Introducción

En un mundo lleno de promesas rotas y palabras vacías, ¿en quién podemos confiar verdaderamente? Desde políticos que no cumplen sus promesas de campaña hasta relaciones personales que se desmoronan por falta de compromiso, parece que la integridad de la palabra ha perdido su valor. Sin embargo, hay un lugar donde las palabras nunca fallan, donde cada promesa se cumple con exactitud y precisión: la Biblia, la Palabra de Dios.

La Biblia no es simplemente un libro antiguo lleno de historias y enseñanzas morales; es la Viva y activa Palabra de Dios. A lo largo de las Escrituras, vemos un hilo dorado de promesas y profecías que se entrelazan con la historia de la humanidad, desde la creación hasta la redención final. Cada una de estas palabras, cada promesa hecha, lleva el Sello de Garantía de Dios mismo.

Hoy, vamos a explorar el tema “LO QUE ESTÁ ESCRITO, CUMPLIMIENTO TIENE”. Veremos cómo las profecías pronunciadas hacen miles de años, se cumplieron con precisión asombrosa en la vida de Jesucristo. Nos sumergiremos en la verdad de que cuando Dios habla, Su Palabra no vuelve vacía, sino que cumple el propósito para el cual fue enviada. Esta verdad no solo es fascinante, sino que tiene el poder de transformar nuestras vidas al fortalecer nuestra fe y confianza en Dios.

Imagínate por un momento que cada palabra que te dicen se cumple al pie de la letra. ¿Qué tipo de confianza, seguridad y esperanza te daría eso? Pues eso es exactamente lo que tenemos en la Palabra de Dios. Su fidelidad es nuestra ancla en medio de las tormentas de la vida. Así que, mientras exploramos las Escrituras hoy, dejemos que nuestras mentes se abran y nuestros corazones se llenen de asombro por la fidelidad de nuestro Dios.

Prepárate para ser testigo del poder y la precisión de la Palabra de Dios, y para recordar que cuando Dios promete, Él cumple. Porque en Su Palabra, “LO QUE ESTÁ ESCRITO, CUMPLIMIENTO TIENE”.

Lucas 24:44-45:

44Y él les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliesen todas las cosas que están escritas de mí en la ley de Moisés, y en los profetas, y en los salmos.

45Entonces les abrió el sentido, para que entendiesen las Escrituras;…

CUMPLIMIENTO DE LAS PROFECÍAS MESIÁNICAS

Las profecías mesiánicas del Antiguo Testamento no son simples predicciones vagas o generales; son declaraciones específicas acerca del Mesías, el Salvador prometido. A través de estas profecías, Dios reveló detalles sobre el nacimiento, vida, muerte y resurrección de Jesucristo, demostrando que Él tiene un Plan Soberano y Perfecto que se cumple exactamente como fue anunciado.

Nacimiento Virginal del Mesías

Profecía escrita en el libro de Isaías 7:14: “Por tanto el mismo Señor os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y parirá hijo, y llamará su nombre Emmanuel.”

Esta profecía, escrita alrededor de 700 años antes del nacimiento de Cristo, anuncia un nacimiento milagroso: una virgen dará a luz a un hijo, quien será conocido como Emmanuel, que significa “Dios con nosotros”.

Cumplimiento relatado en Mateo 1:22-23: “Todo esto aconteció para que se cumpliese lo que fue dicho por el Señor, por el profeta que dijo: He aquí la virgen concebirá y parirá un hijo, Y llamarás su nombre Emmanuel, que declarado, es: Con nosotros Dios.”

En el Nuevo Testamento, vemos el cumplimiento exacto de esta profecía. María, una virgen, concibió por el Espíritu Santo y dio a luz a Jesús, el Mesías prometido. Este evento no solo cumple la profecía de Isaías, sino que también demuestra la Intervención Divina y el Poder Sobrenatural de Dios.

Lugar de Nacimiento del Mesías

Profecía escrita en el libro de Miqueas 5:2: “Mas tú, Beth-lehem Ephrata, pequeña para ser en los millares de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días del siglo.”

Miqueas, otro profeta del Antiguo Testamento, especificó el lugar exacto del nacimiento del Mesías: Belén, una pequeña aldea en Judá. Esta profecía subraya la humildad y la insignificancia aparente del lugar, contrastada con la grandeza del que vendría de allí.

Cumplimiento relatado en Mateo 2:4-6: “Y convocados todos los príncipes de los sacerdotes, y los escribas del pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Cristo. Y ellos le dijeron: En Bethlehem de Judea; porque así está escrito por el profeta: Y tú, Bethlehem, de tierra de Judá, No eres muy pequeña entre los príncipes de Judá; Porque de ti saldrá un guiador, Que apacentará a mi pueblo Israel.”

Cuando los magos del oriente llegaron a Jerusalén buscando al Rey de los judíos, Herodes consultó a los escribas y sacerdotes sobre el lugar de nacimiento del Mesías. Ellos confirmaron la profecía de Miqueas, y los magos encontraron a Jesús en Belén, cumpliendo así esta profecía con exactitud.

Linaje del Mesías

Profecía escrita en el libro de Jeremías 23:5: “He aquí que vienen los días, dice EL SEÑOR, y despertaré a David renuevo justo, y reinará Rey, el cual será dichoso, y hará juicio y justicia en la tierra.”

La promesa de un descendiente justo del linaje de David, quien reinaría con justicia, es una profecía clave del Antiguo Testamento. Este renuevo justo se refiere al Mesías, quien sería un rey justo y gobernaría con rectitud.

Cumplimiento relatado en el Evangelio de San Lucas 1:32-33: “Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo: y le dará el Señor Dios el trono de David su padre: Y reinará en la casa de Jacob por siempre; y de su reino no habrá fin.”

El ángel Gabriel anunció a María que su hijo Jesús sería llamado Hijo del Altísimo y que Dios le daría el trono de David. Jesús, siendo del linaje de David por parte de María y su padre adoptivo José, cumple esta profecía y se convierte en el Rey eterno y justo prometido.

Resurrección del Mesías

Profecía escrita por el Rey David en el Salmo 16:10: “Porque no dejarás mi alma en el sepulcro; Ni permitirás que tu santo vea corrupción.”

El Salmo 16 contiene una profecía sobre la resurrección del Mesías, afirmando que Dios no permitirá que Su Santo vea la corrupción, es decir, que su cuerpo no se podriría en la tumba.

Cumplimiento relatado en el libro de Hechos 2:25-32, dice: “Porque David dice de él: Veía al Señor siempre delante de mí: Porque está á mi diestra, no seré conmovido. Por lo cual mi corazón se alegró, y gozóse mi lengua; Y aun mi carne descansará en esperanza; Que no dejarás mi alma en el infierno, Ni darás a tu Santo que vea corrupción. Hicísteme notorios los caminos de la vida; Me henchirás de gozo con tu Presencia.  Varones hermanos, se os puede libremente decir del patriarca David, que murió, y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta del día de hoy. Empero siendo profeta, y sabiendo que con juramento le había Dios jurado que del fruto de su lomo, cuanto a la carne, levantaría al Cristo que se sentaría sobre su trono; Viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue dejada en el infierno, ni su carne vio corrupción. A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos.”

Pedro, en su sermón en el día de Pentecostés, cita el Salmo 16 y lo aplica a la resurrección de Jesús. Él afirma que Dios resucitó a Jesús, cumpliendo así esta profecía, y los apóstoles son testigos de este hecho.

Las profecías mesiánicas del Antiguo Testamento y su cumplimiento exacto en la vida de Jesucristo no solo demuestran la soberanía y omnisciencia de Dios, sino que también fortalecen nuestra fe en la fiabilidad de las Escrituras. Cada detalle cumplido, desde el nacimiento hasta la resurrección de Jesús, nos asegura que lo que Dios ha dicho, Él lo cumplirá. Esto nos da una confianza inquebrantable en Su Palabra y en Sus Promesas para nuestras vidas.

CUMPLIMIENTO DE LAS PROFECÍAS DE LA PASIÓN DE CRISTO

Las profecías sobre la Pasión de Cristo son especialmente significativas porque muestran cómo la muerte y el sufrimiento de Jesús fueron predichos con detalles siglos antes de que ocurrieran. Estas profecías no solo subrayan el propósito divino de la redención, sino que también revelan la profundidad del sufrimiento que Jesús soportaría por amor a la humanidad.

El Sufrimiento del Siervo

Profecía escrita en el libro de Isaías 53:3-6: “Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto: y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados: el castigo de nuestra paz sobre él; y por su llaga fuimos nosotros curados.  Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino: mas EL SEÑOR cargó en él el pecado de todos nosotros.”

Este pasaje de Isaías describe al Siervo Sufriente que tomaría sobre sí el dolor y el pecado de la humanidad. Es uno de los textos más claros sobre la pasión de Cristo, mostrando su rechazo, sufrimiento y sacrificio.

Cumplimiento relatado en el Evangelio según San Mateo 8:16-17 y en 1 Pedro 2:24: “Y como fue ya tarde, trajeron a él muchos endemoniados: y echó los demonios con la palabra, y sanó a todos los enfermos; Para que se cumpliese lo que fue dicho por el profeta Isaías, que dijo: El mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias.”  (Mateo 8:16-17)

“El cual mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros siendo muertos a los pecados, vivamos a la justicia: por la herida del cual habéis sido sanados.” (1 Pedro 2:24)

Jesús cumplió esta profecía al cargar con nuestros pecados en la cruz y ofrecer sanidad y perdón a través de su sacrificio.

La Traición de Judas

Otra profecía escrita por el Rey David en el Salmo 41:9: “Aun el hombre de mi paz, en quien yo confiaba, el que de mi pan comía, Alzó contra mí el calcañar.”

Este salmo predice la traición de un amigo cercano, algo que Jesús experimentó con Judas Iscariote, quien compartía la mesa con Él.

Cumplimiento relatado en el Evangelio de San Juan 13:18-19: “No hablo de todos vosotros: yo sé los que he elegido: mas para que se cumpla la Escritura: El que come pan conmigo, levantó contra mí su calcañar. Desde ahora os lo digo antes que se haga, para que cuando se hiciere, creáis que yo soy.”

Jesús identificó a Judas como el traidor, cumpliendo la profecía del Salmo 41.

El Precio de la Traición

Profecía escrita en el Libro de Zacarías 11:12-13: “Y díjeles: Si os parece bien, dadme mi salario; y si no, dejadlo. Y pesaron para mi salario treinta piezas de plata. Y díjome EL SEÑOR: Echalo al tesorero, hermoso precio con que me han apreciado. Y tomé las treinta piezas de plata, y echélas en la casa de Jehová al tesorero.”

Zacarías profetizó el precio exacto por el cual el Mesías sería traicionado: treinta piezas de plata.

