Repaso:
"Preguntas y Respuestas #1
Por: Hno. Francisco Velázquez Cruz
Por: Hno. Francisco Velázquez Cruz
INTRODUCCIÓN
Paz a ustedes, amados oyentes, y bienvenidos una vez más a su Podcast de “La Palabra Hablada de Dios”. Es un gozo y un privilegio reunirnos nuevamente alrededor de la Palabra infalible de nuestro Señor.
Hoy, abriremos un tesoro espiritual de valor incalculable. Vamos a sumergirnos en un servicio de preguntas y respuestas dirigido por el profeta de Dios para nuestra era, el Hermano William Marrion Branham. Este mensaje fue predicado en horas de la mañana del domingo, 3 de enero de 1954, en el Tabernáculo Branham en Jeffersonville, Indiana, Estados Unidos de América.
Un servicio de preguntas y respuestas es una oportunidad única, porque como el mismo Hermano Branham dijo y cito del párrafo 16: “...hago esto por un propósito, para saber lo que está en el corazón del pueblo”. Y al examinar estas preguntas, no solo vemos lo que estaba en el corazón de la congregación en el 1954, sino que, por el Espíritu Santo, encontramos respuestas a las inquietudes profundas que aún hoy retumban en nuestras propias almas. Acompáñenme en este repaso profundo y extenso.
El Corazón del Profeta y el Propósito Divino
Antes de que el Hermano Branham comience a responder las preguntas escritas, él abre su corazón a la congregación, y al hacerlo, nos da una lección fundamental sobre la vida de un verdadero siervo de Dios. Él habla de sus planes para viajar a ultramar, los cuales han sido pospuestos repetidamente desde octubre del año 1953. En su voz, no oímos a un líder corporativo seguro de sus propios planes, sino a un hombre en completa dependencia de Dios.
Él comparte su dilema con una sinceridad conmovedora, cito del párrafo 3: “Yo no sé no sé si es Satanás tratando de ponerme obstáculos o si es Dios esperando por el tiempo apropiado. No sé”. ¡Qué lección para nosotros hoy! En nuestras vidas, ¿cuántas veces nos frustramos cuando nuestros planes se ven obstaculizados? El profeta nos enseña la postura correcta del creyente. Él no se queja, no se desespera, sino que encomienda todo a las Manos de Aquel que todo lo sabe. Sus palabras deberían ser el eco de nuestro propio corazón, cito del párrafo 6: “Pero una cosa, sí haré... lo voy a encomendar a Dios, y voy a decir: ‘Señor, cuando Tú estés listo, yo estoy listo’”.
Esta sumisión total es la base de un ministerio ungido y de una vida cristiana victoriosa. No es nuestra agenda, sino la Agenda de Dios. No es nuestro tiempo, sino el Tiempo de Dios. No es nuestra obra, es la Obra de Dios.
Inmediatamente después, para ilustrar cómo opera Dios más allá de nuestra comprensión, relata una visión concerniente a un amado hermano de la congregación, George Wright. Los doctores lo habían desahuciado por un coágulo de sangre en los pulmones; humanamente hablando, no había esperanza. Pero Dios le dio a Su profeta una visión. Nos dice el Hermano Branham, en el párrafo 10, que vio “unos terrones de tierra, tan grandes como mi puño, que rodaban al suelo”. Y oyó al Ángel del Señor decir algo sobre una tumba y el Hermano George.
La primera interpretación podría ser de temor: que el hermano moriría. Pero el profeta, guiado por el Espíritu, entendió algo más profundo. El Hermano Branham nos dice, cito del párrafo 13: “Pero yo creo que esto es lo que era, que él excavaría la tumba de algunos de esos que se rieron de él, él lo haría”. Resulta que el oficio del Hermano George era ser excavador de tumbas, un detalle que el profeta no sabía de antemano.
En este relato, vemos un principio poderoso. La fe del Hermano George estaba siendo ridiculizada, pero Dios no solo le prometió la vida, sino que le reveló que él sobreviviría a sus burladores. Es un recordatorio contundente de que Dios defiende a los que confían en Él, y que Su Poder siempre, siempre tiene la última palabra sobre los diagnósticos médicos y las opiniones de los incrédulos. La visión no era sobre la muerte, sino sobre la vindicación y la victoria a través de la fe.
Así, con este telón de fondo de sumisión personal y fe en lo sobrenatural, el profeta se prepara para abordar las preguntas del pueblo, mostrándonos que las respuestas de Dios fluyen a través de un vaso que está rendido a Su Voluntad.
PREGUNTA 1: SOBRE EL BAUTISMO Y LA CONCIENCIA LIMPIA
Y ahora, amados, llegamos a la primera pregunta del servicio, una pregunta que brota de un corazón sincero y que toca un tema fundamental en nuestro caminar por el Sendero de Dios. La pregunta es simple, pero profunda: “Yo fui bautizado a la edad de trece años. ¿Debería bautizarme otra vez?”
La respuesta que da el Hermano Branham es un ejemplo perfecto de cómo la Palabra de Dios debe ser ministrada: con un equilibrio entre la doctrina correcta y una tierna sabiduría pastoral. Él no da una simple respuesta de “sí” o “no”, sino que guía al creyente a examinar su propia conciencia y su relación con Dios.
Primero, establece la base doctrinal. Si la persona ha sido un creyente genuino desde esa temprana edad, si Dios lo ha bendecido y le ha dado el Espíritu Santo, entonces, escrituralmente, no hay una orden de ser bautizado de nuevo. El profeta nos recuerda el propósito fundamental del bautismo en agua. No es el acto en sí lo que salva, sino que es un testimonio público, una confesión externa de una fe que ya reside en el corazón. Es un momento en el que, como dice el Hermano Branham, cito del párrafo 30, “...delante de testigos, probó que había creído de que Dios había enviado a Su Hijo y que Él había muerto y había resucitado al tercer día, y que Ud. había sido sepultado juntamente con El y que Ud. se había levantado en una novedad de vida”. Es una respuesta de obediencia a la Gran Comisión, como lo declaró nuestro Señor Jesús en San Marcos 16:16: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo”.
Sin embargo, aquí es donde la sabiduría del siervo de Dios brilla. Él entiende que la vida cristiana no se trata solo de seguir reglas, sino de caminar en una comunión perfecta y sin obstáculos con nuestro Señor. Por eso, añade un consejo crucial. Si ese bautismo de la niñez se ha convertido en una duda, en una pregunta persistente en el alma, en algo que le estorba en su camino, entonces el consejo cambia. El Hermano Branham nos insta con urgencia, cito del párrafo 36: “No deje nada que se interponga en su camino, manténgase perfectamente sin obstáculos”. Continúa diciendo: “Ud. tiene que hacer a un lado todo peso y cosas que tan fácilmente lo acechan. Y si Ud. quiere ser bautizado otra vez, hágalo, esa es la cosa que tiene que hacerse”.
La lección es profunda: nuestra paz con Dios es primordial. Si hay algo, por pequeño que parezca, que perturba nuestra conciencia ante Él, debemos arreglarlo.
Para reforzar la enseñanza, el profeta nos recuerda que la única vez que la Biblia registra explícitamente un rebautismo fue en Hechos, capítulo 19. Allí, el apóstol Pablo se encontró con unos discípulos en Éfeso que solo habían recibido el bautismo de Juan el Bautista. Ese bautismo era un bautismo de arrepentimiento en preparación para el Mesías que vendría. Pero una vez que Cristo murió, resucitó y envió el Espíritu Santo, ese bautismo ya no era completo. La plenitud vino al ser bautizados en el Nombre del Señor Jesús. Leemos en Hechos 19:4-5: “Y dijo Pablo: Juan bautizó con bautismo de arrepentimiento, diciendo al pueblo que creyesen en el que había de venir después de él, es á saber, en Jesús el Cristo. Oído que hubieron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús”.
Este precedente, nos explica el Hermano Branham, era para aquellos que no habían sido bautizados correctamente en el Nombre del Señor Jesucristo para la remisión de los pecados. Pero la lección principal que extraemos de toda esta respuesta es caminar con una conciencia pura, sin permitir que ninguna duda o peso del pasado obstaculice nuestra comunión dulce y presente con nuestro Salvador. ¡Qué sabiduría tan práctica y liberadora para el alma!
PREGUNTA 2: EL FINAL DE LA ERA GENTIL Y EL RELOJ PROFÉTICO DE DIOS
Ahora nos adentramos en una de las secciones más profundas y proféticamente significativas de este Mensaje. La siguiente pregunta que se le hizo al profeta actúa como una llave que abre el Gran Plan de Dios para las edades. La pregunta es: “¿En qué situación estará la iglesia cuando el Evangelio regrese a los Judíos?”.
Para responder, el Hermano Branham nos dirige inmediatamente a las palabras de nuestro Señor Jesucristo en el Evangelio según San Lucas 21:24. El Señor Jesús está profetizando sobre el destino de Jerusalén y Su Pueblo, y declara: “...y Jerusalén será hollada de las gentes, hasta que los tiempos de los Gentiles sean cumplidos”.
En esta sola escritura, amados oyentes, se encuentra el Cronograma Divino. Y el profeta, bajo la unción del Espíritu Santo, desglosa varias verdades monumentales que emanan de ella.
El Doble Cumplimiento de la Profecía
Primero, el Hermano Branham establece un principio vital para entender la profecía: a menudo tiene un doble cumplimiento. Él enseña, cito del párrafo 54: “¿Cuántos saben que la Escritura tiene un doble significado en cada profecía? ¡Seguro que tiene! Sí, señor. Lo habla y lo dice exactamente para un tiempo, y luego repite el mismo acontecimiento otra vez, para que se cumpla otra vez aquí”.
Para ilustrarlo, nos da el ejemplo perfecto de San Mateo 2:15, que dice que Jesús fue llevado a Egipto “para que se cumpliese lo que fue dicho por el Señor, por el profeta que dijo: ‘De Egipto llamé á mi Hijo’”. Esa profecía original, en Oseas, se refería a Dios llamando a la nación de Israel (Su hijo) fuera de la esclavitud egipcia. Sin embargo, cientos de años después, se cumplió de nuevo, de una manera más perfecta y personal, en el Hijo literal de Dios, Jesucristo.
De la misma manera, la profecía del Señor Jesús en San Lucas 21 tuvo un cumplimiento histórico literal cuando el general romano Tito Vespasiano sitió y destruyó Jerusalén. Pero, como nos muestra el profeta, ese fue solo el cumplimiento en la sombra. Habrá otro sitio, otra presión sobre Jerusalén al final de los tiempos, justo antes de que se cumpla el tiempo de los Gentiles.
La Dispensación Gentil: Nuestro Tiempo de Gracia
¿Qué es el “tiempo de los Gentiles”? Es el período de Gracia en el que vivimos ahora mismo. Comenzó oficialmente cuando la nación de Israel rechazó a su Mesías, y Dios volvió Su Rostro hacia los pueblos no judíos del mundo. Es la era de la iglesia, donde Dios está llamando a una Novia de entre todas las naciones, pueblos, tribus y lenguas.
Pero este tiempo tiene un límite. No durará para siempre. El profeta lo expresa con claridad, cito del párrafo 74: “Sorprendente, ¿verdad?, el saber que tenemos un tiempo limitado. ¡Dios lo dijo! La dispensación Gentil fue iniciada con el Rey Nabucodonosor.” Cuando el último miembro predestinado de la Novia Gentil haya entrado al Cuerpo de Cristo, cuando la Red del Evangelio haya recogido el último pez elegido, entonces, “la dispensación Gentil sea terminada”. Y en ese momento, Dios volverá Su Atención de manera Soberana a la nación de Israel para cumplir las promesas que hizo a Abraham, Isaac y Jacob.
El Regreso a la Tierra Prometida: El Poste de Señal de Dios
Y aquí, el profeta nos da una señal infalible para saber cuán cerca estamos del final. Él nos dice que miremos al judío. ¡El judío es el poste de señal de Dios! Durante casi dos mil años, fueron esparcidos “a toda nación”, tal como Jesús profetizó. Pero en nuestros días, hemos sido testigos del milagro más grande: su regreso a la tierra prometida.
El Hermano Branham, hablando en 1954, lo declara con autoridad profética, cito del párrafo 69: “Pero voy a decir esto en el espíritu de profecía, por la Biblia, que, la hora del regreso del Judío a su tierra está a la mano. Sí, señor. El endureció el corazón de Hitler, y los echó fuera de Alemania; endureció el corazón de Mussolini, y los echó fuera de Italia. Él los está sacando de todas partes, de la misma manera que lo hizo en los días cuando Él los sacó.” Así como Dios usó a un Faraón de corazón duro para sacar a Israel de Egipto, usó a los dictadores del Siglo XX para presionar a los judíos de regreso a su patria, preparando el escenario para el acto final del Drama de la Redención.
La Iglesia en Babilonia y la Persecución Venidera
Finalmente, el profeta traza un paralelo sombrío pero necesario. Así como el antiguo Israel, por querer ser como las demás naciones, fue llevado cautivo a Babilonia—cuyo nombre significa “confusión”—, la iglesia de hoy se encuentra en una Babilonia espiritual. Él dice, cito del párrafo 80: “¡Confusión! Eso es decir: ‘Yo soy Bautista. Yo soy Metodista. Yo soy Presbiteriano’, todo eso no es más que confusión.” Dios no está llamando a la gente a una denominación, a una secta, a un grupo religioso, cito del párrafo 81: “Ahora, no piense Ud. que estoy diciendo que la gente Bautista no tiene salvación, ni que la Metodista. Yo no estoy hablando de eso. Yo estoy hablando respecto a la iglesia y su poder político, de su política. Y hablando políticamente, si Ud. es Metodista, o Bautista, o Presbiteriano, o es Católico, eso no tiene nada que ver con salvación. Dios ni siquiera reconoce eso, y esto está en la Babilonia actual. Dios está llamando a una Iglesia de todos ellos, sacando a los de corazón puro, formando Su Iglesia. ¡Qué hermoso!”
Y así como en la Babilonia literal, así como los compañeros de Daniel enfrentaron una persecución que los obligó a tomar una decisión—inclinarse ante la imagen o permanecer fieles al verdadero Dios—, una persecución similar se acerca para la verdadera Iglesia. Se levantará una imagen, un sistema religioso mundial, que forzará a todos a inclinarse. Pero la verdadera Novia, como Sadrach, Mesach y Abed-nego, se mantendrá firme en la Palabra.
El comienzo del reino Gentil fue marcado por lo sobrenatural—la visión de Nabucodonosor y la interpretación de Daniel. Su final, nos asegura el profeta, también será marcado por lo sobrenatural. Estamos viviendo en los momentos finales de la dispensación Gentil. El reloj profético de Dios está a punto de dar la medianoche. La pregunta no es si estas cosas sucederán, sino si nosotros estaremos listos cuando estos eventos proféticos sucedan.
PREGUNTA 3: LOS GIGANTES Y LA REVELACIÓN DE LA SIMIENTE DE LA SERPIENTE
Amados oyentes, prepárense ahora, porque la siguiente pregunta nos lleva de la cronología profética a uno de los misterios más profundos y malentendidos del libro del Génesis. Es una doctrina que separa la paja del trigo y revela el origen del conflicto espiritual que ha plagado a la humanidad desde el principio. La pregunta es: “¿Quiénes eran esos gigantes en esos días?”, refiriéndose a Génesis, capítulo 6, verso 4 que dice: “Había gigantes en la tierra en aquellos días, y también después que entraron los hijos de Dios á las hijas de los hombres, y les engendraron hijos: éstos fueron los valientes que desde la antigüedad fueron varones de nombre.”
Para desentrañar esto, el Hermano Branham primero menciona con respeto la interpretación del historiador Josefo. Sin embargo, el profeta nos guía más allá de la historia hacia la Revelación Divina. Él nos recuerda que, a pesar de todo el conocimiento humano, solo el Espíritu Santo puede revelar los secretos de la Palabra.
Aquí, el profeta, con humildad pero con firmeza, presenta lo que él llama “un poco de mi propia doctrina”, una verdad que el Espíritu Santo le reveló directamente de las Escrituras.
El Engaño en el Edén: Más que una Fruta
Para entender a los gigantes, debemos regresar al pecado original. El Hermano Branham revela que el pecado en el Jardín del Edén no fue comer una fruta literal de un árbol. La caída de la humanidad vino por un acto de engaño y adulterio que corrompió la raza humana desde su misma fuente.
La Verdadera Naturaleza de la Serpiente
Primero, nos enseña que la serpiente original no era el reptil que conocemos hoy. La maldición la postró sobre su vientre. Antes de eso, el profeta la describe como una criatura magnífica, un ser que “era como un hombre, y caminaba erguido”. No era un reptil, sino una bestia tan parecida al hombre que era, en esencia, el eslabón perdido entre el animal y el ser humano. La Biblia misma da pistas de este cambio drástico en la maldición de Génesis 3:14: “Y Jehová Dios dijo á la serpiente: Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias... sobre tu pecho andarás”. El castigo fue cambiar su modo de locomoción, implicando que antes no se arrastraba. Fue a través de esta criatura sutil y astuta que Satanás, el engañador, encontró el vehículo perfecto para ejecutar su plan.
La Naturaleza del Pecado
El profeta declara sin rodeos que Eva fue engañada en un acto físico, cito del párrafo 125: “La serpiente no era un reptil, la maldición sobre él lo hizo un reptil. Él era como un hombre, y caminaba erguido. Y él estaba allá en el jardín, y ella cometió adulterio con él y trajo a luz a su primer hijo el cual fue Caín, la misma naturaleza de su padre.” Este acto profanó el Plan Sagrado de Dios para la procreación. Pensemos en las pistas bíblicas: ¿Por qué, después de comer una “fruta”, lo primero que Adán y Eva notaron fue su desnudez? ¿Por qué el juicio de Dios sobre Eva se centró específicamente en el parto? Génesis 3:16 dice: “multiplicaré en gran manera tus dolores y tus preñeces; con dolor parirás los hijos". El castigo estaba directamente ligado al acto de la concepción. Más importante aún, en Génesis 3:15, Dios establece la enemistad entre dos “simientes”: la simiente de la mujer y la simiente de la serpiente. Esto establece desde el principio que habría dos linajes en la tierra.
