Introducción

Hermanos y hermanas, con este primer episodio del año comenzaremos estudiando y analizando uno por uno los Mensajes predicados por el Hermano y Reverendo William Marrion Branham.  El primer sermón disponible en español en la plataforma oficial de “Grabaciones la Voz de Dios” se titula: “La Deidad de Jesucristo”, en donde el Hermano Branham nos guía a través de las Escrituras para poder entender quién es el Señor Jesús y Su Papel en nuestra Salvación. En un mundo lleno de incertidumbres y desafíos, es vital que reafirmemos nuestra Fe en Jesucristo, no solo como un gran maestro o profeta, sino como Dios encarnado, Emmanuel, el Salvador del mundo.

Desde el principio de los tiempos, la humanidad ha buscado respuestas a las preguntas más profundas de la existencia: ¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿Cuál es nuestro propósito?, ¿Hacia dónde vamos? La respuesta a estas preguntas se encuentra en Jesucristo. Él es la manifestación de Dios en la tierra, el cumplimiento de las Promesas Divinas y la Esperanza de la humanidad. En San Juan 1:1-3, 14, nos dice:

1EN el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.

2Este era en el principio con Dios.

3Todas las cosas por él fueron hechas; y sin él nada de lo que es hecho, fué hecho.

14Y aquel Verbo fué hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.

La Navidad, que el mundo acaba de celebrar, nos recuerda el nacimiento de Jesús; pero Su Historia no termina en el pesebre. Se estuvo celebrando el nacimiento de Jesús, que ahora solo es una tradición. Jesús no nació el 25 de diciembre, es imposible. Las colinas de Judea estaban llenas de nieve en esa época, así que ¿cómo pudiera ser así? Jesús por lo general, según la astrología y demás, y según todos ellos, nació como a principios del mes de abril, época de primavera en la parte norte del hemisferio. Pero este día, 25 de diciembre, lo cual está bien, simplemente es una conmemoración de Su Venida al mundo. Su Vida, Muerte y Resurrección son el eje central de nuestra fe. El Señor Jesús no es solo una figura histórica; es el Hijo de Dios, quien vino a redimirnos del pecado y a ofrecernos Vida Eterna. En Colosenses 2:9, el Apóstol Pablo afirma: “Porque en él habita toda la plenitud de la divinidad corporalmente:…”. Esta declaración subraya la verdad de que el Señor Jesús es completamente Dios y completamente hombre; ciento por ciento humano y ciento por ciento divino.

A lo largo de los siglos, muchos han intentado minimizar la Divinidad de Jesús, viéndolo solo como un gran maestro moral o un líder espiritual. Sin embargo, las Escrituras nos revelan que Él es mucho más que eso. El Señor Jesús mismo declaró en San Juan 14:6:

6…Yo soy el camino, y la verdad, y la vida: nadie viene al Padre, sino por mí.

Esta afirmación no deja lugar a dudas sobre Su Identidad y Su Papel principal en la Salvación de la humanidad.

Hoy, mientras exploramos el Mensaje sobre “La Deidad de Jesucristo”, les invito a abrir sus corazones y mentes a la verdad de quién es Él. Permítanme guiarles a través de las Escrituras y el Mensaje del Hermano Branham para profundizar en nuestra comprensión y fortalecer nuestra fe. Que el Espíritu Santo nos ilumine y nos llene de Su Presencia mientras nos adentramos en este tema tan vital para nuestra vida como Creyentes en Cristo.

El Hermano Branham dio lectura en Lucas 2:1-7, pero para este estudio y análisis tomaremos San Lucas 1:30-33, donde se le anuncia a la Virgen María que concebirá al Hijo de Dios.

San Lucas 1:30-33:

30Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia cerca de Dios.

31Y he aquí, concebirás en tu seno, y parirás un hijo, y llamarás su nombre JESUS.

32Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo: y le dará el Señor Dios el trono de David su padre:

33Y reinará en la casa de Jacob por siempre; y de su reino no habrá fin.

LA PROMESA DEL MESÍAS

Desde antes del principio de la creación o fundación del mundo (1 Pedro 1:19-25), Dios tenía un Plan de Redención para la humanidad que caería en transgresión en el Huerto del Edén. Esta promesa es anunciada por Dios mismo en Génesis 3:15, que dice:

15Y enemistad pondré entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.

Este versículo, conocido como el protoevangelio, es la primera profecía hablada y escrita sobre la Venida del Mesías, quien vencería al pecado y a Satanás.

El Hermano Branham enfatiza que esta promesa se cumplió en Jesucristo. En su Mensaje, él explica que desde los días de Juan el Bautista y aún antes, en Génesis, se profetizó que “la Simiente de la mujer heriría la cabeza de la serpiente”. Esta profecía se refiere a Jesucristo, quien, a través de Su Muerte y Resurrección, derrotó al fuerte armado (Satanás) y redimió a la humanidad.

A lo largo del Antiguo Testamento, encontramos numerosas profecías que apuntan a la Venida del Mesías. En Isaías 7:14, se nos dice: “Por tanto el mismo Señor os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y parirá hijo, y llamará su nombre Emmanuel.”  Emmanuel significa “Dios con nosotros”, lo que subraya la Deidad de Jesucristo. En Isaías 9:6, se profetiza: “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado; y el principado sobre su hombro: y llamaráse su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz.”

El cumplimiento de estas profecías se ve claramente en el Nuevo Testamento. En Mateo 1:22-23, se cita Isaías 7:14 para mostrar que el nacimiento del Señor Jesús de una virgen es el cumplimiento de esta profecía. Además, en Lucas 1:31-33, en cual dimos lectura, el ángel Gabriel le dice a María: “Y he aquí, concebirás en tu seno, y parirás un hijo, y llamarás su nombre JESUS. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo: y le dará el Señor Dios el trono de David su padre: Y reinará en la casa de Jacob por siempre; y de su reino no habrá fin.”

El Hermano Branham también destaca que el Señor Jesucristo vino en carne humana para ser nuestro Redentor. Él explica que Dios, para redimir al hombre, tuvo que descender y tomar su lugar, participar de carne y sangre. Esto se cumplió cuando Dios se encarnó en el Señor Jesús, nacido de una virgen, y vivió entre nosotros. En San Juan 1:14, se nos dice: “Y aquel Verbo fué hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.”

Desde el principio, en el Huerto del Edén, Dios prometió un Salvador, y esta promesa se cumplió en Jesucristo. A través de Su Vida, Muerte y Resurrección, Jesucristo redimió a la humanidad del pecado y derrotó a Satanás, cumpliendo así las profecías del Antiguo Testamento y demostrando Su Deidad.

LA ENCARNACIÓN DE DIOS

Como ya hemos dicho, el Señor Jesús no es simplemente un profeta o un maestro; Él es Dios Encarnado, Dios manifestado en carne humana. En San Juan 1:14 repetimos nuevamente: “Y aquel Verbo fué hecho carne…”  Este versículo es fundamental para entender la Naturaleza del Señor Jesús como Dios hecho hombre. La Encarnación es el acto mediante el cual Dios toma forma humana para vivir entre nosotros y salvarnos en el desarrollo del Gran Drama de la Redención.

El Hermano Branham enfatiza esta verdad en su Mensaje. Él dice y cito: “Ahora, para eso vino, para ser un Redentor. Y antes de que Dios pudiera ser un Redentor, Él tenía que ser, de acuerdo a la ley, un pariente Redentor. Él tenía que ser pariente nuestro. Dios mismo, saliendo de ser Espíritu, entró en Cristo Jesús. Y la Biblia dice que 'Dios estaba en Cristo reconciliando Consigo al mundo’. Dios mismo, Jehová, vivió en Cristo y se hizo Pariente nuestro, porque Él nació en carne humana como nosotros.”  Esto subraya que el Señor Jesús no es simplemente un hombre inspirado por Dios, o un ser humano iluminado, sino que es Dios mismo en forma humana.  Dios, en el principio, cuando hizo al primer hombre, Él lo hizo espíritu (Génesis 1:26-27). Y el espíritu es la parte invisible del hombre que uno no ve. Ahora, Dios hizo al hombre a Su Propia Imagen, y la Palabra de Dios nos dice en San Juan 4:24, que “Dios es Espíritu”. Y el primer hombre que fue hecho tenía el señorío sobre toda la Creación, así como el Espíritu Santo tiene señorío sobre la Iglesia hoy. Adam guiaba la creación, él guiaba a los animales.

El Hermano Branham dice y cito: “Pero no había hombre para que labrase la tierra, entonces Dios hizo al hombre del polvo de la tierra. Y ese hombre, Él quizás le dio unas manos como las de un mono; quizás le dio pies como los de un oso. Como lo haya hecho, Él simplemente lo juntó e hizo un hombre. Pero este hombre, Él puso ese espíritu inmortal, que nunca muere, dentro de este hombre, y él llegó a ser más que un animal irracional; él llegó a ser un hombre.”

La Encarnación es un misterio profundo y maravilloso que muestra el Amor de Dios por la humanidad. Él, para llegar a ser hombre, llegar a ser un pariente nuestro, se tuvo que crear un cuerpo no de una raza caída, sino un cuerpo en el que fluyera la Sangre de Dios, aunque Dios como Espíritu no tiene sangre. ¿Cómo puede ser entonces? Fue la Sangre creadora de Dios que Él creó para poder redimirnos, y vino y vivió en el mismo cuerpo que Él creó en el vientre de una Virgen. Por lo tanto, Él como Espíritu no podía ser tentado.  Dios tenía que sufrir tentación. Él tenía que sufrir tentación sexual. Él tenía que sufrir toda clase de tentaciones, ser tentado por el diablo en cuanto a riquezas, poderes, dominios y demás. Él tenía que sufrir todo eso. Y para poder hacerlo, Él no lo podía sufrir en Espíritu; Él tenía que ser Dios en carne.

En Filipenses 2:6-8, el Apóstol Pablo describe la humildad y el sacrificio del Señor Jesús:

6El cual, siendo en forma de Dios, no tuvo por usurpación ser igual á Dios:

7Sin embargo, se anonadó á sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante á los hombres;

8Y hallado en la condición como hombre, se humilló á sí mismo, hecho obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.

Este pasaje destaca que Cristo, aunque era Dios, se hizo hombre y se sometió a la muerte para Redimirnos. El Hermano Branham también señala que “Dios descendió hace unos mil novecientos años, en la forma de un bebé, nacido en un pesebre, cubierto por la sombra del Espíritu Santo, no nacido por deseo sexual. Él era Dios. La Sangre de Dios estaba en Él.” Esto resalta la Pureza y Divinidad del Señor Jesús desde su propio nacimiento. No fue concebido de manera natural, sino por el Poder del Espíritu Santo, lo que confirma su Naturaleza Divina.

En Colosenses 1:19-20, el Apóstol Pablo escribe:

19Por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud,

20Y por él reconciliar todas las cosas á sí, pacificando por la sangre de su cruz, así lo que está en la tierra como lo que está en los cielos.

Este versículo nos demuestra que toda la Plenitud de Dios habitó en el Señor Jesús, y a través de Su Sacrificio en la cruz, tras un terrible Getsemaní, nos reconcilió con Dios. San Juan 14:6 es una afirmación clara de Su Deidad y Su Papel principal en la Salvación. No hay otro Camino hacia Dios que no sea a través de Cristo, mediante la Encarnación de Dios.

La Encarnación de Dios en Jesucristo es la verdad central de nuestra Fe. El Señor Jesús no fue simplemente un profeta o un maestro; Él es Dios hecho carne, quien vino a vivir entre nosotros, a enseñarnos, y a salvarnos mediante Su Muerte y Resurrección. Esta verdad nos llena de esperanza y nos llama a vivir en comunión con Él, reconociendo Su Deidad y Su Amor infinito por nosotros.

LA VIDA Y MINISTERIO DE JESÚS

Durante Su Vida, el Señor Jesús demostró Su Deidad a través de Milagros y Enseñanzas. En Mateo 9:6, Jesús dice: “Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra de perdonar pecados, (dice entonces al paralítico): Levántate, toma tu cama, y vete á tu casa.”  Solo Dios tiene el poder de perdonar pecados, y el Señor Jesús lo hizo. Este acto no solo mostró Su Compasión y Poder, sino que también confirmó Su Deidad Divina. Otro acto fue el de Lucas 7:48-50, donde el Señor Jesús perdona a una mujer pecadora y le dice: “Tus pecados te son perdonados... Tu fe te ha salvado, ve en paz.” Este acto de perdón confirma Su Deidad y Su Misión Redentora.

El Hermano Branham enfatiza que Jesús, a través de Sus Milagros, mostró que Él era más que un simple hombre. En Su Mensaje, Branham dice y cito: “Él se paró allá, Él es el Creador de todas las cosas. Él creó la vida; las ranas, ¡oh!, las abejas, los patos, las gallinas, los animales, creó todo. ‘Y nada fue hecho que no fuera hecho por Él’. ¿Quién? ¡Cristo, la Deidad! ‘Él hizo caer plagas y todo en los días de Egipto’. ¿Quién? ¡Cristo! ‘Él tapó la—la boca de los leones. Él apagó los fuegos impetuosos. Ellos evitaron el filo de espada. Levantaron a los muertos del sepulcro’. ¿Quién? ¡Cristo! ¡Oh, vaya!, ¡qué será! ¿Quién es Él? ¡Cristo, la Deidad!”. Cuando leemos en los Evangelios sobre las sanidades, resurrecciones, milagros de multiplicación de panes y peces, caminar sobre el agua, y hasta aplacar tormentas, es más que evidencia que el Señor Jesús era Dios encarnado. Estos actos Sobrenaturales no solo beneficiaron a quienes los recibieron, sino que también sirvieron como señales de Su Deidad.

Uno de los milagros más significativos del Señor Jesús fue la resurrección de Lázaro, que llevaba muerto cuatro días. En San Juan 11:25-26, el Señor Jesús declara:

25…Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.

26Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?

Y yo te pregunto a ti, amigo y amiga: ¿Crees esto? Luego, el Señor Jesús resucita a Lázaro, demostrando Su Poder sobre la muerte. Este Milagro no solo consoló a la familia de su amigo Lázaro, sino que también fortaleció la Fe de Sus Discípulos y de todos los que presenciaron el evento.

Además de Sus Milagros, las enseñanzas del Señor Jesús también revelan su Naturaleza Divina. En el Sermón del Monte, el Señor Jesús enseñó con una Autoridad que asombró a sus oyentes. En Mateo 7:28-29, se nos dice:

28Y fué que, como Jesús acabó estas palabras, las gentes se admiraban de su doctrina;

29Porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.

Sus Enseñanzas sobre el amor, el perdón y el Reino de Dios transformaron vidas y continúan impactando al mundo hoy. En Mateo 5:17, el Señor Jesús dice:

17No penséis que he venido para abrogar la ley ó los profetas: no he venido para abrogar, sino á cumplir.

El Hermano Branham explica que el Señor Jesús, al cumplir la ley, mostró que Él era el Mesías prometido y el cumplimiento de todas las profecías del Antiguo Testamento que le correspondía cumplir.

Por tanto, la Vida y el Ministerio del Señor Jesús están llenos de evidencias de Su Deidad. A través de Sus Milagros, Enseñanzas y Autoridad para perdonar pecados, Cristo Jesús demostró que Él es Dios encarnado. Su Vida no solo transformó a quienes lo conocieron personalmente, sino que continúa impactando al mundo entero.

LA MUERTE Y RESURRECCIÓN

La culminación de la Obra Redentora del Señor Jesús fue su muerte en la cruz y Su Resurrección. En Romanos 5:8, nos dice el Apóstol Pablo:

8Mas Dios encarece su caridad para con nosotros, porque siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.

Este versículo destaca el Amor Incondicional de Dios, quien envió a su Hijo a morir por nosotros, incluso cuando estábamos en pecado. La muerte del Señor Jesús en la cruz es el Acto Supremo de Amor y Sacrificio, que abrió el camino para nuestra Reconciliación con Dios.

El Hermano Branham enfatiza la importancia de la muerte del Señor Jesús en su Mensaje. Él dice y cito: “Él vino la primera vez: para redimir a Su Iglesia.”  Esta redención se logró a través de Su Sacrificio en la cruz, donde el Señor Jesús tomó sobre sí los pecados todos los Hijos de Dios. En 1 Pedro 2:24, se nos dice: “El cual mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros siendo muertos á los pecados, vivamos á la justicia: por la herida del cual habéis sido sanados.” La cruz es el lugar donde se llevó a cabo la Obra Redentora del Señor Jesús, proporcionando Sanidad y Salvación a todos los que creen en Él.

La resurrección del Señor Jesús es igualmente crucial en la Obra Redentora. En 1 Corintios 15:3-4, el Apóstol Pablo nos recuerda: “Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo fué muerto por nuestros pecados conforme á las Escrituras; Y que fué sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme á las Escrituras;…”  La Resurrección del Señor Jesús es la prueba definitiva de Su Deidad y el cumplimiento de las profecías del Antiguo Testamento, aquellas de las cuales hablaban de Él. Sin la Resurrección, nuestra Fe sería vana, pero gracias a Ella, tenemos la Esperanza de la Vida Eterna.

El Hermano Branham también destaca la importancia de la Resurrección en su Mensaje. Él explica: “Ese mismo Poder de Cristo que fue colgado en la cruz del Calvario, el mismo Dios que lo levantó a Él en el día de la resurrección, está en ustedes ahora, en ustedes que tienen el Espíritu Santo.” Este poder sobre la muerte es lo que nos da la esperanza de nuestra propia resurrección y Vida Eterna con Dios. En Romanos 8:10-11, el Apóstol Pablo nos dice:

10Empero si Cristo está en vosotros, el cuerpo á la verdad está muerto á causa del pecado; mas el espíritu vive á causa de la justicia.

11Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos á Jesús mora en vosotros, el que levantó á Cristo Jesús de los muertos, vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros.