Cumplimiento relatado en el Evangelio según Mateo 26:14-16, Mateo 27:3-7: “Entonces uno de los doce, que se llamaba Judas Iscariote, fue a los príncipes de los sacerdotes, Y les dijo: ¿Qué me queréis dar, y yo os lo entregaré? Y ellos le señalaron treinta piezas de plata. Y desde entonces buscaba oportunidad para entregarle.”  (Mateo 26:14-16)

“Entonces Judas, el que le había entregado, viendo que era condenado, volvió arrepentido las treinta piezas de plata a los príncipes de los sacerdotes y á los ancianos, Diciendo: Yo he pecado entregando la sangre inocente. Mas ellos dijeron: ¿Qué se nos da á nosotros? Viéras lo tú. Y arrojando las piezas de plata en el templo, partióse; y fue, y se ahorcó. Y los príncipes de los sacerdotes, tomando las piezas de plata, dijeron: No es lícito echarlas en el tesoro de los dones, porque es precio de sangre. Mas habido consejo, compraron con ellas el campo del alfarero, por sepultura para los extranjeros.”  (Mateo 27:3-7)

Estas escrituras muestran el cumplimiento exacto de la profecía de Zacarías, incluso en el detalle de que las piezas de plata fueron arrojadas en el templo y usadas para comprar el campo del alfarero.

El Silencio ante sus Acusadores

Profecía escrita en el libro de Isaías 53:7: “Angustiado él, y afligido, no abrió su boca: como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca.”

Isaías profetizó que el Mesías sufriría en silencio, sin defenderse de sus acusadores.

Cumplimiento relatado en el Evangelio según Mateo 27:12-14: “Y siendo acusado por los príncipes de los sacerdotes, y por los ancianos, nada respondió. Pilato entonces le dice: ¿No oyes cuántas cosas testifican contra ti? Y no le respondió ni una palabra; de tal manera que el presidente se maravillaba mucho,…”

Jesús cumplió esta profecía al permanecer en silencio durante su juicio, mostrando su sumisión a la Voluntad de Dios y su disposición a cumplir su misión redentora.

El cumplimiento de las profecías de la Pasión de Cristo es un testimonio poderoso de la Soberanía de Dios y de la fidelidad de Su Palabra. Cada detalle predicho en el Antiguo Testamento se cumplió en la vida, muerte y resurrección de Jesús, mostrando que Dios tiene un Plan Perfecto y que Su Palabra es verdadera y confiable. Al reflexionar sobre estas profecías y su cumplimiento, nuestra fe se fortalece y nuestra confianza en las promesas de Dios se afianza, sabiendo que Él siempre cumple lo que ha dicho.

La Crucifixión

Profecía escrita por el Rey David en el Salmo 22:16-18: “Porque perros me han rodeado, Hame cercado cuadrilla de malignos: Horadaron mis manos y mis pies. Contar puedo todos mis huesos; Ellos miran, considéranme. Partieron entre sí mis vestidos, Y sobre mi ropa echaron suertes.”

El Salmo 22 es una profecía detallada del sufrimiento del Mesías, incluyendo la crucifixión, una forma de ejecución que no existía en el tiempo de David. La precisión de esta profecía es asombrosa, describiendo cómo los enemigos horadarían sus manos y pies y repartirían sus vestiduras.

Cumplimiento relatado en el Evangelio según San Juan 19:23-24: “Y como los soldados hubieron crucificado a Jesús, tomaron sus vestidos, e hicieron cuatro partes (para cada soldado una parte); y la túnica; mas la túnica era sin costura, toda tejida desde arriba. Y dijeron entre ellos: No la partamos, sino echemos suertes sobre ella, de quién será; para que se cumpliese la Escritura, que dice:

Partieron para sí mis vestidos, Y sobre mi vestidura echaron suertes. Y los soldados hicieron esto.”

En el relato de la crucifixión de Jesús, los soldados romanos repartieron sus vestiduras y echaron suertes sobre su túnica, cumpliendo literalmente la profecía del Salmo 22. Este cumplimiento demuestra la veracidad de las Escrituras y la Soberanía de Dios sobre los acontecimientos.

Es importante mencionar que algunos estudiosos han señalado supuestas manipulaciones en la traducción de este versículo del Salmo 22. La controversia radica en el uso de la palabra “horadaron” (heb. “כָּאֲרוּ”, ka'aru) que algunos críticos sostienen que debería traducirse “como un león” (heb. “כָּאֲרִי”, ka'ari). Sin embargo, el manuscrito hebreo más antiguo, el Rollo del Mar Muerto, y la Septuaginta griega, una antigua traducción del Antiguo Testamento, respaldan la traducción tradicional de “horadaron” o “traspasaron”.

FIDELIDAD DE DIOS EN SUS PROMESAS

La fidelidad de Dios en cumplir Sus Promesas es un tema recurrente en la Biblia, demostrando que Él es digno de confianza y que Su Palabra es inmutable. Las Escrituras están llenas de ejemplos que ilustran cómo Dios, a lo largo de la historia, ha cumplido lo que prometió. Esta fidelidad no solo fortalece nuestra fe, sino que también nos asegura que podemos confiar en Él en todas las circunstancias de la vida.

La Promesa a Abraham

Promesa dada y relatada en Génesis 12:2-3: “Y haré de ti una nación grande, y bendecirte he, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición: Y bendeciré á los que te bendijeren, y á los que te maldijeren maldeciré: y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.”

Dios hizo una promesa a Abraham, asegurándole que su descendencia sería grande y que a través de él todas las familias de la tierra serían bendecidas. Esta promesa no solo era para Abraham sino también para sus descendientes y para todas las naciones del mundo.

Cumplimiento de la promesa a Abraham relatada en Génesis 21:1-2 y Gálatas 3:16: “Y VISITÓ EL SEOR a Sara, como había dicho, e hizo Jehová con Sara como había hablado. Y concibió y parió Sara a Abraham un hijo en su vejez, en el tiempo que Dios le había dicho.” (Génesis 21:1-2)

“A Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como de muchos; sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo.” (Gálatas 3:16)

El nacimiento de Isaac fue el primer cumplimiento de la promesa a Abraham. A través de Isaac, y más específicamente a través de su descendiente Jesús, todas las familias de la tierra han sido bendecidas, cumpliendo así la promesa de Dios.

La Liberación de Israel de Egipto

Promesa relatada en el Libro de Éxodo 3:7-8: “Y dijo DIOS: Bien he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído su clamor a causa de sus exactores; pues tengo conocidas sus angustias: Y he descendido para librarlos de mano de los Egipcios, y sacarlos de aquella tierra a una tierra buena y ancha, a tierra que fluye leche y miel,…”

Dios prometió liberar a los israelitas de la esclavitud en Egipto y llevarlos a una tierra prometida, una tierra que fluye leche y miel.

Cumplimiento relatado en el Libro de Éxodo 12:40-42 y Josué 21:43-45: “El tiempo que los hijos de Israel habitaron en Egipto, fue cuatrocientos treinta años. Y pasados cuatrocientos treinta años, en el mismo día salieron todos los ejércitos DEL SEÑOR de la tierra de Egipto. Es noche de guardar AL SEÑOR, por haberlos sacado en ella de la tierra de Egipto. Esta noche deben guardar á DIOS todos los hijos de Israel en sus generaciones.” (Éxodo 12:40-42)

“Así dio DIOS a Israel toda la tierra que había jurado dar a sus padres; y poseyéronla, y habitaron en ella. Y EL SEÑOR les dio reposo alrededor, conforme a todo lo que había jurado a sus padres: y ninguno de todos los enemigos les paró delante, sino que EL SEÑOR entregó en sus manos a todos sus enemigos. No faltó palabra de todas la buenas que habló EL SEÑOR a la casa de Israel; todo se cumplió.” (Josué 21:43-45)

Dios cumplió Su promesa sacando a Israel de Egipto con mano poderosa y llevándolos a la tierra prometida, demostrando Su Fidelidad y Poder.

La Promesa del Mesías

Promesa escrita en el Libro de Isaías 9:6-7: “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado; y el principado sobre su hombro: y llamaráse su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz. Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán término, sobre el trono de David, y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora para siempre. El celo DEL SEÑOR de los ejércitos hará esto.”

Dios prometió enviar un Mesías, un Salvador, que sería un líder eterno, trayendo paz y justicia.

Cumplimiento relatado en los Evangelios de San Lucas 1:30-33 y San Juan 3:16: “Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia cerca de Dios. Y he aquí, concebirás en tu seno, y parirás un hijo, y llamarás su nombre JESUS. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo: y le dará el Señor Dios el trono de David su padre: Y reinará en la casa de Jacob por siempre; y de su reino no habrá fin.” (Lucas 1:30-33)

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” (Juan 3:16)

El nacimiento de Jesús, su vida, muerte y resurrección cumplen la promesa del Mesías, mostrando la Fidelidad de Dios en el cumplimiento de Sus Promesas y ofreciendo Salvación a toda la humanidad.

La Promesa del Espíritu Santo

Promesa escrita en el Libro de Joel 2:28-29: “Y será que después de esto, derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros viejos soñarán sueños, y vuestros mancebos verán visiones. Y aun también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días.”

Dios prometió derramar Su Espíritu sobre toda carne, indicando una nueva era de la relación entre Dios y Su Pueblo.

Cumplimiento relatado en el Libro de los Hechos 2:1-4, 16-18: “Y COMO se cumplieron los días de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos; Y de repente vino un estruendo del cielo como de un viento recio que corría, el cual hinchió toda la casa donde estaban sentados; Y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, que se asentó sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, como el Espíritu les daba que hablasen.” (Hechos 2:1-4)

“Mas esto es lo que fue dicho por el profeta Joel: Y será en los postreros días, dice Dios, Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; Y vuestros mancebos verán visiones, Y vuestros viejos soñarán sueños: Y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días Derramaré de mi Espíritu, y profetizarán.” (Hechos 2:16-18)

En el día de Pentecostés, Dios cumplió esta promesa derramando Su Espíritu sobre los creyentes, inaugurando la era de la iglesia y el poder del Espíritu Santo en la vida de los cristianos.

La fidelidad de Dios en cumplir Sus Promesas nos asegura que podemos confiar plenamente en Él. Desde las promesas hechas a Abraham hasta el derramamiento del Espíritu Santo, vemos que Dios no cambia y cumple todo lo que promete. Esta certeza nos da una base sólida para nuestra fe, sabiendo que Dios es fiel y que Su Palabra es verdadera. Al meditar en estas promesas cumplidas, nuestra confianza en Dios se fortalece y somos inspirados a vivir en obediencia y esperanza, sabiendo que “LO QUE ESTÁ ESCRITO, CUMPLIMIENTO TIENE".

CONCLUSIÓN

Hermanos y hermanas, hemos recorrido un camino fascinante a través de las Escrituras, viendo cómo Dios ha cumplido sus promesas con exactitud y fidelidad. Desde las profecías sobre el Mesías hasta las promesas personales hechas a los patriarcas y al pueblo de Israel, cada palabra escrita en la Biblia ha encontrado su cumplimiento en la historia. Esta realidad no solo es un testimonio de la veracidad de las Escrituras, sino también una poderosa evidencia de la fidelidad de nuestro Dios.

Consideremos por un momento la magnitud de lo que esto significa para nosotros hoy. Vivimos en un mundo lleno de incertidumbre, donde las promesas humanas a menudo se rompen y las esperanzas pueden desvanecerse. Sin embargo, tenemos un ancla segura y firme en la Palabra de Dios. Su Fidelidad es un Faro que ilumina nuestro camino y nos asegura que, pase lo que pase, podemos confiar plenamente en Él.

Cada promesa cumplida en la Biblia es una garantía de que las promesas que aún esperamos también se cumplirán. Jesús mismo dijo: “El cielo y la tierra pasarán, mas mis palabras no pasarán.” (Mateo 24:35). Esta es nuestra seguridad: lo que Dios ha dicho, Él lo hará. Esto incluye las promesas de Su Presencia constante, Su Provisión en nuestras necesidades, y la esperanza de la Vida Eterna. En un mundo cambiante, nuestras almas pueden encontrar paz en la Inmutable Palabra de Dios.

