nous voyons une représentation graphique de la force du caractère divin de Jésus et de sa position inébranlable en tant que fondement de l'Église.

Ainsi, ce premier verset nous invite à entrer dans la présence du Fils de Dieu, dont les yeux de feu et les pieds d'airain nous mettent au défi de considérer le sérieux de son message. Il ne s’agit pas d’une simple lettre, mais d’une révélation divine qui nous pousse à écouter avant tout la Voix de Celui qui a autorité et pouvoir.

Louange et réprimande

19 J'ai connu tes œuvres, et ta charité, et ton service, et ta foi, et ta patience, et que tes dernières œuvres sont plus grandes que les premières.

20 Mais j'ai quelques choses contre vous : parce que vous permettez à cette femme Jézabel (qui se dit prophétesse) d'enseigner et de tromper mes servantes, de se livrer à la fornication et de manger des viandes sacrifiées aux idoles.

[Apocalypse 2 : 19-20]

Dans ces passages, le regard ardent du Christ se pose sur l'église de Thyatire, et ses paroles révèlent une profonde connaissance de leurs actions et attitudes. C'est comme si la lumière de ses yeux de feu illuminait chaque recoin de la vie de la congrégation, reconnaissant à la fois les vertus et les ombres qui se cachent dans l'obscurité.

L'éloge funèbre d'ouverture met en lumière les bonnes œuvres, l'amour désintéressé, le service diligent, la foi profondément enracinée et la patience persévérante de l'Église de Thyatire. Ces aspects positifs brillent comme des lumières dans l’obscurité, témoignage de la vitalité spirituelle qui caractérise cette communauté. L'accent mis sur les œuvres ultérieures dépassant les œuvres antérieures indique une croissance continue et une ferveur qui s'intensifie avec le temps.

Cependant, au milieu de ces lumières vives, une ombre troublante se projette : la tolérance envers Jézabel, une femme qui se dit prophétesse. Cette tolérance est un écho subtil mais dangereux qui se répercute à travers la lettre. Jézabel non seulement enseigne des doctrines erronées, mais elle séduit les serviteurs du Christ pour qu'ils se livrent à des pratiques immorales et compromettent leur fidélité à Dieu. L'avertissement du Christ révèle la gravité de ce problème : la tolérance à l'égard de la corruption doctrinale peut éroder la pureté de l'Église de l'intérieur.

Ainsi, ce passage nous présente une image complexe et stimulante. Bien que l’Église de Thyatire excelle dans de nombreux domaines, sa tolérance à l’égard de l’influence corruptrice de Jézabel constitue un sérieux avertissement sur la nécessité de faire preuve de discernement et sur l’importance de préserver la vérité au milieu des tentations séduisantes. Ce message résonne à travers les siècles, nous rappelant que la fidélité à la vérité est essentielle, même lorsque les eaux de la tolérance menacent de diluer l'essence même de notre foi. En fait, le nom « Thyatire » signifie, entre autres, « femme dominante », d'où la relation dans ce passage biblique avec la figure de Jézabel.

Temps de repentance avant la grande tribulation

21 Et je lui ai donné le temps de se repentir de sa fornication ; et il ne s'est pas repenti.

22 Voici, je la mettrai au lit, et ceux qui commettent adultère avec elle dans une très grande tribulation, à moins qu'ils ne se repentent de leurs actes :

23 Et je ferai mourir de mort leurs enfants ; et toutes les Églises sauront que je suis celui qui sonde les reins et les cœurs ; et je rendrai à chacun de vous selon ses œuvres.

[Apocalypse 2 : 21-23]

Dans ces versets, nous contemplons la patience divine en action. Dieu, dans sa miséricorde, accorde un temps de repentance à Jézabel et à ceux qui ont cédé à son influence malavisée. Cette période de grâce reflète la nature compatissante de notre Seigneur, qui désire la restauration et le retour de son peuple sur le chemin de la justice.

Cependant, le récit prend une tournure sérieuse en révélant la résistance obstinée de Jézabel au repentir. Bien qu’on lui donne du temps et des opportunités, elle persiste sur la voie de la fornication spirituelle, s’accrochant à des pratiques qui déshonorent le caractère sacré de la relation entre Dieu et son peuple. Ce rejet volontaire du repentir souligne le libre choix de chaque individu, même face à la patience divine.