Además, la Resurrección del Señor Jesús es una Garantía de Su Victoria sobre el pecado y Satanás. En Colosenses 2:15, el Apóstol Pablo escribe: “Y despojando los principados y las potestades, sacólos á la vergüenza en público, triunfando de ellos en sí mismo.” La Resurrección es la confirmación de que el Señor Jesús ha vencido a todos los poderes del mal y ha asegurado nuestra Victoria en Él.

El Hermano Branham también menciona que la Resurrección de Jesús es una promesa de Su Regreso. Él dice y cito: “Él viene la segunda vez: para recibir a Su Iglesia.”  La Resurrección no solo asegura nuestra Salvación, sino que también nos da la Esperanza de que Jesucristo regresaría para tomarnos y recogernos a Él. En 1 Tesalonicenses 4:16-17, el Apóstol Pablo escribe: “Porque el mismo Señor con aclamación, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero: Luego nosotros, los que vivimos, los que quedamos, juntamente con ellos seremos arrebatados en las nubes á recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.”

La Muerte y Resurrección de Jesús el Cristo son el Corazón de nuestra Fe como Creyentes en Él. A través de Su Sacrificio en la cruz, el Señor Jesús nos redimió del pecado, y mediante Su Resurrección, nos dio la esperanza de la Vida Eterna. Estas verdades nos llaman a vivir en gratitud y esperanza. Las Venidas de Cristo, según el Hermano Branham, son tres, voy a citarlo completo: “Él, recuerden, la primera vez: para redimir a Su Iglesia; la segunda vez: para recibir a Su Iglesia; la tercera vez: con Su Iglesia, como Rey y Reina.”  

LA ASCENSIÓN Y PROMESA DEL ESPÍRITU SANTO

Después de Su Resurrección, el Señor Jesús ascendió al Cielo, pero no nos dejó solos. En San Juan 14:16-17, Jesús promete: “Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: Al Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce: mas vosotros le conocéis; porque está con vosotros, y será en vosotros.”  Esta promesa asegura a los Creyentes que, aunque el Señor Jesús ascendió al cielo, no estaríamos desamparados. Él envió al Espíritu Santo para guiarnos, consolarnos y fortalecernos.

El Hermano Branham en una de las oraciones que hace a Dios, dice: “Si hay algún perdido aquí, alguno sin el Espíritu Santo, que puedan recibir de parte de Ti en esta mañana. Concédelo, amado Dios, porque lo pedimos en el Nombre de Tu querido y amado Hijo, Jesús; Quien nació en un pesebre hace mil novecientos años, Quien sufrió treinta y tres años después en el Calvario por nuestros pecados, Quien ascendió a las Alturas unos días después, cuarenta días después. Él fue recibido arriba en Gloria, luego diez días después regresó de nuevo en el Poder del Espíritu Santo, y ahora está viviendo en la Iglesia. Y pronto, con ese mismo Poder que lo resucitó a Él, el Espíritu Santo en la Iglesia, la sacará. ¡Oh, Dios!, ven, ¿por favor?, y salva a la Iglesia. Porque lo pedimos en Su Nombre.”  Como nos dijera el Hermano Branham en la oración, la Ascensión de Jesús al cielo es una confirmación de Su Victoria sobre la muerte y la exaltación a la Diestra de Dios: “Él fue recibido arriba en Gloria…”  Y este acontecimiento lo encontramos en Hechos 1:9-11, donde se describe cómo Jesús fue levantado al cielo y una nube lo ocultó de la vista de Sus Discípulos. Dos varones vestidos de blanco aparecieron y les dijeron: “Varones Galileos, ¿qué estáis mirando al cielo? este mismo Jesús que ha sido tomado desde vosotros arriba en el cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo.”

La promesa del Espíritu Santo es una parte crucial del Plan de Dios para su Iglesia. En San Juan 16:7, Jesús dice: “Empero yo os digo la verdad: Os es necesario que yo vaya: porque si yo no fuese, el Consolador no vendría á vosotros; mas si yo fuere, os le enviaré.” El Espíritu Santo, también conocido como el Consolador, es Quien nos guía a toda verdad, nos da poder para vivir una vida santa y nos capacita para el servicio en el Reino de Dios.

El Hermano Branham también menciona la promesa del Espíritu Santo y lo explica en su Mensaje de la siguiente manera: “No os dejaré huérfanos. Yo rogaré al Padre y Él os dará otro Consolador, el cual es el Espíritu Santo. Él estará con vosotros para siempre. Un poco y el mundo no Me verá más; pero Yo voy al Cielo para preparar esta cosa, y regresaré y estaré con vosotros, aun en vosotros, hasta el fin de la edad.” Esta cita subraya la continuidad de la Presencia del Señor Jesús a través del Espíritu Santo, quien mora en los Creyentes. Más adelante en el Mensaje el Hermano Branham enfatiza diciendo: “No estamos adorando a Cristo en el pesebre, sino a Cristo en ustedes, el Espíritu Santo, la esperanza de Vida, aleluya, el Creador, Dios mismo morando en el ser humano. ‘Aún no se ha manifestado lo que hemos de ser, pero le veremos tal como Él es’. Porque seremos hechos semejantes a Él, el Espíritu en el ser humano.”

En Hechos 2, vemos el cumplimiento de esta Promesa en el día de Pentecostés, cuando el Espíritu Santo descendió sobre los Discípulos. En Hechos 2:2-4, se nos dice:

2Y de repente vino un estruendo del cielo como de un viento recio que corría, el cual hinchió toda la casa donde estaban sentados;

3Y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, que se asentó sobre cada uno de ellos.

4Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, como el Espíritu les daba que hablasen.

Este evento marcó el nacimiento de la Iglesia y el inicio de una nueva Era en la que el Espíritu Santo estaría presente y activo en la vida de los Creyentes.

El Hermano Branham también destaca la importancia del Espíritu Santo en la vida del Creyente: Dice y cito:“Alabado sea Dios, el Espíritu Santo está tomando Su Posición. Sí. ‘Cuando el enemigo venga como un río, entonces Yo levantaré bandera contra él’. Así es. Y la Iglesia ha tomado Su posición, es decir, la Iglesia del Espíritu Santo.”  Esta declaración enfatiza que el Espíritu Santo es quien nos capacita para enfrentar las adversidades y vivir victoriosamente.

La Ascensión del Señor Jesús y la Promesa del Espíritu Santo son fundamentales para nuestra Fe. El Señor Jesús, al ascender al cielo, aseguró su Victoria y Exaltación, y al enviar al Espíritu Santo, nos dio un Consolador que está con nosotros para siempre. El Espíritu Santo nos guía, nos fortalece y nos capacita para vivir una vida que Glorifica a Dios.

LAS VENIDAS DE CRISTO

Finalmente, hay promesa de Su Regreso. En Hechos 1:11, los dos varones vestidos de blanco les dijeron a los Discípulos: “Varones Galileos, ¿qué estáis mirando al cielo? este mismo Jesús que ha sido tomado desde vosotros arriba en el cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo.”  Vivimos con la esperanza de Su Regreso y la Restauración de todas las cosas. Esta promesa de la Venida de Cristo es una de las verdades más consoladoras y esperanzadoras de la Fe cristiana.

La Biblia está llena de referencias de las Venidas de Cristo. En Mateo 24:30, el Señor Jesús mismo dice: “Y entonces se mostrará la señal del Hijo del hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del hombre que vendrá sobre las nubes del cielo, con grande poder y gloria.” Esta descripción nos muestra que Su Regreso será visible y glorioso, un evento que nadie podrá ignorar: “…vendrá sobre las nubes del cielo”.

En 1 Tesalonicenses 4:16-17, volvemos a repetir lo que el Apóstol Pablo escribe:

16Porque el mismo Señor con aclamación, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero:

17Luego nosotros, los que vivimos, los que quedamos, juntamente con ellos seremos arrebatados en las nubes á recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.

Este pasaje nos da una visión clara de cómo será el Regreso del Señor Jesucristo y la reunión de los Creyentes con Él.

El Hermano Branham también habló extensamente sobre las Venidas de Cristo. En su Mensaje, él dice: “Jesús viene tres veces. Él vino la primera vez: para redimir a Su Iglesia. Él viene la segunda vez: para recibir a Su Iglesia. Él viene la tercera vez: con Su Iglesia.” Esta declaración resalta las diferentes Fases de la Venida de Cristo y Su Propósito en cada una de Ellas.

En Apocalipsis 1:7, se nos dice: “He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra se lamentarán sobre él. Así sea. Amén.”  Este versículo confirma que esta Venida de Jesucristo será un evento global, visible para todos, y que traerá consigo Juicio y Restauración Plena.

El Hermano Branham también enfatiza la importancia de estar preparados para el Regreso de Jesucristo. Él dice y cito: “El gran drama está preparado, y ahora estamos listos para ver suceder grandes cosas. La Iglesia ya ha salido de la cuna. Así es. Pentecostés la meció allá, hace unos cuantos años, allá en el pasado, cuando la gente le lanzaba piedras y se burlaba, y se reía de ella; pero ella ha crecido llegando a madurez ahora. Seguro que sí. ¡La hora ha llegado! ¡Aleluya! Así es. En eso estoy interesado: en ver a la Iglesia de Dios reuniéndose ahora. Hemos sido golpeados aquí, y golpeados allá, pero la hora está llegando cuando Dios nos está envolviendo a todos con el manto, para recogernos, pues el enemigo está a la puerta. ¡Aleluya! Sí, señor. Él dijo, y (ahora de Su pueblo), Daniel dijo: ‘Las grandes cosas de los últimos días, cuando estas cosas acontezcan, (¡oh!), entonces el pueblo hará grandes proezas, los hombres de fe, en aquel día’. Y hoy la hora ha llegado cuando el gran drama, el gran cuadro de Dios ha sido presentado, de la lluvia tardía. Joel dijo: ‘Acontecerá en los últimos días que derramaré de Mi Espíritu sobre toda carne; y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán. Sobre Mis siervas y siervos derramaré de Mi Espíritu. Y mostraré prodigios arriba en el cielo, y señales abajo en la tierra, y columnas de fuego, y vapor de humo. Acontecerá, antes que venga el día grande y terrible de Jehová, que todo el que invocare el Nombre de Jehová será salvo’. Jesús dijo allí: ‘Estas cosas que Yo hago, ustedes las harán y mayores que estas, porque Yo voy a Mi Padre’. ¡Aleluya! ¡Aleluya! Esto es lo que Él dijo allí, en la Palabra allí, dice: ‘Si permanecéis en Mí, y Mi Palabra permanece en vosotros, pedid lo que quisiereis y os será dado’.”  Estas señales nos indican que estamos viviendo en los últimos tiempos y que el Regreso de Cristo está cada día más cerca.

En Mateo 24:42, el Señor Jesús advierte: “Velad pues, porque no sabéis á qué hora ha de venir vuestro Señor.” Esta exhortación a la vigilancia y la preparación es crucial para todos los Creyentes. Debemos vivir nuestras vidas de manera que estemos siempre listos para Su Regreso, manteniendo nuestra fe y obediencia a Sus Enseñanzas.

Las Venidas de Cristo es una promesa segura y gloriosa. Vivimos con la esperanza de Su Regreso y la Restauración de todas las cosas en Su Reinado juntamente con Su Reina. Las Escrituras y las enseñanzas del Hermano Branham nos llaman a estar preparados, vigilantes y llenos de Esperanza, sabiendo que nuestro Señor Jesucristo volverá tal como lo prometió.

Aquí les mencionaré las Escrituras sobre las Venidas de Cristo para que luego ustedes las busquen y las lean:

1. Primera Venida de Cristo: Génesis 3:15, Isaías 7:14, Miqueas 5:2, San Mateo 1:21, San Lucas 2:11, San Juan 1:14, 27.

2. Segunda Venida de Cristo: San Juan 14:3, San Mateo 24:36, 42, 44, 1 Corintios 4:5, 1 Tesalonicenses 4:16-17 y 1 Tesalonicenses 5:2-6.

3. Tercera Venida de Cristo: Génesis 49:9-10, Daniel 7:9-10, Mateo 25:31-34, Judas 1:14, Apocalipsis 1:4, 8, Apocalipsis 4:8, Apocalipsis 19:11, 14, 16, y Apocalipsis 21:1-4.

Conclusión

Hermano o Hermana, la Deidad de Jesucristo es el Fundamento de nuestra Fe. Hemos explorado cómo desde el principio, Dios prometió un Salvador, cómo Cristo se encarnó, vivió una Vida de Milagros y Enseñanzas, murió y resucitó por nosotros, Ascendió al cielo y nos prometió el Espíritu Santo, y cómo finalmente regresará para tomarnos a Él y luego establecer Su Reino en donde Reinaremos juntamente con Él. Cada uno de estos puntos nos revela el Amor y el Poder de Dios manifestado en Jesucristo.

La Vida del Señor Jesús no solo es una historia para ser admirada, sino un llamado a la acción. En San Juan 14:15, el Señor Jesús nos dice: “Si me amáis, guardad mis mandamientos;…” Este es un llamado claro a obedecer Sus Enseñanzas y vivir conforme a Su Voluntad. No podemos simplemente ser oyentes de la Palabra; debemos ser hacedores de Ella (Santiago 1:22).

El Hermano Branham nos recuerda la importancia de vivir una vida llena del Espíritu Santo. Él dice y cito: “La esperanza de Gloria, el bautismo del Espíritu Santo ha entrado en los corazones de la gente, y ellos no reconocen lo que es. Piensan que es unirse a alguna iglesia, o algo así. Pero ese es el Dios, el Creador, viviendo en ustedes y dándoles todos los Poderes. Y ustedes poseen todo lo que Él tenía. Así también está en ustedes para que se abstengan de lo malo, hagan el bien, eviten lo malo y huyan hacia la justicia, apartarse de la tentación. Toda malicia, odio, contienda, envidia y demás, apártense de ello, porque eso lo sacará a Él de su corazón. Si ustedes lo reciben a Él, ¡abrácenlo y ámenlo, y manténganlo en su corazón y ámenlo! Yo puedo decirles: la iglesia unida en esa clase de Poder, tiene el Poder para cerrar los cielos, sanar a los enfermos, abrir los ojos de los ciegos, ¡aleluya!, los mudos hablar, y los sordos oír, los inválidos caminan, los ciegos ven. ¿Por qué? Al reconocer el Poder del Dios Todopoderoso en su corazón. Allí está Él, la Deidad.”  Este es el resultado de permitir ser Sellados por el Espíritu Santo, es un llamado urgente que nos invita a buscar la llenura del Espíritu Santo para vivir en Su Poder.

El Señor Jesús nos llama a ser Sus Discípulos, a seguir Sus Pasos y a llevar Su Mensaje de Amor y Salvación al mundo. En Mateo 28:19-20, el Señor Jesús nos da la Gran Comisión:

19 Por tanto, id, y doctrinad á todos los Gentiles, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo:

20Enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado: y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.

Esta Gran Comisión nos recuerda que tenemos una misión que cumplir y que no estamos solos en esta tarea; Cristo está en nosotros.

Vivamos con la Esperanza del Regreso de Cristo, pero también con la urgencia de obedecer y vivir el Evangelio aquí y ahora. Que nuestras vidas reflejen el Amor, la Gracia y la Verdad de Jesucristo. Que busquemos diariamente Su Presencia, que nos llenemos de Su Espíritu y que seamos Luz en medio de la oscuridad.

Hermano o hermana, quien quiera que escuche mi voz en esta ocasión, te invito a renovar Su Compromiso con Cristo hoy. Si aún no ha recibido al Espíritu Santo, busca Su Llenura, la Plenitud de la Deidad corporalmente. Si ya lo ha recibido, viva en Su Poder y comparta Su Amor con los demás. Que nuestras vidas sean un testimonio vivo de la Deidad de Jesucristo y de Su Obra Redentora en nosotros. Que el Señor te bendiga y te guíe en su caminar diario con Él. ¡Amén!

Oración

Amado Padre Celestial, nos acercamos a Ti en este momento con corazones humildes y agradecidos. Te damos gracias por la Revelación de tu Palabra y por la Verdad de la Deidad de Jesucristo, nuestro Salvador y Redentor. Te alabamos por tu Amor Infinito y por el Sacrificio de tu Hijo (nuestro Hermano) en la cruz, que nos ha dado Vida Eterna y Esperanza.

Señor, intercedo por cada oyente que ha escuchado este Mensaje. Te pedimos que Tu Espíritu Santo toque sus corazones y les llene de tu Presencia. Que aquellos que aún no han recibido el bautismo del Espíritu Santo lo busquen con fervor y lo reciban con gozo. Que tu Espíritu les guíe, les fortalezca y les capacite para vivir una vida santa y obediente a tu Palabra.

Padre, Te pedimos que renueves el compromiso de cada Creyente. Que vivan en la Luz de tu Verdad, reflejando el Amor y la Gracia de Jesucristo en cada aspecto de sus vidas. Ayúdales a ser testigos fieles de tu Evangelio, llevando tu Mensaje de Salvación a todos los rincones del mundo.

Señor, Te pedimos por aquellos que están pasando por dificultades y pruebas. Que tu Paz, que sobrepasa todo entendimiento, les llene y les consuele. Que sientan tu Presencia cercana y que confíen en tu Fidelidad y Provisión. Fortalece su fe y dales la esperanza de tu pronto Regreso.

Padre, Te pedimos que nos ayudes a vivir en constante expectativa de la Venida de Cristo. Que nuestras vidas estén siempre preparadas, vigilantes y llenas de tu Santo Espíritu. Que seamos Luz en medio de la oscuridad y que nuestras acciones glorifiquen tu Glorioso Nombre.

Te damos gracias, Señor, por tu Amor, tu Gracia y tu Misericordia. Te entregamos nuestras vidas y Te pedimos que nos uses para tu Gloria. Que cada día podamos caminar más cerca de Ti y vivir conforme a tu Perfecta Voluntad.