Las Dos Simientes en Conflicto
De este acto surgieron dos líneas, dos naturalezas, que han continuado en conflicto a través de toda la historia humana.
La Simiente de la Serpiente
El Hermano Branham afirma audazmente, cito del párrafo 124: “Yo creo que Caín era hijo de Satanás”. Esto no es una metáfora. Significa que, a través de la serpiente, Caín fue el producto físico de un acto inspirado y orquestado por Satanás. Por eso su naturaleza era la de un asesino, celoso y religioso en apariencia, pero sin la revelación de la fe en la sangre, reflejando así el carácter de su verdadero padre. El apóstol Juan lo confirma en 1 Juan 3:12: “No como Caín, que era del maligno, y mató á su hermano. ¿Y por qué causa le mató? Porque sus obras eran malas, y las de su hermano justas.” La Biblia misma lo etiqueta como perteneciente “al maligno”. Alguien dirá: “Pero la propia cita que nos acabas de leer, Hermano, ahí está hablando ‘y mató a su hermano’, ¿cómo es posible entonces, si es hijo de la serpiente y no de Adán, cómo son hermanos?” Simple, son hermanos por parte de madre.
La Simiente Justa
Abel, y después de su martirio, Seth, fueron los hijos de Adán, la simiente justa a través de la cual vendría el linaje del Mesías, la verdadera Simiente de la mujer que aplastaría la cabeza de la serpiente.
El Origen Real de los Gigantes
Con esta base, el origen de los gigantes se vuelve claro. Caín, el portador de la simiente de la serpiente, y su descendencia, llevaban en su genética la mezcla de lo humano y lo bestial de la serpiente original. De esta línea corrompida surgieron estos “hombres altos y fornidos”, mitad bestia y mitad humanos, los gigantes.
¿Y quiénes eran los “hijos de Dios” que se unieron a las hijas de los hombres? Fueron la simiente de Dios por Seth quienes tomaron de entre las hijas de los hombres y entraron a ellas. El profeta revela que eran los espíritus caídos, los ángeles que fueron echados del cielo. Él dice que fueron “seres sobrenaturales que fueron echados aquí a la tierra y tomaron control del espíritu del hombre”. Estos demonios no crearon cuerpos nuevos; encontraron en la descendencia de Caín, en esos cuerpos de gigantes, los vehículos perfectos para manifestarse físicamente, resultando en una explosión de perversión y violencia tan grande que Dios tuvo que purificar la tierra con el Diluvio. El apóstol Judas habla de estos seres en Judas 1:6: “Y á los ángeles que no guardaron su dignidad, mas dejaron su habitación, los ha reservado debajo de oscuridad en prisiones eternas hasta el juicio del gran día”. Ellos dejaron su “habitación” celestial para entrar en una terrenal, un acto perverso contra la naturaleza.
Esta Revelación, amados oyentes, es crucial. Explica la raíz de la lucha espiritual que vemos hoy, descrita en Efesios 6:12: “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne; sino contra principados, contra potestades... contra malicias espirituales en los aires.” Los mismos espíritus que obraron en los días de Noé están obrando hoy, impulsando la inmoralidad y la perversión en un mundo que, una vez más, está maduro para el juicio. Así que, estos Hijos de Dios, descendientes de Seth que fue de Adán, fueron influenciados por influencias en los aires para que ellos cruzaran el linaje con el linaje de Caín.
PREGUNTA 4: LA EVIDENCIA VERDADERA DEL ESPÍRITU SANTO
Ahora, amados oyentes, llegamos a una pregunta que toca el corazón mismo de la experiencia cristiana. Es una pregunta que todo creyente sincero se ha hecho: ¿Cómo puedo saber, con certeza, que yo o alguien más tiene verdaderamente el Espíritu Santo?
Para responder, el Hermano Branham no nos da una fórmula simple o una lista de verificación. En cambio, nos relata la historia de un hombre que buscaba a Dios desesperadamente. Este hombre fue a las reuniones de Billy Graham y levantó su mano para aceptar a Cristo, pero el hombre dijo: “Eso no hizo nada en mí”. Luego fue a las reuniones de Oral Roberts, le dijeron que se quedara en un cuarto hasta que hablara en lenguas, y lo hizo, pero él no recibió ningún beneficio. Finalmente, en otra reunión, le dijeron que necesitaba ser santificado y gritar, y así lo hizo, pero el vacío permanecía.
En esta historia, el profeta desmantela las “evidencias” más comunes en las que muchos confían. El levantar la mano, el hablar en lenguas, el gritar, el llorar; él afirma que cree en todas estas cosas, pero las llama “atributos que siguen”. Son manifestaciones, pero no son la raíz. No son la evidencia fundamental.
Usa una analogía poderosa y terrenal para ilustrar este punto. Él dice y cito del párrafo 160: “¿Alguien aquí alguna vez a escuchado a un chivo llorar? Hermano, Ud. tiene que ser un pastor para conocer la diferencia. Un chivo llora exactamente igual que una oveja.” Y continúa diciendo el Hermano Branham: “Y yo he escuchado a ambos en el altar llorando y clamando... y sigue siendo un chivo.” Esto nos enseña una lección vital: las manifestaciones externas y las emociones pueden ser imitadas. Uno puede hablar en lenguas y “salir de la reunión y vivir una vida libertina”. Por lo tanto, no podemos basar nuestra seguridad eterna en una experiencia momentánea.
Entonces, ¿cuál es la respuesta? El profeta le dijo a aquel hombre buscador, cito del párrafo 158: “Hermano, todas esas cosas están bien, cada una de ellas son buenas. El alzar su mano, el hablar en lenguas, el gritar, yo creo en cada una de ellas, pero eso no es la cosa. ¿Ve?, es aceptar la Persona, Cristo Jesús” ¡Ahí está la clave! No es buscar un don, una emoción o una manifestación; es recibir a Jesucristo en lo más profundo de nuestro ser.
Y cuando esa Persona, el Señor Jesucristo, entra a través de Su Espíritu, ¿cuál es la evidencia más segura de Su Presencia? El Hermano Branham nos da la respuesta más cercana, cito del párrafo 166: “Es cuando el alma de esa persona está en dolores de parto. Una persona que siempre está hambrienta y sedienta por Dios. Esas personas... día y noche no pueden evitarlo. Tienen que hacer algo por el Señor.”
Esta no es solo la opinión del profeta; está anclada firmemente en la Palabra de Dios. Él nos lleva a Ezequiel, capítulo 9, versículo 4. En esta visión, Dios envía un ángel para poner un sello en las frentes de Su Pueblo antes de que venga el juicio. ¿A quiénes selló el ángel? No a los que más gritaban o danzaban. La orden fue clara: “Y díjole Jehová: Pasa por medio de la ciudad, por medio de Jerusalem, y pon una señal en la frente á los hombres que gimen y que claman á causa de todas las abominaciones que se hacen en medio de ella.”
La evidencia que Dios buscó fue un corazón quebrantado. Un alma en agonía por el pecado y la impiedad que le rodeaba. Un gemido y un clamor por la Justicia de Dios. Esa, dice el profeta, es la verdadera marca del Espíritu Santo. Es un hambre insaciable que te mantiene en tus rodillas, una carga por las almas perdidas que te impulsa a testificar, un amor por Dios que te hace aborrecer el pecado en tu propia vida y en el mundo.
El Señor Jesús mismo lo dijo en San Mateo 5:6: “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia: porque ellos serán hartos.” El verdadero creyente nunca se satisface; siempre está buscando más de Dios.
Así que, amados hermanos oyentes, la lección de hoy es examinar nuestros propios corazones. Más allá de las experiencias pasadas, ¿hay hoy en nosotros un alma en dolores de parto? ¿Gemimos por el estado de la iglesia y del mundo? ¿Tenemos un hambre y una sed insaciables de Jesucristo? Porque esa es la evidencia que perdura, el fruto del Espíritu que prueba que Cristo realmente vive en nosotros.
PREGUNTA 5: LOS 144,000 SIERVOS Y LA NOVIA REDIMIDA
Amados oyentes, la pregunta final que abordaremos en este estudio nos lleva al clímax de la Revelación Profética de este mensaje. Es una pregunta que ha confundido a muchos estudiosos de la Biblia, pero que, a través del ministerio del profeta de Dios, se vuelve más clara como el cristal. La pregunta es: “¿Los ciento cuarenta y cuatro mil, que se mencionan en Apocalipsis, el remanente Judío... participará en el Rapto de la Iglesia?"
La respuesta a esta pregunta define nuestro lugar en el Plan de Dios y revela la diferencia crucial entre Israel y la Iglesia. El Hermano Branham nos guía magistralmente a través de Apocalipsis, capítulo 7, para mostrarnos no un grupo, sino dos, y sus destinos distintos.
La Identidad de los 144,000
Primero, el profeta establece sin lugar a dudas la identificación de los 144,000. El apóstol San Juan, el que recibió la revelación apocalíptica, ve una escena dramática: cuatro ángeles deteniendo los vientos de la guerra y la destrucción. Están a punto de desatar el juicio, pero otro ángel que asciende del oriente, con el Sello del Dios Viviente, les grita que se detengan. ¿Por qué? Apocalipsis 7:3: “No hagáis daño á la tierra, ni á la mar, ni á los árboles, hasta que señalemos á los siervos de nuestro Dios en sus frentes.”
Note la palabra clave: “siervos”. El profeta enfatiza este punto, cito del párrafo 199: "Ahora, recuerde, la Iglesia no son Sus siervos. Nosotros somos Sus hijos, no Sus siervos. El Judío siempre es Su siervo.” La Escritura entonces se vuelve increíblemente específica sobre quiénes son estos siervos: Apocalipsis 7:4: “Y oí el número de los señalados: ciento cuarenta y cuatro mil señalados de todas las tribus de los hijos de Israel.”
El texto procede a nombrar 12,000 de cada una de las doce tribus. No hay ambigüedad. Los 144,000 son Judíos literales, un remanente escogido de la nación de Israel. ¿Y cuál es el Sello con el que son marcados? El profeta nos recuerda la verdad del Nuevo Testamento, cito del párrafo 210: “¡El Espíritu Santo es el Sello de Dios! Efesios 4:30 dice: ‘No contristéis el Espíritu Santo de Dios con el cual estáis sellados hasta el día de vuestra redención’”. Así que, estos 144,000 judíos recibirán el bautismo del Espíritu Santo.
En Contraste: La Gran Multitud, La Novia Gentil
Pero justo después de esta visión, el escenario cambia drásticamente. Juan escribe: Apocalipsis 7:9: “Después de estas cosas miré, y he aquí una grande compañía, la cual ninguno podía contar, de todas gentes y linajes y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y palmas en sus manos.”
El contraste es absoluto. Pasamos de un número específico (144,000) a uno incontable. Pasamos de una sola nación (Israel) a “todas las gentes y linajes y pueblos y lenguas.” Uno de los ancianos celestiales le pregunta al apóstol Juan quiénes son, y luego le da la respuesta: “Estos son los que han venido de grande tribulación, y han lavado sus ropas, y las han blanqueado en la sangre del Cordero.”
El Tiempo Profético y la Hora Onceava
Aquí es donde el profeta conecta la profecía con la historia. Él enseña que la detención de los vientos en Apocalipsis 7 tuvo un cumplimiento asombroso en la Primera Guerra Mundial. La guerra, que estaba a punto de consumir el mundo entero, se detuvo abruptamente. Él declara en el párrafo 215: “Y la Primera Guerra Mundial se paró en el onceavo mes del año, en el onceavo día del mes, y en la onceava hora del día, para que ese pueblo de la onceava hora pudiera entrar.”
¿Quién es el pueblo de la “hora onceava”? Son los judíos. El profeta se refiere a la parábola del Señor Jesús en San Mateo 20, donde los obreros contratados en la última hora recibieron el mismo pago que los que trabajaron todo el día. Esto simboliza a los judíos que, al final de la era, recibirán el mismo Espíritu Santo que los apóstoles recibieron en el principio en el Día de Pentecostés. Esa Pausa Divina en la historia fue para permitir que los judíos comenzaran su regreso a la tierra prometida, para estar en su lugar y ser sellados.
La Conclusión del Plan
Entonces, para responder directamente a la pregunta: ¿Participan los 144,000 en el Rapto de la Iglesia? La respuesta es un claro no.
El Plan Divino se desarrolla en este orden:
1. El Evangelio es predicado a los Gentiles, y la Novia es llamada y sellada con el Espíritu Santo.
2. Cuando el último miembro de la Novia entra, la puerta de la Gracia para los Gentiles se cierra.
3. La Novia de Cristo es arrebatada de la tierra para encontrarse con el Señor en el aire, escapando así de la hora de la tribulación.
4. Entonces, el Evangelio regresa a los judíos. Dos profetas, como Moisés y Elías (Apocalipsis 11), les ministran.
5. Un avivamiento poderoso barre a la nación, y los 144,000 son sellados con el Espíritu Santo. Ellos atraviesan el período de la tribulación como un testimonio para Dios en la tierra, mientras la Novia ya está en la Gloria.
Así que vemos, amados, que son dos grupos distintos con dos roles distintos en el Plan Perfecto de Dios. Nosotros, la Iglesia de entre los gentiles, somos la Novia. Los 144,000 son los siervos, los eunucos que sirven a la Reina. ¡Qué privilegio tan inmenso el nuestro, ser la Novia de Jesucristo!
Conclusión
Amados oyentes, hemos recorrido un terreno espiritual profundo. Desde la sumisión absoluta a la Voluntad de Dios, la importancia vital de mantener una conciencia limpia y sin obstáculos, el Gran Plan profético que entrelaza el destino de Gentiles y Judíos, hasta la Revelación de la verdadera evidencia del Espíritu Santo: un alma anhelante y en dolores de parto.
El Hermano Branham concluyó este servicio de una manera que demuestra que la Revelación no es para la mente, sino para la vida. Pasó de la predicación a la práctica, preparándose para orar por los enfermos. Nos recordó una verdad fundamental: el pecado es la raíz de toda enfermedad y aflicción. Él usó una poderosa analogía: para detener a un hombre que te golpea, no le cortas los brazos o los pies; le das un golpe mortal en la cabeza. Él preguntó, cito del párrafo 172: “Ahora, ¿cuál es la cabeza de todo esto, la causa, la razón por la cual estamos aquí en esta mañana? ¿Cuál es la cabeza de todo esto? ¿Qué fue lo que originó toda esta enfermedad, pecado y desgracia? ¡Fue el pecado!” Antes del pecado, no había enfermedad, ni dolor, ni hogares deshechos . Por lo tanto, cuando Cristo dio el golpe mortal al pecado en el Calvario, ¡le dio muerte a todos sus atributos!
Y por eso, la única cura para el pecado y sus consecuencias es la Vida de la Sangre de Jesucristo, aplicada no por mérito, sino por la fe sencilla y pura. El servicio culminó con el himno que ha seguido a este ministerio por todo el mundo, un himno escrito por su amigo Paul Rader, la esencia misma del Evangelio: Sólo Creed.
El mensaje de hoy, como siempre, nos llama a ir más allá de la teología y la emoción, más allá de la denominación y el credo, para tener un encuentro personal y transformador con el Señor Jesucristo. Él nos llama a no apuntar a la gente a una iglesia o a una organización, sino, como dijo el profeta, “al torrente carmesí, a Jesucristo”.
Que nuestro corazón, como el de aquellos sellados en Ezequiel, gima por un mundo perdido. Que nuestra alma esté en dolores de parto, hambrienta y sedienta de Su Justicia. Porque esa, y solo esa, es la evidencia de que hemos nacido de nuevo y somos parte de Su Gloriosa Novia.
No permita que estas verdades queden solo como un conocimiento en su mente; deja que se conviertan en la fe viva que se apodera de la promesa de Dios para su vida ahora mismo.
Oración
Y ahora, amados oyentes, antes de despedirnos, unamos nuestros corazones en oración, llevando ante el Trono de Gracia todo lo que hemos recibido de la Palabra de Dios. Inclinemos nuestros rostros.
Padre Celestial, en el Nombre glorioso del Señor Jesucristo, venimos ante Tu Presencia con corazones agradecidos. Te damos gracias por Tu Palabra viva, que es más cortante que toda espada de dos filos y que ha penetrado hasta lo más profundo de nuestras almas en este día.
Señor, oramos para que selle estas verdades en cada oyente. Que no sean meros oidores, sino hacedores de Tu Palabra. Te pido, oh Dios, que siembres en cada uno de nosotros ese espíritu de sumisión total que vimos en Tu profeta, para que podamos decir con sinceridad: “Señor, cuando Tú estés listo, yo estoy listo”. Quita de nosotros nuestra propia voluntad y que la Tuya sea hecha en nuestras vidas.
Padre, si hay algo en la vida de alguno de nosotros que nos estorba, alguna duda del pasado, alguna conciencia no limpia, te pedimos, en el Nombre de Jesucristo, que nos des la Gracia para arreglarlo ahora mismo, para que podamos caminar sin obstáculos delante de Ti, en perfecta comunión.
Oh, Dios, crea en nosotros la verdadera evidencia de Tu Espíritu. No nos dejes conformarnos con las emociones o las manifestaciones externas, sino danos esa alma en dolores de parto, ese gemido y ese clamor por un mundo perdido. Danos un hambre y una sed insaciables por Ti y por Tu Justicia, para que podamos ser verdaderamente saciados.
Te damos gracias por revelarnos Tu Gran Plan para las edades, por mostrarnos nuestro lugar como la Novia de Cristo. Ayúdanos a vivir dignos de tan alto llamado. Y al entender que la raíz de todo sufrimiento es el pecado, miramos a la Cruz. Gracias, Cristo de la Gloria, porque allí diste el golpe mortal a nuestro enemigo.
Y ahora, para cada persona que escucha con una necesidad, ya sea espiritual o física, declaramos por fe que la Sangre de Jesucristo es suficiente. Que cada enfermo reciba su sanidad, que cada alma atribulada encuentre paz, y que aquel que aún no te conoce, reciba en este momento a la Persona de Jesucristo como su Salvador personal.
Te lo pedimos todo en el único Nombre que tiene todo poder en el Cielo y en la tierra, el Nombre del Señor Jesucristo. Amén y Amén.