L’image de Jézabel jetée au lit et plongée dans de grandes tribulations est choquante. Cet acte symbolique illustre les conséquences inévitables de la persévérance dans le péché et de la résistance à l’appel au repentir. Le lit, lieu de repos et de confort, devient le lit d'affliction pour ceux qui se sont livrés aux enseignements déviants de Jézabel. La tribulation qui suit est un rappel brutal que la tolérance de Dieu a des limites et que la justice divine est manifeste pour corriger et racheter.

Ainsi, dans ces versets, nous observons la dynamique entre la patience divine et la responsabilité humaine. Dieu offre des opportunités de repentance, mais ceux qui persistent dans la rébellion subiront les conséquences de leurs choix. La leçon est claire : la grâce divine ne doit pas être interprétée à tort comme une permissivité à la débauche, et la résistance au repentir a des ramifications éternelles.

Gardez ce que vous avez jusqu'à la venue du Seigneur

24 Mais je vous le dis, ainsi qu'à vous autres qui êtes à Thyatire, à quiconque n'a pas cette doctrine et qui n'a pas connu les profondeurs de Satan, comme on dit : Je n'enverrai pas sur vous un autre fardeau.

25 Mais ce que vous avez, gardez-le jusqu'à ce que je vienne.

[Apocalypse 2 : 24-25]

Dans ce fragment de révélation divine, une transition de ton est manifeste. Après avoir abordé la grave situation de Jézabel, l’attention se tourne vers ceux de Thyatire qui n’ont pas cédé aux doctrines corrompues. Ces fidèles, restés irréprochables au milieu de la contamination doctrinale, reçoivent des paroles d'encouragement et une promesse de délivrance de fardeaux supplémentaires.

La mention des « profondeurs de Satan » met en lumière la nature insidieuse des enseignements erronés qui ont infiltré l’église de Thyatire. Ces profondeurs ne sont pas simplement des concepts abstraits, mais des pratiques et des doctrines qui conduisent les croyants vers des territoires dangereux et compromettants. L’avertissement divin suggère que certains enseignements peuvent sembler attrayants ou intrigants à première vue, mais que leur origine et leurs conséquences sont spirituellement destructrices.

L'exhortation à ne pas imposer un autre fardeau révèle la grâce divine. Ceux qui sont restés fidèles ne seront pas injustement punis. La promesse de ne pas alourdir le fardeau n’est pas une autorisation à la complaisance, mais plutôt une reconnaissance du fait que préserver la vérité au milieu de l’adversité est une tâche difficile en soi. L’Église de Thyatire est encouragée à s’accrocher à ce qu’elle a, à s’accrocher fermement à la vérité et à attendre patiemment la venue du Seigneur.

Ainsi, dans ces versets, nous contemplons l’équilibre entre la justice divine et la grâce imméritée. Ceux qui sont restés fidèles sont non seulement libérés d’un fardeau supplémentaire, mais sont également invités à persévérer dans la vérité qu’ils possèdent. L’application contemporaine de cet enseignement résonne avec l’exhortation à maintenir la saine doctrine au milieu des pressions culturelles et des tentations de s’éloigner de la vérité.

L'étoile du matin

26 Et à celui qui a vaincu et qui a gardé mes œuvres jusqu'à la fin, je donnerai le pouvoir sur les nations ;

27 Et il les gouvernera avec une verge de fer, et ils seront brisés comme un vase de potier, comme moi aussi je l'ai reçu de mon Père :

28 Et je lui donnerai l'étoile du matin.

29 Celui qui a des oreilles, qu'il entende ce que l'Esprit dit aux églises.

[Apocalypse 2 : 26-29]

Dans ce point culminant de la révélation à l'Église de Thyatire, l'attention est dirigée vers ceux qui sont restés fidèles jusqu'au bout, vers ceux qui ont surmonté l'adversité et ont persévéré dans la foi. La promesse divine révèle une glorieuse perspective d’autorité et de récompense pour ceux qui ont résisté aux influences corruptrices et maintenu la pureté doctrinale.

L’image de recevoir l’autorité sur les nations est puissante et symbolique. Ceux qui auront vaincu seront non seulement témoins de la victoire finale du Christ, mais participeront activement à l'administration de son royaume. La référence à la barre de fer évoque l’idée d’un leadership juste et ferme, qui contraste avec les corruptions auxquelles l’église de Thyatire a été confrontée. Ce symbolisme est directement lié à l'autorité que le Christ lui-même a reçue de son Père, confirmant la légitimité et la puissance divine de ceux qui sont cohéritiers du Christ.