Al ver cómo Dios ha sido Fiel en cumplir Sus Promesas, debemos responder con una vida de obediencia. La fidelidad de Dios no solo nos asegura, sino que también nos llama a vivir de acuerdo con Sus Mandamientos. Como dice el apóstol Pablo en 1 Corintios 15:58, “Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es vano.” Vivamos con integridad y fidelidad, sabiendo que nuestro Dios cumple lo que promete.

Finalmente, la Fidelidad de Dios nos llena de esperanza para el futuro. Las promesas de Su Regreso, de un cielo nuevo y una tierra nueva, y de la eliminación definitiva del pecado y el sufrimiento, nos motivan a perseverar. Como la carta a los Hebreos nos recuerda: “Mantengamos firme la profesión de nuestra fe sin fluctuar; que fiel es el que prometió:…” (Hebreos 10:23).

Al concluir este estudio, llevemos estas verdades en nuestros corazones. Que la Fidelidad de Dios nos inspire a vivir con una fe inquebrantable, una obediencia sincera y una esperanza viva. Recordemos siempre que “Lo Que Está Escrito, Cumplimiento Tiene”. Que esta verdad nos impulse a confiar más en nuestro Dios, a seguirlo más de cerca y a esperar con anhelo el cumplimiento final de todas Sus Promesas.

Oremos para que el Espíritu Santo nos fortalezca y nos guíe en esta caminata de fe, y que nuestras vidas reflejen la Gloria de Aquel que es Fiel para cumplir todas Sus Promesas. Amén.

Amado Dios, gracias por Tu Fidelidad y por cumplir siempre Tus Promesas. En este momento, Te pedimos que nos fortalezcas y nos guíes en nuestro caminar diario. Ayúdanos a confiar en Ti, incluso en medio de las dificultades y las incertidumbres. Llena nuestros corazones con Tu Paz y nuestra mente con Tu Sabiduría. Que Tu Espíritu Santo nos dirija en cada decisión y nos dé el coraje para seguir Tus Mandamientos con amor y obediencia. En el Nombre del Señor Jesucristo. ¡Amén!

What is written, compliance has

By: Brother Francisco Velázquez Cruz

Introduction

In a world full of broken promises and empty words, who can we truly trust? From politicians who fail to deliver on their campaign promises to personal relationships that crumble due to lack of commitment, it seems that the integrity of the word has lost its value. However, there is one place where words never fail, where every promise is fulfilled with exactness and precision: the Bible, the Word of God.

The Bible is not simply an ancient book full of stories and moral teachings; it is the living and active Word of God. Throughout Scripture, we see a golden thread of promises and prophecies that are intertwined with the history of mankind, from creation to final redemption. Each of these words, each promise made, bears the Seal of Guarantee of God Himself.

Today, we're going to explore the topic "WHAT IS WRITTEN, HAS FULFILLMENT." We will see how the prophecies uttered thousands of years ago were fulfilled with amazing accuracy in the life of Jesus Christ. We will immerse ourselves in the truth that when God speaks, His Word does not become void, but fulfills the purpose for which it was sent. Not only is this truth fascinating, but it has the power to transform our lives by strengthening our faith and trust in God.

Imagine for a moment that every word they say to you is fulfilled to the letter. What kind of confidence, security, and hope would that give you? Well, that's exactly what we have in God's Word. His faithfulness is our anchor in the midst of life's storms. So, as we explore the Scriptures today, let our minds be opened and our hearts filled with awe at the faithfulness of our God.

Be prepared to witness the power and accuracy of God's Word, and to remember that when God promises, He delivers. Because in His Word, "WHAT IS WRITTEN, HAS FULFILLMENT."

Luke 24:44-45:

44 And he said to them, "These are the words that I spoke to you while I was still with you, that all things that are written about me in the law of Moses, and in the prophets, and in the psalms, must be fulfilled.

45 Then he opened their senses, so that they might understand the Scriptures.

FULFILLMENT OF MESSIANIC PROPHECIES

The messianic prophecies of the Old Testament are not merely vague or general predictions; they are specific statements about the Messiah, the promised Savior. Through these prophecies, God revealed details about the birth, life, death, and resurrection of Jesus Christ, demonstrating that He has a Sovereign and Perfect Plan that is fulfilled exactly as announced.

Messiah Virgin Birth

Prophecy written in the book of Isaiah 7:14: "Therefore the Lord Himself will give you a sign: Behold, the virgin will conceive, and bear a son, and will call his name Emmanuel."

This prophecy, written about 700 years before the birth of Christ, announces a miraculous birth: a virgin will give birth to a son, who will be known as Emmanuel, which means "God with us."

Fulfillment related in Matthew 1:22-23: "All this came to pass that it might be fulfilled which was spoken by the Lord, by the prophet who said, Behold, the virgin shall conceive and bear a son, and thou shalt call his name Immanuel, which declared, is, With us, God."

In the New Testament, we see the exact fulfillment of this prophecy. Mary, a virgin, conceived by the Holy Spirit and gave birth to Jesus, the promised Messiah. This event not only fulfills Isaiah's prophecy, but also demonstrates God's Divine Intervention and Supernatural Power.

Birthplace of the Messiah

Prophecy written in the book of Micah 5:2: "But you, Bethlehem Ephrata, small to be among the thousands of Judah, from you will come to me the one who will be Lord in Israel; and their departures are from the beginning, from the days of the century."

Micah, another Old Testament prophet, specified the exact place of the Messiah's birth: Bethlehem, a small village in Judah. This prophecy underscores the humility and apparent insignificance of the place, contrasted with the grandeur of the one who would come from there.

Fulfillment related in Matthew 2:4-6: "And all the chief priests and the scribes of the people were summoned together, and asked them where the Christ was to be born. And they said to him, "At Bethlehem in Judea; for thus it is written by the prophet, "And thou, Bethlehem of the land of Judah, art not very little among the princes of Judah; For out of you will come a leader, who will feed my people Israel."

When the wise men from the east came to Jerusalem looking for the King of the Jews, Herod consulted the scribes and priests about the Messiah's birthplace. They confirmed Micah's prophecy, and the wise men found Jesus in Bethlehem, thus fulfilling this prophecy exactly.

Lineage of the Messiah

Prophecy written in the book of Jeremiah 23:5: "Behold, the days are coming, saith the LORD, and I will awaken David the righteous branch, and a king shall reign, and he shall be blessed, and shall execute judgment and righteousness in the earth."

The promise of a righteous descendant of David's lineage, who would reign in righteousness, is a key Old Testament prophecy. This righteous branch refers to the Messiah, who would be a righteous king and rule righteously.

Fulfillment recounted in the Gospel of Luke 1:32-33: "This man shall be great, and shall be called the Son of the Most High: and the Lord God shall give him the throne of David his father: and he shall reign in the house of Jacob forever; and there shall be no end to his kingdom."

The angel Gabriel announced to Mary that her son Jesus would be called the Son of the Most High and that God would give him the throne of David. Jesus, being of David's lineage on Mary's side and his adoptive father Joseph, fulfills this prophecy and becomes the promised eternal and righteous King.

Resurrection of the Messiah

Prophecy written by King David in Psalm 16:10: "For you will not leave my soul in the grave; Nor shall you allow your holy one to see corruption."

Psalm 16 contains a prophecy about the resurrection of the Messiah, stating that God will not allow His Holy One to see corruption, i.e., that His body would not rot in the grave.

Fulfillment related in the book of Acts 2:25-32, says: "For David says of him, 'I saw the Lord always before me: because he is at my right hand, I will not be moved.' Wherefore my heart rejoiced, and my tongue rejoiced; And even my flesh will rest in hope; That you will not leave my soul in hell, nor give your Holy One to see corruption. You made known to me the ways of life; You will fill me with joy with your Presence.  Men and brethren, it may be freely said of the patriarch David, that he died and was buried, and his tomb is with us to this day. But being a prophet, and knowing that God had sworn to him with an oath that from the fruit of his loin, as to the flesh, he would raise up the Christ who would sit on his throne; Seeing it before, he spoke of the resurrection of Christ, that his soul was not left in hell, nor did his flesh see corruption. This Jesus God raised again, of which we are all witnesses."

Peter, in his sermon on the day of Pentecost, quotes Psalm 16 and applies it to the resurrection of Jesus. He claims that God resurrected Jesus, thus fulfilling this prophecy, and the apostles are witnesses to this fact.

The Messianic prophecies of the Old Testament and their exact fulfillment in the life of Jesus Christ not only demonstrate God's sovereignty and omniscience, but also strengthen our faith in the reliability of Scripture. Every detail accomplished, from the birth to the resurrection of Jesus, assures us that what God has said, He will fulfill. This gives us unwavering confidence in His Word and His Promises for our lives.

FULFILLMENT OF CHRIST'S PASSION PROPHECIES

The prophecies about the Passion of Christ are especially significant because they show how Jesus' death and suffering were foretold in detail centuries before they occurred. These prophecies not only underscore the divine purpose of redemption, but they also reveal the depth of suffering Jesus would endure out of love for humanity.

The Suffering of the Servant

Prophecy written in the book of Isaiah 53:3-6: "He was despised and rejected among men, a man of sorrows, acquainted with grief: and as it were that we hid our faces from him, he was despised, and we esteemed him not. Surely he bore our infirmities, and suffered our sorrows; and we considered him stricken, smitten of God, and afflicted. But he was wounded for our transgressions, he was crushed for our iniquities: the chastisement of our peace upon him; and by his stripes we were healed.  We all went astray like sheep, each one went his own way: but the LORD laid on him the iniquity of us all."

This passage from Isaiah describes the Suffering Servant who would take upon Himself the pain and sin of mankind. It is one of the clearest texts about the passion of Christ, showing his rejection, suffering and sacrifice.

Fulfillment related in the Gospel according to St. Matthew 8:16-17 and in 1 Peter 2:24: "And when it was too late, they brought to him many demon-possessed ones: and he cast out demons with the word, and healed all the sick; That it might be fulfilled which was spoken by the prophet Isaiah, who said, "He himself took our infirmities, and bore our infirmities."  (Matthew 8:16-17)

"Who himself bore our sins in his body on the tree, that we being put to sins dead might live to righteousness: by the wound of which ye were healed." (1 Peter 2:24)

Jesus fulfilled this prophecy by bearing our sins on the cross and offering healing and forgiveness through His sacrifice.

The Betrayal of Judas

Another prophecy written by King David in Psalm 41:9: "Even the man of my peace, in whom I trusted, the one who ate of my bread, lifted up his heel against me."

This psalm foretells the betrayal of a close friend, something Jesus experienced with Judas Iscariot, who shared the table with Him.

Fulfillment related in the Gospel of St. John 13:18-19: "I do not speak of all of you: I know those whom I have chosen: but that the Scripture may be fulfilled: He who eats bread with me has lifted up his heel against me. From now on I tell you before it is done, so that when it is done, you may believe that I am."

Jesus identified Judas as the betrayer, fulfilling the prophecy of Psalm 41.