Hasta el próximo episodio de “La Palabra Hablada de Dios”. Amén.
Himno:
EL ALMA EN DOLORES DE PARTO
Por: Hno. Francisco Velázquez Cruz
(Verso 1)
Rendido a Tu tiempo, oh, Señor, mi Rey,
“Cuando estés listo, listo yo estaré”.
Sin peso ni estorbo quiero caminar,
Y en aguas de vida mi alma bautizar.
El plan de las edades, Tu Palabra da,
La era gentil pronto terminará.
(Coro)
La evidencia no es gritar ni es llorar,
Ni lenguas extrañas que se puedan imitar.
Es un alma en parto, que gime en oración,
Un hambre y sed de Ti en mi corazón.
No busco un atributo, ni una sensación,
Recibo a la Persona, mi Gran Redención.
(Verso 2)
De Edén a este día, dos simientes van,
La de la serpiente y la del justo plan.
Un misterio oculto que hoy nos das a ver,
Para en estos tiempos firmes permanecer.
Los gigantes de antes, con su gran maldad,
Son tipos de espíritus en la actualidad.
(Coro)
La evidencia no es gritar ni es llorar,
Ni lenguas extrañas que se puedan imitar.
Es un alma en parto, que gime en oración,
Un hambre y sed de Ti en mi corazón.
No busco un atributo, ni una sensación,
Recibo a la Persona, mi Gran Redención.
(Puente)
La raíz de la angustia y la enfermedad,
Fue el pecado inmundo, la cruel iniquidad.
Mas Cristo en la cruz a la cabeza hirió,
Y con Su propia Sangre, la cura nos dio.
Por eso hoy creemos, sin dudar jamás,
Que en Él hay sanidad, vida, gozo y paz.
(Coro)
La evidencia no es gritar ni es llorar,
Ni lenguas extrañas que se puedan imitar.
Es un alma en parto, que gime en oración,
Un hambre y sed de Ti en mi corazón.
No busco un atributo, ni una sensación,
Recibo a la Persona, mi Gran Redención.
Introduction
Peace to you, beloved listeners, and welcome once again to your "God's Spoken Word" Podcast. It is a joy and a privilege to gather again around the infallible Word of our Lord.
Today, we will unlock a priceless spiritual treasure. We are going to dive into a question-and-answer service led by God's prophet for our age, Brother William Marrion Branham. This message was preached on Sunday morning, January 3, 1954, at the Branham Tabernacle in Jeffersonville, Indiana, United States of America.
A question-and-answer service is a unique opportunity, because as Brother Branham himself said, and I quote from paragraph 16: "... I do this for a purpose, to know what is in the heart of the people." And as we examine these questions, we not only see what was at the heart of the congregation in 1954, but, through the Holy Spirit, we find answers to the deep concerns that still reverberate in our own souls today. Join me for this deep and extensive review.
The Heart of the Prophet and the Divine Purpose
Before Brother Branham begins to answer the written questions, he opens his heart to the congregation, and in doing so, gives us a foundational lesson about the life of a true servant of God. He talks about his plans to travel overseas, which have been repeatedly postponed since October 1953. In his voice, we hear not a corporate leader sure of his own plans, but a man in complete dependence on God.
He shares his dilemma with touching sincerity, I quote from paragraph 3: "I don't know, I don't know if it's Satan trying to put obstacles in my way or if it's God waiting for the right time. I don't know." What a lesson for us today! In our lives, how many times do we get frustrated when our plans are stymied? The prophet teaches us the correct posture of the believer. He does not complain, He does not despair, but commends everything into the Hands of the All-Knowing One. His words should be the echo of our own hearts, I quote from paragraph 6: "But one thing, I will do... I'm going to commend it to God, and I'm going to say, 'Lord, when You're ready, I'm ready.'"
This total submission is the foundation of an anointed ministry and a victorious Christian life. It is not our agenda, but God's Agenda. It is not our time, but God's Time. It is not our work, it is the Work of God.
Immediately after, to illustrate how God operates beyond our comprehension, he relates a vision concerning a beloved brother in the congregation, George Wright. The doctors had given him up because of a blood clot in his lungs; humanly speaking, there was no hope. But God gave His prophet a vision. Brother Branham tells us, in paragraph 10, that he saw "clods of earth, as big as my fist, rolling to the ground." And he heard the Angel of the Lord say something about a tomb and Brother George.
The first interpretation could be one of fear: that the brother would die. But the prophet, led by the Spirit, understood something deeper. Brother Branham tells us, I quote from paragraph 13, "But I believe this is what it was, that he would dig the grave of some of those who laughed at him, he would do it." It turns out that Brother George's job was to be a grave digger, a detail the prophet didn't know beforehand.
In this account, we see a powerful principle. Brother George's faith was being ridiculed, but God not only promised him his life, but revealed to him that he would outlive his scoffers. It is a stark reminder that God defends those who trust in Him, and that His Power always, always has the final say on medical diagnoses and the opinions of unbelievers. The vision was not about death, but about vindication and victory through faith.
Thus, against this backdrop of personal submission and faith in the supernatural, the prophet prepares to address the questions of the people, showing us that God's answers flow through a vessel that is surrendered to His Will.
QUESTION 1: ON BAPTISM AND A CLEAR CONSCIENCE
And now, beloveds, we come to the first question of the service, a question that springs from a sincere heart and touches on a fundamental theme in our walk in the Path of God. The question is simple, but profound: "I was baptized at the age of thirteen. Should I be baptized again?"
Brother Branham's answer is a perfect example of how God's Word is to be ministered to: with a balance between correct doctrine and tender pastoral wisdom. He does not give a simple answer of "yes" or "no," but leads the believer to examine his own conscience and his relationship with God.
First, it establishes the doctrinal basis. If the person has been a genuine believer from that young age, if God has blessed him and given him the Holy Spirit, then, scripturally, there is no command to be baptized again. The prophet reminds us of the ultimate purpose of water baptism. It is not the act itself that saves, but it is a public witness, an outward confession of a faith that already resides in the heart. It's a time when, as Brother Branham says, I quote from paragraph 30, "... in front of witnesses, proved that you had believed that God had sent His Son and that He had died and risen again on the third day, and that you had been buried with Him and that you had risen in newness of life." It is a response of obedience to the Great Commission, as our Lord Jesus stated in Mark 16:16: "He who believes and is baptized shall be saved."
However, this is where the wisdom of God's servant shines. He understands that the Christian life is not just about following rules, but about walking in perfect, unhindered communion with our Lord. Therefore, he adds a crucial tip. If that childhood baptism has become a doubt, a lingering question in the soul, something that stands in your way, then the counsel changes. Brother Branham urges us urgently, I quote from paragraph 36, "Leave nothing in your way, keep perfectly unhindered." He goes on to say, "You have to lay aside all the weight and things that so easily lie in wait for you. And if you want to be baptized again, do it, that's the thing that's got done."
The lesson is profound: our peace with God is paramount. If there is something, however small it may seem, that disturbs our conscience before Him, we must fix it.
To reinforce the teaching, the prophet reminds us that the only time the Bible explicitly records a rebaptism was in Acts, chapter 19. There, the apostle Paul met disciples in Ephesus who had only received the baptism of John the Baptist. That baptism was a baptism of repentance in preparation for the coming Messiah. But once Christ died, rose again, and sent the Holy Spirit, that baptism was no longer complete. The fullness came by being baptized in the Name of the Lord Jesus. We read in Acts 19:4-5: "And Paul said, 'John baptized with the baptism of repentance, telling the people to believe in him who was to come after him, that is, in Jesus Christ.' When they heard that they had this, they were baptized in the name of the Lord Jesus."
This precedent, Brother Branham explains, was for those who had not been properly baptized in the Name of the Lord Jesus Christ for the remission of sins. But the main lesson we draw from all this response is to walk with a pure conscience, not allowing any doubt or weight of the past to hinder our sweet and present communion with our Savior. What practical and liberating wisdom for the soul!
QUESTION 2: THE END OF THE GENTILE AGE AND GOD'S PROPHETIC CLOCK
We now move into one of the most profound and prophetically significant sections of this Message. The following question asked of the prophet acts as a key that unlocks God's Great Plan for the ages. The question is, "Where will the church stand when the gospel returns to the Jews?".
To respond, Brother Branham immediately directs us to the words of our Lord Jesus Christ in the Gospel according to Luke 21:24. The Lord Jesus is prophesying about the fate of Jerusalem and His people, declaring, "... and Jerusalem shall be trodden down by the nations, until the times of the Gentiles be fulfilled."
In this one scripture, beloved hearers, is the Divine Timeline. And the prophet, under the anointing of the Holy Spirit, breaks down several monumental truths that emanate from it.
The Double Fulfillment of Prophecy
First, Brother Branham lays out a vital principle for understanding prophecy: it often has a double fulfillment. He teaches, I quote from paragraph 54: "How many know that Scripture has a double meaning in every prophecy? It sure has! Yes, sir. He speaks it and says it exactly for a while, and then repeats the same event again, so that it will be fulfilled again here."
To illustrate this, he gives us the perfect example of Matthew 2:15, which says that Jesus was taken into Egypt "that it might be fulfilled that which was spoken of the Lord, by the prophet who said, 'Out of Egypt I have called my Son.'" That original prophecy, in Hosea, referred to God calling the nation of Israel (His son) out of Egyptian bondage. Hundreds of years later, however, it was fulfilled again, in a more perfect and personal way, in the literal Son of God, Jesus Christ.
In the same way, the prophecy of the Lord Jesus in Luke 21 had a literal historical fulfillment when the Roman general Titus Vespasian besieged and destroyed Jerusalem. But, as the prophet shows us, that was only the fulfillment in the shadows. There will be another siege, another pressure on Jerusalem at the end of time, just before the time of the Gentiles is fulfilled.
The Gentile Dispensation: Our Probation
What is the "time of the Gentiles"? It's the period of Grace that we're living in right now. It officially began when the nation of Israel rejected its Messiah, and God turned His Face toward the non-Jewish peoples of the world. It is the church age, where God is calling a Bride from among all nations, peoples, tribes, and tongues.
But this time has a limit. It won't last forever. The prophet puts it clearly, and I quote from paragraph 74: "Amazing, isn't it, to know that we have a limited time. God said so! The Gentile dispensation was begun with King Nebuchadnezzar." When the last predestined member of the Gentile Bride has entered the Body of Christ, when the Gospel Net has caught the last chosen fish, then, "the Gentile dispensation is ended." And at that time, God will Sovereignly turn His attention to the nation of Israel to fulfill the promises He made to Abraham, Isaac, and Jacob.
The Return to the Promised Land: God's Signpost
And here, the prophet gives us an infallible sign to know how close we are to the end. He tells us to look at the Jew. The Jew is God's signpost! For nearly two thousand years, they were scattered "to every nation," just as Jesus prophesied. But in our day, we have witnessed the greatest miracle: his return to the promised land.
Brother Branham, speaking in 1954, declares it with prophetic authority, I quote from paragraph 69: "But I will say this in the spirit of prophecy, by the Bible, that the hour of the Jew's return to his land is at hand. Yes, sir. He hardened Hitler's heart, and drove them out of Germany; hardened Mussolini's heart, and drove them out of Italy. He's bringing them out of everywhere, just like He did in the days when He brought them out." Just as God used a hard-hearted Pharaoh to lead Israel out of Egypt, He used the dictators of the 20th century to pressure the Jews back to their homeland, setting the stage for the final act of the Drama of Redemption.
The Church in Babylon and the Coming Persecution
Finally, the prophet draws a grim but necessary parallel. Just as ancient Israel, wanting to be like the other nations, was taken captive to Babylon—whose name means "confusion"—so the church today is in a spiritual Babylon. He says, I quote from paragraph 80: "Confusion! That's saying, 'I'm a Baptist. I'm a Methodist. I am a Presbyterian,' all that is but confusion." God is not calling people to a denomination, a sect, a religious group, I quote from paragraph 81: "Now, don't think that I'm saying that the Baptist people have no salvation, nor that the Methodist. I'm not talking about that. I'm talking about the church and its political power, its politics. And politically speaking, whether you're a Methodist, or a Baptist, or a Presbyterian, or a Catholic, that has nothing to do with salvation. God doesn't even recognize that, and this is in Babylon today. God is calling a Church of them all, bringing out the pure in heart, forming His Church. How beautiful!"
And just as in literal Babylon, just as Daniel's companions faced persecution that forced them to make a choice—to bow down to the image or to remain faithful to the true God—a similar persecution is coming for the true Church. An image, a worldwide religious system, will rise that will force everyone to bow down. But the true Bride, like Shadrach, Meshach, and Abednego, will stand firm in the Word.
The beginning of the Gentile kingdom was marked by the supernatural—Nebuchadnezzar's vision and Daniel's interpretation. His end, the prophet assures us, will also be marked by the supernatural. We are living in the final moments of the Gentile dispensation. God's prophetic clock is about to strike midnight. The question is not whether these things will happen, but whether we will be ready when these prophetic events happen.
QUESTION 3: THE GIANTS AND THE REVELATION OF THE SERPENT'S SEED
Beloved listeners, prepare now, for the following question takes us from prophetic chronology to one of the deepest and most misunderstood mysteries of the book of Genesis. It is a doctrine that separates the wheat from the chaff and reveals the origin of the spiritual conflict that has plagued mankind from the beginning. The question is, "Who were those giants in those days?" referring to Genesis chapter 6, verse 4 which says, "There were giants on the earth in those days, and also after the sons of God came in to the daughters of men, and begat them children: these were the mighty men who from ancient times were men in name."
To unravel this, Brother Branham first respectfully mentions the interpretation of the historian Josephus. However, the prophet guides us beyond history to Divine Revelation. He reminds us that, despite all human knowledge, only the Holy Spirit can reveal the secrets of the Word.
Here, the prophet, humbly but firmly, presents what he calls "a little of my own doctrine," a truth that the Holy Spirit revealed to him directly from Scripture.
Deception in Eden: More Than a Fruit
To understand the giants, we must go back to original sin. Brother Branham reveals that the sin in the Garden of Eden was not eating a literal fruit from a tree. The fall of mankind came by an act of deceit and adultery that corrupted the human race from its very source.
The True Nature of the Serpent
First, it teaches us that the original snake was not the reptile we know today. The curse prostrated her on her belly. Before that, the prophet describes her as a magnificent creature, a being who "was like a man, and walked upright." It was not a reptile, but a beast so similar to man that it was, in essence, the missing link between animal and human. The Bible itself gives clues to this drastic change in the curse of Genesis 3:14: "And the Lord God said to the serpent, 'Because you have done this, cursed shall you be above all beasts... on your breast you shall walk." The punishment was to change his mode of locomotion, implying that he did not crawl before. It was through this subtle and cunning creature that Satan, the deceiver, found the perfect vehicle to execute his plan.
The Nature of Sin
The prophet bluntly states that Eve was deceived in a physical act, I quote from paragraph 125: "The serpent was not a reptile, the curse on him made him a reptile. He was like a man, and he walked upright. And he was out there in the garden, and she committed adultery with him and brought forth her first son, which was Cain, the same nature as his father." This act desecrated God's Sacred Plan for procreation. Let's think about the biblical clues: Why, after eating a "fruit," the first thing Adam and Eve noticed was their nakedness? Why did God's judgment on Eve focus specifically on childbirth? Genesis 3:16 says, "I will greatly multiply your pains and your pregnancies; with pain you will give birth to children." Punishment was directly linked to the act of conception. More importantly, in Genesis 3:15, God establishes enmity between two "seeds": the seed of the woman and the seed of the serpent. This establishes from the beginning that there would be two bloodlines on earth.
The Two Seeds in Conflict
From this act emerged two lines, two natures, which have continued in conflict throughout all of human history.
The Serpent's Seed
Brother Branham boldly states, I quote from paragraph 124, "I believe that Cain was the son of Satan." This is not a metaphor. It means that, through the serpent, Cain was the physical product of an act inspired and orchestrated by Satan. That is why his nature was that of a murderer, jealous and religious in appearance, but without the revelation of faith in blood, thus reflecting the character of his real father. The apostle John confirms this in 1 John 3:12: "Not like Cain, who was of the evil one, and killed his brother. And for what cause did he kill him? For his deeds were evil, and his brother's deeds were righteous." The Bible itself labels him as belonging "to the evil one." Someone will say, "But the very quote you just read to us, Brother, there is 'and he killed his brother,' how is it possible then, if he is the son of the serpent and not of Adam, how are they brothers?" Simple, they are siblings on their mother's side.
The Righteous Seed
Abel, and after his martyrdom, Seth, were the sons of Adam, the righteous seed through whom the lineage of the Messiah would come, the true Seed of the woman who would crush the serpent's head.
The Real Origin of the Giants
On this basis, the origin of giants becomes clear. Cain, the bearer of the serpent's seed, and his offspring, carried in their genetics the mixture of the human and the bestial of the original serpent. From this corrupt line emerged these "tall and stout men," half beast and half human, the giants.
And who were the "sons of God" who joined the daughters of men? It was the seed of God through Seth who took from among the daughters of men and entered into them. The prophet reveals that they were the fallen spirits, the angels who were cast out of heaven. He says they were "supernatural beings who were cast down here to earth and took control of the spirit of man." These demons did not create new bodies; they found in the offspring of Cain, in those bodies of giants, the perfect vehicles to manifest physically, resulting in an explosion of perversion and violence so great that God had to purify the earth with the Flood. The apostle Jude speaks of these beings in Jude 1:6: "And the angels that did not keep their dignity, but left their habitation, he has reserved under darkness in everlasting chains until the judgment of the great day." They left their heavenly "habitation" to enter an earthly one, a perverse act against nature.
This Revelation, beloved hearers, is crucial. It explains the root of the spiritual struggle we see today, described in Ephesians 6:12: "For we do not wrestle against flesh and blood; but against principalities, against powers... against spiritual malice in the air." The same spirits that worked in Noah's day are at work today, driving immorality and perversion in a world that, once again, is ripe for judgment. So, these Sons of God, descendants of Seth who was Adam's, were influenced by influences in the air so that they would cross the lineage with the lineage of Cain.
QUESTION 4: THE TRUE EVIDENCE OF THE HOLY SPIRIT
Now, beloved listeners, we come to a question that touches the very heart of the Christian experience. It's a question every sincere believer has asked: How can I know, with certainty, that I or anyone else truly has the Holy Spirit?