La métaphore de briser les nations comme un vase de potier suggère un jugement divin complet et final sur tout ce qui s'oppose au règne du Christ. Cet acte de rupture représente non seulement la destruction de la résistance contre la vérité, mais aussi la restauration de la création à la perfection originelle que Dieu avait en tête.

Enfin, la promesse de « l’étoile du matin » ajoute une dimension céleste à la récompense. Cette étoile, qui précède l'aube et dissipe les ténèbres de la nuit, symbolise la gloire, l'espoir et la victoire. Pour ceux qui ont vaincu, l’étoile du matin est la promesse d’une ère nouvelle, d’une aube éternelle où brille inextinguiblement la lumière du Christ.

Dans ces derniers versets, nous entrevoyons une image étonnante de la récompense accordée à ceux qui sont restés fidèles. L’autorité, la participation au gouvernement du royaume, le jugement sur l’injustice et la promesse de l’étoile du matin révèlent une perspective éternelle qui dépasse de loin tout défi temporel. Puisse cette vision inspirer l’Église à persévérer, à résister et à anticiper avec espérance l’accomplissement de ces glorieuses promesses lors de la venue de notre Seigneur Jésus-Christ.

Conclusion

Dans la lueur des flammes et le tintement du bronze bruni, nous avons exploré les salles de l’église de Thyatire, face au carrefour entre vérité et corruption. La lettre à cette communauté nous invite à réfléchir sur la lutte constante pour la pureté doctrinale dans nos vies et dans nos congrégations.

Jézabel, cette ombre séduisante, nous appelle à céder aux tentations de doctrines trompeuses, à compromettre la vérité pour une paix éphémère. Mais en revanche, la promesse résonne pour ceux qui endurent, qui conservent la vérité comme un trésor précieux. Jésus-Christ, le Fils de Dieu aux yeux de flamme de feu, nous appelle à persévérer, à résister à la séduction des profondeurs de Satan.

En réfléchissant à ces paroles, rappelons-nous que nous sommes les gardiens de la vérité, les gardiens de la lumière divine dans un monde de plus en plus enveloppé d’ombres. La promesse d’autorité sur les nations et l’image de la barre de fer nous poussent à diriger avec fermeté et justice, en résistant aux forces qui cherchent à corrompre et à induire en erreur.

L’ « étoile du matin » nous attend, récompense pour ceux qui surmontent l’adversité et retiennent la vérité jusqu’au bout. De nos jours, au milieu de la confusion et de l’obscurité, que cette étoile soit notre guide et notre motivation pour rester fidèle.

Puisse l’Église, comme un phare au milieu de la tempête, briller de la lumière de la vérité biblique, en résistant à la corruption et en persévérant dans la foi. Puissions-nous conserver l'étoile du matin, proclamant la victoire du Christ sur les ténèbres. Dans cet éternel défi de pureté doctrinale, rappelons-nous que l’appel est de résister, de persévérer et de retenir la vérité jusqu’à sa venue. Qu'il en soit ainsi dans nos vies et dans nos communautés de foi !

Que le Seigneur Jésus-Christ continue de vous bénir aujourd'hui et toujours. Amen!

A IGREJA DE THIATIRA

Introdução

Bem-vindos, amados irmãos e irmãs, a esta fascinante viagem pelas cartas do Apocalipse. Hoje, mergulhamos no coração de uma igreja única: Tiatira. Um lugar onde o Filho de Deus, com olhos como chama de fogo e pés como bronze polido, revela sua mensagem a uma comunidade que enfrenta uma luta épica entre a verdade e a corrupção.

Imagine Jesus Cristo, o Filho de Deus, observando com olhos de fogo cada detalhe da nossa vida e da vida da igreja em Tiatira. O seu olhar penetrante não só elogia as virtudes desta congregação, mas também detecta uma sombra que ameaça obscurecer a luz da verdade.