Te lo pedimos en el Nombre Todopoderoso que es sobre todo nombre, en el Nombre del Señor Jesucristo, nuestro Padre Dios, nuestro Salvador y nuestro Rey. ¡Amén! 

Introduction

Brothers and sisters, with this first episode of the year we will begin by studying and analyzing one by one the Messages preached by Brother and Reverend William Marrion Branham.  The first sermon available in Spanish on the official platform of "Voice of God Recordings" is entitled: "The Deity of Jesus Christ", where Brother Branham guides us through the Scriptures in order to understand who the Lord Jesus is and His Role in our Salvation. In a world full of uncertainties and challenges, it is vital that we reaffirm our Faith in Jesus Christ, not only as a great teacher or prophet, but as God incarnate, Emmanuel, the Savior of the world.

Since the beginning of time, humanity has sought answers to the deepest questions of existence: Who are we? Where do we come from? What is our purpose, where are we going? The answer to these questions is found in Jesus Christ. He is the manifestation of God on earth, the fulfillment of the Divine Promises and the Hope of mankind. In St. John 1:1-3, 14, he tells us:

1 In the beginning was the Word, and the Word was with God, and the Word was God.

2 This was in the beginning with God.

3All things were made by him; and without it nothing that is made was made.

14 And that Word was made flesh, and dwelt among us (and we saw his glory, glory as of the only begotten of the Father), full of grace and truth.

Christmas, which the world has just celebrated, reminds us of the birth of Jesus; but His story does not end in the manger. The birth of Jesus was celebrated, which is now only a tradition. Jesus was not born on December 25, it is impossible. The hills of Judea were full of snow at that time, so how could it be? Jesus in general, according to astrology and so on, and according to all of them, was born at the beginning of the month of April, spring time in the northern part of the hemisphere. But this day, December 25th, which is fine, is simply a commemoration of His coming into the world. His Life, Death and Resurrection are the central axis of our faith. The Lord Jesus is not just a historical figure; it is the Son of God, who came to redeem us from sin and to offer us Eternal Life. In Colossians 2:9, the Apostle Paul states, "For in him dwells all the fullness of the Godhead bodily:..." This statement underscores the truth that the Lord Jesus is fully God and fully man; one hundred percent human and one hundred percent divine.

Over the centuries, many have attempted to downplay the Divinity of Jesus, seeing him only as a great moral teacher or spiritual leader. However, the Scriptures reveal to us that He is much more than that. The Lord Jesus Himself stated in John 14:6:

6… I am the way, and the truth, and the life: no one comes to the Father except through me.

This statement leaves no doubt about His Identity and His primary Role in the Salvation of mankind.

Today, as we explore the Message on "The Deity of Jesus Christ," I invite you to open your hearts and minds to the truth of who He is. Let me guide you through the scriptures and Brother Branham's Message to deepen our understanding and strengthen our faith. May the Holy Spirit enlighten us and fill us with His Presence as we delve into this subject so vital to our lives as Believers in Christ.

Brother Branham read Luke 2:1-7, but for this study and analysis we will take St. Luke 1:30-33, where the Virgin Mary is announced that she will conceive the Son of God.

Luke 1:30-33:

30 Then the angel said to her, "Mary, do not be afraid, for you have found favor near God."

31 And behold, thou shalt conceive in thy womb, and bear a son, and call his name JESUS.

32 This man will be great, and he will be called the Son of the Most High, and the Lord God will give him the throne of David his father.

33 And he shall reign in the house of Jacob forever; and there will be no end to his kingdom.

THE PROMISE OF THE MESSIAH

From before the beginning of the creation or foundation of the world (1 Peter 1:19-25), God had a Plan of Redemption for mankind that would fall into transgression in the Garden of Eden. This promise is announced by God Himself in Genesis 3:15, which says:

15 And I will put enmity between you and the woman, and between your seed and her seed; it will bruise your head, and you will bruise it in the heel.

This verse, known as the protoevangelium, is the first spoken and written prophecy about the coming of the Messiah, who would overcome sin and Satan.

Brother Branham emphasizes that this promise was fulfilled in Jesus Christ. In his Message, he explains that from the days of John the Baptist and even earlier, in Genesis, it was prophesied that "the Seed of the woman would bruise the serpent's head." This prophecy refers to Jesus Christ, who, through His Death and Resurrection, defeated the armed mighty man (Satan) and redeemed mankind.

Throughout the Old Testament, we find numerous prophecies that point to the Coming of the Messiah. In Isaiah 7:14, we are told, "Therefore the Lord Himself will give you a sign: Behold, the virgin shall conceive, and bear a son, and shall call his name Immanuel."  Emmanuel means "God with us," which underscores the Deity of Jesus Christ. In Isaiah 9:6, it is prophesied, "For unto us a child is born, unto us a son is given; and the principality upon his shoulder: and his name shall be called Wonderful, Counselor, Mighty God, Everlasting Father, Prince of Peace."

The fulfillment of these prophecies is clearly seen in the New Testament. In Matthew 1:22-23, Isaiah 7:14 is quoted to show that the birth of the Lord Jesus to a virgin is the fulfillment of this prophecy. Also, in Luke 1:31-33, in which we read, the angel Gabriel says to Mary, "And behold, thou shalt conceive in thy womb, and bear a son, and call his name JESUS. He shall be great, and shall be called the Son of the Most High: and the Lord God shall give him the throne of David his father: and he shall reign in the house of Jacob forever; and there shall be no end to his kingdom."

Brother Branham also emphasizes that the Lord Jesus Christ came in human flesh to be our Redeemer. He explains that God, in order to redeem man, had to come down and take his place, partaking of flesh and blood. This was fulfilled when God became incarnate in the virgin-born Lord Jesus and lived among us. In John 1:14, we are told, "And the Word was made flesh, and dwelt among us (and we saw His glory, glory as of the only begotten of the Father), full of grace and truth."

From the beginning, in the Garden of Eden, God promised a Savior, and this promise was fulfilled in Jesus Christ. Through His Life, Death, and Resurrection, Jesus Christ redeemed mankind from sin and defeated Satan, thus fulfilling Old Testament prophecies and demonstrating His Deity.

THE INCARNATION OF GOD

As we have already said, the Lord Jesus is not simply a prophet or a teacher; He is God Incarnate, God manifested in human flesh. In John 1:14 we repeat again, "And the Word was made flesh..."  This verse is fundamental to understanding the Nature of the Lord Jesus as God made man. The Incarnation is the act by which God takes on human form to live among us and save us in the unfolding of the Great Drama of Redemption.

Brother Branham emphasizes this truth in his Message. He says , "Now, that's what he came for, to be a Redeemer. And before God could be a Redeemer, He had to be, according to the law, a kinsman Redeemer. He had to be a relative of ours. God himself, coming out of being Spirit, entered into Christ Jesus. And the Bible says that 'God was in Christ reconciling the world to Himself.' God himself, Jehovah, lived in Christ and became our Kinsman, because He was born in human flesh like us."  This underscores that the Lord Jesus is not simply a man inspired by God, or an enlightened human being, but is God Himself in human form.  God, in the beginning, when He made the first man, He made him spirit (Genesis 1:26-27). And the spirit is the invisible part of man that one does not see. Now, God made man in His Own Image, and God's Word tells us in John 4:24 that "God is Spirit." And the first man that was made had lordship over all creation, just as the Holy Spirit has lordship over the Church today. Adam guided creation, he guided the animals.

Brother Branham says, " But there was no man to till the ground, so God made man out of the dust of the ground. And that man, He may have given him hands like a monkey's; perhaps it gave him feet like those of a bear. However He did, He just put it together and made it a man. But this man, He put that immortal spirit, that never dies, inside this man, and he became more than an irrational animal; he became a man."

The Incarnation is a profound and wonderful mystery that shows God's Love for humanity. He, in order to become a man, to become a relative of ours, had to create for himself a body not of a fallen race, but a body in which the Blood of God would flow, although God as Spirit has no blood. How can it be then? It was the creative Blood of God that He created so that He could redeem us, and He came and lived in the same body that He created in the womb of a Virgin. Therefore, He as Spirit could not be tempted.  God had to suffer temptation. He had to suffer sexual temptation. He had to suffer all kinds of temptations, be tempted by the devil as to riches, powers, dominions, and so forth. He had to suffer all that. And in order to do so, He could not bear it in Spirit; He had to be God in the flesh.

In Philippians 2:6-8, the Apostle Paul describes the humility and sacrifice of the Lord Jesus:

6 Who, being in the form of God, did not consider it a usurpation to be equal with God:

7 But he emptied himself, taking the form of a servant, made in the likeness of men;

8 And being found in the form of man, he humbled himself, being made obedient unto death, even death on a cross.

This passage highlights that Christ, though God, became man and submitted to death to redeem us. Brother Branham also points out that "God descended about nineteen hundred years ago, in the form of a babe, born in a manger, covered by the shadow of the Holy Spirit, not born by sexual desire. He was God. The Blood of God was in Him." This highlights the Purity and Divinity of the Lord Jesus from His very birth. He was not conceived naturally, but by the Power of the Holy Spirit, which confirms His Divine Nature.

In Colossians 1:19-20, the Apostle Paul writes:

19 For it pleased the Father that all fullness should dwell in him,

20 And by him to reconcile all things to himself, making peace by the blood of his cross, both that which is on earth and that which is in heaven.

This verse shows us that all the fullness of God dwelt in the Lord Jesus, and through His Sacrifice on the cross, after a terrible Gethsemane, reconciled us to God. John 14:6 is a clear affirmation of His Deity and His primary role in salvation. There is no other Way to God than through Christ, through the Incarnation of God.

The Incarnation of God in Jesus Christ is the central truth of our Faith. The Lord Jesus was not simply a prophet or a teacher; He is God made flesh, who came to live among us, to teach us, and to save us through His Death and Resurrection. This truth fills us with hope and calls us to live in communion with Him, acknowledging His Deity and His infinite Love for us.

THE LIFE AND MINISTRY OF JESUS

During His Life, the Lord Jesus demonstrated His Deity through Miracles and Teachings. In Matthew 9:6, Jesus says, "That ye may know that the Son of Man has power on earth to forgive sins," (He then says to the paralytic), "Get up, take up your bed, and go home."  Only God has the power to forgive sins, and the Lord Jesus did it. This act not only showed His Compassion and Power, but also confirmed His Divine Deity. Another act was in Luke 7:48-50, where the Lord Jesus forgives a sinful woman and says, "Your sins are forgiven you... Your faith has saved you, go in peace." This act of forgiveness confirms His Deity and His Redemptive Mission.

Brother Branham emphasizes that Jesus, through His Miracles, showed that He was more than just a man. In His Message, Branham says, " He stood there, He is the Creator of all things. He created life; the frogs, oh, the bees, the ducks, the chickens, the animals, he created everything. 'And nothing was made that was not done by Him.' Who? Christ, the Godhead! 'He brought down plagues and everything in the days of Egypt.' Who? Christ! 'He stopped the--the lions' mouths. He put out the rushing fires. They avoided the sword's edge. They raised the dead from the tomb.' Who? Christ! Oh, wow, what will it be! Who is he? Christ, the Godhead!". When we read in the Gospels about healings, resurrections, miracles of multiplying loaves and fishes, walking on water, and even quelling storms, it is more than evidence that the Lord Jesus was God incarnate. These Supernatural acts not only benefited those who received them, but also served as signs of His Deity.

One of the most significant miracles of the Lord Jesus was the resurrection of Lazarus, who had been dead for four days. In John 11:25-26, the Lord Jesus declares:

25… I am the resurrection and the life: whoever believes in me, even if he is dead, will live.

26 And everyone who lives and believes in me will not die forever. Do you believe this?

And I ask you, my friend: Do you believe this? The Lord Jesus then resurrects Lazarus, demonstrating His Power over death. This Miracle not only comforted the family of His friend Lazarus, but also strengthened the Faith of His Disciples and all who witnessed the event.

In addition to His Miracles, the teachings of the Lord Jesus also reveal His Divine Nature. In the Sermon on the Mount, the Lord Jesus taught with an Authority that amazed His hearers. In Matthew 7:28-29, we are told:

28 And it came to pass when Jesus had finished these words, that the people were amazed at his teaching.

29 For he taught them as one having authority, and not as the scribes.

His Teachings on love, forgiveness, and the Kingdom of God transformed lives and continue to impact the world today. In Matthew 5:17, the Lord Jesus says:

17 Do not think that I have come to destroy the law or the prophets: I have not come to destroy, but to fulfill.

Brother Branham explains that the Lord Jesus, by fulfilling the law, showed that He was the promised Messiah and the fulfillment of all the Old Testament prophecies that it was His duty to fulfill.

Therefore, the Life and Ministry of the Lord Jesus are full of evidences of His Deity. Through His Miracles, Teachings, and Authority to forgive sins, Christ Jesus demonstrated that He is God incarnate. His Life not only transformed those who knew Him personally, but continues to impact the entire world.

DEATH AND RESURRECTION

The culmination of the Lord Jesus' Work of Redemption was His death on the cross and His Resurrection. In Romans 5:8, the Apostle Paul tells us:

8 But God commends his love toward us, because while we were yet sinners, Christ died for us.

This verse highlights the Unconditional Love of God, who sent His Son to die for us, even when we were in sin. The death of the Lord Jesus on the cross is the Supreme Act of Love and Sacrifice, which opened the way for our Reconciliation with God.

Brother Branham emphasizes the importance of the Lord Jesus' death in his Message. He says, and I quote, "He came the first time: to redeem His Church."  This redemption was accomplished through His Sacrifice on the cross, where the Lord Jesus took upon Himself the sins of all the Sons of God. In 1 Peter 2:24, we are told, "Who himself bore our sins in his body on the tree, that we being put to sins dead might live unto righteousness: by the wound of which ye have been healed." The cross is the place where the Lord Jesus' Work of Redemption took place, providing Healing and Salvation to all who believe in Him.

The resurrection of the Lord Jesus is equally crucial in the Redemptive Work. In 1 Corinthians 15:3-4, the Apostle Paul reminds us, "For I have first taught you what I also received, that Christ was put to death for our sins according to the Scriptures; And that he was buried, and that he rose again on the third day, according to the Scriptures..."  The Resurrection of the Lord Jesus is the ultimate proof of His Deity and the fulfillment of the Old Testament prophecies, those of which spoke of Him. Without the Resurrection, our Faith would be vain, but thanks to it, we have the Hope of Eternal Life.

Brother Branham also highlights the importance of the Resurrection in his Message. He explains, "That same Power of Christ that was hung on the cross of Calvary, the same God that raised Him up on the day of the resurrection, is in you now, in you who have the Holy Spirit." This power over death is what gives us the hope of our own resurrection and Eternal Life with God. In Romans 8:10-11, the Apostle Paul tells us:

10 But if Christ is in you, the body is indeed dead because of sin; but the spirit lives because of righteousness.

11 And if the Spirit of him who raised Jesus from the dead dwells in you, he who raised Christ Jesus from the dead will also quicken your mortal bodies by his Spirit who dwells in you.

Furthermore, the Resurrection of the Lord Jesus is a Guarantee of His Victory over sin and Satan. In Colossians 2:15, the Apostle Paul writes, "And he stripped away principalities and powers, and brought them to shame in public, triumphing over them in himself." The Resurrection is the confirmation that the Lord Jesus has overcome all the powers of evil and has secured our Victory in Him.

Brother Branham also mentions that the Resurrection of Jesus is a promise of His Return. He says, " He is coming the second time: to receive His Church."  The Resurrection not only secures our Salvation, but also gives us the Hope that Jesus Christ would return to take us and gather us to Him. In 1 Thessalonians 4:16-17, the Apostle Paul writes, "For the Lord Himself will come down from heaven with an acclamation, with the voice of an archangel, and with the trumpet of God; and the dead in Christ shall rise first: Then we who are alive and who are left shall be caught up together with them in the clouds to meet the Lord in the air, and so shall we always be with the Lord."

The Death and Resurrection of Jesus the Christ are the Heart of our Faith as Believers in Him. Through His Sacrifice on the cross, the Lord Jesus redeemed us from sin, and through His Resurrection, He gave us the hope of Eternal Life. These truths call us to live in gratitude and hope. The Comings of Christ, according to Brother Branham, are three, I'm going to quote it in full: "He, remember, the first time: to redeem His Church; the second time: to receive His Church; the third time: with His Church, as King and Queen." 

THE ASCENSION AND PROMISE OF THE HOLY SPIRIT

After His Resurrection, the Lord Jesus ascended to Heaven, but He did not leave us alone. In John 14:16-17, Jesus promises, "And I will pray the Father, and he will give you another Comforter, to be with you forever: the Spirit of truth, whom the world cannot receive, because it does not see him nor know him: but you know him; for he is with you, and will be in you."  This promise assures the Believers that although the Lord Jesus ascended into heaven, we would not be helpless. He sent the Holy Spirit to guide, comfort, and strengthen us.

Brother Branham in one of the prayers he says to God, says, "If there's any lost here, any without the Holy Ghost, may they receive from You this morning. Grant it, dear God, for we ask it in the Name of Your dear and beloved Son, Jesus; Who was born in a manger nineteen hundred years ago, Who suffered thirty-three years later on Calvary for our sins, Who ascended into the Heights a few days later, forty days later. He was received up in glory, then ten days later he came back again in the power of the Holy Spirit, and now he's living in the church. And soon, with that same Power that raised Him up, the Holy Spirit in the Church,

He'll bring it out. Oh, God, come, please, and save the Church. Because we ask it in His Name."  As Brother Branham told us in prayer, Jesus' Ascension into heaven is a confirmation of His Victory over death and exaltation to the Right Hand of God: "He was received up in glory..."  And this event is found in Acts 1:9-11, where it is described how Jesus was lifted up into heaven and a cloud hid Him from the sight of His Disciples. Two men dressed in white appeared and said to them: "Men of Galilean, what are you looking at in heaven? this same Jesus who was taken from you up in heaven, so will he come as you have seen him go into heaven."