To answer, Brother Branham does not give us a simple formula or a checklist. Instead, it tells us the story of a man who was desperately searching for God. This man went to Billy Graham's meetings and raised his hand to accept Christ, but the man said, "That didn't do anything in me." Then he went to Oral Roberts' meetings, was told to stay in a room until he spoke in tongues, and he did, but he received no benefit. Finally, in another meeting, he was told that he needed to be sanctified and shout, and so he did, but the emptiness remained.
In this story, the prophet dismantles the most common "evidences" that many rely on. To raise one's hand, to speak in tongues, to shout, to weep; He claims to believe in all of these things, but he calls them "attributes that follow." They are demonstrations, but they are not the root. They are not the fundamental evidence.
He uses a powerful, earthy analogy to illustrate this point. He says, and I quote from paragraph 160: "Has anyone here ever heard a goat cry? Brother, you've got to be a pastor to know the difference. A goat cries just like a sheep." And Brother Branham goes on to say, "And I've heard both of them at the altar weeping and crying... and he is still a goat." This teaches us a vital lesson: external manifestations and emotions can be imitated. One can speak in tongues and "get out of the meeting and live a libertine life." Therefore, we cannot base our eternal security on a momentary experience.
So what's the answer? The prophet said to that searching man, I quote from paragraph 158: "Brother, all those things are good, every one of them is good. Raising your hand, speaking in tongues, shouting, I believe in every single one of them, but that's not the thing. See, it's accepting the Person, Christ Jesus." That 's the key! It is not looking for a gift, an emotion or a manifestation; it is to receive Jesus Christ in the depths of our being.
And when that Person, the Lord Jesus Christ, comes in through His Spirit, what is the surest evidence of His Presence? Brother Branham gives us the closest answer, I quote from paragraph 166: "It is when that person's soul is in labor pains. A person who is always hungry and thirsty for God. Those people... Day and night they can't help it. You have to do something for the Lord."
This is not just the prophet's view; it is firmly anchored in God's Word. He takes us to Ezekiel chapter 9, verse 4. In this vision, God sends an angel to put a seal on the foreheads of His people before judgment comes. Whom did the angel seal? Not to those who shouted or danced the most. The command was clear: "And the Lord said unto him, Pass through the midst of the city, through the midst of Jerusalem, and put a mark on the foreheads of men that groan and cry because of all the abominations that are done in the midst of it."
The evidence God sought was a broken heart. A soul in agony for the sin and impiety that surrounded him. A groan and a cry for God's Justice. That, says the prophet, is the true mark of the Holy Spirit. It is an insatiable hunger that keeps you on your knees, a burden for lost souls that drives you to testify, a love for God that makes you abhor sin in your own life and in the world.
The Lord Jesus Himself said it in Matthew 5:6: "Blessed are those who hunger and thirst for righteousness: for they will be filled." The true believer is never satisfied; he is always seeking more from God.
So, beloved hearing brethren, today's lesson is to examine our own hearts. Beyond past experiences, is there a soul in us today in labor pains? Do we groan over the state of the church and the world? Do we have an unquenchable hunger and thirst for Jesus Christ? Because that is the evidence that endures, the fruit of the Spirit that proves that Christ really lives in us.
QUESTION 5: THE 144,000 SERVANTS AND THE REDEEMED BRIDE
Beloved listeners, the final question we will address in this study brings us to the climax of the Prophetic Revelation of this message. It's a question that has confused many Bible scholars, but which, through the ministry of God's prophet, becomes crystal clearer. The question is, "The one hundred and forty-four thousand, which are mentioned in Revelation, the Jewish remnant... will participate in the Rapture of the Church?"
The answer to this question defines our place in God's Plan and reveals the crucial difference between Israel and the Church. Brother Branham masterfully guides us through Revelation, chapter 7, to show us not one group, but two, and their distinct destinies.
The Identity of the 144,000
First, the prophet establishes without a doubt the identification of the 144,000. The Apostle John, the one who received the apocalyptic revelation, sees a dramatic scene: four angels stopping the winds of war and destruction. They are about to unleash judgment, but another angel who ascends from the east, with the Seal of the Living God, shouts at them to stop. Why? Revelation 7:3: "Do not harm the earth, or the sea, or the trees, until we mark the servants of our God on their foreheads."
Notice the key word: "servants." The prophet emphasizes this point, and I quote from paragraph 199: "Now, remember, the Church is not His servants. We are His children, not His servants. The Jew is always His servant." Scripture then gets incredibly specific about who these servants are: Revelation 7:4: "And I heard the number of those appointed: a hundred and forty-four thousand appointed out of all the tribes of the children of Israel."
The text proceeds to name 12,000 from each of the twelve tribes. There is no ambiguity. The 144,000 are literal Jews, a chosen remnant of the nation of Israel. And what is the Seal with which they are marked? The prophet reminds us of the truth of the New Testament, I quote from paragraph 210: "The Holy Spirit is the Seal of God! Ephesians 4:30 says, 'Do not grieve the Holy Spirit of God with whom you are sealed until the day of your redemption.'" So, these 144,000 Jews will receive the baptism of the Holy Spirit.
In contrast: the great crowd, the gentle bride
But right after this vision, the scenario changes dramatically. John writes: Revelation 7:9: "After these things I looked, and behold, a great company, which no one could number, out of all nations and kindreds and peoples and tongues, standing before the throne and before the Lamb, clothed in white robes, and palm branches in their hands."
The contrast is absolute. We went from a specific number (144,000) to an uncountable one. We went from one nation (Israel) to "all nations and kindreds and peoples and tongues." One of the heavenly elders asks the apostle John who they are, and then gives him the answer: "These are the ones who have come out of great tribulation, and have washed their robes, and made them white in the blood of the Lamb."
The Prophetic Time and the Eleventh Hour
This is where the prophet connects prophecy with history. He teaches that the stopping of the winds in Revelation 7 had an amazing fulfillment in World War I. The war, which was about to consume the entire world, came to an abrupt halt. He states in paragraph 215: "And the First World War stopped in the eleventh month of the year, on the eleventh day of the month, and in the eleventh hour of the day, that that people of the eleventh hour might come in."
Who are the people of the "eleventh hour"? They are the Jews. The prophet refers to the parable of the Lord Jesus in Matthew 20, where workers hired in the last hour were paid the same as those who worked all day. This symbolizes the Jews who, at the end of the age, will receive the same Holy Spirit that the apostles received in the beginning on the Day of Pentecost. That Divine Pause in history was to allow the Jews to begin their return to the promised land, to be in their place and be sealed.
The Conclusion of the Plan
So, to answer directly to the question: Do the 144,000 participate in the Rapture of the Church? The answer is a clear no.
The Divine Plan unfolds in this order:
1. The Gospel is preached to the Gentiles, and the Bride is called and sealed with the Holy Spirit.
2. When the last member of the Bride enters, the door of Grace for the Gentiles closes.
3. The Bride of Christ is caught up from the earth to meet the Lord in the air, thus escaping the hour of tribulation.
4. Then the gospel returns to the Jews. Two prophets, such as Moses and Elijah (Revelation 11), minister to them.
5. A powerful revival sweeps the nation, and the 144,000 are sealed with the Holy Spirit. They go through the tribulation period as a testimony to God on earth, while the Bride is already in Glory.
So we see, beloveds, that you are two distinct groups with two distinct roles in God's Perfect Plan. We, the Church among the Gentiles, are the Bride. The 144,000 are the servants, the eunuchs who serve the Queen. What an immense privilege for us to be the Bride of Jesus Christ!
Conclusion
Beloved listeners, we have traveled deep spiritual ground. From absolute submission to God's Will, the vital importance of maintaining a clear and unhindered conscience, the Great Prophetic Plan that intertwines the destiny of Gentiles and Jews, to the Revelation of the true evidence of the Holy Spirit: a longing soul in labor pains.
Brother Branham concluded this service in a way that demonstrates that Revelation is not for the mind, but for life. He moved from preaching to practice, preparing to pray for the sick. He reminded us of a fundamental truth: sin is the root of all sickness and affliction. He used a powerful analogy: to stop a man who beats you, you don't cut off his arms or feet; you give him a fatal blow to the head. He asked, I quote from paragraph 172, "Now, what's the head of all this, the cause, the reason we're here this morning? What is the head of all this? What was it that caused all this sickness, sin, and misfortune? It was the sin!" Before sin, there was no sickness, no pain, no broken homes. Therefore, when Christ dealt the death blow to sin at Calvary, He put all its attributes to death!
And for this reason, the only cure for sin and its consequences is the Life of the Blood of Jesus Christ, applied not by merit, but by simple and pure faith. The service culminated in the hymn that has followed this ministry around the world, a hymn written by his friend Paul Rader, the very essence of the Gospel: Just Believe.
Today's message, as always, calls us to go beyond theology and emotion, beyond denomination and creed, to have a personal and transformative encounter with the Lord Jesus Christ. He calls us not to point people to a church or an organization, but, as the prophet said, "to the crimson torrent, to Jesus Christ."
May our hearts, like those sealed in Ezekiel, groan for a lost world. May our soul be in labor pains, hungry and thirsty for His Justice. Because that, and only that, is the evidence that we are born again and are part of His Glorious Bride.
Do not allow these truths to remain only as knowledge in your mind; let them become the living faith that seizes God's promise for their lives right now.
Prayer
And now, dear hearers, before we say goodbye, let us join our hearts in prayer, bringing before the Throne of Grace all that we have received from the Word of God. Let's bow our heads.
Heavenly Father, in the glorious Name of the Lord Jesus Christ, we come into Your Presence with grateful hearts. We thank You for Your living Word, which is sharper than any two-edged sword and has penetrated to the depths of our souls this day.
Lord, we pray that He will seal these truths in every listener. Let them not be mere hearers, but doers of Your Word. I pray You, O God, to sow in each of us that spirit of total submission that we saw in Your prophet, that we may sincerely say, "Lord, when You're ready, I'm ready." Take away from us our own will and let Yours be made in our lives.
Father, if there is anything in the life of any of us that hinders us, some doubt from the past, some unclean conscience, we ask You, in the Name of Jesus Christ, to give us the Grace to fix it right now, so that we can walk unhindered before You, in perfect communion.
O God, create in us the true evidence of Your Spirit. Do not let us settle for emotions or outward manifestations, but give us that soul in labor pains, that groaning and crying for a lost world. Give us an unquenchable hunger and thirst for You and for Your Justice, so that we may be truly satisfied.
We thank You for revealing to us Your Great Plan for the ages, for showing us our place as the Bride of Christ. Help us to live worthy of such a high calling. And understanding that the root of all suffering is sin, we look to the Cross. Thank you, Christ of Glory, because there you gave the mortal blow to our enemy.
And now, for every person who listens with a need, whether spiritual or physical, we declare by faith that the Blood of Jesus Christ is sufficient. May every sick person receive his healing, may every troubled soul find peace, and may he who does not yet know you receive at this moment the Person of Jesus Christ as his personal Savior.
We ask all of you in the one Name that has all power in heaven and on earth, the Name of the Lord Jesus Christ. Amen and Amen.
Until the next episode of "The Spoken Word of God." Amen.
Hymn:
THE SOUL IN LABOR PAINS
By: Brother Francisco Velázquez Cruz
(Verse 1)
Surrendered in Your time, O Lord, my King,
"When you're ready, I'll be ready."
Without weight or hindrance I want to walk,
And in waters of life my soul baptize.
The plan of the ages, Your Word gives,
The Gentile era will soon end.
(Chorus)
The evidence is not screaming or crying,
Nor strange languages that can be imitated.
He is a soul in labor, moaning in prayer,
A hunger and thirst for You in my heart.
I don't look for an attribute, or a feeling,
I receive the Person, my Great Redemption.
(Verse 2)
From Eden to this day, two seeds go,
That of the serpent and that of the just plan.
A hidden mystery that today you give us to see,
To remain in these firm times.
The giants of old, with their great wickedness,
They are types of spirits today.
(Chorus)
The evidence is not screaming or crying,
Nor strange languages that can be imitated.
He is a soul in labor, moaning in prayer,
A hunger and thirst for You in my heart.
I don't look for an attribute, or a feeling,
I receive the Person, my Great Redemption.
(Bridge)
The root of anguish and disease,
It was unclean sin, cruel iniquity.
But Christ on the cross at the head smote,
And with His own Blood, He gave us the cure.
That is why today we believe, without ever doubt,
That in Him there is healing, life, joy and peace.
(Chorus)
The evidence is not screaming or crying,
Nor strange languages that can be imitated.
He is a soul in labor, moaning in prayer,
A hunger and thirst for You in my heart.
I don't look for an attribute, or a feeling,
I receive the Person, my Great Redemption.
Introduction
Paix à vous, chers auditeurs, et bienvenue une fois de plus dans votre podcast « God's Spoken Word ». C'est une joie et un privilège de se rassembler à nouveau autour de la Parole infaillible de notre Seigneur.
Aujourd'hui, nous allons débloquer un trésor spirituel inestimable. Nous allons nous plonger dans un service de questions-réponses dirigé par le prophète de Dieu pour notre époque, Frère William Marrion Branham. Ce message a été prêché le dimanche matin, 3 janvier 1954, au Branham Tabernacle à Jeffersonville, Indiana, États-Unis d'Amérique.
Un service de questions-réponses est une occasion unique, parce que, comme l'a dit Frère Branham lui-même, et je cite le paragraphe 16 : « ... Je le fais dans un but, pour savoir ce qu'il y a dans le cœur des gens. Et en examinant ces questions, nous ne voyons pas seulement ce qu'il y avait au cœur de la congrégation en 1954, mais, par le Saint-Esprit, nous trouvons des réponses aux préoccupations profondes qui résonnent encore aujourd'hui dans nos propres âmes. Rejoignez-moi pour cet examen approfondi et approfondi.
Le cœur du prophète et le dessein divin
Avant que Frère Branham ne commence à répondre aux questions écrites, il ouvre son cœur à l'assemblée et, ce faisant, nous donne une leçon fondamentale sur la vie d'un vrai serviteur de Dieu. Il parle de ses projets de voyages à l'étranger, qui ont été repoussés à plusieurs reprises depuis octobre 1953. Dans sa voix, nous n'entendons pas un chef d'entreprise sûr de ses propres plans, mais un homme totalement dépendant de Dieu.
Il partage son dilemme avec une sincérité touchante, je cite le paragraphe 3 : « Je ne sais pas, je ne sais pas si c'est Satan qui essaie de me mettre des bâtons dans les roues ou si c'est Dieu qui attend le bon moment. Je ne sais pas. Quelle leçon pour nous aujourd'hui ! Dans nos vies, combien de fois sommes-nous frustrés lorsque nos plans sont contrecarrés ? Le prophète nous enseigne la posture correcte du croyant. Il ne se plaint pas, Il ne désespère pas, mais il remet tout entre les Mains de l'Omniscient. Ses paroles doivent être l'écho de nos propres cœurs, je cite le paragraphe 6 : « Mais une chose, je ferai... Je vais le recommander à Dieu, et je vais dire : 'Seigneur, quand Tu seras prêt, je serai prêt.'
Cette soumission totale est le fondement d'un ministère oint et d'une vie chrétienne victorieuse. Ce n'est pas notre agenda, mais l'agenda de Dieu. Ce n'est pas notre temps, mais le temps de Dieu. Ce n'est pas notre œuvre, c'est l'Œuvre de Dieu.
Immédiatement après, pour illustrer comment Dieu agit au-delà de notre compréhension, il raconte une vision concernant un frère bien-aimé de la congrégation, George Wright. Les médecins l'avaient abandonné à cause d'un caillot de sang dans les poumons ; humainement parlant, il n'y avait aucun espoir. Mais Dieu a donné une vision à son prophète. Frère Branham nous dit, au paragraphe 10, qu' il a vu « des mottes de terre, grosses comme mon poing, rouler à terre ». Et il entendit l'Ange du Seigneur parler d'un tombeau et de Frère Georges.
La première interprétation pourrait être celle de la peur : que le frère meure. Mais le prophète, guidé par l'Esprit, a compris quelque chose de plus profond. Frère Branham nous dit, je cite le paragraphe 13 : « Mais je crois que c'était comme ça, qu'il creuserait la tombe de certains de ceux qui se moquaient de lui, qu'il le ferait. » Il s'avère que le travail de frère George était de creuser les fossoyeurs, un détail que le prophète ne connaissait pas à l'avance.
Dans ce récit, nous voyons un principe puissant. La foi de frère George était ridiculisée, mais Dieu lui a non seulement promis la vie, mais lui a révélé qu'il survivrait à ses moqueurs. C'est un rappel brutal que Dieu défend ceux qui lui font confiance, et que sa puissance a toujours, toujours le dernier mot sur les diagnostics médicaux et les opinions des incroyants. La vision ne portait pas sur la mort, mais sur la justification et la victoire par la foi.
Ainsi, dans ce contexte de soumission personnelle et de foi dans le surnaturel, le prophète se prépare à répondre aux questions du peuple, nous montrant que les réponses de Dieu coulent à travers un vase qui est livré à sa volonté.
QUESTION 1 : SUR LE BAPTÊME ET LA CONSCIENCE TRANQUILLE
Et maintenant, bien-aimés, nous arrivons à la première question du service, une question qui jaillit d'un cœur sincère et touche à un thème fondamental dans notre marche sur le chemin de Dieu. La question est simple, mais profonde : « J'ai été baptisé à l'âge de treize ans. Devrais-je me faire baptiser à nouveau ?
La réponse de Frère Branham est un exemple parfait de la façon dont la Parole de Dieu doit être administrée : avec un équilibre entre une doctrine correcte et une sagesse pastorale tendre. Il ne donne pas une réponse simple « oui » ou « non », mais conduit le croyant à examiner sa propre conscience et sa relation avec Dieu.