Hoje, mergulhamos no cadinho de Tiatira, onde o amor, o serviço e a paciência estão entrelaçados com a resistência contra uma influência corruptora, personificada numa mulher chamada Jezabel. Junte-se a nós neste estudo emocionante enquanto desvendamos os mistérios desta passagem, revelamos a batalha pela pureza doutrinária e confrontamos a questão crucial: Como podemos resistir à sedução das falsas doutrinas e permanecer firmes na verdade?

Prepare-se para uma experiência reveladora, onde as chamas da justiça divina iluminam o caminho e o bronze polido ressoa com a firmeza das decisões que devemos tomar. Esta não é apenas uma viagem através das palavras de Apocalipse 2:18-29, mas um convite a reflectir sobre as nossas próprias vidas e comunidades, explorando o apelo para resistir à corrupção e perseverar na verdade. Junte-se a nós nesta jornada destemida, onde a luz da verdade brilha mais forte do que qualquer chama de fogo!

Apocalipse 2:18-29:

18 E ao anjo da igreja em TIATIRA escreve: O Filho de Deus, cujos olhos são como chama de fogo, e seus pés como latão reluzente, diz estas coisas:

19 Conheço as tuas obras, e a caridade, e o serviço, e a fé, e a tua paciência, e que as tuas últimas obras são mais do que as primeiras.

20 Mas tenho algumas coisas contra você: porque você permite que aquela mulher Jezabel (que se diz profetisa) ensine e engane meus servos, pratique fornicação e coma coisas oferecidas aos ídolos.

21 E dei-lhe tempo para se arrepender da fornicação; e ele não se arrependeu.

22 Eis que eu a lançarei na cama, e aqueles que cometem adultério com ela em grande tribulação, a menos que se arrependam de seus atos:

23 E matarei de morte seus filhos; e todas as igrejas saberão que eu sou aquele que sonda os lombos e os corações; e darei a cada um de vocês segundo as suas obras.

24 Mas eu digo a vocês, e ao resto de vocês que estão em Tiatira, todos aqueles que não têm esta doutrina, e que não conheceram as profundezas de Satanás, como dizem: Não enviarei outro fardo sobre vocês.

25 Mas o que você tem, fique com ele até que eu volte.

26 E àquele que venceu, e guardou até ao fim as minhas obras, a ele darei poder sobre as nações;

27 E ele os regerá com vara de ferro, e serão quebrados como vaso de oleiro, como também recebi de meu Pai:

28 E eu lhe darei a estrela da manhã.

29 Quem tem ouvidos, ouça o que o Espírito diz às igrejas.

Contexto histórico

Tiatira era uma antiga cidade da Ásia Menor, localizada na região da Lídia, onde hoje é a Turquia. A sua posição estratégica numa planície rodeada de colinas e montanhas conferia-lhe vantagens comerciais e militares. Fundada por volta de 300 a.C., Tiatira cresceu em importância durante o período helenístico e o Império Romano devido à sua localização chave na rede rodoviária que liga Pérgamo, Sardes e Laodicéia.

Durante a época do Novo Testamento, Tiatira era conhecida por sua próspera indústria têxtil e pela fabricação de púrpura, um corante valioso. Destacou-se também na produção de objetos de bronze e cerâmica. A cidade era habitada por uma comunidade diversificada de comerciantes, artesãos e trabalhadores. O contexto histórico incluiu a influência cultural greco-romana e a coexistência de diversas crenças religiosas.

O imperador romano Augusto concedeu o status de cidade a Tiatira no século 26 aC, dando-lhe certos privilégios e autonomia local. Durante o período imperial, a cidade continuou a prosperar e a participar ativamente no culto de diversas divindades, como Apolo e Ártemis.

Em termos religiosos, Tiatira era permeada de sincretismo, onde se misturavam crenças e práticas religiosas. Além das divindades romanas, houve uma presença significativa de cultos orientais e locais. Este contexto religioso diversificado fornece o pano de fundo para a compreensão das lutas da igreja em Tiatira mencionadas em Apocalipse 2.

No contexto de Tiatira, a carta dirigida a esta igreja revela os desafios particulares enfrentados pela comunidade cristã. A cidade estava imersa em uma cultura pagã, onde as influências e práticas idólatras eram onipresentes. A menção de Jezabel e da sua influência corruptora pode aludir não apenas a uma figura histórica, mas a um símbolo de influência pagã e imoralidade que se infiltrou na igreja.