The promise of the Holy Spirit is a crucial part of God's Plan for His Church. In John 16:7, Jesus says, "But I tell you the truth, you must go: for if I were not I, the Comforter would not come to you; but if I go, I will send him to you." The Holy Spirit, also known as the Comforter, is the One Who guides us into all truth, empowers us to live holy lives, and enables us to serve in the Kingdom of God.

Brother Branham also mentions the promise of the Holy Spirit and explains it in his Message as follows: "I will not leave you orphans. I will pray to the Father and He will give you another Comforter, which is the Holy Spirit. He will be with you forever. A little and the world will see Me no more; but I am going to Heaven to prepare this thing, and I will return and be with you, even in you, until the end of the age." This quote underscores the continuity of the Presence of the Lord Jesus through the Holy Spirit, who dwells in the Believers. Later in the Message Brother Branham emphasizes by saying, "We are not worshiping Christ in the manger, but Christ in you, the Holy Spirit, the hope of Life, hallelujah, the Creator, God Himself dwelling in man. ' It has not yet been revealed what we shall be, but we shall see Him as He is.' For we shall be made like Him, the Spirit in man."

In Acts 2, we see the fulfillment of this Promise on the day of Pentecost, when the Holy Spirit descended upon the Disciples. In Acts 2:2-4, we are told:

2 And suddenly there came a sound from heaven as of a rushing mighty wind, and it swelled the whole house where they were sitting.

3 And there appeared to them divided tongues, as of fire, which settled upon each one of them.

4 And they were all filled with the Holy Spirit, and began to speak in other tongues, as the Spirit gave them to speak.

This event marked the birth of the Church and the beginning of a new Era in which the Holy Spirit would be present and active in the lives of the Believers.

Brother Branham also highlights the importance of the Holy Spirit in the life of the Believer: He says, "Praise God, the Holy Spirit is taking His Stand. Yes. 'When the enemy comes like a river, then I will raise a banner against him.' That's right. And the Church has taken His position, that is, the Church of the Holy Spirit."  This statement emphasizes that the Holy Spirit is the one who enables us to face adversity and live victoriously.

The Ascension of the Lord Jesus and the Promise of the Holy Spirit are fundamental to our Faith. The Lord Jesus, by ascending into heaven, secured His Victory and Exaltation, and by sending the Holy Spirit, He gave us a Comforter who is with us forever. The Holy Spirit guides us, strengthens us, and enables us to live a life that glorifies God.

THE COMINGS OF CHRIST

Finally, there is a promise of His Return. In Acts 1:11, the two men dressed in white said to the Disciples, "Men of Galilee, what are you looking up at heaven? this same Jesus who was taken from you up in heaven, so will he come as you have seen him go into heaven."  We live in the hope of His Return and the Restoration of all things. This promise of the Coming of Christ is one of the most consoling and hopeful truths of the Christian Faith.

The Bible is full of references to the Comings of Christ. In Matthew 24:30, the Lord Jesus Himself says, "And then the sign of the Son of man will be shown in heaven; and then all the tribes of the earth will mourn, and they will see the Son of Man coming on the clouds of heaven with great power and glory." This description shows us that His Return will be visible and glorious, an event that no one can ignore: "... will come on the clouds of heaven."

In 1 Thessalonians 4:16-17, we repeat again what the Apostle Paul writes:

16 For the Lord himself will come down from heaven with an acclamation, with the voice of the archangel, and with the trumpet of God; and the dead in Christ will rise first:

17 Then we who are alive and who are left will be caught up with them in the clouds to meet the Lord in the air, and so we will always be with the Lord.

This passage gives us a clear vision of what the Coming of the Lord Jesus Christ and the reunion of Believers to Him will look like.

Brother Branham also spoke at length about the Comings of Christ. In his Message, he says, "Jesus comes three times. He came the first time: to redeem His Church. He comes the second time: to receive His Church. He comes the third time: with His Church." This statement highlights the different Phases of Christ's Coming and His Purpose in each of them.

In Revelation 1:7, we are told, "Behold, He is coming with the clouds, and every eye shall see Him, and they that pierced Him; and all the races of the earth will mourn over him. So be it. Amen."  This verse confirms that this Coming of Jesus Christ will be a global event, visible to all, and that it will bring about Judgment and Full Restoration.

Brother Branham also emphasizes the importance of being prepared for the Return of Jesus Christ. He says, and I quote, "The great drama is prepared, and now we are ready to see great things happen. The Church has already come out of the cradle. That's right. Pentecost rocked her down there, a few years ago, back in time, when people threw rocks at her and mocked her, and laughed at her; But she has grown up coming of age now. Surely it is. The time has come! Hallelujah! That's right. That's what I'm interested in: to see God's Church meeting now. We've been struck here, and struck there, but the hour is coming when God is wrapping us all up with the mantle, to gather us up, for the enemy is at the door. Hallelujah! Yes, sir. He said, and (now of His people), Daniel said, 'The great things of the last days, when these things come to pass, (oh!), then the people will do great deeds, the men of faith, in that day.' And today the hour has come when the great drama, the great picture of God has been presented, of the latter rain. Joel said, 'It shall come to pass in the last days that I shall pour out My Spirit upon all flesh; and your sons and your daughters will prophesy. On My handmaids and servants I will pour out My Spirit. And I will show wonders in heaven above, and signs in the earth beneath, and pillars of fire, and vapor of smoke. It shall come to pass, before the great and dreadful day of the Lord comes, that everyone who calls on the name of the Lord shall be saved.' Jesus said there, 'These things that I do, you will do, and greater than these, for I am going to My Father.' Hallelujah! Hallelujah! This is what He said there, in the Word there, it says, 'If you abide in Me, and My Word abides in you, ask what you will, and it will be given to you.'"  These signs indicate to us that we are living in the end times and that the Return of Christ is getting closer every day.

In Matthew 24:42, the Lord Jesus warns, "Watch therefore, for you do not know what hour your Lord is coming." This exhortation to vigilance and preparation is crucial for all Believers. We must live our lives so that we are always ready for His Return, maintaining our faith and obedience to His Teachings.

The Comings of Christ is a sure and glorious promise. We live in the hope of His Return and the Restoration of all things in His Reign together with His Queen. The scriptures and the teachings of Brother Branham call us to be prepared, vigilant, and full of Hope, knowing that our Lord Jesus Christ will return just as He promised.

Here I will mention the Scriptures about the Comings of Christ so that you can then look them up and read them:

1. First Coming of Christ: Genesis 3:15, Isaiah 7:14, Micah 5:2, Matthew 1:21, Luke 2:11, John 1:14, 27.

2. Second Coming of Christ: John 14:3, Matthew 24:36, 42, 44, 1 Corinthians 4:5, 1 Thessalonians 4:16-17, and 1 Thessalonians 5:2-6.

3. Third Coming of Christ: Genesis 49:9-10, Daniel 7:9-10, Matthew 25:31-34, Jude 1:14, Revelation 1:4, 8, Revelation 4:8, Revelation 19:11, 14, 16, and Revelation 21:1-4.

Conclusion

Brother or Sister, the Deity of Jesus Christ is the Foundation of our Faith. We have explored how from the beginning, God promised a Savior, how Christ became incarnate, lived a Life of Miracles and Teachings, died and rose again for us, ascended into heaven and promised us the Holy Spirit, and how He will finally return to take us to Him and then establish His Kingdom where we will reign together with Him. Each of these points reveals to us the Love and Power of God manifested in Jesus Christ.

The Life of the Lord Jesus is not only a story to be admired, but a call to action. In John 14:15, the Lord Jesus tells us, "If you love me, keep my commandments..." This is a clear call to obey His Teachings and live according to His Will. We cannot simply be hearers of the Word; we are to be doers of it (James 1:22).

Brother Branham reminds us of the importance of living a life filled with the Holy Spirit. He says, and I quote, "The hope of glory, the baptism of the Holy Spirit has entered the hearts of the people, and they do not recognize what it is. They think it's joining some church, or something. But that is the God, the Creator, living in you and giving you all the Powers. And you own everything He had. So it is also in you to abstain from evil, do good, avoid evil, and flee to righteousness, to turn away from temptation. All malice, hatred, strife, envy, and so forth, get away from it, because that will take Him out of your heart. If you receive Him, embrace Him and love Him, and keep Him in your heart and love Him. I can tell you, the church united in that kind of Power, has the Power to shut up the heavens, heal the sick, open the eyes of the blind, hallelujah, the dumb speak, and the deaf hear, the crippled walk, the blind see. Why? By recognizing the Power of Almighty God in your heart. There is He, the Godhead."  This is the result of allowing ourselves to be Sealed by the Holy Spirit, it is an urgent call that invites us to seek the filling of the Holy Spirit to live in His Power.

The Lord Jesus calls us to be His Disciples, to follow in His Footsteps, and to carry His Message of Love and Salvation to the world. In Matthew 28:19-20, the Lord Jesus gives us the Great Commission:

19 Go therefore and teach all the Gentiles, baptizing them in the name of the Father, and of the Son, and of the Holy Spirit:

20 Teaching them to observe all things whatsoever I have commanded you: and, behold, I am with you always, even to the end of the age. Amen.

This Great Commission reminds us that we have a mission to fulfill and that we are not alone in this task; Christ is in us.

Let us live with the Hope of Christ's Return, but also with the urgency to obey and live the Gospel here and now. May our lives reflect the Love, Grace, and Truth of Jesus Christ. May we daily seek His Presence, may we be filled with His Spirit, and may we be Light in the midst of darkness.

Brother or sister, whoever hears my voice on this occasion, I invite you to renew Your Commitment to Christ today. If you have not yet received the Holy Spirit, seek His Fullness, the Fullness of Deity bodily. If you have already received it, live in His Power and share His Love with others. May our lives be a living testimony of the Deity of Jesus Christ and His Redemptive Work in us. May the Lord bless you and guide you in your daily walk with Him. Amen!

Prayer

Dear Heavenly Father, we draw near to You at this time with humble and grateful hearts. We thank you for the revelation of your Word and for the Truth of the Godhead of Jesus Christ, our Savior and Redeemer. We praise you for your Infinite Love and for the Sacrifice of your Son (our Brother) on the cross, who has given us Eternal Life and Hope.

Lord, I intercede for every hearer who has heard this Message. We ask that Your Holy Spirit touch their hearts and fill them with Your Presence. May those who have not yet received the baptism of the Holy Spirit earnestly seek it and receive it with joy. May your Spirit guide them, strengthen them, and enable them to live a holy life obedient to your Word.

Father, we ask You to renew the commitment of every Believer. May they live in the Light of your Truth, reflecting the Love and Grace of Jesus Christ in every aspect of their lives. Help them to be faithful witnesses of your Gospel, taking your Message of Salvation to every corner of the world.

Lord, we pray for those who are going through hardships and trials. May your Peace, which surpasses all understanding, fill and console them. May they feel your Presence near and trust in your Faithfulness and Provision. Strengthen their faith and give them hope of your soon Return.

Father, we ask You to help us live in constant expectation of the Coming of Christ. May our lives always be ready, vigilant and filled with your Holy Spirit. May we be Light in the midst of darkness and may our actions glorify Your Glorious Name.

We thank you, Lord, for your Love, your Grace and your Mercy. We give you our lives and ask you to use us for your glory. May we walk closer to You every day and live according to Your Perfect Will.

We ask this in the Almighty Name which is above every name, in the Name of the Lord Jesus Christ, our Father God, our Savior and our King. Amen!

Introduction

Frères et sœurs, avec ce premier épisode de l'année, nous commencerons par étudier et analyser un à un les Messages prêchés par le Frère et Révérend William Marrion Branham.  Le premier sermon disponible en espagnol sur la plateforme officielle de « Voice of God Recordings » s'intitule : « La Divinité de Jésus-Christ », où Frère Branham nous guide à travers les Écritures afin de comprendre qui est le Seigneur Jésus et Son rôle dans notre salut. Dans un monde plein d'incertitudes et de défis, il est vital que nous réaffirmions notre foi en Jésus-Christ, non seulement en tant que grand enseignant ou prophète, mais en tant que Dieu incarné, l'Emmanuel, le Sauveur du monde.

Depuis la nuit des temps, l'humanité a cherché des réponses aux questions les plus profondes de l'existence : Qui sommes-nous ? D'où venons-nous ? Quel est notre but, où allons-nous ? La réponse à ces questions se trouve en Jésus-Christ. Il est la manifestation de Dieu sur la terre, l'accomplissement des Promesses Divines et l'Espérance de l'humanité. Dans saint Jean 1:1-3, 14, il nous dit :

1 Au commencement était le Verbe, et le Verbe était avec Dieu, et le Verbe était Dieu.

2 C'était au commencement avec Dieu.

3Tout a été fait par lui ; et sans elle, rien de ce qui est fait n'a été fait.

14 Et ce Verbe s'est fait chair, et il a habité parmi nous, et nous avons vu sa gloire, la gloire du Fils unique du Père, pleine de grâce et de vérité.

Noël, que le monde vient de célébrer, nous rappelle la naissance de Jésus, mais son histoire ne s'arrête pas à la crèche. La naissance de Jésus a été célébrée, ce qui n'est plus qu'une tradition. Jésus n'est pas né le 25 décembre, c'est impossible. Les collines de Judée étaient pleines de neige à cette époque, alors comment cela pouvait-il être le cas ? Jésus en général, selon l'astrologie et ainsi de suite, et selon tous, est né au début du mois d'avril, au printemps, dans la partie nord de l'hémisphère. Mais ce jour, le 25 décembre, qui est très bien, n'est qu'une commémoration de sa venue dans le monde. Sa Vie, sa Mort et sa Résurrection sont l'axe central de notre foi. Le Seigneur Jésus n'est pas seulement un personnage historique ; c'est le Fils de Dieu, qui est venu nous racheter du péché et nous offrir la vie éternelle. Dans Colossiens 2:9, l'apôtre Paul déclare : « Car en lui habite corporellement toute la plénitude de la Divinité... Cette déclaration souligne la vérité que le Seigneur Jésus est pleinement Dieu et pleinement homme, cent pour cent humain et cent pour cent divin.

Au cours des siècles, beaucoup ont tenté de minimiser la divinité de Jésus, ne le voyant que comme un grand enseignant moral ou un chef spirituel. Cependant, les Écritures nous révèlent qu'Il est bien plus que cela. Le Seigneur Jésus Lui-même a déclaré dans Jean 14:6 :

6… Je suis le chemin, la vérité et la vie : personne ne vient au Père que par moi.

Cette déclaration ne laisse aucun doute sur Son identité et Son rôle primordial dans le salut de l'humanité.

Aujourd'hui, alors que nous explorons le Message sur « La Divinité de Jésus-Christ », je vous invite à ouvrir vos cœurs et vos esprits à la vérité de qui Il est. Permettez-moi de vous guider à travers les Écritures et le Message de Frère Branham pour approfondir notre compréhension et renforcer notre foi. Que le Saint-Esprit nous éclaire et nous remplisse de sa présence alors que nous approfondissons ce sujet si vital pour nos vies de croyants en Christ.

Frère Branham a lu Luc 2:1-7, mais pour cette étude et cette analyse, nous prendrons Saint Luc 1:30-33, où la Vierge Marie est annoncée qu'elle concevra le Fils de Dieu.

Luc 1:30-33 :

30 Alors l'ange lui dit : « Marie, n'aie pas peur, car tu as trouvé grâce auprès de Dieu. »

31 Et voici, tu concevras dans ton sein, et tu enfanteras un fils, et tu l'appelleras du nom de Jésus.

32 Cet homme sera grand, et on l'appellera Fils du Très-Haut, et le Seigneur Dieu lui donnera le trône de David, son père.

33 Et il régnera éternellement dans la maison de Jacob ; et il n'y aura pas de fin à son royaume.

LA PROMESSE DU MESSIE

Avant le début de la création ou de la fondation du monde (1 Pierre 1:19-25), Dieu avait un plan de rédemption pour l'humanité qui tomberait en transgression dans le jardin d'Éden. Cette promesse est annoncée par Dieu Lui-même dans Genèse 3:15, qui dit :

15 Et je mettrai une inimitié entre toi et la femme, et entre ta postérité et sa postérité ; Il vous meurtrira la tête et vous le blesserez au talon.

Ce verset, connu sous le nom de protoévangile, est la première prophétie parlée et écrite sur la venue du Messie, qui vaincrait le péché et Satan.

Frère Branham insiste sur le fait que cette promesse s'est accomplie en Jésus-Christ. Dans son message, il explique que dès l'époque de Jean-Baptiste et même avant, dans la Genèse, il a été prophétisé que « la semence de la femme écraserait la tête du serpent ». Cette prophétie fait référence à Jésus-Christ, qui, par Sa mort et Sa résurrection, a vaincu l'homme armé et puissant (Satan) et racheté l'humanité.

Tout au long de l'Ancien Testament, nous trouvons de nombreuses prophéties qui indiquent la venue du Messie. Dans Ésaïe 7:14, il nous est dit : « C'est pourquoi l'Éternel lui-même vous donnera un signe : Voici, la vierge concevra, et enfantera un fils, et elle lui donnera le nom d'Emmanuel. »  Emmanuel signifie « Dieu avec nous », ce qui souligne la divinité de Jésus-Christ. Dans Ésaïe 9:6, il est prophétisé : « Car un enfant nous est né, un fils nous a été donné ; et la principauté sur son épaule : et son nom sera appelé Merveilleux, Conseiller, Dieu puissant, Père éternel, Prince de la paix.