Premièrement, il établit la base doctrinale. Si la personne a été un croyant authentique dès son plus jeune âge, si Dieu l'a bénie et lui a donné le Saint-Esprit, alors, selon les Écritures, il n'y a pas de commandement pour être baptisé de nouveau. Le prophète nous rappelle le but ultime du baptême d'eau. Ce n'est pas l'acte lui-même qui sauve, mais c'est un témoignage public, une confession extérieure d'une foi qui réside déjà dans le cœur. C'est un moment où, comme le dit Frère Branham, je cite le paragraphe 30 : « ... devant témoins, a prouvé que vous aviez cru que Dieu avait envoyé son Fils et qu'il était mort et ressuscité le troisième jour, et que vous aviez été enseveli avec lui et que vous étiez ressuscité en nouveauté de vie. C'est une réponse d'obéissance à la Grande Commission, comme notre Seigneur Jésus l'a déclaré dans Marc 16:16 : « Celui qui croit et qui est baptisé sera sauvé. »
Cependant, c'est là que brille la sagesse du serviteur de Dieu. Il comprend que la vie chrétienne ne consiste pas seulement à suivre des règles, mais à marcher en communion parfaite et sans entrave avec notre Seigneur. Par conséquent, il ajoute un conseil crucial. Si ce baptême d'enfance est devenu un doute, une question persistante dans l'âme, quelque chose qui se dresse sur votre chemin, alors le conseil change. Frère Branham nous exhorte de toute urgence, je cite le paragraphe 36 : « Ne laissez rien sur votre chemin, restez parfaitement libres. » Il poursuit en disant : « Vous devez mettre de côté tout le poids et les choses qui vous attendent si facilement. Et si vous voulez être baptisé de nouveau, faites-le, c'est ce qui doit être fait.
La leçon est profonde : notre paix avec Dieu est primordiale. S'il y a quelque chose, aussi petit qu'il puisse paraître, qui trouble notre conscience devant Lui, nous devons le réparer.
Pour renforcer l'enseignement, le prophète nous rappelle que la seule fois où la Bible rapporte explicitement un rebaptême, c'est dans les Actes, chapitre 19. C'est là que l'apôtre Paul rencontra à Éphèse des disciples qui venaient de recevoir le baptême de Jean-Baptiste. Ce baptême était un baptême de repentance en préparation de la venue du Messie. Mais une fois que le Christ est mort, qu'Il est ressuscité et qu'Il a envoyé le Saint-Esprit, ce baptême n'était plus complet. La plénitude est venue en étant baptisé au Nom du Seigneur Jésus. Nous lisons dans Actes 19:4-5 : « Et Paul dit : 'Jean baptisa du baptême de repentance, disant au peuple de croire en celui qui devait venir après lui, c'est-à-dire en Jésus-Christ.' Lorsqu'ils apprirent qu'ils avaient ceci, ils furent baptisés au nom du Seigneur Jésus.
Ce précédent, explique Frère Branham, était pour ceux qui n'avaient pas été correctement baptisés au Nom du Seigneur Jésus-Christ pour la rémission des péchés. Mais la principale leçon que nous tirons de toute cette réponse est de marcher avec une conscience pure, ne permettant à aucun doute ou poids du passé d'entraver notre douce et présente communion avec notre Sauveur. Quelle sagesse pratique et libératrice pour l'âme !
QUESTION 2 : LA FIN DE L'ÈRE DES PAÏENS ET L'HORLOGE PROPHÉTIQUE DE DIEU
Nous entrons maintenant dans l'une des sections les plus profondes et les plus prophétiquement significatives de ce Message. La question suivante posée au prophète agit comme une clé qui déverrouille le Grand Plan de Dieu pour les âges. La question est : « Où en sera l'Église lorsque l'Évangile reviendra aux Juifs ? ».
Pour répondre, Frère Branham nous dirige immédiatement vers les paroles de notre Seigneur Jésus-Christ dans l'Évangile selon Luc 21:24. Le Seigneur Jésus prophétise sur le sort de Jérusalem et de son peuple, déclarant : « ... et Jérusalem sera foulée aux pieds par les nations, jusqu'à ce que les temps des nations soient accomplis.
Dans cette seule écriture, chers auditeurs, se trouve la chronologie divine. Et le prophète, sous l'onction de l'Esprit Saint, décompose plusieurs vérités monumentales qui en émanent.
Le double accomplissement de la prophétie
Tout d'abord, Frère Branham énonce un principe essentiel pour comprendre la prophétie : elle a souvent un double accomplissement. Il enseigne, je cite le paragraphe 54 : « Combien savent que l'Écriture a un double sens dans chaque prophétie ? C'est certainement le cas ! Oui Monsieur. Il le dit et le dit exactement pendant un moment, puis il répète à nouveau le même événement, afin qu'il s'accomplisse à nouveau ici.
Pour illustrer cela, il nous donne l'exemple parfait de Matthieu 2:15, qui dit que Jésus a été emmené en Égypte « afin que s'accomplît ce qui avait été dit du Seigneur, par le prophète qui a dit : 'J'ai appelé mon Fils d'Égypte' ». Cette prophétie originale, dans Osée, faisait référence à Dieu appelant la nation d'Israël (Son fils) à sortir de la servitude égyptienne. Des centaines d'années plus tard, cependant, il s'est accompli à nouveau, d'une manière plus parfaite et plus personnelle, dans le Fils littéral de Dieu, Jésus-Christ.
De la même manière, la prophétie du Seigneur Jésus dans Luc 21 a eu un accomplissement historique littéral lorsque le général romain Titus Vespasien a assiégé et détruit Jérusalem. Mais, comme le prophète nous le montre, ce n'était que l'accomplissement dans l'ombre. Il y aura un autre siège, une autre pression sur Jérusalem à la fin des temps, juste avant que le temps des Gentils ne soit accompli.
La dispensation des Gentils : Notre mise à l'épreuve
Qu'est-ce que le « temps des Gentils » ? C'est la période de Grâce dans laquelle nous vivons en ce moment. Cela a officiellement commencé lorsque la nation d'Israël a rejeté son Messie et que Dieu a tourné son visage vers les peuples non juifs du monde. C'est l'âge de l'église, où Dieu appelle une Épouse parmi toutes les nations, tous les peuples, toutes les tribus et toutes les langues.
Mais ce temps a une limite. Cela ne durera pas éternellement. Le prophète l'a dit clairement, et je cite le paragraphe 74 : « C'est incroyable, n'est-ce pas, de savoir que nous avons un temps limité. Dieu l'a dit ! La dispensation des Gentils a commencé avec le roi Nabuchodonosor. Lorsque le dernier membre prédestiné de l'Épouse païenne est entré dans le Corps de Christ, lorsque le filet de l'Évangile a attrapé le dernier poisson choisi, alors, « la dispensation des Gentils est terminée ». Et à ce moment-là, Dieu tournera souverainement son attention vers la nation d'Israël pour accomplir les promesses qu'il a faites à Abraham, Isaac et Jacob.
Le retour à la terre promise : le poteau indicateur de Dieu
Et ici, le prophète nous donne un signe infaillible pour savoir à quel point nous sommes proches de la fin. Il nous dit de regarder le Juif. Le Juif est le poteau indicateur de Dieu ! Pendant près de deux mille ans, ils ont été dispersés « dans toutes les nations », comme Jésus l'avait prophétisé. Mais à notre époque, nous avons été témoins du plus grand miracle : son retour à la terre promise.
Frère Branham, parlant en 1954, le déclare avec une autorité prophétique, je cite le paragraphe 69 : « Mais je dirai ceci dans l'esprit de la prophétie, par la Bible, que l'heure du retour du Juif dans son pays est proche. Oui Monsieur. Il endurcit le cœur d'Hitler et les chassa d'Allemagne ; endurcit le cœur de Mussolini et les chassa d'Italie. Il les fait sortir de partout, tout comme Il l'a fait aux jours où Il les a fait sortir. Tout comme Dieu a utilisé un pharaon au cœur dur pour conduire Israël hors d'Égypte, il a utilisé les dictateurs du XXe siècle pour faire pression sur les Juifs pour les ramener dans leur patrie, préparant le terrain pour l'acte final du drame de la rédemption.
L'Église à Babylone et la persécution à venir
Enfin, le prophète établit un parallèle sombre mais nécessaire. Tout comme l'ancien Israël, voulant être comme les autres nations, a été emmené en captivité à Babylone – dont le nom signifie « confusion » – de même l'église est aujourd'hui dans une Babylone spirituelle. Il dit, je cite le paragraphe 80 : « Confusion ! C'est-à-dire : « Je suis baptiste. Je suis méthodiste. Je suis presbytérien', tout cela n'est que confusion. Dieu n'appelle pas les gens à une dénomination, à une secte, à un groupe religieux, je cite le paragraphe 81 : « Maintenant, ne pensez pas que je dis que les baptistes n'ont pas de salut, ni que les méthodistes. Je ne parle pas de ça. Je parle de l'église et de son pouvoir politique, de sa politique. Et politiquement parlant, que vous soyez méthodiste, baptiste, presbytérien ou catholique, cela n'a rien à voir avec le salut. Dieu ne reconnaît même pas cela, et c'est à Babylone aujourd'hui. Dieu appelle une Église de tous, faisant ressortir ceux qui ont le cœur pur, formant Son Église. Comme c'est beau !
Et tout comme dans la Babylone littérale, tout comme les compagnons de Daniel ont fait face à la persécution qui les a forcés à faire un choix : se prosterner devant l'image ou rester fidèles au vrai Dieu, une persécution similaire s'abat sur la véritable Église. Une image, un système religieux mondial, s'élèvera qui forcera tout le monde à se prosterner. Mais la véritable Epouse, comme Shadrac, Méschac et Abed-Nego, restera ferme dans la Parole.
Le commencement du royaume des Gentils a été marqué par le surnaturel : la vision de Nebucadnetsar et l'interprétation de Daniel. Sa fin, nous assure le prophète, sera aussi marquée par le surnaturel. Nous vivons dans les derniers moments de la dispensation des Gentils. L'horloge prophétique de Dieu est sur le point de sonner minuit. La question n'est pas de savoir si ces choses se produiront, mais si nous serons prêts lorsque ces événements prophétiques se produiront.
QUESTION 3 : LES GÉANTS ET LA RÉVÉLATION DE LA SEMENCE DU SERPENT
Chers auditeurs, préparez-vous maintenant, car la question suivante nous fait passer de la chronologie prophétique à l'un des mystères les plus profonds et les plus incompris du livre de la Genèse. C'est une doctrine qui sépare le bon grain de l'ivraie et révèle l'origine du conflit spirituel qui a tourmenté l'humanité depuis le début. La question est : « Qui étaient ces géants en ces jours-là ? » se référant à Genèse chapitre 6, verset 4 qui dit : « Il y avait des géants sur la terre en ces jours-là, et aussi après que les fils de Dieu sont entrés vers les filles des hommes, et les ont engendrées : c'étaient les hommes puissants qui, depuis les temps anciens, étaient des hommes de nom. »
Pour démêler cela, Frère Branham mentionne d'abord respectueusement l'interprétation de l'historien Josèphe. Cependant, le prophète nous guide au-delà de l'histoire vers la Révélation divine. Il nous rappelle que, malgré toute connaissance humaine, seul l'Esprit Saint peut révéler les secrets de la Parole.
Ici, le prophète, humblement mais fermement, présente ce qu'il appelle « un peu de ma propre doctrine », une vérité que l'Esprit Saint lui a révélée directement à partir de l'Écriture.
La tromperie en Éden : plus qu'un fruit
Pour comprendre les géants, il faut revenir au péché originel. Frère Branham révèle que le péché dans le jardin d'Eden n'était pas de manger un fruit littéral d'un arbre. La chute de l'humanité est survenue par un acte de tromperie et d'adultère qui a corrompu la race humaine jusqu'à sa source même.
La vraie nature du serpent
Tout d'abord, il nous apprend que le serpent original n'était pas le reptile que nous connaissons aujourd'hui. La malédiction la prosterna sur le ventre. Avant cela, le prophète la décrit comme une créature magnifique, un être qui « était comme un homme, et marchait droit ». Ce n'était pas un reptile, mais une bête si semblable à l'homme qu'elle était, en substance, le chaînon manquant entre l'animal et l'homme. La Bible elle-même donne des indices sur ce changement radical de la malédiction de Genèse 3:14 : « Et l'Éternel Dieu dit au serpent : 'Parce que tu as fait cela, tu seras maudit au-dessus de toutes les bêtes... C'est sur ta poitrine que tu marcheras. La punition était de changer son mode de locomotion, ce qui impliquait qu'il ne rampait pas auparavant. C'est grâce à cette créature subtile et rusée que Satan, le trompeur, a trouvé le véhicule parfait pour exécuter son plan.
La nature du péché
Le prophète déclare carrément qu'Ève a été trompée dans un acte physique, je cite le paragraphe 125 : « Le serpent n'était pas un reptile, la malédiction sur lui a fait de lui un reptile. Il était comme un homme, et il marchait debout. Et il était là-bas dans le jardin, et elle a commis un adultère avec lui et a enfanté son premier fils, qui était Caïn, de la même nature que son père. Cet acte a profané le plan sacré de Dieu pour la procréation. Réfléchissons aux indices bibliques : pourquoi, après avoir mangé un « fruit », la première chose qu'Adam et Ève ont remarquée, c'est leur nudité ? Pourquoi le jugement de Dieu sur Ève s'est-il concentré spécifiquement sur l'accouchement ? Genèse 3:16 dit : « Je multiplierai beaucoup tes douleurs et tes grossesses ; C'est dans la douleur que tu enfanteras des enfants. La punition était directement liée à l'acte de conception. Plus important encore, dans Genèse 3:15, Dieu établit l'inimitié entre deux « postérités » : la postérité de la femme et la postérité du serpent. Cela établit dès le début qu'il y aurait deux lignées sur terre.
Les deux graines en conflit
De cet acte ont émergé deux lignes, deux natures, qui ont continué à s'opposer tout au long de l'histoire de l'humanité.
La graine du serpent
Frère Branham déclare hardiment, je cite le paragraphe 124 : « Je crois que Caïn était le fils de Satan. » Ce n'est pas une métaphore. Cela signifie que, à travers le serpent, Caïn était le produit physique d'un acte inspiré et orchestré par Satan. C'est pourquoi sa nature était celle d'un meurtrier, jaloux et religieux en apparence, mais sans la révélation de la foi dans le sang, reflétant ainsi le caractère de son vrai père. L'apôtre Jean le confirme dans 1 Jean 3:12 : « Ce n'est pas comme Caïn, qui était du nombre des malins et qui a tué son frère. Et pour quelle raison l'a-t-il tué ? Car ses œuvres étaient mauvaises, et les œuvres de son frère étaient justes. La Bible elle-même le qualifie d'appartenant « au malin ». Quelqu'un dira : « Mais la citation même que vous venez de nous lire, Frère, il y a 'et il a tué son frère' : comment est-il possible alors, s'il est le fils du serpent et non d'Adam, comment sont-ils frères ? » C'est simple, ils sont frères et sœurs du côté de leur mère.
La semence vertueuse
Abel, et après son martyre, Seth, étaient les fils d'Adam, la postérité juste par laquelle la lignée du Messie viendrait, la vraie Postérité de la femme qui écraserait la tête du serpent.
La véritable origine des géants
Sur cette base, l'origine des géants devient claire. Caïn, le porteur de la semence du serpent, et sa progéniture, portaient dans leur génétique le mélange de l'humain et du bestial du serpent originel. De cette lignée corrompue ont émergé ces « hommes grands et robustes », mi-bête et mi-humain, les géants.
Et qui étaient les « fils de Dieu » qui se sont joints aux filles des hommes ? C'était la postérité de Dieu, par l'intermédiaire de Seth, qui a pris d'entre les filles des hommes et est entré en elles. Le prophète révèle qu'ils étaient les esprits déchus, les anges qui ont été chassés du ciel. Il dit qu'ils étaient « des êtres surnaturels qui ont été jetés ici sur terre et ont pris le contrôle de l'esprit de l'homme ». Ces démons n'ont pas créé de nouveaux corps ; ils ont trouvé dans la descendance de Caïn, dans ces corps de géants, les véhicules parfaits pour se manifester physiquement, ce qui a entraîné une explosion de perversion et de violence si grande que Dieu a dû purifier la terre avec le Déluge. L'apôtre Jude parle de ces êtres dans Jude 1:6 : « Et les anges qui n'ont pas gardé leur dignité, mais qui ont quitté leur demeure, il les a conservés sous les ténèbres dans des chaînes éternelles jusqu'au jugement du grand jour. » Ils ont quitté leur « habitation » céleste pour entrer dans une demeure terrestre, un acte pervers contre la nature.
Cette révélation, chers auditeurs, est cruciale. Il explique la racine de la lutte spirituelle que nous voyons aujourd'hui, décrite dans Éphésiens 6:12 : « Car nous ne luttons pas contre la chair et le sang ; mais contre les principautés, contre les puissances... contre la malveillance spirituelle dans l'air. Les mêmes esprits qui travaillaient à l'époque de Noé sont à l'œuvre aujourd'hui, conduisant à l'immoralité et à la perversion dans un monde qui, une fois de plus, est mûr pour le jugement. Ainsi, ces Fils de Dieu, descendants de Seth qui était celui d'Adam, ont été influencés par les influences de l'air afin qu'ils croisent la lignée avec la lignée de Caïn.
QUESTION 4 : LA VÉRITABLE PREUVE DU SAINT-ESPRIT
Maintenant, chers auditeurs, nous arrivons à une question qui touche au cœur même de l'expérience chrétienne. C'est une question que chaque croyant sincère s'est posée : Comment puis-je savoir, avec certitude, que moi ou quelqu'un d'autre a vraiment le Saint-Esprit ?
Pour répondre, Frère Branham ne nous donne pas une formule simple ou une liste de contrôle. Au lieu de cela, il nous raconte l'histoire d'un homme qui cherchait désespérément Dieu. Cet homme est allé aux réunions de Billy Graham et a levé la main pour accepter Christ, mais l'homme a dit : « Cela n'a rien fait en moi. » Ensuite, il est allé aux réunions d'Oral Roberts, on lui a dit de rester dans une pièce jusqu'à ce qu'il parle en langues, et il l'a fait, mais il n'a reçu aucun bénéfice. Finalement, lors d'une autre réunion, on lui a dit qu'il avait besoin d'être sanctifié et de crier, et c'est ce qu'il a fait, mais le vide est resté.