A mensagem de resistir ao ensino de Jezabel e de reter a verdade assume especial relevância neste contexto, onde a pressão cultural e as tentações da idolatria eram constantes. A promessa de autoridade sobre as nações e a barra de ferro sugerem que, apesar dos desafios, aqueles que perseverarem receberão um papel significativo no estabelecimento do reino de Deus.

O conhecimento do contexto histórico e geográfico de Tiatira enriquece a nossa compreensão das palavras de Jesus Cristo a esta igreja, destacando a urgência de manter a pureza doutrinária no meio de uma sociedade que muitas vezes estava em desacordo com os princípios do evangelho.

Olhos como chama de fogo

18 E ao anjo da igreja que está em TIATIRA escreve: O Filho de Deus, cujos olhos são como chama de fogo, e seus pés como latão reluzente, diz estas coisas:…

[Apocalipse 2:18]

Esta passagem nos imerge num espetáculo celestial, onde o próprio Filho de Deus se revela à igreja de Tiatira com uma descrição surpreendente. Visualizemos juntos a majestade deste encontro. Jesus Cristo, o Filho de Deus, não é apresentado como um observador distante, mas como alguém intimamente envolvido na vida e nos assuntos da sua Igreja. Os olhos que buscam com chama de fogo não observam apenas superficialmente, mas penetram no fundo dos corações, revelando segredos e verdades ocultas. Esta imagem não só comunica a onisciência divina e a profunda visão, mas também a intensidade do amor e da devoção com que Cristo examina a fidelidade do seu povo.

A referência aos pés semelhantes ao bronze polido evoca a imagem de resistência e firmeza. O bronze polido, polido e refinado pelo fogo, simboliza pureza e integridade divina. Os pés, que sustentam a figura de Cristo, são a base sobre a qual repousa a verdade imutável e eterna. Neste detalhe, vemos uma representação gráfica da força do caráter divino de Jesus e de sua posição inabalável como fundamento da igreja.

Assim, este primeiro versículo convida-nos a entrar na presença do Filho de Deus, cujos olhos de fogo e pés de bronze nos desafiam a considerar a seriedade da sua mensagem. Não é uma mera carta, mas uma revelação divina que nos exorta a ouvir a Voz Daquele que tem autoridade e poder, acima de tudo.

Louvor e Repreensão

19 Conheço as tuas obras, e a caridade, e o serviço, e a fé, e a tua paciência, e que as tuas últimas obras são mais do que as primeiras.

20 Mas tenho algumas coisas contra você: porque você permite que aquela mulher Jezabel (que se diz profetisa) ensine e engane meus servos, pratique fornicação e coma coisas oferecidas aos ídolos.

[Apocalipse 2:19-20]

Nestas passagens, o olhar ardente de Cristo repousa sobre a igreja em Tiatira, e as suas palavras revelam um profundo conhecimento das suas ações e atitudes. É como se a luz dos seus olhos ardentes iluminasse todos os cantos da vida congregacional, reconhecendo tanto as virtudes como as sombras que se escondem na escuridão.

O elogio de abertura destaca as boas obras, o amor altruísta, o serviço diligente, a fé profundamente enraizada e a paciência perseverante da igreja em Tiatira. Estes aspectos positivos brilham como luzes na escuridão, evidência da vitalidade espiritual que caracteriza esta comunidade. A ênfase em trabalhos posteriores que superam os anteriores indica um crescimento contínuo e um fervor que se intensifica com o tempo.

No entanto, em meio às luzes brilhantes, uma sombra preocupante é lançada: a tolerância para com Jezabel, uma mulher que se autodenomina profetisa. Essa tolerância é um eco sutil, mas perigoso, que reverbera pela carta. Jezabel não apenas ensina doutrinas errôneas, mas também seduz os servos de Cristo a se envolverem em práticas imorais e comprometerem sua fidelidade a Deus. A advertência de Cristo revela a gravidade deste problema: a tolerância à corrupção doutrinária pode corroer a pureza da igreja por dentro.

Assim, esta passagem nos apresenta um quadro complexo e desafiador. Embora a igreja em Tiatira se destaque em muitas áreas, a sua tolerância à influência corruptora de Jezabel é um aviso sério sobre a necessidade de discernimento e a importância de preservar a verdade no meio de tentações sedutoras. Esta mensagem ressoa através dos séculos, lembrando-nos que a fidelidade à verdade é essencial, mesmo quando as águas da tolerância ameaçam diluir a própria essência da nossa fé. Na verdade, o nome “Tiatira”, entre outras coisas, significa “mulher dominante”, por isso a relação nesta passagem bíblica com a figura de Jezabel.