The Price of Betrayal

Prophecy written in the Book of Zechariah 11:12-13: "And I said to them, 'If it pleases you, give me my wages; and if not, leave it. And they weighed thirty pieces of silver for my wages. And the LORD said to me, "Throw it to the treasurer, the beautiful price at which they have appreciated me." And I took the thirty pieces of silver, and threw them into the house of the Lord to the treasurer."

Zechariah prophesied the exact price for which the Messiah would be betrayed: thirty pieces of silver.

Fulfillment related in the Gospel according to Matthew 26:14-16, Matthew 27:3-7: "Then one of the twelve, whose name was Judas Iscariot, went to the chief priests, and said to them, 'What will you give me, and I will give it to you?' And they pointed out to him thirty pieces of silver. And since then I have been looking for an opportunity to give him away."  (Matthew 26:14-16)

"Then Judas, who had betrayed him, seeing that he was condemned, returned the thirty pieces of silver to the chief priests and elders, repentant, saying, 'I have sinned by betraying innocent blood.' But they said, "What is given to us?" You see it. And throwing the pieces of silver into the temple, he departed; and he went, and hanged himself. And the chief priests took the pieces of silver and said, "It is not lawful to throw them into the treasury of gifts, for it is the price of blood." But when they had taken counsel, they bought with them the potter's field, as a burial place for foreigners."  (Matthew 27:3-7)

These scriptures show the exact fulfillment of Zechariah's prophecy, including in the detail that the pieces of silver were thrown into the temple and used to purchase the potter's field.

Silence before his Accusers

Prophecy written in the book of Isaiah 53:7: "He was distressed and afflicted, and did not open his mouth: he was led to the slaughter like a lamb; and like a sheep before his shearers, he was speechless, and did not open his mouth."

Isaiah prophesied that the Messiah would suffer in silence, without defending himself against his accusers.

Fulfillment related in the Gospel according to Matthew 27:12-14: "And when he was accused by the chief priests and by the elders, he answered nothing. Pilate then says to him, "Do you not hear how many things they testify against you?" And he did not answer him a word; so that the president was very amazed,..."

Jesus fulfilled this prophecy by remaining silent during his judgment, showing his submission to God's Will and his willingness to fulfill his redemptive mission.

The fulfillment of the prophecies of Christ's Passion is a powerful testimony to God's Sovereignty and the faithfulness of His Word. Every detail foretold in the Old Testament was fulfilled in the life, death, and resurrection of Jesus, showing that God has a Perfect Plan and that His Word is true and reliable. As we reflect on these prophecies and their fulfillment, our faith is strengthened and our confidence in God's promises is strengthened, knowing that He always fulfills what He has said.

The Crucifixion

Prophecy written by King David in Psalm 22:16-18: "For dogs have surrounded me, I have been surrounded by a band of wicked ones: they have pierced my hands and my feet. I can count all my bones; They look, consider me. They split my garments among themselves, and cast lots for my garments."

Psalm 22 is a detailed prophecy of the Messiah's suffering, including crucifixion, a form of execution that did not exist in David's time. The accuracy of this prophecy is astounding, describing how enemies would pierce their hands and feet and divide their garments.

This fulfillment is related in the Gospel according to St. John 19:23-24: "And when the soldiers had crucified Jesus, they took his garments, and made four parts (for each soldier a part); and the tunic; but the tunic was seamless, all woven from above. And they said among themselves, Let us not divide it, but cast lots for it, whose it shall be; that the Scripture might be fulfilled, which says:

They broke my garments for themselves, and cast lots for my garment. And the soldiers did this."

In the account of Jesus' crucifixion, Roman soldiers divided his garments and cast lots for his robes, literally fulfilling the prophecy of Psalm 22. This fulfillment demonstrates the truthfulness of Scripture and God's sovereignty over events.

It is important to mention that some scholars have pointed out alleged manipulations in the translation of this verse from Psalm 22. The controversy lies in the use of the word "pierced" (Heb. "כָּאֲרוּ", ka'aru) which some critics argue should be translated "like a lion" (Heb.כָּאֲרִי", ka'ari). However, the oldest Hebrew manuscript, the Dead Sea Scroll, and the Greek Septuagint, an ancient translation of the Old Testament, support the traditional translation of "pierced" or "pierced."

GOD'S FAITHFULNESS IN HIS PROMISES

God's faithfulness in keeping His Promises is a recurring theme in the Bible, demonstrating that He is trustworthy and that His Word is immutable. Scripture is full of examples that illustrate how God, throughout history, has fulfilled what He promised. This faithfulness not only strengthens our faith, but it also assures us that we can trust Him in all of life's circumstances.

The Promise to Abraham

Promise given and related in Genesis 12:2-3: "And I will make of you a great nation, and I will bless you, and I will magnify your name, and you shall be a blessing: and I will bless those who bless you, and those who curse you I will curse: and all the families of the earth will be blessed in you."

God made a promise to Abraham, assuring him that his descendants would be great and that through him all the families of the earth would be blessed. This promise was not only for Abraham but also for his descendants and for all the nations of the world.

Fulfillment of the promise to Abraham related in Genesis 21:1-2 and Galatians 3:16: "AND THE LORD VISITED Sarah, as he had said, and the Lord did with Sarah as he had spoken. And Sarah conceived and bore Abraham a son in his old age, at the time that God had spoken to her." (Genesis 21:1-2)

"To Abraham were made promises, and to his seed. He does not say, "And to the seeds, as of many; but as one's, and your seed, which is Christ." (Galatians 3:16)

The birth of Isaac was the first fulfillment of the promise to Abraham. Through Isaac, and more specifically through his descendant Jesus, all the families of the earth have been blessed, thus fulfilling God's promise.

The Liberation of Israel from Egypt

Promise related in the Book of Exodus 3:7-8: "And GOD said, 'I have well seen the affliction of my people who are in Egypt, and I have heard their cry because of their executors; for I am aware of their distresses: And I have come down to deliver them out of the hand of the Egyptians, and bring them out of that land into a good and broad land, into a land flowing with milk and honey,..."

God promised to deliver the Israelites from slavery in Egypt and bring them to a promised land, a land flowing with milk and honey.

Fulfillment recounted in the Book of Exodus 12:40-42 and Joshua 21:43-45: "The time that the children of Israel dwelt in Egypt was four hundred and thirty years. And after four hundred and thirty years, on the same day all the armies of the LORD went out from the land of Egypt. It is a night to keep the LORD, because he brought them out of the land of Egypt. Tonight all the children of Israel in their generations must keep God." (Exodus 12:40-42)

"Thus GOD gave to Israel all the land which he had sworn to give to their fathers; and possessed it, and dwelt in it. And the LORD gave them rest round about, according to all that he had sworn to their fathers: and none of all the enemies stood before them, but the LORD delivered into their hands all their enemies. There was not a lack of all the good words that THE LORD spoke to the house of Israel; everything was fulfilled." (Joshua 21:43-45)

God fulfilled His promise by leading Israel out of Egypt with a mighty hand and leading them into the promised land, demonstrating His Faithfulness and Power.

The Promise of the Messiah

Promise written in the Book of Isaiah 9:6-7: "For unto us a child is born, unto us a son is given; and the principality upon his shoulder: and his name shall be called Wonderful, Counselor, Mighty God, Everlasting Father, Prince of Peace. The increase of his empire and peace shall have no end to the throne of David, and to his kingdom, disposing of it and establishing it in judgment and righteousness from henceforth for ever. The zeal OF the LORD of hosts will do this."

God promised to send a Messiah, a Savior, who would be an eternal leader, bringing peace and righteousness.

Fulfillment recounted in the Gospels of St. Luke 1:30-33 and St. John 3:16: "Then the angel said to her, 'Mary, do not be afraid, for you have found favor near God. And behold, thou shalt conceive in thy womb, and thou shalt bear a son, and thou shalt call his name JESUS. He shall be great, and shall be called the Son of the Most High: and the Lord God shall give him the throne of David his father: and he shall reign in the house of Jacob forever; and there shall be no end to his kingdom." (Luke 1:30-33)

"For God so loved the world, that he gave his only begotten Son, that whoever believes in him should not perish, but have eternal life." (John 3:16)

Jesus' birth, life, death, and resurrection fulfill the promise of the Messiah, showing God's faithfulness in fulfilling His Promises and offering Salvation to all mankind.

The Promise of the Holy Spirit

Promise written in the Book of Joel 2:28-29: "And it shall come to pass, that after this I will pour out my Spirit on all flesh, and your sons and your daughters shall prophesy; your old men will dream dreams, and your young men will see visions. And I will pour out my Spirit on the servants and on the handmaids in those days."

God promised to pour out His Spirit on all flesh, indicating a new era of the relationship between God and His people.

Fulfillment related in the Book of Acts 2:1-4, 16-18: "And AS the days of Pentecost were fulfilled, they were all with one accord together; And suddenly there came a sound from heaven as of a rushing mighty wind, which swelled the whole house where they were sitting; And there appeared to them divided tongues, as of fire, which settled upon each one of them. And they were all filled with the Holy Spirit, and began to speak in other tongues, as the Spirit gave them to speak." (Acts 2:1-4)

"But this is what was said by Joel the prophet: And it shall be in the last days, saith God, I will pour out my Spirit upon all flesh, and your sons and your daughters shall prophesy; And your young men shall see visions, and your old men shall dream dreams: And verily upon my servants and upon my handmaidens in those days I will pour out of my Spirit, and they shall prophesy." (Acts 2:16-18)

On the day of Pentecost, God fulfilled this promise by pouring out His Spirit on believers, inaugurating the church age and the power of the Holy Spirit in the lives of Christians.

God's faithfulness in keeping His Promises assures us that we can fully trust Him. From the promises made to Abraham to the outpouring of the Holy Spirit, we see that God does not change and fulfills all that He promises. This assurance gives us a solid foundation for our faith, knowing that God is faithful and that His Word is true. As we meditate on these fulfilled promises, our trust in God is strengthened and we are inspired to live in obedience and hope, knowing that "WHAT IS WRITTEN, HAS FULFILLMENT."

CONCLUSION

Brothers and sisters, we have walked a fascinating journey through Scripture, seeing how God has fulfilled His promises with accuracy and faithfulness. From prophecies about the Messiah to personal promises made to the patriarchs and people of Israel, every word written in the Bible has found its fulfillment in history. This reality is not only a testimony to the truthfulness of Scripture, but also powerful evidence of our God's faithfulness.

Let's consider for a moment the magnitude of what this means for us today. We live in a world full of uncertainty, where human promises are often broken and hopes can fade. However, we have a sure and firm anchor in God's Word. His Faithfulness is a Beacon that illuminates our path and assures us that, whatever happens, we can fully trust Him.

Every promise fulfilled in the Bible is a guarantee that the promises we still hope for will also be fulfilled. Jesus Himself said, "Heaven and earth will pass away, but My words will not pass away." (Matthew 24:35). This is our assurance: what God has said, He will do. This includes the promises of His constant Presence, His provision in our needs, and the hope of Eternal Life. In a changing world, our souls can find peace in God's Unchanging Word.

As we see how God has been faithful in keeping His Promises, we must respond with a life of obedience. God's faithfulness not only assures us, but also calls us to live according to His Commandments. As the apostle Paul says in 1 Corinthians 15:58, "Therefore, my beloved brethren, be steadfast and steadfast, increasing in the work of the Lord always, knowing that your labor in the Lord is not in vain." Let us live with integrity and faithfulness, knowing that our God fulfills what he promises.