Dans cette histoire, le prophète démantèle les « preuves » les plus courantes sur lesquelles beaucoup s'appuient. Lever la main, parler en langues, crier, pleurer ; Il prétend croire en toutes ces choses, mais il les appelle « des attributs qui suivent ». Ce sont des manifestations, mais elles n'en sont pas la racine. Ils ne sont pas la preuve fondamentale.
Il utilise une analogie puissante et terre-à-terre pour illustrer ce point. Il dit, et je cite le paragraphe 160 : « Quelqu'un ici a-t-il jamais entendu crier une chèvre ? Frère, vous devez être un pasteur pour connaître la différence. Une chèvre pleure comme un mouton. Et frère Branham poursuit en disant : « Et je les ai entendus tous les deux à l'autel pleurer et pleurer... et c'est encore une chèvre. Cela nous enseigne une leçon vitale : les manifestations et les émotions extérieures peuvent être imitées. On peut parler en langues et « sortir de la réunion et vivre une vie libertine ». Par conséquent, nous ne pouvons pas fonder notre sécurité éternelle sur une expérience momentanée.
Alors, quelle est la réponse ? Le prophète a dit à cet homme qui cherchait, je cite le paragraphe 158 : « Frère, toutes ces choses sont bonnes, chacune d'elles est bonne. Lever la main, parler en langues, crier, je crois en chacun d'eux, mais ce n'est pas le problème. Voyez-vous, c'est accepter la Personne, le Christ Jésus. C 'est la clé ! Il ne s'agit pas de chercher un don, une émotion ou une manifestation ; c'est recevoir Jésus-Christ au plus profond de notre être.
Et quand cette Personne, le Seigneur Jésus-Christ, entre par Son Esprit, quelle est la preuve la plus sûre de Sa Présence ? Frère Branham nous donne la réponse la plus proche, je cite le paragraphe 166 : « C'est quand l'âme de cette personne souffre de l'enfantement. Une personne qui a toujours faim et soif de Dieu. Ces gens... Jour et nuit, ils ne peuvent pas s'en empêcher. Vous devez faire quelque chose pour le Seigneur.
Ce n'est pas seulement le point de vue du prophète, il est fermement ancré dans la Parole de Dieu. Il nous emmène à Ézéchiel chapitre 9, verset 4. Dans cette vision, Dieu envoie un ange pour mettre un sceau sur le front de Son peuple avant que le jugement ne vienne. Qui l'ange a-t-il scellé ? Pas à ceux qui criaient ou dansaient le plus. Le commandement était clair : « Et le Seigneur lui dit : Passe par le milieu de la ville, par le milieu de Jérusalem, et mets une marque sur le front des hommes qui gémissent et pleurent à cause de toutes les abominations qui se font au milieu d'elle. »
La preuve que Dieu cherchait était un cœur brisé. Une âme à l'agonie du péché et de l'impiété qui l'entouraient. Un gémissement et un cri pour la justice de Dieu. C'est, dit le prophète, la véritable marque du Saint-Esprit. C'est une faim insatiable qui vous maintient à genoux, un fardeau pour les âmes perdues qui vous pousse à témoigner, un amour pour Dieu qui vous fait abhorrer le péché dans votre propre vie et dans le monde.
Le Seigneur Jésus Lui-même l'a dit dans Matthieu 5:6 : « Heureux ceux qui ont faim et soif de justice, car ils seront rassasiés. » Le vrai croyant n'est jamais satisfait, il cherche toujours plus de Dieu.
Alors, frères bien-aimés qui écoutent, la leçon d'aujourd'hui est d'examiner nos propres cœurs. Au-delà des expériences passées, y a-t-il une âme en nous aujourd'hui dans les douleurs de l'enfantement ? Gémissons-nous sur l'état de l'Église et du monde ? Avons-nous une faim et une soif inextinguibles de Jésus-Christ ? Parce que c'est l'évidence qui dure, le fruit de l'Esprit qui prouve que le Christ vit vraiment en nous.
QUESTION 5 : LES 144 000 SERVITEURS ET L'ÉPOUSE RACHETÉE
Chers auditeurs, la dernière question que nous aborderons dans cette étude nous amène au point culminant de la révélation prophétique de ce message. C'est une question qui a dérouté de nombreux érudits de la Bible, mais qui, grâce au ministère du prophète de Dieu, devient plus claire comme de l'eau de roche. La question est la suivante : « Les cent quarante-quatre mille, qui sont mentionnés dans l'Apocalypse, le reste juif... participera à l'Enlèvement de l'Église ?
La réponse à cette question définit notre place dans le plan de Dieu et révèle la différence cruciale entre Israël et l'Église. Frère Branham nous guide magistralement à travers l'Apocalypse, chapitre 7, pour nous montrer non pas un groupe, mais deux, et leurs destins distincts.
L'identité des 144 000
Tout d'abord, le prophète établit sans aucun doute l'identification des 144 000. L'apôtre Jean, celui qui a reçu la révélation apocalyptique, voit une scène dramatique : quatre anges arrêtant les vents de la guerre et de la destruction. Ils sont sur le point de déclencher le jugement, mais un autre ange qui monte de l'est, avec le sceau du Dieu vivant, leur crie d'arrêter. Pourquoi? Apocalypse 7:3 : « Ne faites pas de mal à la terre, ni à la mer, ni aux arbres, jusqu'à ce que nous ayons marqué les serviteurs de notre Dieu sur leur front. »
Remarquez le mot clé : « serviteurs ». Le prophète insiste sur ce point, et je cite le paragraphe 199 : « Maintenant, souvenez-vous, l'Église n'est pas ses serviteurs. Nous sommes ses enfants, pas ses serviteurs. Le Juif est toujours son serviteur. Les Écritures deviennent alors incroyablement précises sur qui sont ces serviteurs : Apocalypse 7:4 : « Et j'entendis le nombre de ceux qui étaient établis : cent quarante-quatre mille établis de toutes les tribus des enfants d'Israël. »
Le texte nomme ensuite 12 000 de chacune des douze tribus. Il n'y a pas d'ambiguïté. Les 144 000 sont des Juifs littéraux, un reste élu de la nation d'Israël. Et quel est le sceau dont ils sont marqués ? Le prophète nous rappelle la vérité du Nouveau Testament, je cite le paragraphe 210 : « L'Esprit Saint est le sceau de Dieu ! Éphésiens 4:30 dit : 'N'attriste pas le Saint-Esprit de Dieu, avec qui tu es scellé, jusqu'au jour de ta rédemption.' Ainsi, ces 144 000 Juifs recevront le baptême du Saint-Esprit.
En contraste : la grande foule, la douce mariée
Mais juste après cette vision, le scénario change radicalement. Jean écrit : Apocalypse 7:9 : « Après ces choses, j'ai regardé, et voici, une grande troupe, que personne ne pouvait compter, de toutes nations, de toutes tribus, de tous peuples et de toutes langues, se tenant devant le trône et devant l'Agneau, vêtus de robes blanches, et des branches de palmier à la main. »
Le contraste est absolu. Nous sommes passés d'un nombre précis (144 000) à un nombre incalculable. Nous sommes passés d'une seule nation (Israël) à « toutes les nations, et tribus, et peuples et langues ». L'un des anciens célestes demande à l'apôtre Jean qui ils sont, puis lui donne la réponse : « Ce sont eux qui sont sortis d'une grande tribulation, qui ont lavé leurs robes, et qui les ont blanchies dans le sang de l'Agneau. »
Le temps prophétique et la onzième heure
C'est là que le prophète relie la prophétie à l'histoire. Il enseigne que l'arrêt des vents dans Apocalypse 7 a eu un accomplissement étonnant pendant la Première Guerre mondiale. La guerre, qui était sur le point de consumer le monde entier, s'est brusquement arrêtée. Il déclare au paragraphe 215 : « Et la Première Guerre mondiale s'arrêta au onzième mois de l'année, le onzième jour du mois, et à la onzième heure du jour, afin que les gens de la onzième heure puissent entrer. »
Qui sont les gens de la « onzième heure » ? Ce sont les Juifs. Le prophète fait référence à la parabole du Seigneur Jésus dans Matthieu 20, où les ouvriers embauchés dans la dernière heure étaient payés de la même manière que ceux qui travaillaient toute la journée. Cela symbolise les Juifs qui, à la fin des temps, recevront le même Esprit Saint que les apôtres ont reçu au commencement, le jour de la Pentecôte. Cette pause divine dans l'histoire devait permettre aux Juifs de commencer leur retour à la terre promise, d'être à leur place et d'être scellés.
La conclusion du plan
Alors, pour répondre directement à la question : les 144 000 participent-ils à l'Enlèvement de l'Église ? La réponse est clairement non.
Le Plan Divin se déroule dans cet ordre :
1. L'Évangile est prêché aux païens, et l'Épouse est appelée et scellée par le Saint-Esprit.
2. Lorsque le dernier membre de l'Épouse entre, la porte de la Grâce pour les Gentils se ferme.
3. L'Épouse du Christ est enlevée de la terre pour rencontrer le Seigneur dans les airs, échappant ainsi à l'heure de la tribulation.
4. Puis l'Évangile revient aux Juifs. Deux prophètes, tels que Moïse et Élie (Apocalypse 11), les servent.
5. Un puissant réveil balaie la nation, et les 144 000 sont scellés par le Saint-Esprit. Ils traversent la période de la tribulation en témoignage à Dieu sur terre, alors que l'Épouse est déjà dans la Gloire.
Nous voyons donc, bien-aimés, que vous êtes deux groupes distincts avec deux rôles distincts dans le Plan Parfait de Dieu. Nous, l'Église parmi les nations, nous sommes l'Épouse. Les 144 000 sont les serviteurs, les eunuques qui servent la Reine. Quel immense privilège pour nous d'être l'Épouse de Jésus-Christ !
Conclusion
Chers auditeurs, nous avons parcouru un terrain spirituel profond. De la soumission absolue à la volonté de Dieu, l'importance vitale de maintenir une conscience claire et sans entrave, le Grand Plan Prophétique qui entrelace le destin des Gentils et des Juifs, à la Révélation de la véritable preuve de l'Esprit Saint : une âme nostalgique dans les douleurs de l'enfantement.
Frère Branham a conclu ce service d'une manière qui démontre que l'Apocalypse n'est pas pour l'esprit, mais pour la vie. Il est passé de la prédication à la pratique, se préparant à prier pour les malades. Il nous a rappelé une vérité fondamentale : le péché est la racine de toute maladie et de toute affliction. Il a utilisé une analogie puissante : pour arrêter un homme qui vous bat, vous ne lui coupez pas les bras ou les pieds ; Vous lui donnez un coup fatal à la tête. Il a demandé, je cite le paragraphe 172 : « Maintenant, quelle est la tête de tout cela, la cause, la raison pour laquelle nous sommes ici ce matin ? Quelle est la tête de tout cela ? Qu'est-ce qui a causé toute cette maladie, ce péché et ce malheur ? C'était le péché ! Avant le péché, il n'y avait pas de maladie, pas de douleur, pas de foyers brisés. Par conséquent, lorsque le Christ a porté le coup mortel au péché au Calvaire, il a mis tous ses attributs à mort !
Et pour cette raison, le seul remède au péché et à ses conséquences est la Vie du Sang de Jésus-Christ, appliquée non par le mérite, mais par la foi simple et pure. Le service a culminé avec l'hymne qui a suivi ce ministère dans le monde entier, un hymne écrit par son ami Paul Rader, l'essence même de l'Évangile : Croyez simplement.
Le message d'aujourd'hui, comme toujours, nous appelle à aller au-delà de la théologie et de l'émotion, au-delà de la dénomination et de la croyance, à avoir une rencontre personnelle et transformatrice avec le Seigneur Jésus-Christ. Il ne nous appelle pas à diriger les gens vers une église ou une organisation, mais, comme le prophète l'a dit, « vers le torrent cramoisi, vers Jésus-Christ ».
Puissent nos cœurs, comme ceux scellés en Ézéchiel, gémir après un monde perdu. Que notre âme soit dans les douleurs de l'enfantement, affamée et assoiffée de Sa Justice. Parce que c'est cela, et seulement cela, la preuve que nous sommes nés de nouveau et que nous faisons partie de Sa glorieuse Épouse.
Ne permettez pas à ces vérités de rester seulement comme connaissance dans votre esprit ; qu'ils deviennent la foi vivante qui saisit la promesse de Dieu pour leur vie dès maintenant.
Prière
Et maintenant, chers auditeurs, avant de dire au revoir, unissons nos cœurs dans la prière, apportant devant le Trône de la Grâce tout ce que nous avons reçu de la Parole de Dieu. Inclinons la tête.
Père céleste, dans le Nom glorieux du Seigneur Jésus-Christ, nous entrons dans Ta Présence avec un cœur reconnaissant. Nous Te remercions pour Ta Parole vivante, qui est plus tranchante que n'importe quelle épée à deux tranchants et qui a pénétré jusqu'aux profondeurs de nos âmes ce jour.
Seigneur, nous Te prions de sceller ces vérités dans chaque auditeur. Qu'ils ne soient pas de simples auditeurs, mais des pratiquants de Ta Parole. Je Te prie, ô Dieu, de semer en chacun de nous cet esprit de soumission totale que nous avons vu chez Ton prophète, afin que nous puissions dire sincèrement : « Seigneur, quand Tu seras prêt, je serai prêt. » Enlève-nous notre propre volonté et que la tienne soit faite dans nos vies.
Père, s'il y a quelque chose dans la vie de l'un de nous qui nous en empêche, un doute du passé, une conscience impure, nous Te demandons, au Nom de Jésus-Christ, de nous donner la Grâce de régler cela maintenant même, afin que nous puissions marcher sans entrave devant Toi, en parfaite communion.
Ô Dieu, crée en nous la véritable preuve de ton Esprit. Ne nous contentons pas d'émotions ou de manifestations extérieures, mais donnez-nous cette âme dans les douleurs de l'enfantement, qui gémit et pleure pour un monde perdu. Donne-nous une faim et une soif inextinguibles de Toi et de Ta Justice, afin que nous puissions être vraiment satisfaits.
Nous Te remercions de nous avoir révélé Ton Grand Plan pour les âges, de nous avoir montré notre place en tant qu'Épouse du Christ. Aide-nous à vivre de manière digne d'un si grand appel. Et comprenant que la racine de toute souffrance est le péché, nous regardons vers la Croix. Merci, Christ de gloire, parce que c'est là que tu as donné le coup mortel à notre ennemi.
Et maintenant, pour chaque personne qui écoute avec un besoin, qu'il soit spirituel ou physique, nous déclarons par la foi que le Sang de Jésus-Christ est suffisant. Que chaque malade reçoive sa guérison, que chaque âme troublée trouve la paix, et que celui qui ne vous connaît pas encore reçoive en ce moment la Personne de Jésus-Christ comme son Sauveur personnel.
Nous vous demandons à tous, dans le seul Nom qui a tout pouvoir dans le ciel et sur la terre, le Nom du Seigneur Jésus-Christ. Amen et Amen.
Jusqu'au prochain épisode de « The Spoken Word of God ». Amen.
Hymne:
L'ÂME DANS LES DOULEURS DE L'ENFANTEMENT
Par : Frère Francisco Velázquez Cruz
(Verset 1)
Livré en ton temps, ô Seigneur, mon Roi,
« Quand tu seras prêt, je serai prêt. »
Sans poids ni obstacle, je veux marcher,
Et dans les eaux de la vie mon âme baptise.
Le plan des âges, Ta Parole le donne,
L'ère des Gentils se terminera bientôt.
(Refrain)
La preuve n'est pas de crier ou de pleurer,
Ni de langues étranges que l'on peut imiter.
C'est une âme en travail, gémissant dans la prière,
Une faim et une soif de Toi dans mon cœur.
Je ne cherche pas un attribut, ou un sentiment,
Je reçois la Personne, ma Grande Rédemption.
(Couplet 2)
De l'Eden à ce jour, deux graines partent,
Celle du serpent et celle du plan juste.
Un mystère caché qu'aujourd'hui tu nous donnes à voir,
Pour rester en ces temps fermes.
Les géants d'autrefois, avec leur grande méchanceté,
Ce sont des types d'esprits aujourd'hui.
(Refrain)
La preuve n'est pas de crier ou de pleurer,
Ni de langues étranges que l'on peut imiter.
C'est une âme en travail, gémissant dans la prière,
Une faim et une soif de Toi dans mon cœur.
Je ne cherche pas un attribut, ou un sentiment,
Je reçois la Personne, ma Grande Rédemption.
(Pont)
La racine de l'angoisse et de la maladie,
C'était un péché impur, une iniquité cruelle.
Mais le Christ sur la croix à la tête a frappé,
Et avec Son propre Sang, Il nous a donné le remède.
C'est pourquoi aujourd'hui nous croyons, sans aucun doute,
Qu'en Lui il y a la guérison, la vie, la joie et la paix.
(Refrain)
La preuve n'est pas de crier ou de pleurer,
Ni de langues étranges que l'on peut imiter.
C'est une âme en travail, gémissant dans la prière,
Une faim et une soif de Toi dans mon cœur.
Je ne cherche pas un attribut, ou un sentiment,
Je reçois la Personne, ma Grande Rédemption.
Introdução
Paz para vocês, amados ouvintes, e bem-vindos mais uma vez ao seu Podcast "Palavra Falada de Deus". É uma alegria e um privilégio reunir-se novamente em torno da infalível Palavra de nosso Senhor.
Hoje, vamos desbloquear um tesouro espiritual inestimável. Vamos mergulhar em um culto de perguntas e respostas liderado pelo profeta de Deus para nossa era, o irmão William Marrion Branham. Esta mensagem foi pregada na manhã de domingo, 3 de janeiro de 1954, no Tabernáculo Branham em Jeffersonville, Indiana, Estados Unidos da América.
Um culto de perguntas e respostas é uma oportunidade única, porque como o próprio irmão Branham disse, e cito o parágrafo 16: "... Faço isso com um propósito, para saber o que está no coração das pessoas." E ao examinarmos essas questões, não apenas vemos o que estava no coração da congregação em 1954, mas, por meio do Espírito Santo, encontramos respostas para as profundas preocupações que ainda reverberam em nossas próprias almas hoje. Junte-se a mim para esta revisão profunda e extensa.