Tempo de arrependimento antes da grande tribulação

21 E dei-lhe tempo para se arrepender da fornicação; e ele não se arrependeu.

22 Eis que eu a lançarei na cama, e aqueles que cometem adultério com ela em grande tribulação, a menos que se arrependam de seus atos:

23 E matarei de morte seus filhos; e todas as igrejas saberão que eu sou aquele que sonda os lombos e os corações; e darei a cada um de vocês segundo as suas obras.

[Apocalipse 2:21-23]

Nestes versículos contemplamos a paciência divina em ação. Deus, na sua misericórdia, concede tempo para arrependimento a Jezabel e àqueles que cederam à sua influência equivocada. Este período de graça reflete a natureza compassiva de nosso Senhor, que deseja a restauração e o retorno do seu povo ao caminho da justiça.

No entanto, a narrativa toma um rumo sério ao revelar a teimosa resistência de Jezabel ao arrependimento. Embora lhe seja dado tempo e oportunidade, ela persiste no seu caminho de fornicação espiritual, apegando-se a práticas que desonram a santidade da relação entre Deus e o seu povo. Esta rejeição voluntária do arrependimento sublinha a livre escolha que cada indivíduo tem, mesmo face à paciência divina.

A imagem de Jezabel sendo jogada na cama e mergulhada em grande tribulação é chocante. Este ato simbólico ilustra as consequências inevitáveis ​​de persistir no pecado e resistir ao chamado ao arrependimento. A cama, lugar de descanso e conforto, torna-se o leito de aflição para aqueles que se entregaram aos ensinamentos desviantes de Jezabel. A tribulação que se segue é um lembrete claro de que a tolerância de Deus tem limites e que a justiça divina se manifesta para corrigir e redimir.

Assim, nestes versículos, observamos a dinâmica entre a paciência divina e a responsabilidade humana. Deus oferece oportunidades de arrependimento, mas aqueles que persistem na rebelião enfrentarão as consequências das suas escolhas. A lição é clara: a graça divina não deve ser mal interpretada como permissividade à devassidão, e a resistência ao arrependimento tem ramificações eternas.

Guarde o que você tem até a vinda do Senhor

24 Mas eu digo a vocês, e ao resto de vocês que estão em Tiatira, todos aqueles que não têm esta doutrina, e que não conheceram as profundezas de Satanás, como dizem: Não enviarei outro fardo sobre vocês.

25 Mas o que você tem, fique com ele até que eu volte.

[Apocalipse 2:24-25]

Neste fragmento da revelação divina, manifesta-se uma transição de tom. Depois de abordar a grave situação com Jezabel, a atenção se volta para aqueles em Tiatira que não cederam às doutrinas corruptas. Estes fiéis, que permaneceram inocentes no meio da contaminação doutrinária, recebem palavras de encorajamento e uma promessa de libertação de fardos adicionais.

A menção das “profundezas de Satanás” lança luz sobre a natureza insidiosa dos ensinamentos errôneos que se infiltraram na igreja em Tiatira. Estas profundezas não são simplesmente conceitos abstratos, mas práticas e doutrinas que levam os crentes a um território perigoso e comprometedor. A advertência divina sugere que alguns ensinamentos podem parecer atraentes ou intrigantes superficialmente, mas sua origem e consequências são espiritualmente destrutivas.

A exortação a não impor outro fardo revela a graça divina. Aqueles que permaneceram fiéis não serão punidos injustamente. A promessa de não aumentar o fardo não é uma licença para a complacência, mas antes um reconhecimento de que reter a verdade no meio da adversidade é uma tarefa desafiadora em si. A igreja em Tiatira é encorajada a apegar-se ao que tem, a apegar-se firmemente à verdade e a esperar pacientemente pela vinda do Senhor.

Assim, nestes versículos, contemplamos o equilíbrio entre a justiça divina e a graça imerecida. Aqueles que mantiveram a sua fidelidade não só estão livres de fardos adicionais, mas são exortados a perseverar na verdade que possuem. A aplicação contemporânea deste ensinamento ressoa com a exortação para defender a sã doutrina no meio de pressões culturais e tentações de se afastar da verdade.