Finally, God's faithfulness fills us with hope for the future. The promises of His Return, of a new heaven and a new earth, and of the ultimate elimination of sin and suffering, motivate us to persevere. As the Letter to the Hebrews reminds us: "Let us hold fast the profession of our faith without wavering; how faithful is he who promised..." (Hebrews 10:23).

As we conclude this study, let us carry these truths in our hearts. May God's faithfulness inspire us to live with unwavering faith, sincere obedience, and living hope. Let us always remember that "what is written, has fulfillment". May this truth prompt us to trust our God more, to follow Him more closely, and to look forward to the final fulfillment of all His Promises.

Let us pray that the Holy Spirit will strengthen and guide us in this walk of faith, and that our lives will reflect the Glory of the One who is faithful to fulfill all His Promises. Amen.

Dear God, thank You for Your Faithfulness and for always keeping Your Promises. At this time, we ask You to strengthen and guide us in our daily walk. Help us to trust in You, even in the midst of difficulties and uncertainties. Fill our hearts with Your Peace and our minds with Your Wisdom. May Your Holy Spirit direct us in every decision and give us the courage to follow Your Commandments with love and obedience. In the Name of the Lord Jesus Christ. Amen!

Introduction

Dans un monde plein de promesses non tenues et de paroles vides, à qui pouvons-nous vraiment faire confiance ? Qu'il s'agisse de politiciens qui ne tiennent pas leurs promesses de campagne ou de relations personnelles qui s'effondrent en raison d'un manque d'engagement, il semble que l'intégrité du mot ait perdu de sa valeur. Cependant, il y a un endroit où les mots ne manquent jamais, où chaque promesse s'accomplit avec exactitude et précision : la Bible, la Parole de Dieu.

La Bible n'est pas simplement un livre ancien rempli d'histoires et d'enseignements moraux ; c'est la Parole vivante et agissante de Dieu. Tout au long de l'Écriture, nous voyons un fil d'or de promesses et de prophéties qui sont entrelacées avec l'histoire de l'humanité, de la création à la rédemption finale. Chacune de ces paroles, chacune promesse faite, porte le Sceau de la Garantie de Dieu Lui-même.

Aujourd'hui, nous allons explorer le sujet « CE QUI EST ÉCRIT, L'ÉPANOUISSEMENT ». Nous verrons comment les prophéties prononcées il y a des milliers d'années se sont accomplies avec une précision étonnante dans la vie de Jésus-Christ. Nous nous plongerons dans la vérité que lorsque Dieu parle, Sa Parole ne devient pas vide, mais accomplit le but pour lequel elle a été envoyée. Non seulement cette vérité est fascinante, mais elle a le pouvoir de transformer nos vies en renforçant notre foi et notre confiance en Dieu.

Imaginez un instant que chaque mot qu'ils vous disent s'accomplissent à la lettre. Quel genre de confiance, de sécurité et d'espoir cela vous donnerait-il ? Eh bien, c'est exactement ce que nous avons dans la Parole de Dieu. Sa fidélité est notre ancre au milieu des tempêtes de la vie. Alors, alors que nous explorons les Écritures aujourd'hui, que nos esprits s'ouvrent et que nos cœurs soient remplis d'admiration devant la fidélité de notre Dieu.

Soyez prêts à témoigner de la puissance et de l'exactitude de la Parole de Dieu, et à vous rappeler que lorsque Dieu promet, Il tient ses promesses. Parce que dans Sa Parole, « CE QUI EST ÉCRIT S'ACCOMPLIT ».

Luc 24:44-45 :

44 Et il leur dit : Voici les paroles que je vous ai dites pendant que j'étais encore avec vous, que tout ce qui est écrit à mon sujet dans la loi de Moïse, dans les prophètes et dans les psaumes doit s'accomplir.

45 Puis il éveilla leurs sens, afin qu'ils comprennent les Écritures.

ACCOMPLISSEMENT DES PROPHÉTIES MESSIANIQUES

Les prophéties messianiques de l'Ancien Testament ne sont pas simplement des prédictions vagues ou générales ; ce sont des déclarations spécifiques sur le Messie, le Sauveur promis. À travers ces prophéties, Dieu a révélé des détails sur la naissance, la vie, la mort et la résurrection de Jésus-Christ, démontrant qu'Il a un Plan souverain et parfait qui s'accomplit exactement comme annoncé.

Messie Naissance virginale

Prophétie écrite dans le livre d'Isaïe 7:14 : « C'est pourquoi le Seigneur lui-même vous donnera un signe : Voici, la vierge concevra, et enfantera un fils, et elle lui donnera le nom d'Emmanuel. »

Cette prophétie, écrite environ 700 ans avant la naissance du Christ, annonce une naissance miraculeuse : une vierge donnera naissance à un fils, qui sera connu sous le nom d'Emmanuel, ce qui signifie « Dieu avec nous ».

L'accomplissement rapporté dans Matthieu 1:22-23 : « Tout cela arriva afin que s'accomplît ce qui avait été annoncé par le Seigneur, par le prophète qui dit : Voici, la vierge concevra et enfantera un fils, et tu lui donneras le nom d'Emmanuel, qui a déclaré : C'est Dieu avec nous. »

Dans le Nouveau Testament, nous voyons l'accomplissement exact de cette prophétie. Marie, une vierge, a été conçue par l'Esprit Saint et a donné naissance à Jésus, le Messie promis. Cet événement accomplit non seulement la prophétie d'Ésaïe, mais démontre également l'intervention divine et la puissance surnaturelle de Dieu.

Lieu de naissance du Messie

Prophétie écrite dans le livre de Michée 5:2 : « Mais toi, Bethléhem Ephrata, petite comme étant au milieu des milliers de Juda, de toi viendra à moi celui qui sera Seigneur en Israël ; et leurs départs sont dès le commencement, depuis les jours du siècle.

Michée, un autre prophète de l'Ancien Testament, a précisé le lieu exact de la naissance du Messie : Bethléem, un petit village de Juda. Cette prophétie souligne l'humilité et l'apparente insignifiance du lieu, contrastées avec la grandeur de celui qui en viendrait.

Accomplissement relaté dans Matthieu 2:4-6 : « Et tous les principaux sacrificateurs et les scribes du peuple furent convoqués, et leur demandèrent où le Christ devait naître. Et ils lui dirent : À Bethléhem, en Judée ; car c'est ainsi qu'il est écrit par le prophète : « Et toi, Bethléhem du pays de Juda, tu n'es pas très petite parmi les princes de Juda ; Car de toi sortira un chef, qui nourrira mon peuple Israël.

Lorsque les mages de l'Orient vinrent à Jérusalem à la recherche du roi des Juifs, Hérode consulta les scribes et les prêtres au sujet du lieu de naissance du Messie. Ils confirmèrent la prophétie de Michée, et les mages trouvèrent Jésus à Bethléem, accomplissant ainsi exactement cette prophétie.

Lignée du Messie

Prophétie écrite dans le livre de Jérémie 23:5 : « Voici, les jours viennent, dit l'Éternel, et je réveillerai David, le juste sarment, et un roi régnera, et il sera béni, et il exercera sur la terre la justice et la justice. »

La promesse d'un descendant vertueux de la lignée de David, qui régnerait dans la justice, est une prophétie clé de l'Ancien Testament. Cette branche juste fait référence au Messie, qui serait un roi juste et régnerait avec justice.

L'accomplissement raconté dans l'Évangile de Luc 1:32-33 : « Cet homme sera grand, et on l'appellera Fils du Très-Haut, et le Seigneur Dieu lui donnera le trône de David, son père, et il régnera éternellement dans la maison de Jacob ; et il n'y aura pas de fin à son royaume.

L'ange Gabriel annonça à Marie que son fils Jésus serait appelé Fils du Très-Haut et que Dieu lui donnerait le trône de David. Jésus, étant de la lignée de David du côté de Marie et de son père adoptif Joseph, accomplit cette prophétie et devient le Roi éternel et juste promis.

La résurrection du Messie

Prophétie écrite par le roi David dans le Psaume 16:10 : « Car tu ne laisseras pas mon âme dans le sépulcre ; Tu ne permettras pas non plus à ton saint de voir la corruption.

Le Psaume 16 contient une prophétie sur la résurrection du Messie, déclarant que Dieu ne permettra pas à Son Saint de voir la corruption, c'est-à-dire que Son corps ne pourrira pas dans la tombe.

L'accomplissement relaté dans le livre d'Actes 2:25-32, dit : "Car David dit de lui : 'J'ai toujours vu le Seigneur devant moi ; parce qu'il est à ma droite, je ne me laisserai pas ébranler.' C'est pourquoi mon cœur s'est réjoui, et ma langue s'est réjouie ; Et même ma chair se reposera dans l'espérance ; Que tu ne laisses pas mon âme en enfer, et que tu ne donnes pas ton Saint pour voir la corruption. Tu m'as fait connaître les voies de la vie ; Tu me rempliras de joie par ta Présence.  Hommes et frères, on peut dire librement du patriarche David qu'il est mort et qu'il a été enseveli, et que son tombeau est avec nous jusqu'à ce jour. Mais étant prophète, et sachant que Dieu lui avait juré par serment que du fruit de ses reins, comme de la chair, il susciterait le Christ qui serait assis sur son trône ; Voyant cela auparavant, il a parlé de la résurrection du Christ, que son âme n'a pas été laissée en enfer, et que sa chair n'a pas vu la corruption. Ce Jésus-Dieu l'a ressuscité, dont nous sommes tous témoins.

Pierre, dans son sermon du jour de la Pentecôte, cite le Psaume 16 et l'applique à la résurrection de Jésus. Il prétend que Dieu a ressuscité Jésus, accomplissant ainsi cette prophétie, et les apôtres en sont témoins.

Les prophéties messianiques de l'Ancien Testament et leur accomplissement exact dans la vie de Jésus-Christ démontrent non seulement la souveraineté et l'omniscience de Dieu, mais renforcent également notre foi en la fiabilité des Écritures. Chaque détail accompli, de la naissance à la résurrection de Jésus, nous assure que ce que Dieu a dit, il l'accomplira. Cela nous donne une confiance inébranlable en Sa Parole et en Ses Promesses pour nos vies.

ACCOMPLISSEMENT DES PROPHÉTIES DE LA PASSION DU CHRIST

Les prophéties sur la Passion du Christ sont particulièrement importantes parce qu'elles montrent comment la mort et la souffrance de Jésus ont été prédites en détail des siècles avant qu'elles ne se produisent. Ces prophéties soulignent non seulement le but divin de la rédemption, mais elles révèlent également la profondeur de la souffrance que Jésus endurerait par amour pour l'humanité.

La souffrance du serviteur

Prophétie écrite dans le livre d'Isaïe 53:3-6 : « Il a été méprisé et rejeté parmi les hommes, un homme de douleurs, qui connaît la douleur, et comme si nous lui cachions nos faces, il était méprisé, et nous ne l'estimions pas. Certes, il a porté nos infirmités et souffert nos chagrins ; et nous le considérions comme frappé, frappé de Dieu et affligé. Mais il a été blessé pour nos transgressions, il a été écrasé pour nos iniquités : le châtiment de notre paix sur lui ; et c'est par ses meurtrissures que nous avons été guéris.  Nous nous sommes tous égarés comme des brebis, chacun s'en est allé dans sa propre voie, mais l'Éternel a fait retomber sur lui l'iniquité de nous tous.