O Coração do Profeta e o Propósito Divino
Antes que o irmão Branham comece a responder às perguntas escritas, ele abre seu coração para a congregação e, ao fazê-lo, nos dá uma lição fundamental sobre a vida de um verdadeiro servo de Deus. Ele fala sobre seus planos de viajar para o exterior, que foram repetidamente adiados desde outubro de 1953. Em sua voz, não ouvimos um líder corporativo seguro de seus próprios planos, mas um homem em completa dependência de Deus.
Ele compartilha seu dilema com sinceridade comovente, cito o parágrafo 3: "Não sei, não sei se é Satanás tentando colocar obstáculos no meu caminho ou se é Deus esperando o momento certo. Eu não sei." Que lição para nós hoje! Em nossas vidas, quantas vezes ficamos frustrados quando nossos planos são frustrados? O profeta nos ensina a postura correta do crente. Ele não reclama, Ele não se desespera, mas entrega tudo nas Mãos do Onisciente. Suas palavras devem ser o eco de nossos próprios corações, cito o parágrafo 6: "Mas uma coisa, eu farei... Vou recomendá-lo a Deus e direi: 'Senhor, quando você estiver pronto, eu estarei pronto'".
Essa submissão total é o fundamento de um ministério ungido e de uma vida cristã vitoriosa. Não é a nossa agenda, mas a Agenda de Deus. Não é o nosso tempo, mas o tempo de Deus. Não é o nosso trabalho, é o Trabalho de Deus.
Logo depois, para ilustrar como Deus opera além de nossa compreensão, ele relata uma visão a respeito de um irmão amado na congregação, George Wright. Os médicos o abandonaram por causa de um coágulo sanguíneo em seus pulmões; humanamente falando, não havia esperança. Mas Deus deu ao Seu profeta uma visão. O irmão Branham nos diz, no parágrafo 10, que viu "torrões de terra, do tamanho do meu punho, rolando para o chão". E ele ouviu o Anjo do Senhor dizer algo sobre um túmulo e o irmão George.
A primeira interpretação poderia ser de medo: que o irmão morreria. Mas o profeta, guiado pelo Espírito, entendeu algo mais profundo. O irmão Branham nos diz, cito o parágrafo 13: "Mas eu creio que isso é o que era, que ele cavaria a sepultura de alguns daqueles que riram dele, ele faria isso." Acontece que o trabalho do irmão George era ser coveiro, um detalhe que o profeta não sabia de antemão.
Nesse relato, vemos um princípio poderoso. A fé do irmão George estava sendo ridicularizada, mas Deus não apenas lhe prometeu sua vida, mas revelou a ele que ele sobreviveria a seus escarnecedores. É um lembrete gritante de que Deus defende aqueles que confiam Nele e que Seu Poder sempre, sempre tem a palavra final sobre os diagnósticos médicos e as opiniões dos incrédulos. A visão não era sobre a morte, mas sobre a vindicação e a vitória pela fé.
Assim, contra esse pano de fundo de submissão pessoal e fé no sobrenatural, o profeta se prepara para responder às perguntas do povo, mostrando-nos que as respostas de Deus fluem através de um vaso que é entregue à Sua Vontade.
PERGUNTA 1: SOBRE O BATISMO E A CONSCIÊNCIA LIMPA
E agora, amados, chegamos à primeira pergunta do culto, uma pergunta que brota de um coração sincero e toca em um tema fundamental em nossa caminhada no Caminho de Deus. A pergunta é simples, mas profunda: "Fui batizado aos treze anos. Devo ser batizado novamente?"
A resposta do irmão Branham é um exemplo perfeito de como a Palavra de Deus deve ser ministrada: com um equilíbrio entre a doutrina correta e a terna sabedoria pastoral. Ele não dá uma resposta simples de "sim" ou "não", mas leva o crente a examinar sua própria consciência e seu relacionamento com Deus.
Primeiro, estabelece a base doutrinária. Se a pessoa tem sido um crente genuíno desde tenra idade, se Deus a abençoou e lhe deu o Espírito Santo, então, biblicamente, não há mandamento para ser batizado novamente. O profeta nos lembra do propósito final do batismo nas águas. Não é o ato em si que salva, mas é um testemunho público, uma confissão exterior de uma fé que já reside no coração. É um momento em que, como diz o irmão Branham, cito o parágrafo 30: "... diante de testemunhas, provou que você acreditou que Deus havia enviado Seu Filho e que Ele havia morrido e ressuscitado no terceiro dia, e que você havia sido sepultado com Ele e que havia ressuscitado em novidade de vida." É uma resposta de obediência à Grande Comissão, como nosso Senhor Jesus afirmou em Marcos 16:16: "Quem crer e for batizado será salvo".
No entanto, é aqui que brilha a sabedoria do servo de Deus. Ele entende que a vida cristã não é apenas seguir regras, mas andar em comunhão perfeita e desimpedida com nosso Senhor. Portanto, ele acrescenta uma dica crucial. Se esse batismo infantil se tornou uma dúvida, uma pergunta persistente na alma, algo que está em seu caminho, então o conselho muda. O irmão Branham nos exorta urgentemente, cito o parágrafo 36: "Não deixe nada em seu caminho, mantenha-se perfeitamente desimpedido". Ele continua dizendo: "Você tem que deixar de lado todo o peso e as coisas que tão facilmente estão à sua espera. E se você quiser ser batizado novamente, faça-o, é isso que foi feito."
A lição é profunda: nossa paz com Deus é fundamental. Se há algo, por menor que pareça, que perturbe nossa consciência diante dEle, devemos consertá-lo.
Para reforçar o ensino, o profeta nos lembra que a única vez que a Bíblia registra explicitamente um rebatismo foi em Atos, capítulo 19. Lá, o apóstolo Paulo encontrou discípulos em Éfeso que haviam recebido apenas o batismo de João Batista. Esse batismo foi um batismo de arrependimento em preparação para a vinda do Messias. Mas uma vez que Cristo morreu, ressuscitou e enviou o Espírito Santo, esse batismo não estava mais completo. A plenitude veio por ser batizado em Nome do Senhor Jesus. Lemos em Atos 19:4-5: "E Paulo disse: 'João batizou com o batismo de arrependimento, dizendo ao povo que creia naquele que havia de vir depois dele, isto é, em Jesus Cristo'. Quando ouviram que tinham isso, foram batizados em nome do Senhor Jesus."
Este precedente, explica o irmão Branham, era para aqueles que não haviam sido devidamente batizados no Nome do Senhor Jesus Cristo para a remissão dos pecados. Mas a principal lição que tiramos de toda essa resposta é andar com uma consciência pura, não permitindo que nenhuma dúvida ou peso do passado impeça nossa doce e presente comunhão com nosso Salvador. Que sabedoria prática e libertadora para a alma!
PERGUNTA 2: O FIM DA ERA DOS GENTIOS E O RELÓGIO PROFÉTICO DE DEUS
Passamos agora para uma das seções mais profundas e profeticamente significativas desta Mensagem. A seguinte pergunta feita ao profeta atua como uma chave que abre o Grande Plano de Deus para as eras. A questão é: "Onde a igreja ficará quando o evangelho retornar aos judeus?".
Para responder, o irmão Branham imediatamente nos direciona para as palavras de nosso Senhor Jesus Cristo no Evangelho segundo Lucas 21:24. O Senhor Jesus está profetizando sobre o destino de Jerusalém e Seu povo, declarando: "... e Jerusalém será pisada pelas nações, até que se cumpram os tempos dos gentios."
Nesta única escritura, amados ouvintes, está a Linha do Tempo Divina. E o profeta, sob a unção do Espírito Santo, quebra várias verdades monumentais que emanam dele.
O Duplo Cumprimento da Profecia
Primeiro, o irmão Branham estabelece um princípio vital para entender a profecia: muitas vezes ela tem um duplo cumprimento. Ele ensina, cito o parágrafo 54: "Quantos sabem que a Escritura tem um duplo significado em toda profecia? Com certeza tem! Sim senhor. Ele fala e diz exatamente por um tempo, e então repete o mesmo evento novamente, para que seja cumprido novamente aqui.
Para ilustrar isso, ele nos dá o exemplo perfeito de Mateus 2:15, que diz que Jesus foi levado ao Egito "para que se cumprisse o que fora dito da parte do Senhor, pelo profeta que disse: 'Do Egito chamei meu Filho.'" Essa profecia original, em Oséias, referia-se a Deus chamando a nação de Israel (Seu filho) para fora da escravidão egípcia. Centenas de anos depois, porém, ela se cumpriu novamente, de modo mais perfeito e pessoal, no Filho literal de Deus, Jesus Cristo.
Da mesma forma, a profecia do Senhor Jesus em Lucas 21 teve um cumprimento histórico literal quando o general romano Tito Vespasiano sitiou e destruiu Jerusalém. Mas, como o profeta nos mostra, esse foi apenas o cumprimento nas sombras. Haverá outro cerco, outra pressão sobre Jerusalém no fim dos tempos, pouco antes de o tempo dos gentios se cumprir.
A Dispensação dos Gentios: Nossa Provação
O que é o "tempo dos gentios"? É o período de Graça em que estamos vivendo agora. Começou oficialmente quando a nação de Israel rejeitou seu Messias, e Deus voltou Sua Face para os povos não judeus do mundo. É a era da igreja, onde Deus está chamando uma Noiva dentre todas as nações, povos, tribos e línguas.
Mas desta vez tem um limite. Não vai durar para sempre. O profeta coloca isso claramente, e cito o parágrafo 74: "Incrível, não é, saber que temos um tempo limitado. Deus disse isso! A dispensação gentia foi iniciada com o rei Nabucodonosor. Quando o último membro predestinado da Noiva gentia entrou no Corpo de Cristo, quando a Rede do Evangelho pegou o último peixe escolhido, então, "a dispensação gentia terminou". E naquele momento, Deus soberanamente voltará Sua atenção para a nação de Israel para cumprir as promessas que Ele fez a Abraão, Isaque e Jacó.
O Retorno à Terra Prometida: Placa de Sinalização de Deus
E aqui, o profeta nos dá um sinal infalível para saber o quão perto estamos do fim. Ele nos diz para olhar para o judeu. O judeu é a placa de sinalização de Deus! Por quase dois mil anos, eles foram espalhados "por todas as nações", assim como Jesus profetizou. Mas em nossos dias, testemunhamos o maior milagre: seu retorno à terra prometida.
O irmão Branham, falando em 1954, declara isso com autoridade profética, cito o parágrafo 69: "Mas direi isto em espírito de profecia, pela Bíblia, que a hora do retorno do judeu à sua terra está próxima. Sim senhor. Ele endureceu o coração de Hitler e os expulsou da Alemanha; endureceu o coração de Mussolini e os expulsou da Itália. Ele os está trazendo de todos os lugares, assim como fez nos dias em que os trouxe para fora." Assim como Deus usou um Faraó de coração duro para tirar Israel do Egito, Ele usou os ditadores do século 20 para pressionar os judeus de volta à sua terra natal, preparando o cenário para o ato final do Drama da Redenção.
A Igreja na Babilônia e a Perseguição Vindoura
Finalmente, o profeta traça um paralelo sombrio, mas necessário. Assim como o antigo Israel, querendo ser como as outras nações, foi levado cativo para a Babilônia - cujo nome significa "confusão" - a igreja hoje está em uma Babilônia espiritual. Ele diz, e cito o parágrafo 80: "Confusão! Isso está dizendo: 'Eu sou batista. Eu sou metodista. Eu sou um presbiteriano', tudo isso não passa de confusão. Deus não está chamando pessoas para uma denominação, uma seita, um grupo religioso, cito o parágrafo 81: "Agora, não pense que estou dizendo que o povo batista não tem salvação, nem que o metodista. Eu não estou falando sobre isso. Estou falando sobre a igreja e seu poder político, sua política. E politicamente falando, se você é metodista, batista, presbiteriano ou católico, isso não tem nada a ver com a salvação. Deus nem mesmo reconhece isso, e isso está na Babilônia hoje. Deus está chamando uma Igreja de todos eles, trazendo à tona os puros de coração, formando Sua Igreja. Que lindo!"
E assim como na Babilônia literal, assim como os companheiros de Daniel enfrentaram perseguição que os forçou a fazer uma escolha — curvar-se à imagem ou permanecer fiéis ao Deus verdadeiro — uma perseguição semelhante está chegando para a Igreja verdadeira. Uma imagem, um sistema religioso mundial, surgirá e forçará todos a se curvarem. Mas a verdadeira Noiva, como Sadraque, Mesaque e Abednego, permanecerá firme na Palavra.
O início do reino gentio foi marcado pelo sobrenatural - a visão de Nabucodonosor e a interpretação de Daniel. Seu fim, garante-nos o profeta, será marcado também pelo sobrenatural. Estamos vivendo nos momentos finais da dispensação gentia. O relógio profético de Deus está prestes a bater meia-noite. A questão não é se essas coisas acontecerão, mas se estaremos prontos quando esses eventos proféticos acontecerem.
PERGUNTA 3: OS GIGANTES E A REVELAÇÃO DA SEMENTE DA SERPENTE
Amados ouvintes, preparem-se agora, pois a pergunta a seguir nos leva da cronologia profética a um dos mistérios mais profundos e incompreendidos do livro de Gênesis. É uma doutrina que separa o joio do trigo e revela a origem do conflito espiritual que tem atormentado a humanidade desde o início. A pergunta é: "Quem eram aqueles gigantes naqueles dias?" referindo-se a Gênesis capítulo 6, versículo 4, que diz: "Havia gigantes na terra naqueles dias, e também depois que os filhos de Deus entraram às filhas dos homens e lhes geraram filhos: estes foram os valentes que desde os tempos antigos eram homens de nome. "
Para desvendar isso, o irmão Branham primeiro menciona respeitosamente a interpretação do historiador Josefo. No entanto, o profeta nos guia além da história para a Revelação Divina. Ele nos lembra que, apesar de todo o conhecimento humano, somente o Espírito Santo pode revelar os segredos da Palavra.
Aqui, o profeta, humildemente, mas com firmeza, apresenta o que ele chama de "um pouco da minha própria doutrina", uma verdade que o Espírito Santo lhe revelou diretamente das Escrituras.
Decepção no Éden: mais do que um fruto
Para entender os gigantes, devemos voltar ao pecado original. O irmão Branham revela que o pecado no Jardim do Éden não foi comer um fruto literal de uma árvore. A queda da humanidade veio por um ato de engano e adultério que corrompeu a raça humana desde sua própria fonte.
A Verdadeira Natureza da Serpente
Primeiro, nos ensina que a cobra original não era o réptil que conhecemos hoje. A maldição a prostrou de barriga para baixo. Antes disso, o profeta a descreve como uma criatura magnífica, um ser que "era como um homem e andava ereto". Não era um réptil, mas uma besta tão semelhante ao homem que era, em essência, o elo perdido entre animal e humano. A própria Bíblia dá pistas para essa mudança drástica na maldição de Gênesis 3:14: "E o Senhor Deus disse à serpente: 'Porque você fez isso, maldito será você entre todos os animais... sobre o teu peito andarás." A punição foi mudar seu modo de locomoção, o que implica que ele não rastejou antes. Foi por meio dessa criatura sutil e astuta que Satanás, o enganador, encontrou o veículo perfeito para executar seu plano.
A Natureza do Pecado
O profeta afirma sem rodeios que Eva foi enganada em um ato físico, cito o parágrafo 125: "A serpente não era um réptil, a maldição sobre ele fez dele um réptil. Ele era como um homem e andava ereto. E ele estava lá fora, no jardim, e ela cometeu adultério com ele e deu à luz seu primeiro filho, que foi Caim, da mesma natureza de seu pai. Este ato profanou o Plano Sagrado de Deus para a procriação. Vamos pensar nas pistas bíblicas: Por que, depois de comer um "fruto", a primeira coisa que Adão e Eva notaram foi sua nudez? Por que o julgamento de Deus sobre Eva se concentrou especificamente no parto? Gênesis 3:16 diz: "Multiplicarei grandemente as vossas dores e as vossas gravidezes; com dor dareis à luz filhos." A punição estava diretamente ligada ao ato de concepção. Mais importante, em Gênesis 3:15, Deus estabelece inimizade entre duas "sementes": a semente da mulher e a semente da serpente. Isso estabelece desde o início que haveria duas linhagens na terra.
As duas sementes em conflito
Desse ato surgiram duas linhas, duas naturezas, que continuaram em conflito ao longo de toda a história humana.
A Semente da Serpente
O irmão Branham afirma corajosamente, cito o parágrafo 124: "Creio que Caim era filho de Satanás". Isso não é uma metáfora. Significa que, por meio da serpente, Caim foi o produto físico de um ato inspirado e orquestrado por Satanás. É por isso que sua natureza era a de um assassino, ciumento e religioso na aparência, mas sem a revelação da fé no sangue, refletindo assim o caráter de seu verdadeiro pai. O apóstolo João confirma isso em 1 João 3:12: "Não como Caim, que era do maligno e matou seu irmão. E por que motivo ele o matou? Pois as suas obras eram más, e as obras de seu irmão eram justas." A própria Bíblia o rotula como pertencente "ao maligno". Alguém dirá: "Mas a própria citação que você acabou de ler para nós, irmão, é ' e ele matou seu irmão', como é possível então, se ele é o filho da serpente e não de Adão, como eles são irmãos?" Simples, eles são irmãos por parte de mãe.
A Semente Justa
Abel, e depois de seu martírio, Sete, eram os filhos de Adão, a semente justa por meio da qual viria a linhagem do Messias, a verdadeira Semente da mulher que esmagaria a cabeça da serpente.
A verdadeira origem dos gigantes
Com base nisso, a origem dos gigantes fica clara. Caim, o portador da semente da serpente, e sua descendência, carregavam em sua genética a mistura do humano e do bestial da serpente original. Dessa linhagem corrupta emergiram esses "homens altos e robustos", meio besta e meio humano, os gigantes.