L'accomplissement de ces prophéties est clairement visible dans le Nouveau Testament. Dans Matthieu 1:22-23, Ésaïe 7:14 est cité pour montrer que la naissance du Seigneur Jésus à une vierge est l'accomplissement de cette prophétie. De plus, dans Luc 1:31-33, dans lequel nous lisons, l'ange Gabriel dit à Marie : « Et voici, tu concevras dans ton sein, et tu enfanteras un fils, et tu lui donneras le nom de Jésus. Il sera grand, et on l'appellera Fils du Très-Haut, et le Seigneur Dieu lui donnera le trône de David, son père, et il régnera éternellement dans la maison de Jacob. et il n'y aura pas de fin à son royaume.

Frère Branham insiste aussi sur le fait que le Seigneur Jésus-Christ est venu dans la chair humaine pour être notre Rédempteur. Il explique que Dieu, pour racheter l'homme, devait descendre et prendre sa place, en prenant part à la chair et au sang. Cela s'est accompli lorsque Dieu s'est incarné dans le Seigneur Jésus né d'une vierge et a vécu parmi nous. Dans Jean 1:14, il nous est dit : « Et le Verbe s'est fait chair, et il a habité parmi nous (et nous avons vu sa gloire, la gloire du Fils unique du Père), plein de grâce et de vérité. »

Dès le commencement, dans le jardin d'Éden, Dieu a promis un Sauveur, et cette promesse s'est accomplie en Jésus-Christ. Par sa vie, sa mort et sa résurrection, Jésus-Christ a racheté l'humanité du péché et vaincu Satan, accomplissant ainsi les prophéties de l'Ancien Testament et démontrant sa divinité.

L'INCARNATION DE DIEU

Comme nous l'avons déjà dit, le Seigneur Jésus n'est pas simplement un prophète ou un enseignant ; Il est Dieu incarné, Dieu manifesté dans la chair humaine. Dans Jean 1:14, nous répétons encore : « Et le Verbe s'est fait chair...  Ce verset est fondamental pour comprendre la nature du Seigneur Jésus en tant que Dieu fait homme. L'Incarnation est l'acte par lequel Dieu prend forme humaine pour vivre parmi nous et nous sauver dans le déroulement du Grand Drame de la Rédemption.

Frère Branham insiste sur cette vérité dans son Message. Il dit  : « Eh bien, c'est pour cela qu'il est venu, pour être un Rédempteur. Et avant que Dieu puisse être un Rédempteur, Il devait être, selon la loi, un parent Rédempteur. Il devait être un de nos parents. Dieu lui-même, sortant de l'Esprit, est entré en Jésus-Christ. Et la Bible dit que « Dieu était en Christ pour réconcilier le monde avec lui-même ». Dieu lui-même, Jéhovah, a vécu en Christ et est devenu notre parent, parce qu'il est né dans la chair humaine comme nous.  Cela souligne que le Seigneur Jésus n'est pas simplement un homme inspiré par Dieu, ou un être humain éclairé, mais qu'il est Dieu Lui-même sous forme humaine.  Dieu, au commencement, quand Il a créé le premier homme, Il l'a fait esprit (Genèse 1:26-27). Et l'esprit est la partie invisible de l'homme que l'on ne voit pas. Eh bien, Dieu a créé l'homme à Son image, et la Parole de Dieu nous dit dans Jean 4:24 que « Dieu est Esprit ». Et le premier homme qui a été créé avait la seigneurie sur toute la création, tout comme le Saint-Esprit a la seigneurie sur l'Église aujourd'hui. Adam a guidé la création, il a guidé les animaux.

Frère Branham dit : «  Mais il n'y avait pas d'homme pour cultiver la terre, alors Dieu a fait l'homme de la poussière de la terre. Et cet homme, il se peut qu'Il lui ait donné des mains comme celles d'un singe ; peut-être lui donnait-il des pieds comme ceux d'un ours. Quoi qu'Il en soit, Il l'a simplement assemblé et en a fait un homme. Mais cet homme, Il a mis cet esprit immortel, qui ne meurt jamais, à l'intérieur de cet homme, et il est devenu plus qu'un animal irrationnel ; Il est devenu un homme.

L'Incarnation est un mystère profond et merveilleux qui témoigne de l'Amour de Dieu pour l'humanité. Pour devenir un homme, pour devenir un parent des nôtres, il a dû se créer un corps non pas d'une race déchue, mais un corps dans lequel le sang de Dieu coulerait, bien que Dieu en tant qu'Esprit n'ait pas de sang. Comment cela se peut-il alors ? C'est le Sang créateur de Dieu qu'Il a créé pour qu'Il puisse nous racheter, et Il est venu et a vécu dans le même corps qu'Il a créé dans le sein d'une Vierge. Par conséquent, en tant qu'Esprit, Il ne pouvait pas être tenté.  Dieu a dû souffrir la tentation. Il a dû subir la tentation sexuelle. Il a dû souffrir toutes sortes de tentations, être tenté par le diable quant aux richesses, aux pouvoirs, aux domaines, etc. Il a dû subir tout cela. Et pour ce faire, il ne pouvait pas le porter en Esprit ; Il devait être Dieu dans la chair.

Dans Philippiens 2:6-8, l'apôtre Paul décrit l'humilité et le sacrifice du Seigneur Jésus :

6 Qui, ayant la forme de Dieu, n'a pas considéré comme une usurpation le fait d'être égal à Dieu,

7 Mais il s'anéantit lui-même, prenant la forme d'un serviteur, fait à la ressemblance des hommes ;

8 Et ayant été trouvé sous la forme de l'homme, il s'est humilié, et a été rendu obéissant jusqu'à la mort, jusqu'à la mort sur une croix.

Ce passage souligne que le Christ, par l'intermédiaire de Dieu, s'est fait homme et s'est soumis à la mort pour nous racheter. Frère Branham souligne également que « Dieu est descendu il y a environ dix-neuf cents ans, sous la forme d'un enfant, né dans une mangeoire, couvert par l'ombre du Saint-Esprit, non né par le désir sexuel. Il était Dieu. Le sang de Dieu était en lui. Cela met en évidence la pureté et la divinité du Seigneur Jésus dès sa naissance. Il n'a pas été conçu naturellement, mais par la puissance de l'Esprit Saint, qui confirme sa nature divine.

Dans Colossiens 1:19-20, l'apôtre Paul écrit :

19 Car il a plu au Père que toute plénitude habitât en lui,

20 Et par lui, pour réconcilier toutes choses avec lui-même, en faisant la paix par le sang de sa croix, tant ce qui est sur la terre que ce qui est dans les cieux.

Ce verset nous montre que toute la plénitude de Dieu a habité dans le Seigneur Jésus, et par Son Sacrifice sur la croix, après un terrible Gethsémani, nous a réconciliés avec Dieu. Jean 14:6 est une affirmation claire de sa divinité et de son rôle principal dans le salut. Il n'y a pas d'autre chemin vers Dieu que par le Christ, par l'incarnation de Dieu.

L'incarnation de Dieu en Jésus-Christ est la vérité centrale de notre foi. Le Seigneur Jésus n'était pas simplement un prophète ou un enseignant ; Il est Dieu fait chair, qui est venu vivre parmi nous, nous enseigner et nous sauver par sa mort et sa résurrection. Cette vérité nous remplit d'espérance et nous appelle à vivre en communion avec Lui, en reconnaissant Sa Divinité et Son Amour infini pour nous.

LA VIE ET LE MINISTÈRE DE JÉSUS

Au cours de sa vie, le Seigneur Jésus a démontré sa divinité par des miracles et des enseignements. Dans Matthieu 9:6, Jésus dit : « Afin que vous sachiez que le Fils de l'homme a sur la terre la puissance de pardonner les péchés » (Il dit ensuite au paralytique) : « Lève-toi, prends ton lit, et rentre chez toi. »  Seul Dieu a le pouvoir de pardonner les péchés, et le Seigneur Jésus l'a fait. Cet acte a non seulement montré Sa Compassion et Sa Puissance, mais a également confirmé Sa Divinité Divine. Un autre acte se trouve dans Luc 7:48-50, où le Seigneur Jésus pardonne à une femme pécheresse et dit : « Tes péchés te sont pardonnés... Ta foi t'a sauvé, va en paix. Cet acte de pardon confirme sa divinité et sa mission rédemptrice.

Frère Branham insiste sur le fait que Jésus, par ses miracles, a montré qu'il était plus qu'un simple homme. Dans Son Message, Branham dit : « Il s'est tenu là, Il est le Créateur de toutes choses. Il a créé la vie ; Les grenouilles, oh, les abeilles, les canards, les poules, les animaux, il a tout créé. « Et rien n'a été fait qui n'ait été fait par lui. » Qui? Christ, la Divinité ! « Il a fait tomber les plaies et tout au temps de l'Égypte. » Qui? Christ! Il a bouché la gueule des lions. Il a éteint les incendies impétueux. Ils évitèrent le tranchant de l'épée. Ils ont ressuscité les morts du tombeau. Qui? Christ! Oh, wow, qu'est-ce que ce sera ! Qui c’est? Le Christ, la Divinité !. Lorsque nous lisons dans les Évangiles des guérisons, des résurrections, des miracles de multiplication des pains et des poissons, de la marche sur l'eau et même de la répression des tempêtes, c'est plus que la preuve que le Seigneur Jésus était Dieu incarné. Ces actes surnaturels non seulement profitaient à ceux qui les recevaient, mais servaient également de signes de Sa Divinité.

L'un des miracles les plus significatifs du Seigneur Jésus a été la résurrection de Lazare, qui était mort depuis quatre jours. Dans Jean 11:25-26, le Seigneur Jésus déclare :

25… Je suis la résurrection et la vie : celui qui croit en moi, même s'il est mort, vivra.

26 Et quiconque vit et croit en moi ne mourra pas éternellement. Croyez-vous cela ?

Et je vous demande, mon ami : croyez-vous cela ? Le Seigneur Jésus ressuscite alors Lazare, démontrant Sa puissance sur la mort. Ce miracle n'a pas seulement réconforté la famille de son ami Lazare, mais a également renforcé la foi de ses disciples et de tous ceux qui ont été témoins de l'événement.

En plus de Ses miracles, les enseignements du Seigneur Jésus révèlent aussi Sa nature divine. Dans le Sermon sur la montagne, le Seigneur Jésus a enseigné avec une autorité qui a étonné ses auditeurs. Dans Matthieu 7:28-29, il nous est dit :

28 Et il arriva, quand Jésus eut achevé ces paroles, que le peuple fut stupéfait de son enseignement.

29 Car il les enseignait comme quelqu'un qui a autorité, et non comme des scribes.

Ses enseignements sur l'amour, le pardon et le Royaume de Dieu ont transformé des vies et continuent d'avoir un impact sur le monde d'aujourd'hui. Dans Matthieu 5:17, le Seigneur Jésus dit :

17 Ne croyez pas que je sois venu pour abolir la loi ou les prophètes, je ne suis pas venu pour détruire, mais pour accomplir.

Frère Branham explique que le Seigneur Jésus, en accomplissant la loi, a montré qu'Il était le Messie promis et l'accomplissement de toutes les prophéties de l'Ancien Testament qu'il était de Son devoir d'accomplir.

Par conséquent, la vie et le ministère du Seigneur Jésus sont pleins de preuves de Sa divinité. Par ses miracles, ses enseignements et son autorité pour pardonner les péchés, Jésus-Christ a démontré qu'il est Dieu incarné. Sa vie a non seulement transformé ceux qui le connaissaient personnellement, mais continue d'avoir un impact sur le monde entier.

MORT ET RÉSURRECTION

Le point culminant de l'œuvre de rédemption du Seigneur Jésus a été Sa mort sur la croix et Sa résurrection. Dans Romains 5:8, l'apôtre Paul nous dit :

8 Mais Dieu nous recommande son amour, parce que, lorsque nous étions encore pécheurs, Christ est mort pour nous.

Ce verset met en évidence l'amour inconditionnel de Dieu, qui a envoyé son Fils mourir pour nous, même lorsque nous étions dans le péché. La mort du Seigneur Jésus sur la croix est l'Acte suprême d'Amour et de Sacrifice, qui a ouvert la voie à notre Réconciliation avec Dieu.

Frère Branham souligne l'importance de la mort du Seigneur Jésus dans son Message. Il dit, et je cite : « Il est venu la première fois pour racheter son Église. »  Cette rédemption a été accomplie par Son Sacrifice sur la croix, où le Seigneur Jésus a pris sur Lui les péchés de tous les Fils de Dieu. Dans 1 Pierre 2:24, il nous est dit : « Celui qui a lui-même porté nos péchés dans son corps sur le bois, afin que nous, étant pliés aux péchés morts, vivions pour la justice, par la blessure de laquelle vous avez été guéris. » La croix est le lieu où l'Œuvre de Rédemption du Seigneur Jésus a eu lieu, apportant la Guérison et le Salut à tous ceux qui croient en Lui.

La résurrection du Seigneur Jésus est tout aussi cruciale dans l'Œuvre Rédemptrice. Dans 1 Corinthiens 15:3-4, l'apôtre Paul nous rappelle : « Car je vous ai enseigné le premier ce que j'ai aussi reçu, que Christ a été mis à mort pour nos péchés selon les Écritures ; Et qu'il a été enseveli, et qu'il est ressuscité le troisième jour, selon les Écritures...  La résurrection du Seigneur Jésus est la preuve ultime de sa divinité et de l'accomplissement des prophéties de l'Ancien Testament, dont celles parlaient de lui. Sans la Résurrection, notre Foi serait vaine, mais grâce à elle, nous avons l'Espérance de la Vie Eternelle.

Frère Branham souligne également l'importance de la Résurrection dans son Message. Il explique : « Cette même puissance du Christ qui était suspendue sur la croix du Calvaire, le même Dieu qui l'a ressuscité le jour de la résurrection, est en vous maintenant, en vous qui avez le Saint-Esprit. » Ce pouvoir sur la mort est ce qui nous donne l'espérance de notre propre résurrection et de la vie éternelle avec Dieu. Dans Romains 8:10-11, l'apôtre Paul nous dit :

10 Mais si Christ est en vous, le corps est vraiment mort à cause du péché ; Mais l'Esprit vit à cause de la justice.

11 Et si l'Esprit de celui qui a ressuscité Jésus d'entre les morts habite en vous, celui qui a ressuscité Jésus-Christ d'entre les morts vivifiera aussi vos corps mortels par son Esprit qui habite en vous.

De plus, la résurrection du Seigneur Jésus est une garantie de sa victoire sur le péché et Satan. Dans Colossiens 2:15, l'apôtre Paul écrit : « Et il dépouilla les principautés et les puissances, et les fit honte en public, triomphant d'elles en lui-même. » La Résurrection est la confirmation que le Seigneur Jésus a vaincu toutes les puissances du mal et a assuré notre victoire en Lui.

Frère Branham mentionne aussi que la Résurrection de Jésus est une promesse de Son Retour. Il dit : « Il vient pour la deuxième fois : pour recevoir son Église. »  La résurrection n'assure pas seulement notre salut, mais elle nous donne aussi l'espérance que Jésus-Christ reviendrait pour nous prendre et nous rassembler à lui. Dans 1 Thessaloniciens 4:16-17, l'apôtre Paul écrit : « Car le Seigneur lui-même descendra du ciel avec des acclamations, avec la voix d'un archange et avec la trompette de Dieu ; et les morts en Christ ressusciteront les premiers : Alors, nous qui sommes vivants et qui restons, nous serons enlevés avec eux dans les nuées à la rencontre du Seigneur dans les airs, et ainsi nous serons toujours avec le Seigneur.

La mort et la résurrection de Jésus le Christ sont le cœur de notre foi en tant que croyants en lui. Par son sacrifice sur la croix, le Seigneur Jésus nous a rachetés du péché et, par sa résurrection, il nous a donné l'espérance de la vie éternelle. Ces vérités nous appellent à vivre dans la gratitude et l'espérance. Les Venues du Christ, selon Frère Branham, sont au nombre de trois, je vais le citer en entier : « Il, souvenez-vous, la première fois : pour racheter Son Église ; la deuxième fois : recevoir son Église ; la troisième fois : avec son Église, en tant que Roi et Reine. 

L'ASCENSION ET LA PROMESSE DE L'ESPRIT SAINT

Après Sa Résurrection, le Seigneur Jésus est monté au Ciel, mais Il ne nous a pas laissés seuls. Dans Jean 14:16-17, Jésus promet : « Et je prierai le Père, et il te donnera un autre consolateur, pour être avec toi pour toujours, l'Esprit de vérité, que le monde ne peut recevoir, parce qu'il ne le voit pas et ne le connaît pas, mais vous le connaissez ; car il est avec vous, et il sera en vous.  Cette promesse assure aux croyants que même si le Seigneur Jésus montait au ciel, nous ne serions pas impuissants. Il a envoyé le Saint-Esprit pour nous guider, nous réconforter et nous fortifier.

Frère Branham, dans l'une des prières qu'il dit à Dieu, dit : « S'il y en a qui sont perdus ici, qui n'ont pas le Saint-Esprit, qu'ils reçoivent de Toi ce matin. Accorde-le, Dieu bien-aimé, car nous le demandons au Nom de ton Fils bien-aimé Jésus ; Qui est né dans une crèche il y a dix-neuf cents ans, qui a souffert trente-trois ans plus tard au Calvaire pour nos péchés, qui est monté sur les hauteurs quelques jours plus tard, quarante jours plus tard. Il a été reçu dans la Gloire, puis dix jours plus tard, il est revenu dans la puissance du Saint-Esprit, et maintenant il vit dans l'église. Et bientôt, avec cette même Puissance qui L'a suscité, le Saint-Esprit dans l'Église, Il va faire ressortir cela. Ô Dieu, viens, s'il te plaît, et sauve l'Eglise. Parce que nous le demandons en Son Nom.  Comme Frère Branham nous l'a dit dans la prière, l'Ascension de Jésus au ciel est une confirmation de Sa Victoire sur la mort et de Son exaltation à la Droite de Dieu : « Il a été reçu dans la gloire...  Et cet événement se trouve dans Actes 1:9-11, où il est décrit comment Jésus a été élevé au ciel et une nuée l'a caché à la vue de ses disciples. Deux hommes vêtus de blanc apparurent et leur dirent : « Hommes de Galilée, que regardez-vous dans le ciel ? ce même Jésus qui a été enlevé du milieu de vous au ciel, ainsi il viendra comme vous l'avez vu aller au ciel.