A estrela da manhã

26 E àquele que venceu, e guardou até ao fim as minhas obras, a ele darei poder sobre as nações;

27 E ele os regerá com vara de ferro, e serão quebrados como vaso de oleiro, como também recebi de meu Pai:

28 E eu lhe darei a estrela da manhã.

29 Quem tem ouvidos, ouça o que o Espírito diz às igrejas.

[Apocalipse 2:26-29]

Neste clímax da revelação à igreja de Tiatira, a atenção é dirigida àqueles que permaneceram fiéis até ao fim, àqueles que venceram as adversidades e perseveraram na fé. A promessa divina revela uma perspectiva gloriosa de autoridade e recompensa para aqueles que resistiram às influências corruptoras e mantiveram a pureza doutrinária.

A imagem de receber autoridade sobre as nações é poderosa e simbólica. Aqueles que venceram não apenas testemunharão a vitória final de Cristo, mas participarão ativamente na administração do seu reino. A referência à barra de ferro evoca a ideia de uma liderança justa e firme, o que contrasta com as corrupções que a igreja em Tiatira enfrentou. Este simbolismo liga-se diretamente à autoridade que o próprio Cristo recebeu do seu Pai, confirmando a legitimidade e o poder divino daqueles que são co-herdeiros de Cristo.

A metáfora de quebrar as nações como um vaso de oleiro sugere o julgamento divino completo e final sobre tudo o que se opõe ao reinado de Cristo. Este ato de quebra não representa apenas a destruição da resistência contra a verdade, mas também a restauração da criação à perfeição original que Deus tinha em mente.

Finalmente, a promessa da “estrela da manhã” acrescenta uma dimensão celestial à recompensa. Esta estrela, que antecede o amanhecer e dissipa as trevas da noite, simboliza glória, esperança e vitória. Para quem venceu, a estrela da manhã é a promessa de uma nova era, um amanhecer eterno onde a luz de Cristo brilha inextinguivelmente.

Nestes versículos finais, vislumbramos um quadro surpreendente da recompensa para aqueles que permaneceram fiéis. A autoridade, a participação no governo do reino, o julgamento da injustiça e a promessa da estrela da manhã revelam uma perspectiva eterna que ultrapassa em muito qualquer desafio temporal. Que esta visão inspire a Igreja a perseverar, resistir e antecipar com esperança o cumprimento destas gloriosas promessas na vinda de nosso Senhor Jesus Cristo.

Conclusão

No brilho das chamas e no tilintar do bronze polido, exploramos os corredores da igreja em Tiatira, enfrentando a encruzilhada entre a verdade e a corrupção. A carta a esta comunidade nos convida a refletir sobre a luta constante pela pureza doutrinária em nossas vidas e em nossas congregações.

Jezabel, essa sombra sedutora, chama-nos a ceder às tentações das doutrinas enganosas, a comprometer a verdade por uma paz efémera. Mas, em contraste, a promessa ressoa para aqueles que perseveram, que se apegam à verdade como um tesouro precioso. Jesus Cristo, o Filho de Deus com olhos de chama de fogo, chama-nos a perseverar, a resistir à sedução das profundezas de Satanás.

Ao refletirmos sobre estas palavras, lembremo-nos de que somos guardiões da verdade, guardiões da luz divina num mundo cada vez mais envolto em sombras. A promessa de autoridade sobre as nações e a imagem da barra de ferro exortam-nos a liderar com firmeza e justiça, resistindo às forças que procuram corromper e enganar.

A “estrela da manhã” nos espera, uma recompensa para quem supera as adversidades e retém a verdade até o fim. Nos nossos dias, no meio da confusão e das trevas, que esta estrela seja o nosso guia e motivação para permanecermos fiéis.

Que a Igreja, como um farol no meio da tempestade, brilhe com a luz da verdade bíblica, resistindo à corrupção e perseverando na fé. Que possamos reter a estrela da manhã, proclamando a vitória de Cristo sobre as trevas. Neste eterno desafio pela pureza doutrinária, lembremo-nos que o chamado é resistir, perseverar e reter a verdade até que Ele venha. Que assim seja nas nossas vidas e nas nossas comunidades de fé!

Que o Senhor Jesus Cristo continue te abençoando hoje e sempre. Amém!