Ce passage d'Isaïe décrit le Serviteur souffrant qui allait prendre sur lui la douleur et le péché de l'humanité. C'est l'un des textes les plus clairs sur la passion du Christ, montrant son rejet, sa souffrance et son sacrifice.

Accomplissement relaté dans l'Évangile selon saint Matthieu 8:16-17 et dans 1 Pierre 2:24 : « Et comme il était trop tard, ils lui amenèrent beaucoup de démoniaques, et il chassa les démons par la parole, et guérit tous les malades ; C'est ainsi qu's'accomplit ce qui a été annoncé par le prophète Isaïe, qui a dit : « Il a pris lui-même nos infirmités, et il a porté nos infirmités. »  (Matthieu 8:16-17)

« Lui qui a porté nos péchés dans son corps sur le bois, afin que nous, étant plongés dans les péchés morts, vivions pour la justice, par la blessure de laquelle vous avez été guéris. » (1 Pierre 2:24)

Jésus a accompli cette prophétie en portant nos péchés sur la croix et en offrant la guérison et le pardon par son sacrifice.

La trahison de Judas

Une autre prophétie écrite par le roi David dans le Psaume 41:9 : « L'homme de ma paix, en qui j'avais confiance, celui qui mangeait de mon pain, leva son talon contre moi. »

Ce psaume prédit la trahison d'un ami proche, quelque chose que Jésus a vécu avec Judas Iscariote, qui partageait la table avec Lui.

L'accomplissement relaté dans l'Évangile de saint Jean 13, 18-19 : « Je ne parle pas de vous tous, je connais ceux que j'ai choisis, mais afin que l'Ecriture s'accomplisse : Celui qui mange du pain avec moi a levé le talon contre moi. Désormais, je vous le dis avant que ce soit fait, afin que, lorsque ce sera fait, vous croyiez que je le suis.

Jésus a identifié Judas comme le traître, accomplissant ainsi la prophétie du Psaume 41.

Le prix de la trahison

Prophétie écrite dans le livre de Zacharie 11:12-13 : « Et je leur dis : Si cela vous plaît, donnez-moi mon salaire ; Et si ce n'est pas le cas, laissez-le. Et ils pesaient trente pièces d'argent pour mon salaire. Et l'Éternel me dit : Jetez-le au trésorier, le beau prix auquel ils m'ont apprécié. Et je pris les trente pièces d'argent, et je les jetai dans la maison du Seigneur vers le trésorier.

Zacharie a prophétisé le prix exact pour lequel le Messie serait livré : trente pièces d'argent.

L'accomplissement relaté dans l'Évangile selon Matthieu 26:14-16, Matthieu 27:3-7 : « Alors l'un des douze, nommé Judas Iscariote, s'approcha des principaux sacrificateurs, et leur dit : Que me donnerez-vous, et je vous le donnerai ? Et ils lui montrèrent trente pièces d'argent. Et depuis lors, j'ai cherché une occasion de le donner.  (Matthieu 26:14-16)

« Alors Judas, qui l'avait trahi, voyant qu'il était condamné, rendit les trente pièces d'argent aux principaux sacrificateurs et aux anciens, repentant, en disant : J'ai péché en trahissant le sang innocent. Mais ils dirent : « Qu'est-ce qui nous a été donné ? » Vous le voyez. Et jetant les pièces d'argent dans le temple, il s'en alla ; Et il s'en alla et se pendit. Et les chefs des sacrificateurs prirent les pièces d'argent et dirent : Il n'est pas permis de les jeter dans le trésor des offrandes, car c'est le prix du sang. Mais quand ils eurent pris conseil, ils achetèrent avec eux le champ du potier, comme lieu de sépulture pour les étrangers.  (Matthieu 27:3-7)

Ces écritures montrent l'accomplissement exact de la prophétie de Zacharie, y compris dans le détail que les pièces d'argent ont été jetées dans le temple et utilisées pour acheter le champ du potier.

Le silence devant ses accusateurs

Prophétie écrite dans le livre d'Isaïe 53:7 : « Il était affligé et affligé, et il n'ouvrit pas la bouche : il fut conduit à l'abattoir comme un agneau ; et comme une brebis devant ses tondeurs, il resta muet et n'ouvrit pas la bouche.

Ésaïe prophétise que le Messie souffrira en silence, sans se défendre contre ses accusateurs.

L'accomplissement relaté dans l'Évangile selon Matthieu 27:12-14 : « Et quand il fut accusé par les chefs des sacrificateurs et par les anciens, il ne répondit rien. Pilate lui dit alors : « N'entends-tu pas combien de choses ils témoignent contre toi ? » Et il ne lui répondit pas un mot ; de sorte que le président était très stupéfait,..."

Jésus a accompli cette prophétie en restant silencieux pendant son jugement, montrant sa soumission à la volonté de Dieu et sa volonté d'accomplir sa mission rédemptrice.

L'accomplissement des prophéties de la Passion du Christ est un témoignage puissant de la souveraineté de Dieu et de la fidélité de sa Parole. Chaque détail prédit dans l'Ancien Testament s'est accompli dans la vie, la mort et la résurrection de Jésus, montrant que Dieu a un plan parfait et que sa Parole est vraie et fiable. En réfléchissant à ces prophéties et à leur accomplissement, notre foi est renforcée et notre confiance dans les promesses de Dieu est renforcée, sachant qu'Il accomplit toujours ce qu'Il a dit.

La crucifixion

Prophétie écrite par le roi David dans le Psaume 22:16-18 : « Car les chiens m'ont environné, j'ai été entouré d'une troupe de méchants, qui m'ont percé les mains et les pieds. Je peux compter tous mes os ; Ils me regardent, me considèrent. Ils se sont partagé mes vêtements, et ont tiré au sort mes vêtements.

Le Psaume 22 est une prophétie détaillée des souffrances du Messie, y compris la crucifixion, une forme d'exécution qui n'existait pas à l'époque de David. L'exactitude de cette prophétie est stupéfiante, décrivant comment les ennemis leur perceraient les mains et les pieds et diviseraient leurs vêtements.

Cet accomplissement est relaté dans l'Évangile selon saint Jean 19, 23-24 : « Et quand les soldats eurent crucifié Jésus, ils prirent ses vêtements et firent quatre parts (pour chaque soldat, une part) ; et la tunique ; Mais la tunique était sans couture, toute tissée d'en haut. Et ils se dirent entre eux : Ne la divisons pas, mais tirons au sort pour elle, à qui elle appartiendra ; afin que s'accomplisse l'Écriture, qui dit :

Ils ont brisé mes vêtements pour eux-mêmes, et ont tiré au sort pour mon vêtement. Et les soldats l'ont fait.

Dans le récit de la crucifixion de Jésus, les soldats romains ont divisé ses vêtements et tiré au sort ses robes, accomplissant littéralement la prophétie du Psaume 22. Cet accomplissement démontre la véracité de l'Écriture et la souveraineté de Dieu sur les événements.

Il est important de mentionner que certains érudits ont signalé de prétendues manipulations dans la traduction de ce verset du Psaume 22. La controverse réside dans l'utilisation du mot « percé » (Héb. « כָּאֲרוּ », ka'aru) qui, selon certains critiques, devrait être traduit par « comme un lion » (Héb.כָּאֲרִי", ka'ari). Cependant, le plus ancien manuscrit hébreu, le manuscrit de la mer Morte, et la Septante grecque, une ancienne traduction de l'Ancien Testament, soutiennent la traduction traditionnelle de « percé » ou « percé ».

LA FIDÉLITÉ DE DIEU DANS SES PROMESSES

La fidélité de Dieu à tenir ses promesses est un thème récurrent dans la Bible, démontrant qu'il est digne de confiance et que sa Parole est immuable. Les Écritures regorgent d'exemples qui illustrent comment Dieu, tout au long de l'histoire, a accompli ce qu'il avait promis. Cette fidélité non seulement fortifie notre foi, mais elle nous assure aussi que nous pouvons lui faire confiance dans toutes les circonstances de la vie.

La promesse faite à Abraham

Promesse donnée et rapportée dans Genèse 12:2-3 : « Et je ferai de toi une grande nation, et je te bénirai, et je magnifierai ton nom, et tu seras une bénédiction ; et je bénirai ceux qui te béniront, et ceux qui te maudiront, je te maudirai ; et toutes les familles de la terre seront bénies en toi. »

Dieu fit une promesse à Abraham, l'assurant que sa descendance serait grande et que, par lui, toutes les familles de la terre seraient bénies. Cette promesse n'était pas seulement pour Abraham, mais aussi pour sa descendance et pour toutes les nations du monde.

L'accomplissement de la promesse faite à Abraham est relaté dans Genèse 21:1-2 et Galates 3:16 : « L'ÉTERNEL VISITA Sara, comme il l'avait dit, et l'Éternel fit avec Sara ce qu'il avait dit. Et Sara conçut et enfanta un fils à Abraham dans sa vieillesse, à l'époque où Dieu lui avait parlé. (Genèse 21:1-2)

« Des promesses furent faites à Abraham et à sa postérité. Il ne dit pas : « Et aux postérités, comme à beaucoup ; mais comme un seul homme, et comme votre postérité, qui est le Christ. (Galates 3:16)

La naissance d'Isaac fut le premier accomplissement de la promesse faite à Abraham. Par Isaac, et plus précisément par son descendant Jésus, toutes les familles de la terre ont été bénies, accomplissant ainsi la promesse de Dieu.

La libération d'Israël d'Égypte

Promesse rapportée dans le livre d'Exode 3:7-8 : « Et Dieu dit : J'ai bien vu l'affliction de mon peuple qui est en Égypte, et j'ai entendu son cri à cause de ses exécuteurs ; car je connais leurs détresses, et je suis descendu pour les délivrer de la main des Égyptiens, et les faire sortir de ce pays pour en faire un pays bon et vaste, un pays où coulent le lait et le miel,...

Dieu a promis de délivrer les Israélites de l'esclavage en Égypte et de les amener vers une terre promise, une terre où coulent le lait et le miel.

L'accomplissement est raconté dans le livre d'Exode 12:40-42 et Josué 21:43-45 : « Le temps que les enfants d'Israël habitèrent en Égypte fut de quatre cent trente ans. Et après quatre cent trente ans, le même jour, toutes les armées de l'Éternel sortirent du pays d'Égypte. C'est une nuit pour garder l'Éternel, parce qu'il les a fait sortir du pays d'Égypte. Ce soir, tous les enfants d'Israël, dans leurs générations, doivent garder Dieu. (Exode 12:40-42)

« C'est ainsi que Dieu donna à Israël tout le pays qu'il avait juré de donner à ses pères ; et il le possédait, et il y habitait. Et l'Éternel leur donna du repos tout autour, selon tout ce qu'il avait juré à leurs pères, et aucun de tous les ennemis ne se tint devant eux, mais l'Éternel livra entre leurs mains tous leurs ennemis. Il n'a pas manqué toutes les bonnes paroles que l'Éternel a dites à la maison d'Israël ; tout s'est accompli. (Josué 21:43-45)

Dieu a accompli sa promesse en conduisant Israël hors d'Égypte d'une main puissante et en le conduisant vers la terre promise, démontrant ainsi sa fidélité et sa puissance.