La promesse du Saint-Esprit est une partie cruciale du plan de Dieu pour son Église. Dans Jean 16:7, Jésus dit : « Mais moi, je vous le dis en vérité, il faut que vous y alliez, car si je n'étais pas moi, le Consolateur ne viendrait pas à vous ; mais si je m'en vais, je vous l'enverrai. Le Saint-Esprit, également connu sous le nom de Consolateur, est Celui qui nous guide dans toute la vérité, nous donne la force de vivre une vie sainte et nous permet de servir dans le Royaume de Dieu.

Frère Branham mentionne également la promesse du Saint-Esprit et l'explique dans son Message comme suit : « Je ne vous laisserai pas orphelins. Je prierai le Père et Il vous donnera un autre Consolateur, qui est l'Esprit Saint. Il sera avec vous pour toujours. Un peu et le monde ne me verra plus ; mais je vais au Ciel pour préparer cette chose, et je reviendrai et je serai avec vous, même en vous, jusqu'à la fin du monde. Cette citation souligne la continuité de la Présence du Seigneur Jésus à travers l'Esprit Saint, qui habite dans les croyants. Plus loin dans le message, Frère Branham insiste en disant : « Nous n'adorons pas Christ dans la crèche, mais Christ en vous, le Saint-Esprit, l'espérance de la Vie, alléluia, le Créateur, Dieu Lui-même habitant dans l'homme. Ce que nous serons n'a pas encore été révélé, mais nous le verrons tel qu'il est. Car nous serons rendus semblables à lui, l'Esprit dans l'homme.

Dans Actes 2, nous voyons l'accomplissement de cette promesse le jour de la Pentecôte, lorsque le Saint-Esprit est descendu sur les disciples. Dans Actes 2:2-4, il nous est dit :

2 Et soudain, il vint du ciel un bruit comme celui d'un vent impétueux, et il gonfla toute la maison où ils étaient assis.

3 Et il leur apparut des langues divisées, comme du feu, qui se posèrent sur chacun d'eux.

4 Et ils furent tous remplis du Saint-Esprit, et se mirent à parler en d'autres langues, comme l'Esprit le leur avait donné.

Cet événement a marqué la naissance de l'Église et le début d'une nouvelle ère dans laquelle l'Esprit Saint serait présent et actif dans la vie des croyants.

Frère Branham souligne également l'importance du Saint-Esprit dans la vie du croyant : Il dit : « Louez Dieu, le Saint-Esprit prend position. Oui. « Quand l'ennemi viendra comme un fleuve, alors je lèverai une bannière contre lui. » C’est juste. Et l'Église a pris sa position, c'est-à-dire l'Église du Saint-Esprit. Cette déclaration souligne que l'Esprit Saint est celui qui nous permet d'affronter l'adversité et de vivre victorieusement.

L'Ascension du Seigneur Jésus et la Promesse du Saint-Esprit sont fondamentales pour notre foi. Le Seigneur Jésus, en montant au ciel, a assuré sa victoire et son exaltation, et en envoyant le Saint-Esprit, il nous a donné un consolateur qui est avec nous pour toujours. Le Saint-Esprit nous guide, nous fortifie et nous permet de vivre une vie qui glorifie Dieu.

LES AVÈNEMENTS DU CHRIST

Enfin, il y a une promesse de Son Retour. Dans Actes 1:11, les deux hommes vêtus de blanc dirent aux disciples : « Hommes de Galilée, que regardez-vous au ciel ? ce même Jésus qui a été enlevé du milieu de vous au ciel, ainsi il viendra comme vous l'avez vu aller au ciel.  Nous vivons dans l'espérance de Son Retour et de la Restauration de toutes choses. Cette promesse de la venue du Christ est l'une des vérités les plus consolantes et les plus pleines d'espoir de la foi chrétienne.

La Bible regorge de références à la venue du Christ. Dans Matthieu 24:30, le Seigneur Jésus Lui-même dit : « Et alors le signe du Fils de l'homme sera montré dans le ciel ; et alors toutes les tribus de la terre se lamenteront, et elles verront le Fils de l'homme venant sur les nuées du ciel avec une grande puissance et une grande gloire. Cette description nous montre que son retour sera visible et glorieux, un événement que personne ne peut ignorer : « ... viendra sur les nuées du ciel.

Dans 1 Thessaloniciens 4:16-17, nous répétons encore ce que l'apôtre Paul écrit :

16 Car le Seigneur lui-même descendra du ciel avec une acclamation, avec la voix de l'archange et avec la trompette de Dieu ; et les morts en Christ ressusciteront les premiers :

17 Alors, nous qui sommes vivants et qui restons, nous serons enlevés avec eux dans les nuées à la rencontre du Seigneur dans les airs, et ainsi nous serons toujours avec le Seigneur.

Ce passage nous donne une vision claire de ce à quoi ressemblera la venue du Seigneur Jésus-Christ et la réunion des croyants avec Lui.

Frère Branham a aussi longuement parlé de la venue du Christ. Dans son message, il dit : « Jésus vient trois fois. Il est venu la première fois : pour racheter son Église. Il vient la deuxième fois : pour recevoir son Église. Il vient la troisième fois : avec son Église. Cette déclaration met en évidence les différentes phases de la venue du Christ et son dessein dans chacune d'elles.

Dans Apocalypse 1:7, il nous est dit : « Voici, il vient avec les nuées, et tout œil le verra, et ceux qui l'ont percé ; et toutes les races de la terre se lamenteront sur lui. Qu'il en soit ainsi. Amen.  Ce verset confirme que cette venue de Jésus-Christ sera un événement mondial, visible par tous, et qu'elle apportera le jugement et la pleine restauration.

Frère Branham insiste également sur l'importance d'être préparé pour le Retour de Jésus-Christ. Il dit, et je cite : « Le grand drame est préparé, et maintenant nous sommes prêts à voir de grandes choses se produire. L'Église est déjà sortie du berceau. C’est juste. La Pentecôte l'a secouée là-bas, il y a quelques années, dans le passé, quand les gens lui jetaient des pierres, se moquaient d'elle et se moquaient d'elle ; Mais elle a grandi en arrivant à l'âge adulte maintenant. Certainement. Le moment est venu ! Alléluia! C’est juste. C'est ce qui m'intéresse : voir l'Église de Dieu se réunir maintenant. Nous avons été frappés ici, et frappés là, mais l'heure vient où Dieu nous enveloppe tous du manteau, pour nous rassembler, car l'ennemi est à la porte. Alléluia! Oui Monsieur. Il a dit, et Daniel a dit : 'Les grandes choses des derniers jours, quand ces choses arriveront, (oh !), alors le peuple fera de grandes actions, les hommes de foi, en ce jour-là.' Et aujourd'hui, l'heure est venue où le grand drame, la grande image de Dieu a été présentée, de la pluie de l'arrière-saison. Joël dit : « Il arrivera dans les derniers jours que je répandrai mon Esprit sur toute chair ; et vos fils et vos filles prophétiseront. Sur Mes servantes et Mes serviteurs, Je répandrai Mon Esprit. Et je montrerai des prodiges dans le ciel en haut, et des signes en bas sur la terre, et des colonnes de feu, et des vapeurs de fumée. Il arrivera, avant que vienne le jour grand et redoutable du Seigneur, que quiconque invoquera le nom du Seigneur sera sauvé. Jésus y dit : « Ce que je fais, c'est vous qui le ferez, et il est plus grand que cela, car je m'en vais à mon Père. » Alléluia! Alléluia! C'est ce qu'Il a dit là, dans la Parole là-bas, il est dit : 'Si vous demeurez en Moi, et que Ma Parole demeure en vous, demandez ce que vous voulez, et cela vous sera donné.'  Ces signes nous indiquent que nous vivons à la fin des temps et que le Retour du Christ se rapproche chaque jour.

Dans Matthieu 24:42, le Seigneur Jésus avertit : « Veillez donc, car vous ne savez pas à quelle heure votre Seigneur vient. » Cette exhortation à la vigilance et à la préparation est cruciale pour tous les croyants. Nous devons vivre notre vie de manière à être toujours prêts pour son retour, en maintenant notre foi et notre obéissance à ses enseignements.

La venue du Christ est une promesse certaine et glorieuse. Nous vivons dans l'espérance de son retour et de la restauration de toutes choses dans son règne avec sa reine. Les Écritures et les enseignements de Frère Branham nous appellent à être préparés, vigilants et pleins d'espoir, sachant que notre Seigneur Jésus-Christ reviendra comme Il l'a promis.

Ici, je mentionnerai les Écritures sur la venue du Christ afin que vous puissiez ensuite les rechercher et les lire :

1. La première venue du Christ : Genèse 3:15, Ésaïe 7:14, Michée 5:2, Matthieu 1:21, Luc 2:11, Jean 1:14, 27.

2. La seconde venue du Christ : Jean 14:3, Matthieu 24:36, 42, 44, 1 Corinthiens 4:5, 1 Thessaloniciens 4:16-17 et 1 Thessaloniciens 5:2-6.

3. Troisième venue du Christ : Genèse 49:9-10, Daniel 7:9-10, Matthieu 25:31-34, Jude 1:14, Apocalypse 1:4, 8, Apocalypse 4:8, Apocalypse 19:11, 14, 16 et Apocalypse 21:1-4.

Conclusion

Frère ou sœur, la Divinité de Jésus-Christ est le fondement de notre foi. Nous avons exploré comment, dès le commencement, Dieu a promis un Sauveur, comment le Christ s'est incarné, a vécu une vie de miracles et d'enseignements, est mort et est ressuscité pour nous, est monté au ciel et nous a promis le Saint-Esprit, et comment il reviendra finalement pour nous amener à lui et ensuite établir son royaume où nous régnerons avec lui. Chacun de ces points nous révèle l'Amour et la Puissance de Dieu manifestés en Jésus-Christ.

La vie du Seigneur Jésus n'est pas seulement une histoire à admirer, mais un appel à l'action. Dans Jean 14:15, le Seigneur Jésus nous dit : « Si tu m'aimes, garde mes commandements... » C'est un appel clair à obéir à ses enseignements et à vivre selon sa volonté. Nous ne pouvons pas simplement être des auditeurs de la Parole ; nous devons le mettre en pratique (Jacques 1:22).

Frère Branham nous rappelle l'importance de vivre une vie remplie du Saint-Esprit. Il dit, et je cite : « L'espérance de la gloire, le baptême de l'Esprit Saint est entré dans le cœur des gens, et ils ne reconnaissent pas ce que c'est. Ils pensent que c'est rejoindre une église, ou quelque chose comme ça. Mais c'est le Dieu, le Créateur, qui vit en vous et vous donne tous les Pouvoirs. Et vous possédez tout ce qu'Il avait. Il est donc aussi en vous de vous abstenir du mal, de faire le bien, d'éviter le mal, et de fuir vers la justice, de vous détourner de la tentation. Toute méchanceté, toute haine, toute querelle, toute envie, et ainsi de suite, éloignez-vous-en, parce que cela Le fera sortir de votre coeur. Si tu le reçois, embrasse-le et aime-le, garde-le dans ton cœur et aime-le. Je peux vous dire que l'église unie dans ce genre de Puissance, a le Pouvoir de fermer les cieux, de guérir les malades, d'ouvrir les yeux des aveugles, alléluia, les muets parlent, et les sourds entendent, les estropiés marchent, les aveugles voient. Pourquoi ? En reconnaissant la puissance de Dieu Tout-Puissant dans votre cœur. C'est Lui, la Divinité.  C'est le résultat de nous laisser sceller par l'Esprit Saint, c'est un appel urgent qui nous invite à chercher la plénitude de l'Esprit Saint pour vivre dans Sa Puissance.

Le Seigneur Jésus nous appelle à être Ses disciples, à suivre Ses traces et à porter Son Message d'Amour et de Salut au monde. Dans Matthieu 28:19-20, le Seigneur Jésus nous donne la Grande Commission :

19 Allez donc, enseignez tous les païens, et les baptisez au nom du Père, du Fils et du Saint-Esprit.

20 Pour leur apprendre à observer tout ce que je vous ai ordonné, et voici, je suis avec vous tous les jours, jusqu'à la fin du monde. Amen.

Cette Grande Commission nous rappelle que nous avons une mission à remplir et que nous ne sommes pas seuls dans cette tâche ; Le Christ est en nous.

Vivons avec l'espérance du retour du Christ, mais aussi avec l'urgence d'obéir et de vivre l'Évangile ici et maintenant. Que nos vies reflètent l'Amour, la Grâce et la Vérité de Jésus-Christ. Puissions-nous rechercher quotidiennement sa présence, puissions-nous être remplis de son Esprit et puissions-nous être la lumière au milieu des ténèbres.

Frère ou sœur, quiconque entendra ma voix en cette occasion, je vous invite à renouveler aujourd'hui votre engagement envers le Christ. Si vous n'avez pas encore reçu le Saint-Esprit, cherchez Sa plénitude, la Plénitude de la Divinité corporellement. Si vous l'avez déjà reçu, vivez dans Sa Puissance et partagez Son Amour avec les autres. Que nos vies soient un témoignage vivant de la Divinité de Jésus-Christ et de Son œuvre rédemptrice en nous. Que le Seigneur vous bénisse et vous guide dans votre marche quotidienne avec Lui. Amen!

Prière

Cher Père céleste, nous nous approchons de toi en ce moment avec un cœur humble et reconnaissant. Nous te remercions pour la révélation de ta Parole et pour la vérité de la Divinité de Jésus-Christ, notre Sauveur et Rédempteur. Nous te louons pour ton Amour Infini et pour le Sacrifice de ton Fils (notre Frère) sur la croix, qui nous a donné la Vie Éternelle et l'Espérance.

Seigneur, j'intercède pour chaque auditeur qui a entendu ce Message. Nous demandons à Ton Esprit Saint de toucher leurs cœurs et de les remplir de Ta Présence. Que ceux qui n'ont pas encore reçu le baptême de l'Esprit Saint le cherchent ardemment et le reçoivent avec joie. Que ton Esprit les guide, les fortifie et leur permette de vivre une vie sainte dans l'obéissance à ta Parole.

Père, nous Te demandons de renouveler l'engagement de chaque croyant. Puissent-ils vivre dans la Lumière de ta Vérité, reflétant l'Amour et la Grâce de Jésus-Christ dans tous les aspects de leur vie. Aide-les à être des témoins fidèles de ton Évangile, en portant ton Message de Salut dans tous les coins du monde.

Seigneur, nous Te prions pour ceux qui traversent des épreuves et des épreuves. Que votre Paix, qui surpasse toute intelligence, les remplisse et les console. Qu'ils sentent ta présence proche et qu'ils aient confiance en ta fidélité et en ta provision. Fortifie leur foi et donne-leur l'espérance de ton prochain retour.

Père, nous Te demandons de nous aider à vivre dans l'attente constante de la venue du Christ. Que nos vies soient toujours prêtes, vigilantes et remplies de ton Esprit Saint. Puissions-nous être la Lumière au milieu des ténèbres et que nos actions glorifient Ton Nom Glorieux.

Nous te remercions, Seigneur, pour ton Amour, ta Grâce et ta Miséricorde. Nous vous donnons nos vies et vous demandons de nous utiliser pour votre gloire. Puissions-nous marcher plus près de Toi chaque jour et vivre selon Ta Volonté Parfaite.

Nous le demandons au Nom Tout-Puissant qui est au-dessus de tout nom, au Nom du Seigneur Jésus-Christ, notre Dieu notre Père, notre Sauveur et notre Roi. Amen! 

Introdução

Irmãos e irmãs, com este primeiro episódio do ano começaremos estudando e analisando uma a uma as Mensagens pregadas pelo irmão e reverendo William Marrion Branham.  O primeiro sermão disponível em espanhol na plataforma oficial de "Gravações da Voz de Deus" é intitulado: "A Divindade de Jesus Cristo", onde o irmão Branham nos guia através das Escrituras para entender quem é o Senhor Jesus e Seu Papel em nossa Salvação. Em um mundo cheio de incertezas e desafios, é vital que reafirmemos nossa fé em Jesus Cristo, não apenas como um grande mestre ou profeta, mas como Deus encarnado, Emanuel, o Salvador do mundo.

Desde o início dos tempos, a humanidade tem procurado respostas para as questões mais profundas da existência: Quem somos nós? De onde viemos? Qual é o nosso propósito, para onde vamos? A resposta a essas perguntas é encontrada em Jesus Cristo. Ele é a manifestação de Deus na terra, o cumprimento das Promessas Divinas e a Esperança da humanidade. Em São João 1:1-3, 14, ele nos diz:

1 No princípio era o Verbo, e o Verbo estava com Deus, e o Verbo era Deus.

2 Isso foi no princípio com Deus.

3Todas as coisas foram feitas por ele; e sem ela nada do que é feito foi feito.

14 E esse Verbo se fez carne e habitou entre nós (e vimos a sua glória, glória como do unigênito do Pai), cheio de graça e de verdade.