E quem eram os "filhos de Deus" que se juntaram às filhas dos homens? Foi a semente de Deus através de Sete que tomou dentre as filhas dos homens e entrou nelas. O profeta revela que eles eram os espíritos caídos, os anjos que foram expulsos do céu. Ele diz que eles eram "seres sobrenaturais que foram lançados aqui para a terra e assumiram o controle do espírito do homem". Esses demônios não criaram novos corpos; encontraram na descendência de Caim, naqueles corpos de gigantes, os veículos perfeitos para se manifestar fisicamente, resultando em uma explosão de perversão e violência tão grande que Deus teve que purificar a terra com o Dilúvio. O apóstolo Judas fala desses seres em Judas 1:6: "E os anjos que não guardaram a sua dignidade, mas deixaram a sua habitação, ele os reservou nas trevas em cadeias eternas até o julgamento do grande dia." Eles deixaram sua "habitação" celestial para entrar em uma terrena, um ato perverso contra a natureza.
Esta Revelação, amados ouvintes, é crucial. Explica a raiz da luta espiritual que vemos hoje, descrita em Efésios 6:12: "Porque não temos que lutar contra carne e sangue; mas contra os principados, contra as potestades... contra a malícia espiritual no ar". Os mesmos espíritos que trabalharam nos dias de Noé estão trabalhando hoje, impulsionando a imoralidade e a perversão em um mundo que, mais uma vez, está maduro para o julgamento. Então, esses Filhos de Deus, descendentes de Sete que era de Adão, foram influenciados por influências no ar para que cruzassem a linhagem com a linhagem de Caim.
PERGUNTA 4: A VERDADEIRA EVIDÊNCIA DO ESPÍRITO SANTO
Agora, amados ouvintes, chegamos a uma pergunta que toca o próprio coração da experiência cristã. É uma pergunta que todo crente sincero já fez: Como posso saber, com certeza, que eu ou qualquer outra pessoa realmente tem o Espírito Santo?
Para responder, o irmão Branham não nos dá uma fórmula simples ou uma lista de verificação. Em vez disso, nos conta a história de um homem que estava procurando desesperadamente por Deus. Este homem foi às reuniões de Billy Graham e levantou a mão para aceitar a Cristo, mas o homem disse: "Isso não fez nada em mim". Então ele foi às reuniões de Oral Roberts, foi instruído a ficar em uma sala até que ele falasse em línguas, e ele o fez, mas não recebeu nenhum benefício. Finalmente, em outra reunião, foi-lhe dito que ele precisava ser santificado e gritar, e assim o fez, mas o vazio permaneceu.
Nesta história, o profeta desmonta as "evidências" mais comuns nas quais muitos confiam. Levantar a mão, falar em línguas, gritar, chorar; Ele afirma acreditar em todas essas coisas, mas as chama de "atributos que se seguem". São demonstrações, mas não são a raiz. Eles não são a evidência fundamental.
Ele usa uma analogia poderosa e terrena para ilustrar esse ponto. Ele diz, e passo a citar o nº 160: "Alguém aqui já ouviu um cabrito chorar? Irmão, você tem que ser um pastor para saber a diferença. Uma cabra chora como uma ovelha." E o irmão Branham continua dizendo: "E eu ouvi os dois no altar chorando e chorando... e ele ainda é uma cabra." Isso nos ensina uma lição vital: manifestações externas e emoções podem ser imitadas. Pode-se falar em línguas e "sair da reunião e viver uma vida libertina". Portanto, não podemos basear nossa segurança eterna em uma experiência momentânea.
Então, qual é a resposta? O profeta disse àquele homem que buscava, cito o parágrafo 158: "Irmão, todas essas coisas são boas, cada uma delas é boa. Levantar a mão, falar em línguas, gritar, acredito em cada um deles, mas não é isso. Veja, é aceitar a Pessoa, Cristo Jesus." Essa é a chave! Não está procurando um dom, uma emoção ou uma manifestação; é receber Jesus Cristo no mais profundo do nosso ser.
E quando essa Pessoa, o Senhor Jesus Cristo, entra por meio de Seu Espírito, qual é a evidência mais segura de Sua Presença? O irmão Branham nos dá a resposta mais próxima, cito o parágrafo 166: "É quando a alma dessa pessoa está em dores de parto. Uma pessoa que está sempre com fome e sede de Deus. Essas pessoas... Dia e noite eles não podem evitar. Você tem que fazer algo para o Senhor."
Esta não é apenas a visão do profeta; está firmemente ancorada na Palavra de Deus. Ele nos leva a Ezequiel capítulo 9, versículo 4. Nesta visão, Deus envia um anjo para colocar um selo na testa de Seu povo antes que o julgamento venha. A quem o anjo selou? Não para aqueles que gritavam ou dançavam mais. A ordem era clara: "E o Senhor lhe disse: Passa pelo meio da cidade, pelo meio de Jerusalém, e marca com um sinal na testa dos homens que gemem e clamam por causa de todas as abominações que se fazem no meio dela."
A evidência que Deus buscava era um coração quebrantado. Uma alma em agonia pelo pecado e impiedade que o cercavam. Um gemido e um grito pela Justiça de Deus. Isso, diz o profeta, é a verdadeira marca do Espírito Santo. É uma fome insaciável que o mantém de joelhos, um fardo para as almas perdidas que o leva a testemunhar, um amor a Deus que o faz abominar o pecado em sua própria vida e no mundo.
O próprio Senhor Jesus disse isso em Mateus 5:6: "Bem-aventurados os que têm fome e sede de justiça, porque serão saciados." O verdadeiro crente nunca está satisfeito; ele está sempre buscando mais de Deus.
Então, amados irmãos ouvintes, a lição de hoje é examinar nossos próprios corações. Além das experiências passadas, existe uma alma em nós hoje em dores de parto? Gememos sobre o estado da igreja e do mundo? Temos uma fome e sede insaciáveis de Jesus Cristo? Porque essa é a evidência que perdura, o fruto do Espírito que prova que Cristo realmente vive em nós.
PERGUNTA 5: OS 144.000 SERVOS E A NOIVA REDIMIDA
Amados ouvintes, a pergunta final que abordaremos neste estudo nos leva ao clímax da Revelação Profética desta mensagem. É uma pergunta que confundiu muitos estudiosos da Bíblia, mas que, por meio do ministério do profeta de Deus, se torna mais clara. A pergunta é: "Os cento e quarenta e quatro mil, que são mencionados em Apocalipse, o remanescente judeu... participará do Arrebatamento da Igreja?"
A resposta a essa pergunta define nosso lugar no Plano de Deus e revela a diferença crucial entre Israel e a Igreja. O irmão Branham magistralmente nos guia através de Apocalipse, capítulo 7, para nos mostrar não um grupo, mas dois, e seus destinos distintos.
A identidade dos 144.000
Primeiro, o profeta estabelece sem dúvida a identificação dos 144.000. O apóstolo João, aquele que recebeu a revelação apocalíptica, vê uma cena dramática: quatro anjos parando os ventos da guerra e da destruição. Eles estão prestes a desencadear o julgamento, mas outro anjo que sobe do leste, com o Selo do Deus Vivo, grita para eles pararem. Por que? Apocalipse 7:3: "Não façais dano à terra, nem ao mar, nem às árvores, até que marquemos os servos do nosso Deus na testa."
Observe a palavra-chave: "servos". O profeta enfatiza esse ponto, e cito o parágrafo 199: "Agora, lembre-se, a Igreja não é Seus servos. Somos Seus filhos, não Seus servos. O judeu é sempre Seu servo." As Escrituras então se tornam incrivelmente específicas sobre quem são esses servos: Apocalipse 7:4: "E ouvi o número dos designados: cento e quarenta e quatro mil designados de todas as tribos dos filhos de Israel."
O texto passa a nomear 12.000 de cada uma das doze tribos. Não há ambiguidade. Os 144.000 são judeus literais, um remanescente escolhido da nação de Israel. E qual é o Selo com o qual eles estão marcados? O profeta nos lembra da verdade do Novo Testamento, cito o parágrafo 210: "O Espírito Santo é o Selo de Deus! Efésios 4:30 diz: 'Não entristeçam o Espírito Santo de Deus, com quem vocês foram selados, até o dia da sua redenção.'" Então, esses 144.000 judeus receberão o batismo do Espírito Santo.
Em contraste: a grande multidão, a esposa gentil
Mas logo após essa visão, o cenário muda drasticamente. João escreve: Apocalipse 7:9: "Depois destas coisas olhei, e eis uma grande multidão, que ninguém podia contar, de todas as nações, e tribos, e povos, e línguas, em pé diante do trono e diante do Cordeiro, vestidos de vestes brancas, e palmas nas mãos."
O contraste é absoluto. Passamos de um número específico (144.000) para um incontável. Passamos de uma nação (Israel) para "todas as nações, tribos, povos e línguas". Um dos anciãos celestiais pergunta ao apóstolo João quem são, e então lhe dá a resposta: "Estes são os que vieram de grande tribulação, e lavaram as suas vestes compridas, e as embranqueceram no sangue do Cordeiro."
O Tempo Profético e a Décima Primeira Hora
É aqui que o profeta conecta a profecia com a história. Ele ensina que a parada dos ventos em Apocalipse 7 teve um cumprimento surpreendente na Primeira Guerra Mundial. A guerra, que estava prestes a consumir o mundo inteiro, foi interrompida abruptamente. Ele afirma no parágrafo 215: "E a Primeira Guerra Mundial parou no décimo primeiro mês do ano, no décimo primeiro dia do mês e na décima primeira hora do dia, para que as pessoas da décima primeira hora pudessem entrar."
Quem são as pessoas da "décima primeira hora"? Eles são os judeus. O profeta se refere à parábola do Senhor Jesus em Mateus 20, onde os trabalhadores contratados na última hora recebiam o mesmo que aqueles que trabalhavam o dia todo. Isso simboliza os judeus que, no final dos tempos, receberão o mesmo Espírito Santo que os apóstolos receberam no início no dia de Pentecostes. Essa Pausa Divina na história foi para permitir que os judeus começassem seu retorno à terra prometida, para estar em seu lugar e serem selados.
A conclusão do plano
Então, para responder diretamente à pergunta: Os 144.000 participam do Arrebatamento da Igreja? A resposta é um claro não.
O Plano Divino se desdobra nesta ordem:
1. O Evangelho é pregado aos gentios, e a Noiva é chamada e selada com o Espírito Santo.
2. Quando o último membro da Noiva entra, a porta da Graça para os gentios se fecha.
3. A Noiva de Cristo é arrebatada da terra para encontrar o Senhor nos ares, escapando assim da hora da tribulação.
4. Então o evangelho retorna aos judeus. Dois profetas, como Moisés e Elias (Apocalipse 11), ministram a eles.
5. Um poderoso avivamento varre a nação, e os 144.000 são selados com o Espírito Santo. Eles passam pelo período da tribulação como um testemunho de Deus na terra, enquanto a Noiva já está na Glória.
Então, vemos, amados, que vocês são dois grupos distintos com dois papéis distintos no Plano Perfeito de Deus. Nós, a Igreja entre os gentios, somos a Noiva. Os 144.000 são os servos, os eunucos que servem à Rainha. Que imenso privilégio para nós sermos a Noiva de Jesus Cristo!
Conclusão
Amados ouvintes, viajamos em um terreno espiritual profundo. Desde a submissão absoluta à Vontade de Deus, a importância vital de manter uma consciência limpa e desimpedida, o Grande Plano Profético que entrelaça o destino de gentios e judeus, até a Revelação da verdadeira evidência do Espírito Santo: uma alma ansiosa em dores de parto.
O irmão Branham concluiu este culto de uma forma que demonstra que a Revelação não é para a mente, mas para a vida. Ele passou da pregação para a prática, preparando-se para orar pelos enfermos. Ele nos lembrou de uma verdade fundamental: o pecado é a raiz de todas as doenças e aflições. Ele usou uma analogia poderosa: para parar um homem que bate em você, você não corta seus braços ou pés; você dá a ele um golpe fatal na cabeça. Ele perguntou, cito o parágrafo 172: "Agora, qual é a cabeça de tudo isso, a causa, a razão pela qual estamos aqui esta manhã? Qual é a cabeça de tudo isso? O que foi que causou toda essa doença, pecado e infortúnio? Foi o pecado!" Antes do pecado, não havia doença, nem dor, nem lares desfeitos. Portanto, quando Cristo desferiu o golpe mortal no pecado no Calvário, Ele matou todos os seus atributos!
E por isso, a única cura para o pecado e suas consequências é a Vida do Sangue de Jesus Cristo, aplicada não por mérito, mas pela fé simples e pura. O culto culminou no hino que acompanhou este ministério ao redor do mundo, um hino escrito por seu amigo Paul Rader, a própria essência do Evangelho: Just Believe.
A mensagem de hoje, como sempre, nos chama a ir além da teologia e da emoção, além da denominação e do credo, para ter um encontro pessoal e transformador com o Senhor Jesus Cristo. Ele nos chama a não apontar as pessoas para uma igreja ou organização, mas, como disse o profeta, "para a torrente carmesim, para Jesus Cristo".
Que nossos corações, como aqueles selados em Ezequiel, gemam por um mundo perdido. Que nossa alma esteja em dores de parto, faminta e sedenta por Sua Justiça. Porque isso, e somente isso, é a evidência de que nascemos de novo e fazemos parte de Sua Noiva Gloriosa.
Não permita que essas verdades permaneçam apenas como conhecimento em sua mente; deixe-os se tornarem a fé viva que se apodera da promessa de Deus para suas vidas agora.
Oração
E agora, queridos ouvintes, antes de nos despedirmos, unamos nossos corações em oração, trazendo diante do Trono da Graça tudo o que recebemos da Palavra de Deus. Vamos abaixar a cabeça.
Pai Celestial, no glorioso Nome do Senhor Jesus Cristo, entramos em Sua Presença com corações agradecidos. Nós Te agradecemos por Tua Palavra viva, que é mais afiada do que qualquer espada de dois gumes e penetrou nas profundezas de nossas almas neste dia.
Senhor, oramos para que Ele sele essas verdades em cada ouvinte. Que eles não sejam meros ouvintes, mas cumpridores da Tua Palavra. Rogo-Te, ó Deus, que semeie em cada um de nós aquele espírito de submissão total que vimos em Teu profeta, para que possamos dizer sinceramente: "Senhor, quando Tu estiveres pronto, eu estarei pronto". Tire de nós a nossa própria vontade e deixe que a Tua seja feita em nossas vidas.
Pai, se há algo na vida de qualquer um de nós que nos impeça, alguma dúvida do passado, alguma consciência impura, nós Vos pedimos, em Nome de Jesus Cristo, que nos dês a Graça de consertá-lo agora, para que possamos caminhar desimpedidos diante de Vós, em perfeita comunhão.
Ó Deus, cria em nós a verdadeira evidência do Teu Espírito. Não nos contentemos com emoções ou manifestações externas, mas dê-nos aquela alma em dores de parto, aquele gemido e choro por um mundo perdido. Dá-nos uma fome e sede insaciáveis de Ti e de Tua Justiça, para que possamos ser verdadeiramente satisfeitos.
Nós Te agradecemos por nos revelar o Teu Grande Plano para as eras, por nos mostrar o nosso lugar como a Noiva de Cristo. Ajude-nos a viver dignos de um chamado tão elevado. E entendendo que a raiz de todo sofrimento é o pecado, olhamos para a Cruz. Obrigado, Cristo da Glória, porque ali desceste o golpe mortal ao nosso inimigo.
E agora, para cada pessoa que ouve com uma necessidade, seja espiritual ou física, declaramos pela fé que o Sangue de Jesus Cristo é suficiente. Que cada doente receba sua cura, que cada alma perturbada encontre a paz, e que aquele que ainda não o conhece receba neste momento a Pessoa de Jesus Cristo como seu Salvador pessoal.
Pedimos a todos vocês no único Nome que tem todo o poder no céu e na terra, o Nome do Senhor Jesus Cristo. Amém e amém.
Até o próximo episódio de "A Palavra Falada de Deus". Amém.
Hino:
A ALMA EM DORES DE PARTO
Por: Irmão Francisco Velázquez Cruz
(Verso 1)
Rendido em Seu tempo, ó Senhor, meu Rei,
"Quando você estiver pronto, eu estarei pronto."
Sem peso ou impedimento eu quero andar,
E nas águas da vida batize a minha alma.
O plano das eras, Tua Palavra dá,
A era dos gentios terminará em breve.
(Refrão)
A evidência não é gritar ou chorar,
Nem línguas estranhas que possam ser imitadas.
Ele é uma alma em trabalho de parto, gemendo em oração,
Uma fome e sede de Ti em meu coração.
Eu não procuro um atributo, ou um sentimento,
Eu recebo a Pessoa, minha Grande Redenção.
(Versículo 2)
Do Éden até hoje, duas sementes vão,
A da serpente e a do desígnio justo.
Um mistério oculto que hoje nos fazes ver,
Para permanecer nestes tempos firmes.
Os gigantes da antiguidade, com sua grande maldade,
Eles são tipos de espíritos hoje.
(Refrão)
A evidência não é gritar ou chorar,
Nem línguas estranhas que possam ser imitadas.
Ele é uma alma em trabalho de parto, gemendo em oração,
Uma fome e sede de Ti em meu coração.
Eu não procuro um atributo, ou um sentimento,
Eu recebo a Pessoa, minha Grande Redenção.
(Ponte)
A raiz da angústia e da doença,
Era um pecado impuro, uma iniqüidade cruel.
Mas Cristo na cruz na cabeça feriu,
E com Seu próprio Sangue, Ele nos deu a cura.
É por isso que hoje acreditamos, sem dúvida,
Que Nele há cura, vida, alegria e paz.
(Refrão)
A evidência não é gritar ou chorar,
Nem línguas estranhas que possam ser imitadas.
Ele é uma alma em trabalho de parto, gemendo em oração,
Uma fome e sede de Ti em meu coração.
Eu não procuro um atributo, ou um sentimento,
Eu recebo a Pessoa, minha Grande Redenção.
NOTA SOBRE LOS DERECHOS DE AUTOR
Este sitio web posee contenido con derechos reservados. Puede ser compartido de forma gratuita para propagar el Evangelio de Jesucristo. Se permite su reproducción en masa, publicarlo en sitios web, redes sociales, traducir a otros idiomas dando el crédito al escritor de este contenido. Se prohíbe la venta o recaudación de fondos de cualquier contenido en este sitio web. Para más información puede escribirnos a:
LA PALABRA HABLADA DE DIOS
PO Box 2017 PMB 345
Las Piedras, PR 00771