La promesse du Messie

Promesse écrite dans le livre d'Isaïe 9:6-7 : « Car un enfant nous est né, un fils nous a été donné ; et la principauté sur son épaule, et on l'appellera Merveilleux, Conseiller, Dieu puissant, Père éternel, Prince de la paix. L'accroissement de son empire et de sa paix n'aura pas de fin au trône de David et à son royaume, en disposant et en l'affermissant dans le jugement et la justice, dès maintenant et à jamais. C'est le zèle de l'Éternel des armées qui le fera.

Dieu a promis d'envoyer un Messie, un Sauveur, qui serait un dirigeant éternel, apportant la paix et la justice.

L'accomplissement raconté dans les évangiles de saint Luc 1, 30-33 et de saint Jean 3, 16 : « Alors l'ange lui dit : 'Marie, n'aie pas peur, car tu as trouvé grâce auprès de Dieu. Et voici, tu concevras dans ton sein, et tu enfanteras un fils, et tu l'appelleras du nom de Jésus. Il sera grand, et on l'appellera Fils du Très-Haut, et le Seigneur Dieu lui donnera le trône de David, son père, et il régnera éternellement dans la maison de Jacob. et il n'y aura pas de fin à son royaume. (Luc 1:30-33)

« Car Dieu a tant aimé le monde, qu'il a donné son Fils unique, afin que quiconque croit en lui ne périsse point, mais qu'il ait la vie éternelle. » (Jean 3:16)

La naissance, la vie, la mort et la résurrection de Jésus accomplissent la promesse du Messie, montrant la fidélité de Dieu à accomplir ses promesses et à offrir le salut à toute l'humanité.

La promesse du Saint-Esprit

Promesse écrite dans le livre de Joël 2:28-29 : « Et il arrivera qu'après cela je répandrai mon Esprit sur toute chair, et tes fils et tes filles prophétiseront ; Vos vieillards auront des rêves, et vos jeunes gens auront des visions. Et je répandrai mon Esprit sur les serviteurs et sur les servantes en ces jours-là.

Dieu a promis de répandre son Esprit sur toute chair, indiquant une nouvelle ère de la relation entre Dieu et son peuple.

L'accomplissement relaté dans le livre des Actes 2:1-4, 16-18 : « Et COMME les jours de la Pentecôte étaient accomplis, ils étaient tous d'un commun accord ; Et soudain, il vint du ciel un bruit comme celui d'un vent impétueux, qui gonfla toute la maison où ils étaient assis ; Et il leur apparut des langues divisées, comme du feu, qui se posèrent sur chacun d'eux. Et ils furent tous remplis du Saint-Esprit, et se mirent à parler en d'autres langues, selon que l'Esprit leur avait donné à parler. (Actes 2:1-4)

« Mais voici ce qu'a dit Joël, le prophète : Et il en sera des jours derniers, dit Dieu, je répandrai mon Esprit sur toute chair, et tes fils et tes filles prophétiseront ; Et vos jeunes gens auront des visions, et vos vieillards auront des songes ; et en vérité, je répandrai de mon Esprit sur mes serviteurs et sur mes servantes, et ils prophétiseront. (Actes 2:16-18)

Le jour de la Pentecôte, Dieu a accompli cette promesse en déversant son Esprit sur les croyants, inaugurant l'âge de l'église et la puissance du Saint-Esprit dans la vie des chrétiens.

La fidélité de Dieu à tenir ses promesses nous assure que nous pouvons lui faire pleinement confiance. Des promesses faites à Abraham à l'effusion du Saint-Esprit, nous voyons que Dieu ne change pas et accomplit tout ce qu'Il promet. Cette assurance nous donne un fondement solide pour notre foi, sachant que Dieu est fidèle et que Sa Parole est vraie. En méditant sur ces promesses accomplies, notre confiance en Dieu est renforcée et nous sommes inspirés à vivre dans l'obéissance et l'espérance, sachant que « CE QUI EST ÉCRIT S'ACCOMPLIT ».

CONCLUSION

Frères et sœurs, nous avons parcouru un voyage fascinant à travers les Écritures, en voyant comment Dieu a accompli ses promesses avec exactitude et fidélité. Des prophéties sur le Messie aux promesses personnelles faites aux patriarches et au peuple d'Israël, chaque mot écrit dans la Bible a trouvé son accomplissement dans l'histoire. Cette réalité n'est pas seulement un témoignage de la véracité de l'Écriture, mais aussi une preuve puissante de la fidélité de notre Dieu.

Considérons un instant l'ampleur de ce que cela signifie pour nous aujourd'hui. Nous vivons dans un monde plein d'incertitudes, où les promesses humaines sont souvent brisées et où les espoirs peuvent s'évanouir. Cependant, nous avons un ancrage sûr et ferme dans la Parole de Dieu. Sa fidélité est un phare qui illumine notre chemin et nous assure que, quoi qu'il arrive, nous pouvons lui faire pleinement confiance.

Chaque promesse accomplie dans la Bible est une garantie que les promesses que nous espérons encore s'accompliront également. Jésus lui-même a dit : « Le ciel et la terre passeront, mais mes paroles ne passeront pas. » (Matthieu 24:35). C'est notre assurance : ce que Dieu a dit, il le fera. Cela inclut les promesses de sa présence constante, sa provision dans nos besoins et l'espérance de la vie éternelle. Dans un monde qui change, nos âmes peuvent trouver la paix dans la Parole immuable de Dieu.

Lorsque nous voyons comment Dieu a été fidèle en tenant ses promesses, nous devons répondre par une vie d'obéissance. La fidélité de Dieu non seulement nous assure, mais nous appelle aussi à vivre selon ses commandements. Comme le dit l'apôtre Paul dans 1 Corinthiens 15:58 : « C'est pourquoi, mes frères bien-aimés, soyez fermes et constants, augmentant toujours dans l'œuvre du Seigneur, sachant que votre travail dans le Seigneur n'est pas vain. » Vivons avec intégrité et fidélité, sachant que notre Dieu accomplit ce qu'il promet.

Enfin, la fidélité de Dieu nous remplit d'espérance pour l'avenir. Les promesses de son retour, d'un nouveau ciel et d'une nouvelle terre, et de l'élimination ultime du péché et de la souffrance, nous motivent à persévérer. Comme nous le rappelle la Lettre aux Hébreux : « Tenons ferme la profession de notre foi sans faiblir ; comme il est fidèle celui qui a promis... » (Hébreux 10:23).

Alors que nous terminons cette étude, portons ces vérités dans nos cœurs. Que la fidélité de Dieu nous inspire à vivre avec une foi inébranlable, une obéissance sincère et une espérance vivante. Souvenons-nous toujours que « ce qui est écrit s'accomplit ». Puisse cette vérité nous inciter à faire davantage confiance à notre Dieu, à le suivre de plus près et à attendre avec impatience l'accomplissement final de toutes ses promesses.

Prions pour que le Saint-Esprit nous fortifie et nous guide dans cette marche de la foi, et que nos vies reflètent la Gloire de Celui qui est fidèle pour accomplir toutes Ses promesses. Amen.

Cher Dieu, merci pour Votre Fidélité et pour Avoir toujours tenu Vos promesses. En ce moment, nous te demandons de nous fortifier et de nous guider dans notre marche quotidienne. Aide-nous à te faire confiance, même au milieu des difficultés et des incertitudes. Remplis nos cœurs de Ta Paix et nos esprits de Ta Sagesse. Que ton Esprit Saint nous guide dans chaque décision et nous donne le courage de suivre tes commandements avec amour et obéissance. Au Nom du Seigneur Jésus-Christ. Amen!

Introdução

Em um mundo cheio de promessas quebradas e palavras vazias, em quem podemos realmente confiar? De políticos que não cumprem suas promessas de campanha a relacionamentos pessoais que desmoronam devido à falta de compromisso, parece que a integridade da palavra perdeu seu valor. No entanto, há um lugar onde as palavras nunca falham, onde cada promessa é cumprida com exatidão e precisão: a Bíblia, a Palavra de Deus.

A Bíblia não é simplesmente um livro antigo cheio de histórias e ensinamentos morais; é a Palavra viva e ativa de Deus. Ao longo das Escrituras, vemos um fio dourado de promessas e profecias que estão entrelaçadas com a história da humanidade, desde a criação até a redenção final. Cada uma dessas palavras, cada promessa feita, traz o Selo de Garantia do próprio Deus.

Hoje, vamos explorar o tópico "O QUE ESTÁ ESCRITO, CUMPRIMENTO". Veremos como as profecias proferidas há milhares de anos foram cumpridas com incrível precisão na vida de Jesus Cristo. Mergulharemos na verdade de que, quando Deus fala, Sua Palavra não se torna vazia, mas cumpre o propósito para o qual foi enviada. Essa verdade não é apenas fascinante, mas tem o poder de transformar nossas vidas, fortalecendo nossa fé e confiança em Deus.

Imagine por um momento que cada palavra que eles dizem a você é cumprida ao pé da letra. Que tipo de confiança, segurança e esperança isso lhe daria? Bem, isso é exatamente o que temos na Palavra de Deus. Sua fidelidade é nossa âncora em meio às tempestades da vida. Portanto, ao explorarmos as Escrituras hoje, deixemos nossas mentes serem abertas e nossos corações cheios de admiração pela fidelidade de nosso Deus.

Esteja preparado para testemunhar o poder e a precisão da Palavra de Deus e lembrar que quando Deus promete, Ele entrega. Porque em Sua Palavra, "O QUE ESTÁ ESCRITO TEM CUMPRIMENTO".

Lucas 24:44-45:

44 E disse-lhes: Estas são as palavras que vos falei, estando ainda convosco, que convinha que se cumprisse tudo o que de mim está escrito na lei de Moisés, nos profetas e nos salmos.

45 Então ele abriu seus sentidos, para que entendessem as Escrituras.

CUMPRIMENTO DAS PROFECIAS MESSIÂNICAS

As profecias messiânicas do Antigo Testamento não são meramente previsões vagas ou gerais; são declarações específicas sobre o Messias, o Salvador prometido. Por meio dessas profecias, Deus revelou detalhes sobre o nascimento, a vida, a morte e a ressurreição de Jesus Cristo, demonstrando que Ele tem um Plano Soberano e Perfeito que é cumprido exatamente como anunciado.

Messias Nascimento virginal

Profecia escrita no livro de Isaías 7:14: "Portanto, o próprio Senhor vos dará um sinal: Eis que a virgem conceberá, e dará à luz um filho, e chamará o seu nome Emanuel."

Esta profecia, escrita cerca de 700 anos antes do nascimento de Cristo, anuncia um nascimento milagroso: uma virgem dará à luz um filho, que será conhecido como Emanuel, que significa "Deus conosco".

Cumprimento relatado em Mateus 1:22-23: "Tudo isso aconteceu para que se cumprisse o que foi dito da parte do Senhor, pelo profeta que disse: Eis que a virgem conceberá e dará à luz um filho, e lhe porás o nome de Emanuel, que declarou: Está conosco, Deus."

No Novo Testamento, vemos o cumprimento exato dessa profecia. Maria, uma virgem, concebeu pelo Espírito Santo e deu à luz Jesus, o Messias prometido. Este evento não apenas cumpre a profecia de Isaías, mas também demonstra a Intervenção Divina e o Poder Sobrenatural de Deus.