O Natal, que o mundo acaba de celebrar, recorda-nos o nascimento de Jesus; mas a sua história não termina na manjedoura. O nascimento de Jesus foi celebrado, o que agora é apenas uma tradição. Jesus não nasceu em 25 de dezembro, é impossível. As colinas da Judéia estavam cheias de neve naquela época, então como poderia ser? Jesus em geral, de acordo com a astrologia e assim por diante, e de acordo com todos eles, nasceu no início do mês de abril, primavera na parte norte do hemisfério. Mas este dia, 25 de dezembro, o que é bom, é simplesmente uma comemoração de Sua vinda ao mundo. Sua vida, morte e ressurreição são o eixo central de nossa fé. O Senhor Jesus não é apenas uma figura histórica; é o Filho de Deus, que veio para nos redimir do pecado e nos oferecer a Vida Eterna. Em Colossenses 2:9, o apóstolo Paulo afirma: "Porque nele habita corporalmente toda a plenitude da divindade:..." Essa declaração ressalta a verdade de que o Senhor Jesus é totalmente Deus e totalmente homem; cem por cento humano e cem por cento divino.

Ao longo dos séculos, muitos tentaram minimizar a Divindade de Jesus, vendo-o apenas como um grande professor moral ou líder espiritual. No entanto, as Escrituras nos revelam que Ele é muito mais do que isso. O próprio Senhor Jesus declarou em João 14:6:

6… Eu sou o caminho, e a verdade, e a vida: ninguém vem ao Pai senão por mim.

Esta declaração não deixa dúvidas sobre Sua Identidade e Seu papel principal na Salvação da humanidade.

Hoje, ao explorarmos a Mensagem sobre "A Divindade de Jesus Cristo", convido-os a abrir seus corações e mentes para a verdade de quem Ele é. Deixe-me guiá-lo através das escrituras e da Mensagem do irmão Branham para aprofundar nosso entendimento e fortalecer nossa fé. Que o Espírito Santo nos ilumine e nos encha com Sua Presença enquanto nos aprofundamos neste assunto tão vital para nossas vidas como crentes em Cristo.

O irmão Branham leu Lucas 2:1-7, mas para este estudo e análise tomaremos São Lucas 1:30-33, onde a Virgem Maria é anunciada que ela conceberá o Filho de Deus.

Lucas 1:30-33:

30 Então o anjo lhe disse: "Maria, não temas, pois achaste graça diante de Deus".

31 E eis que conceberás no teu ventre, e darás à luz um filho, e lhe porás o nome de JESUS.

32 Este homem será grande, e será chamado Filho do Altíssimo, e o Senhor Deus lhe dará o trono de Davi, seu pai.

33 E ele reinará na casa de Jacó para sempre; e não haverá fim para o seu reino.

A PROMESSA DO MESSIAS

Desde antes do início da criação ou fundação do mundo (1 Pedro 1:19-25), Deus tinha um Plano de Redenção para a humanidade que cairia em transgressão no Jardim do Éden. Esta promessa é anunciada pelo próprio Deus em Gênesis 3:15, que diz:

15 E porei inimizade entre ti e a mulher, e entre a tua descendência e a sua descendência; vai machucar a sua cabeça, e você vai machucá-lo no calcanhar.

Este versículo, conhecido como protoevangelho, é a primeira profecia falada e escrita sobre a vinda do Messias, que venceria o pecado e Satanás.

O irmão Branham enfatiza que essa promessa foi cumprida em Jesus Cristo. Em sua Mensagem, ele explica que desde os dias de João Batista e até antes, em Gênesis, foi profetizado que "a semente da mulher feriria a cabeça da serpente". Esta profecia refere-se a Jesus Cristo, que, por meio de Sua Morte e Ressurreição, derrotou o poderoso homem armado (Satanás) e redimiu a humanidade.

Ao longo do Antigo Testamento, encontramos inúmeras profecias que apontam para a Vinda do Messias. Em Isaías 7:14, somos informados: "Portanto, o próprio Senhor vos dará um sinal: Eis que a virgem conceberá, e dará à luz um filho, e chamará o seu nome Emanuel".  Emanuel significa "Deus conosco", o que ressalta a Divindade de Jesus Cristo. Em Isaías 9:6, é profetizado: "Porque um menino nos nasceu, um filho se nos deu; e o principado sobre os seus ombros, e o seu nome será: Maravilhoso, Conselheiro, Deus Forte, Pai da Eternidade, Príncipe da Paz."

O cumprimento dessas profecias é claramente visto no Novo Testamento. Em Mateus 1:22-23, Isaías 7:14 é citado para mostrar que o nascimento do Senhor Jesus de uma virgem é o cumprimento dessa profecia. Além disso, em Lucas 1:31-33, no qual lemos, o anjo Gabriel diz a Maria: "E eis que conceberás no teu ventre, e darás à luz um filho, e lhe porás o nome de JESUS. Ele será grande, e será chamado Filho do Altíssimo, e o Senhor Deus lhe dará o trono de Davi, seu pai, e ele reinará na casa de Jacó para sempre; e não haverá fim para o seu reino."

O irmão Branham também enfatiza que o Senhor Jesus Cristo veio em carne humana para ser nosso Redentor. Ele explica que Deus, para redimir o homem, teve que descer e tomar seu lugar, participando de carne e sangue. Isso foi cumprido quando Deus se encarnou no Senhor Jesus nascido da virgem e viveu entre nós. Em João 1:14, somos informados: "E o Verbo se fez carne e habitou entre nós (e vimos a sua glória, glória como do unigênito do Pai), cheio de graça e de verdade".

Desde o princípio, no Jardim do Éden, Deus prometeu um Salvador, e essa promessa foi cumprida em Jesus Cristo. Por meio de Sua Vida, Morte e Ressurreição, Jesus Cristo redimiu a humanidade do pecado e derrotou Satanás, cumprindo assim as profecias do Antigo Testamento e demonstrando Sua Deidade.

A ENCARNAÇÃO DE DEUS

Como já dissemos, o Senhor Jesus não é simplesmente um profeta ou um mestre; Ele é Deus encarnado, Deus manifestado em carne humana. Em João 1:14 repetimos novamente: "E o Verbo se fez carne..."  Este versículo é fundamental para entender a natureza do Senhor Jesus como Deus feito homem. A Encarnação é o ato pelo qual Deus assume a forma humana para viver entre nós e nos salvar no desenrolar do Grande Drama da Redenção.

O irmão Branham enfatiza esta verdade em sua Mensagem. Ele diz : "Agora, é para isso que ele veio, para ser um Redentor. E antes que Deus pudesse ser um Redentor, Ele tinha que ser, de acordo com a lei, um parente Redentor. Ele tinha que ser um parente nosso. O próprio Deus, saindo de ser Espírito, entrou em Cristo Jesus. E a Bíblia diz que 'Deus estava em Cristo reconciliando consigo o mundo'. O próprio Deus, Jeová, viveu em Cristo e se tornou nosso parente, porque nasceu em carne humana igual a nós."  Isso ressalta que o Senhor Jesus não é simplesmente um homem inspirado por Deus, ou um ser humano iluminado, mas é o Próprio Deus em forma humana.  Deus, no princípio, quando fez o primeiro homem, o fez espírito (Gênesis 1:26-27). E o espírito é a parte invisível do homem que não se vê. Agora, Deus fez o homem à Sua Própria Imagem, e a Palavra de Deus nos diz em João 4:24 que "Deus é Espírito". E o primeiro homem que foi feito tinha domínio sobre toda a criação, assim como o Espírito Santo tem domínio sobre a Igreja hoje. Adão guiou a criação, guiou os animais.

O irmão Branham diz: " Mas não havia homem para lavrar a terra, então Deus fez o homem do pó da terra. E aquele homem, Ele pode ter lhe dado mãos como as de um macaco; talvez tenha lhe dado pés como os de um urso. Seja como for, Ele apenas juntou tudo e fez dele um homem. Mas este homem, Ele colocou esse espírito imortal, que nunca morre, dentro deste homem, e ele se tornou mais do que um animal irracional; ele se tornou um homem."

A Encarnação é um mistério profundo e maravilhoso que mostra o Amor de Deus pela humanidade. Ele, para se tornar um homem, para se tornar um parente nosso, teve que criar para si um corpo não de uma raça caída, mas um corpo no qual o Sangue de Deus fluiria, embora Deus como Espírito não tenha sangue. Como pode ser então? Foi o Sangue criador de Deus que Ele criou para que pudesse nos redimir, e Ele veio e viveu no mesmo corpo que criou no ventre de uma Virgem. Portanto, Ele, como Espírito, não poderia ser tentado.  Deus teve que sofrer tentação. Ele teve que sofrer tentação sexual. Ele teve que sofrer todos os tipos de tentações, ser tentado pelo diabo quanto a riquezas, poderes, domínios e assim por diante. Ele teve que sofrer tudo isso. E para fazer isso, Ele não poderia suportá-lo em Espírito; Ele tinha que ser Deus em carne.

Em Filipenses 2:6-8, o apóstolo Paulo descreve a humildade e o sacrifício do Senhor Jesus:

6 o qual, sendo em forma de Deus, não teve por usurpação ser igual a Deus;

7 Mas ele se esvaziou, assumindo a forma de servo, feito à semelhança dos homens;

8 E, achado em forma de homem, humilhou-se a si mesmo, fazendo-se obediente até a morte, e morte de cruz.

Esta passagem destaca que Cristo, embora Deus, se tornou homem e se submeteu à morte para nos redimir. O irmão Branham também aponta que "Deus desceu há cerca de mil e novecentos anos, na forma de um bebê, nascido em uma manjedoura, coberto pela sombra do Espírito Santo, não nascido pelo desejo sexual. Ele era Deus. O Sangue de Deus estava Nele." Isso destaca a Pureza e a Divindade do Senhor Jesus desde Seu nascimento. Ele não foi concebido naturalmente, mas pelo Poder do Espírito Santo, que confirma Sua Natureza Divina.

Em Colossenses 1:19-20, o apóstolo Paulo escreve:

19 Porque aprouve ao Pai que nele habitasse toda a plenitude,

20 E por ele reconciliar consigo todas as coisas, fazendo a paz pelo sangue da sua cruz, tanto o que está na terra como o que está nos céus.

Este versículo nos mostra que toda a plenitude de Deus habitou no Senhor Jesus, e através de Seu Sacrifício na cruz, depois de um terrível Getsêmani, nos reconciliou com Deus. João 14:6 é uma afirmação clara de Sua Divindade e Seu papel principal na salvação. Não há outro Caminho para Deus senão através de Cristo, através da Encarnação de Deus.

A Encarnação de Deus em Jesus Cristo é a verdade central de nossa Fé. O Senhor Jesus não era simplesmente um profeta ou um professor; Ele é Deus feito carne, que veio viver entre nós, para nos ensinar e nos salvar por meio de Sua morte e ressurreição. Esta verdade enche-nos de esperança e chama-nos a viver em comunhão com Ele, reconhecendo a Sua Divindade e o Seu Amor infinito por nós.

A VIDA E O MINISTÉRIO DE JESUS

Durante Sua Vida, o Senhor Jesus demonstrou Sua Divindade por meio de Milagres e Ensinamentos. Em Mateus 9:6, Jesus diz: "Para que saibais que o Filho do Homem tem na terra poder para perdoar pecados" (Ele então diz ao paralítico): "Levanta-te, toma a tua cama e vai para casa".  Somente Deus tem o poder de perdoar pecados, e o Senhor Jesus fez isso. Este ato não apenas mostrou Sua Compaixão e Poder, mas também confirmou Sua Divindade Divina. Outro ato foi em Lucas 7:48-50, onde o Senhor Jesus perdoa uma mulher pecadora e diz: "Seus pecados te são perdoados... Sua fé o salvou, vá em paz." Este ato de perdão confirma Sua Divindade e Sua Missão Redentora.

O irmão Branham enfatiza que Jesus, através de Seus Milagres, mostrou que Ele era mais do que apenas um homem. Em Sua Mensagem, Branham diz: " Ele ficou lá, Ele é o Criador de todas as coisas. Ele criou a vida; As rãs, oh, as abelhas, os patos, as galinhas, os animais, ele criou tudo. 'E nada foi feito que não fosse feito por Ele.' Quem? Cristo, a Divindade! 'Ele trouxe pragas e tudo mais nos dias do Egito.' Quem? Cristo! "Ele fechou as - as bocas dos leões. Ele apagou os incêndios impetuosos. Eles evitaram o fio da espada. Eles ressuscitaram os mortos do túmulo. Quem? Cristo! Oh, uau, o que será! Quem é ele? Cristo, a Divindade!". Quando lemos nos Evangelhos sobre curas, ressurreições, milagres de multiplicação de pães e peixes, andar sobre as águas e até mesmo reprimir tempestades, é mais do que evidência de que o Senhor Jesus era Deus encarnado. Esses atos sobrenaturais não apenas beneficiaram aqueles que os receberam, mas também serviram como sinais de Sua Divindade.

Um dos milagres mais significativos do Senhor Jesus foi a ressurreição de Lázaro, que estava morto há quatro dias. Em João 11:25-26, o Senhor Jesus declara:

25… Eu sou a ressurreição e a vida: quem crê em mim, mesmo que esteja morto, viverá.

26 E todo aquele que vive e crê em mim não morrerá para sempre. Você acredita nisso?

E eu pergunto a você, meu amigo: você acredita nisso? O Senhor Jesus então ressuscita Lázaro, demonstrando Seu poder sobre a morte. Este Milagre não só consolou a família de Seu amigo Lázaro, mas também fortaleceu a Fé de Seus Discípulos e de todos os que testemunharam o evento.

Além de Seus Milagres, os ensinamentos do Senhor Jesus também revelam Sua Natureza Divina. No Sermão da Montanha, o Senhor Jesus ensinou com uma Autoridade que surpreendeu Seus ouvintes. Em Mateus 7:28-29, somos informados:

28 E sucedeu que, acabando Jesus de dizer estas palavras, o povo ficou maravilhado com a sua doutrina.

29 Pois ele os ensinava como quem tem autoridade, e não como os escribas.

Seus ensinamentos sobre amor, perdão e o Reino de Deus transformaram vidas e continuam a impactar o mundo hoje. Em Mateus 5:17, o Senhor Jesus diz:

17 Não penseis que vim destruir a lei ou os profetas; não vim destruir, mas cumprir.

O irmão Branham explica que o Senhor Jesus, cumprindo a lei, mostrou que Ele era o Messias prometido e o cumprimento de todas as profecias do Antigo Testamento que era Seu dever cumprir.

Portanto, a Vida e o Ministério do Senhor Jesus estão cheios de evidências de Sua Divindade. Por meio de Seus Milagres, Ensinamentos e Autoridade para perdoar pecados, Cristo Jesus demonstrou que Ele é Deus encarnado. Sua vida não apenas transformou aqueles que o conheceram pessoalmente, mas continua a impactar o mundo inteiro.

MORTE E RESSURREIÇÃO

O ponto culminante da Obra de Redenção do Senhor Jesus foi Sua morte na cruz e Sua Ressurreição. Em Romanos 5:8, o apóstolo Paulo nos diz:

8 Mas Deus elogia o seu amor para conosco, porque, sendo nós ainda pecadores, Cristo morreu por nós.

Este versículo destaca o Amor Incondicional de Deus, que enviou Seu Filho para morrer por nós, mesmo quando estávamos em pecado. A morte do Senhor Jesus na cruz é o Supremo Ato de Amor e Sacrifício, que abriu o caminho para nossa Reconciliação com Deus.

O irmão Branham enfatiza a importância da morte do Senhor Jesus em sua Mensagem. Ele diz, e cito: "Ele veio pela primeira vez: para redimir Sua Igreja".  Esta redenção foi realizada através de Seu Sacrifício na cruz, onde o Senhor Jesus tomou sobre Si os pecados de todos os Filhos de Deus. Em 1 Pedro 2:24, somos informados: "O qual levou os nossos pecados em seu corpo sobre o madeiro, para que, sendo nós mortos em pecados, vivêssemos para a justiça: pela ferida de que fostes sarados". A cruz é o lugar onde aconteceu a Obra de Redenção do Senhor Jesus, proporcionando Cura e Salvação a todos os que crêem Nele.

A ressurreição do Senhor Jesus é igualmente crucial na Obra Redentora. Em 1 Coríntios 15:3-4, o apóstolo Paulo nos lembra: "Porque primeiro vos ensinei o que também recebi: que Cristo foi morto pelos nossos pecados, segundo as Escrituras; E que foi sepultado e ressuscitou ao terceiro dia, segundo as Escrituras..."  A Ressurreição do Senhor Jesus é a prova definitiva de Sua Deidade e o cumprimento das profecias do Antigo Testamento, aquelas das quais falavam Dele. Sem a Ressurreição, nossa Fé seria vã, mas graças a ela, temos a Esperança da Vida Eterna.

O irmão Branham também destaca a importância da Ressurreição em sua Mensagem. Ele explica: "O mesmo poder de Cristo que foi pendurado na cruz do Calvário, o mesmo Deus que o ressuscitou no dia da ressurreição, está em vocês agora, em vocês que têm o Espírito Santo". Esse poder sobre a morte é o que nos dá a esperança de nossa própria ressurreição e Vida Eterna com Deus. Em Romanos 8:10-11, o apóstolo Paulo nos diz:

10 Mas, se Cristo está em vós, o corpo está morto por causa do pecado; mas o espírito vive por causa da justiça.

11 E, se o Espírito daquele que ressuscitou Jesus dentre os mortos habita em vós, aquele que ressuscitou a Cristo Jesus dentre os mortos também vivificará os vossos corpos mortais, pelo seu Espírito que habita em vós.

Além disso, a Ressurreição do Senhor Jesus é uma Garantia de Sua Vitória sobre o pecado e Satanás. Em Colossenses 2:15, o apóstolo Paulo escreve: "E despojou principados e potestades, e os envergonhou em público, triunfando sobre eles em si mesmo". A Ressurreição é a confirmação de que o Senhor Jesus venceu todos os poderes do mal e garantiu nossa vitória Nele.

O irmão Branham também menciona que a Ressurreição de Jesus é uma promessa de Seu Retorno. Ele diz: "Ele está vindo pela segunda vez: para receber Sua Igreja".  A Ressurreição não apenas garante nossa salvação, mas também nos dá a esperança de que Jesus Cristo voltaria para nos levar e nos reunir a Ele. Em 1 Tessalonicenses 4:16-17, o apóstolo Paulo escreve: "Porque o mesmo Senhor descerá do céu com aclamação, voz de arcanjo e trombeta de Deus; e os mortos em Cristo ressuscitarão primeiro: Então nós, os que ficarmos vivos, seremos arrebatados juntamente com eles, nas nuvens, ao encontro do Senhor nos ares, e assim estaremos sempre com o Senhor."

A Morte e Ressurreição de Jesus, o Cristo, são o Coração de nossa Fé como Crentes Nele. Por meio de Seu Sacrifício na cruz, o Senhor Jesus nos redimiu do pecado e, por meio de Sua Ressurreição, Ele nos deu a esperança da Vida Eterna. Essas verdades nos chamam a viver em gratidão e esperança. As Vindas de Cristo, segundo o irmão Branham, são três, vou citá-lo na íntegra: "Ele, lembra-te, da primeira vez: para redimir a Sua Igreja; a segunda vez: receber Sua Igreja; a terceira vez: com Sua Igreja, como Rei e Rainha". 

A ASCENSÃO E A PROMESSA DO ESPÍRITO SANTO

Depois de Sua Ressurreição, o Senhor Jesus subiu ao Céu, mas não nos deixou sozinhos. Em João 14:16-17, Jesus promete: "E eu rogarei ao Pai, e ele vos dará outro Consolador, para que esteja convosco para sempre: o Espírito da verdade, que o mundo não pode receber, porque não o vê nem o conhece; porque ele está convosco e estará em vós."  Essa promessa garante aos crentes que, embora o Senhor Jesus tenha subido ao céu, não estaríamos desamparados. Ele enviou o Espírito Santo para nos guiar, confortar e fortalecer.

O irmão Branham em uma das orações que ele diz a Deus, diz: "Se houver alguém perdido aqui, alguém sem o Espírito Santo, que eles recebam de Ti esta manhã. Concedei-o, querido Deus, pois o pedimos em Nome do Vosso querido e amado Filho, Jesus; Que nasceu em uma manjedoura há mil e novecentos anos, Que sofreu trinta e três anos depois no Calvário por nossos pecados, Que subiu às alturas alguns dias depois, quarenta dias depois. Ele foi recebido em glória, então dez dias depois ele voltou novamente no poder do Espírito Santo, e agora ele está vivendo na igreja. E logo, com o mesmo Poder que O ressuscitou, o Espírito Santo na Igreja,

Ele vai trazê-lo para fora. Oh, Deus, venha, por favor, e salve a Igreja. Porque pedimos isso em Seu nome."  Como o irmão Branham nos disse em oração, a Ascensão de Jesus ao céu é uma confirmação de Sua Vitória sobre a morte e exaltação à Mão Direita de Deus: "Ele foi recebido em glória..."  E este evento é encontrado em Atos 1:9-11, onde é descrito como Jesus foi elevado ao céu e uma nuvem o escondeu da vista de Seus discípulos. Dois homens vestidos de branco apareceram e disseram-lhes: "Homens galileus, o que vocês estão vendo no céu? este mesmo Jesus que foi tirado dentre vós para o céu, assim virá como o vistes ir para o céu."

A promessa do Espírito Santo é uma parte crucial do Plano de Deus para Sua Igreja. Em João 16:7, Jesus diz: "Eu, porém, em verdade vos digo que deveis ir, porque, se eu não fosse, o Consolador não viria a vós; mas, se eu for, vou mandá-lo para você. O Espírito Santo, também conhecido como o Consolador, é Aquele que nos guia em toda a verdade, nos capacita a viver uma vida santa e nos capacita a servir no Reino de Deus.

O irmão Branham também menciona a promessa do Espírito Santo e a explica em sua Mensagem da seguinte forma: "Não vos deixarei órfãos. Vou orar ao Pai e Ele lhes dará outro Consolador, que é o Espírito Santo. Ele estará com você para sempre. Um pouco e o mundo não Me verá mais; mas vou para o céu para preparar isso, e voltarei e estarei com você, sim, em você, até o fim dos tempos. Esta citação ressalta a continuidade da Presença do Senhor Jesus através do Espírito Santo, que habita nos crentes. Mais adiante na Mensagem, o irmão Branham enfatiza dizendo: "Não estamos adorando a Cristo na manjedoura, mas a Cristo em vocês, o Espírito Santo, a esperança da Vida, aleluia, o Criador, o próprio Deus habitando no homem. ' Ainda não foi revelado o que seremos, mas vamos vê-lo como Ele é. Pois seremos feitos semelhantes a Ele, o Espírito no homem."

Em Atos 2, vemos o cumprimento dessa promessa no dia de Pentecostes, quando o Espírito Santo desceu sobre os discípulos. Em Atos 2:2-4, somos informados:

2 E de repente veio do céu um som, como de um vento impetuoso e impetuoso, e encheu toda a casa onde estavam assentados.

3 E apareceram-lhes línguas divididas, como de fogo, que caíram sobre cada um deles.

4 E todos ficaram cheios do Espírito Santo, e começaram a falar em outras línguas, conforme o Espírito lhes concedia que falassem.

Este evento marcou o nascimento da Igreja e o início de uma nova Era na qual o Espírito Santo estaria presente e ativo na vida dos crentes.

O irmão Branham também destaca a importância do Espírito Santo na vida do crente: Ele diz: "Louvado seja Deus, o Espírito Santo está tomando Sua posição. Sim. 'Quando o inimigo vier como um rio, levantarei uma bandeira contra ele.' Está correto. E a Igreja tomou Sua posição, isto é, a Igreja do Espírito Santo".  Esta declaração enfatiza que o Espírito Santo é aquele que nos capacita a enfrentar a adversidade e viver vitoriosamente.

A Ascensão do Senhor Jesus e a Promessa do Espírito Santo são fundamentais para a nossa Fé. O Senhor Jesus, ao subir ao céu, garantiu Sua Vitória e Exaltação, e enviando o Espírito Santo, Ele nos deu um Consolador que está conosco para sempre. O Espírito Santo nos guia, nos fortalece e nos capacita a viver uma vida que glorifica a Deus.

AS VINDAS DE CRISTO

Finalmente, há uma promessa de Seu Retorno. Em Atos 1:11, os dois homens vestidos de branco disseram aos discípulos: "Homens da Galiléia, o que vocês estão olhando para o céu? este mesmo Jesus que foi tirado dentre vós para o céu, assim virá como o vistes ir para o céu."  Vivemos na esperança de Seu Retorno e da Restauração de todas as coisas. Esta promessa da Vinda de Cristo é uma das verdades mais consoladoras e esperançosas da Fé Cristã.

A Bíblia está cheia de referências às Vindas de Cristo. Em Mateus 24:30, o próprio Senhor Jesus diz: "E então o sinal do Filho do homem será mostrado no céu; e então todas as tribos da terra se lamentarão e verão o Filho do Homem vindo sobre as nuvens do céu, com grande poder e glória". Essa descrição nos mostra que Seu Retorno será visível e glorioso, um evento que ninguém pode ignorar: "... virá sobre as nuvens do céu".

Em 1 Tessalonicenses 4:16-17, repetimos novamente o que o apóstolo Paulo escreve:

16 Porque o Senhor mesmo descerá do céu com aclamação, voz do arcanjo e trombeta de Deus; e os mortos em Cristo ressuscitarão primeiro:

17 Então nós, os que ficarmos vivos, seremos arrebatados com eles nas nuvens, ao encontro do Senhor nos ares, e assim estaremos sempre com o Senhor.

Esta passagem nos dá uma visão clara de como será a Vinda do Senhor Jesus Cristo e a reunião dos crentes a Ele.

O irmão Branham também falou longamente sobre as Vindas de Cristo. Em sua Mensagem, ele diz: "Jesus vem três vezes. Ele veio pela primeira vez: para redimir Sua Igreja. Ele vem pela segunda vez: para receber a sua Igreja. Ele vem pela terceira vez: com Sua Igreja". Esta declaração destaca as diferentes fases da vinda de Cristo e seu propósito em cada uma delas.

Em Apocalipse 1:7, somos informados: "Eis que vem com as nuvens, e todo olho o verá, e os que o traspassaram; e todas as raças da terra se lamentarão por ele. Que assim seja. Amém."  Este versículo confirma que esta Vinda de Jesus Cristo será um evento global, visível a todos, e que trará Julgamento e Restauração Completa.

O irmão Branham também enfatiza a importância de estar preparado para o Retorno de Jesus Cristo. Ele diz, e cito: "O grande drama está preparado, e agora estamos prontos para ver grandes coisas acontecerem. A Igreja já saiu do berço. Está correto. O Pentecostes a embalou lá embaixo, alguns anos atrás, de volta no tempo, quando as pessoas jogavam pedras nela e zombavam dela, e riam dela; Mas ela cresceu amadurecendo agora. Certamente é. Chegou a hora! Aleluia! Está correto. É nisso que estou interessado: ver a Igreja de Deus se reunindo agora. Fomos golpeados aqui, e golpeados ali, mas está chegando a hora em que Deus está nos envolvendo com o manto, para nos recolher, pois o inimigo está às portas. Aleluia! Sim senhor. Ele disse, e (agora de Seu povo), Daniel disse: 'As grandes coisas dos últimos dias, quando essas coisas acontecerem, (oh!), então o povo fará grandes feitos, os homens de fé, naquele dia'. E hoje chegou a hora em que o grande drama, a grande imagem de Deus foi apresentada, da chuva serôdia. Joel disse: 'Acontecerá nos últimos dias que derramarei o Meu Espírito sobre toda a carne; e vossos filhos e vossas filhas profetizarão. Sobre as Minhas servas e servos derramarei o Meu Espírito. E mostrarei maravilhas em cima nos céus, e sinais embaixo na terra, e colunas de fogo, e vapor de fumaça. Acontecerá que, antes que venha o grande e terrível dia do Senhor, todo aquele que invocar o nome do Senhor será salvo. Jesus disse ali: 'Estas coisas que eu faço, vocês farão, e maiores do que estas, porque eu vou para meu Pai'. Aleluia! Aleluia! Isto é o que Ele disse lá, na Palavra lá, diz: 'Se você permanece em mim, e minha palavra permanece em você, peça o que quiser, e será dado a você.'"  Esses sinais nos indicam que estamos vivendo no fim dos tempos e que o Retorno de Cristo está se aproximando a cada dia.

Em Mateus 24:42, o Senhor Jesus adverte: "Vigiai, pois, porque não sabeis a que hora virá o vosso Senhor". Esta exortação à vigilância e preparação é crucial para todos os crentes. Devemos viver nossas vidas de modo que estejamos sempre prontos para Seu Retorno, mantendo nossa fé e obediência aos Seus Ensinamentos.

A Vinda de Cristo é uma promessa certa e gloriosa. Vivemos na esperança de Seu Retorno e da Restauração de todas as coisas em Seu Reinado junto com Sua Rainha. As escrituras e os ensinamentos do irmão Branham nos chamam a estar preparados, vigilantes e cheios de esperança, sabendo que nosso Senhor Jesus Cristo retornará exatamente como prometeu.

Aqui mencionarei as Escrituras sobre as Vindas de Cristo para que você possa procurá-las e lê-las:

1. Primeira Vinda de Cristo: Gênesis 3:15, Isaías 7:14, Miquéias 5:2, Mateus 1:21, Lucas 2:11, João 1:14, 27.

2. Segunda Vinda de Cristo: João 14:3, Mateus 24:36, 42, 44, 1 Coríntios 4:5, 1 Tessalonicenses 4:16-17 e 1 Tessalonicenses 5:2-6.

3. Terceira Vinda de Cristo: Gênesis 49:9-10, Daniel 7:9-10, Mateus 25:31-34, Judas 1:14, Apocalipse 1:4, 8, Apocalipse 4:8, Apocalipse 19:11, 14, 16 e Apocalipse 21:1-4.

Conclusão

Irmão ou irmã, a Divindade de Jesus Cristo é o fundamento de nossa fé. Exploramos como, desde o início, Deus prometeu um Salvador, como Cristo se encarnou, viveu uma vida de milagres e ensinamentos, morreu e ressuscitou por nós, ascendeu ao céu e nos prometeu o Espírito Santo, e como Ele finalmente retornará para nos levar a Ele e então estabelecer Seu Reino onde reinaremos junto com Ele. Cada um desses pontos nos revela o Amor e o Poder de Deus manifestados em Jesus Cristo.

A Vida do Senhor Jesus não é apenas uma história a ser admirada, mas um chamado à ação. Em João 14:15, o Senhor Jesus nos diz: "Se me amais, guardai os meus mandamentos..." Este é um claro chamado para obedecer aos Seus Ensinamentos e viver de acordo com a Sua Vontade. Não podemos simplesmente ser ouvintes da Palavra; devemos ser cumpridores disso (Tiago 1:22).

O irmão Branham nos lembra da importância de viver uma vida cheia do Espírito Santo. Ele diz, e cito: "A esperança da glória, o batismo do Espírito Santo, entrou no coração das pessoas, e elas não reconhecem o que é. Eles acham que é se juntar a alguma igreja, ou algo assim. Mas esse é o Deus, o Criador, vivendo em você e dando-lhe todos os Poderes. E você possui tudo o que Ele tinha. Assim também está em você abster-se do mal, fazer o bem, evitar o mal e fugir para a justiça, para se afastar da tentação. Toda malícia, ódio, contenda, inveja e assim por diante, afaste-se disso, porque isso O tirará do seu coração. Se você O receber, abrace-O e ame-O, e mantenha-O em seu coração e ame-O. Posso dizer-lhes, a igreja unida nesse tipo de Poder, tem o Poder de fechar os céus, curar os enfermos, abrir os olhos dos cegos, aleluia, os mudos falam, e os surdos ouvem, os aleijados andam, os cegos veem. Por quê? Reconhecendo o poder de Deus Todo-Poderoso em seu coração. Lá está Ele, a Divindade."  Este é o resultado de nos deixarmos selar pelo Espírito Santo, é um chamado urgente que nos convida a buscar o enchimento do Espírito Santo para viver em Seu Poder.

O Senhor Jesus nos chama a ser Seus Discípulos, a seguir Seus Passos e a levar Sua Mensagem de Amor e Salvação ao mundo. Em Mateus 28:19-20, o Senhor Jesus nos dá a Grande Comissão:

19 Ide, pois, ensinai a todos os gentios, batizando-os em nome do Pai, e do Filho, e do Espírito Santo;

20 ensinando-os a observar todas as coisas que vos tenho ordenado, e eis que estou convosco todos os dias, até a consumação dos tempos. Amém.

Esta Grande Comissão nos lembra que temos uma missão a cumprir e que não estamos sozinhos nessa tarefa; Cristo está em nós.

Vivamos com a Esperança do Retorno de Cristo, mas também com a urgência de obedecer e viver o Evangelho aqui e agora. Que nossas vidas reflitam o Amor, a Graça e a Verdade de Jesus Cristo. Que possamos buscar diariamente Sua Presença, que sejamos cheios de Seu Espírito e que sejamos Luz em meio às trevas.

Irmão ou irmã, quem quer que ouça minha voz nesta ocasião, convido-os a renovar hoje seu compromisso com Cristo. Se você ainda não recebeu o Espírito Santo, busque Sua Plenitude, a Plenitude da Divindade corporalmente. Se você já o recebeu, viva em Seu Poder e compartilhe Seu Amor com os outros. Que nossa vida seja um testemunho vivo da Deidade de Jesus Cristo e de Sua Obra Redentora em nós. Que o Senhor os abençoe e os guie em sua caminhada diária com Ele. Amém!

Oração

Querido Pai Celestial, nos aproximamos de Ti neste momento com corações humildes e agradecidos. Agradecemos pela revelação de sua Palavra e pela Verdade da Divindade de Jesus Cristo, nosso Salvador e Redentor. Nós te louvamos por teu Amor Infinito e pelo Sacrifício de teu Filho (nosso Irmão) na cruz, que nos deu a Vida Eterna e a Esperança.

Senhor, eu intercedo por cada ouvinte que ouviu esta Mensagem. Pedimos que o Teu Espírito Santo toque os seus corações e os encha com a Tua Presença. Que aqueles que ainda não receberam o batismo do Espírito Santo o busquem com fervor e o recebam com alegria. Que o seu Espírito os guie, fortaleça e os capacite a viver uma vida santa obediente à sua Palavra.

Pai, pedimos-Te que renove o compromisso de cada crente. Que eles vivam na Luz da sua Verdade, refletindo o Amor e a Graça de Jesus Cristo em todos os aspectos de suas vidas. Ajudai-os a serem testemunhas fiéis do vosso Evangelho, levando a vossa Mensagem de Salvação a todos os cantos do mundo.

Senhor, oramos por aqueles que estão passando por dificuldades e provações. Que a vossa Paz, que ultrapassa todo o entendimento, os preencha e console. Que eles sintam sua presença próxima e confiem em sua fidelidade e provisão. Fortaleça sua fé e dê-lhes esperança de seu breve retorno.

Pai, pedimos que nos ajude a viver em constante expectativa da Vinda de Cristo. Que nossas vidas estejam sempre prontas, vigilantes e cheias do seu Espírito Santo. Que sejamos Luz no meio das trevas e que nossas ações glorifiquem Seu Glorioso Nome.

Nós te agradecemos, Senhor, por teu Amor, tua Graça e tua Misericórdia. Nós lhe damos nossas vidas e pedimos que você nos use para sua glória. Que possamos caminhar mais perto de Ti todos os dias e viver de acordo com a Tua Perfeita Vontade.

Pedimos isso no Nome Todo-Poderoso que está acima de todo nome, no Nome do Senhor Jesus Cristo, nosso Deus Pai, nosso Salvador e nosso Rei. Amém!