Local de nascimento do Messias

Profecia escrita no livro de Miquéias 5:2: "Mas tu, Belém Efrata, pequena para estar entre os milhares de Judá, de ti me virá aquele que há de ser Senhor em Israel; e suas partidas são desde o início, desde os dias do século.

Miquéias, outro profeta do Antigo Testamento, especificou o local exato do nascimento do Messias: Belém, uma pequena vila em Judá. Essa profecia ressalta a humildade e a aparente insignificância do lugar, contrastada com a grandeza de quem viria de lá.

Cumprimento relatado em Mateus 2:4-6: "E todos os principais sacerdotes e os escribas do povo foram convocados e perguntaram-lhes onde havia de nascer o Cristo. E disseram-lhe: "Em Belém da Judéia; pois assim está escrito pelo profeta: "E tu, Belém da terra de Judá, não és muito pequena entre os príncipes de Judá; Pois de ti sairá um líder, que apascentará o meu povo Israel".

Quando os magos do oriente chegaram a Jerusalém à procura do rei dos judeus, Herodes consultou os escribas e sacerdotes sobre o local de nascimento do Messias. Eles confirmaram a profecia de Miquéias, e os magos encontraram Jesus em Belém, cumprindo assim exatamente essa profecia.

Linhagem do Messias

Profecia escrita no livro de Jeremias 23:5: "Eis que vêm dias, diz o Senhor, e despertarei Davi, o braço justo, e um rei reinará, e ele será abençoado, e executará juízo e justiça na terra."

A promessa de um descendente justo da linhagem de Davi, que reinaria em retidão, é uma profecia chave do Antigo Testamento. Este ramo justo refere-se ao Messias, que seria um rei justo e governaria com retidão.

Cumprimento relatado no Evangelho de Lucas 1:32-33: "Este homem será grande, e será chamado Filho do Altíssimo: e o Senhor Deus lhe dará o trono de Davi, seu pai: e ele reinará na casa de Jacó para sempre; e não haverá fim para o seu reino."

O anjo Gabriel anunciou a Maria que seu filho Jesus seria chamado de Filho do Altíssimo e que Deus lhe daria o trono de Davi. Jesus, sendo da linhagem de Davi por parte de Maria e seu pai adotivo José, cumpre essa profecia e se torna o prometido Rei eterno e justo.

Ressurreição do Messias

Profecia escrita pelo rei Davi no Salmo 16:10: "Pois não deixarás a minha alma na sepultura; Nem permitirás que o teu santo veja a corrupção."

O Salmo 16 contém uma profecia sobre a ressurreição do Messias, afirmando que Deus não permitirá que Seu Santo veja a corrupção, ou seja, que Seu corpo não apodreça na sepultura.

O cumprimento relatado no livro de Atos 2:25-32 diz: "Pois Davi diz a respeito dele: 'Sempre vi o Senhor diante de mim: porque ele está à minha direita, não serei abalado.' Portanto, meu coração se alegrou e minha língua se alegrou; E até a minha carne descansará em esperança; Que você não deixará minha alma no inferno, nem dará ao seu Santo para ver a corrupção. Você me fez conhecer os caminhos da vida; Você vai me encher de alegria com sua presença.  Homens e irmãos, pode-se dizer livremente do patriarca Davi, que ele morreu e foi sepultado, e seu túmulo está conosco até hoje. Mas, sendo profeta, e sabendo que Deus lhe jurara com juramento que do fruto do seu lombo, como da carne, suscitaria o Cristo que se sentaria no seu trono; Vendo isso antes, ele falou da ressurreição de Cristo, que sua alma não foi deixada no inferno, nem sua carne viu corrupção. Este Jesus Deus ressuscitou, do qual todos nós somos testemunhas."

Pedro, em seu sermão no dia de Pentecostes, cita o Salmo 16 e o aplica à ressurreição de Jesus. Ele afirma que Deus ressuscitou Jesus, cumprindo assim essa profecia, e os apóstolos são testemunhas desse fato.

As profecias messiânicas do Antigo Testamento e seu cumprimento exato na vida de Jesus Cristo não apenas demonstram a soberania e onisciência de Deus, mas também fortalecem nossa fé na confiabilidade das Escrituras. Cada detalhe realizado, desde o nascimento até a ressurreição de Jesus, nos garante que o que Deus disse, Ele cumprirá. Isso nos dá confiança inabalável em Sua Palavra e Suas promessas para nossas vidas.

CUMPRIMENTO DAS PROFECIAS DA PAIXÃO DE CRISTO

As profecias sobre a Paixão de Cristo são especialmente significativas porque mostram como a morte e o sofrimento de Jesus foram preditos em detalhes séculos antes de ocorrerem. Essas profecias não apenas ressaltam o propósito divino da redenção, mas também revelam a profundidade do sofrimento que Jesus suportaria por amor à humanidade.

O sofrimento do servo

Profecia escrita no livro de Isaías 53:3-6: "Ele foi desprezado e rejeitado entre os homens, um homem de dores, experimentado no sofrimento; e, por assim dizer, que escondemos dele o nosso rosto, ele foi desprezado, e nós não fizemos dele caso algum. Certamente ele levou nossas enfermidades e sofreu nossas tristezas; e nós o consideramos aflito, ferido de Deus e afligido. Mas ele foi ferido por causa das nossas transgressões, e moído por causa das nossas iniqüidades, o castigo que nos traz a paz; e pelas suas pisaduras fomos sarados.  Todos nós andamos desgarrados como ovelhas, cada um seguiu o seu caminho, mas o Senhor fez cair sobre ele a iniqüidade de todos nós."

Esta passagem de Isaías descreve o Servo Sofredor que tomaria sobre Si a dor e o pecado da humanidade. É um dos textos mais claros sobre a paixão de Cristo, mostrando sua rejeição, sofrimento e sacrifício.

Cumprimento relatado no Evangelho segundo São Mateus 8:16-17 e em 1 Pedro 2:24: "E, quando já era tarde demais, trouxeram-lhe muitos endemoninhados: e ele expulsou demônios com a palavra, e curou todos os enfermos; Para que se cumprisse o que fora dito pelo profeta Isaías, que disse: "Ele mesmo tomou sobre si as nossas enfermidades, e tomou sobre si as nossas enfermidades".  (Mateus 8:16-17)

"O qual levou os nossos pecados em seu corpo sobre o madeiro, para que, sendo mortos em pecados, vivêssemos para a justiça: pela ferida de que fostes sarados." (1 Pedro 2:24)

Jesus cumpriu essa profecia carregando nossos pecados na cruz e oferecendo cura e perdão por meio de Seu sacrifício.

A Traição de Judas

Outra profecia escrita pelo rei Davi no Salmo 41:9: "Até mesmo o homem da minha paz, em quem eu confiava, aquele que comeu do meu pão, levantou contra mim o calcanhar."

Este salmo prediz a traição de um amigo próximo, algo que Jesus experimentou com Judas Iscariotes, que dividia a mesa com Ele.

Cumprimento relatado no Evangelho de São João 13:18-19: "Não falo de todos vós: conheço aqueles que escolhi, mas para que se cumpra a Escritura: Quem come pão comigo levantou contra mim o seu calcanhar. De agora em diante eu lhes digo antes que seja feito, para que, quando estiver feito, vocês creiam que eu sou."

Jesus identificou Judas como o traidor, cumprindo a profecia do Salmo 41.

O preço da traição

Profecia escrita no Livro de Zacarias 11:12-13: "E eu lhes disse: 'Se vos agrada, dai-me o meu salário; e se não, deixe-o. E pesavam trinta moedas de prata para o meu salário. E o Senhor me disse: "Lance ao tesoureiro o belo preço pelo qual me apreciaram". E peguei as trinta moedas de prata e as lancei na casa do Senhor, ao tesoureiro".

Zacarias profetizou o preço exato pelo qual o Messias seria traído: trinta moedas de prata.

Cumprimento relatado no Evangelho segundo Mateus 26:14-16, Mateus 27:3-7: "Então um dos doze, cujo nome era Judas Iscariotes, foi ter com os principais sacerdotes e perguntou-lhes: Que me quereis dar, e eu vo-lo darei?' E eles lhe apontaram trinta moedas de prata. E desde então tenho procurado uma oportunidade de entregá-lo."  (Mateus 26:14-16)

"Então Judas, que o havia traído, vendo que estava condenado, devolveu as trinta moedas de prata aos principais sacerdotes e anciãos, arrependido, dizendo: 'Pequei, traindo sangue inocente'. Mas eles disseram: "O que nos é dado?" Você vê isso. E, lançando as moedas de prata no templo, retirou-se; e ele foi, e enforcou-se. E os principais sacerdotes tomaram as moedas de prata e disseram: "Não é lícito lançá-las no tesouro de presentes, pois é preço de sangue". Mas, tendo tomado conselho, compraram com eles o campo do oleiro, como sepultura de estrangeiros."  (Mateus 27:3-7)

Esses textos mostram o cumprimento exato da profecia de Zacarias, inclusive no detalhe de que as moedas de prata foram jogadas no templo e usadas para comprar o campo do oleiro.

Silêncio diante de seus acusadores

Profecia escrita no livro de Isaías 53:7: "Afligiu-se e afligiu-se, e não abriu a boca; e como uma ovelha diante de seus tosquiadores, ele ficou mudo e não abriu a boca.

Isaías profetizou que o Messias sofreria em silêncio, sem se defender de seus acusadores.

Cumprimento relatado no Evangelho segundo Mateus 27:12-14: "E quando foi acusado pelos principais sacerdotes e pelos anciãos, nada respondeu. Pilatos então lhe disse: "Você não ouve quantas coisas eles testificam contra você?" E ele não lhe respondeu uma palavra; de modo que o presidente ficou muito surpreso,..."

Jesus cumpriu essa profecia permanecendo em silêncio durante seu julgamento, mostrando sua submissão à Vontade de Deus e sua disposição de cumprir sua missão redentora.

O cumprimento das profecias da Paixão de Cristo é um poderoso testemunho da Soberania de Deus e da fidelidade de Sua Palavra. Cada detalhe predito no Antigo Testamento foi cumprido na vida, morte e ressurreição de Jesus, mostrando que Deus tem um Plano Perfeito e que Sua Palavra é verdadeira e confiável. Ao refletirmos sobre essas profecias e seu cumprimento, nossa fé é fortalecida e nossa confiança nas promessas de Deus é fortalecida, sabendo que Ele sempre cumpre o que disse.

A Crucificação

Profecia escrita pelo rei Davi no Salmo 22:16-18: "Pois cães me cercaram, eu fui cercado por um bando de iníquos: eles perfuraram minhas mãos e meus pés. Posso contar todos os meus ossos; Eles olham, me consideram. Eles dividiram minhas vestes entre si e lançaram sortes sobre minhas vestes.

O Salmo 22 é uma profecia detalhada do sofrimento do Messias, incluindo a crucificação, uma forma de execução que não existia na época de Davi. A precisão dessa profecia é surpreendente, descrevendo como os inimigos perfuravam suas mãos e pés e dividiam suas vestes.

Este cumprimento é relatado no Evangelho segundo São João 19:23-24: "E quando os soldados crucificaram Jesus, tomaram suas vestes e fizeram quatro partes (para cada soldado uma parte); e a túnica; mas a túnica era sem costura, toda tecida de cima. E diziam entre si: Não a repartamos, mas lancemos sortes sobre ela, de quem será; para que se cumpra a Escritura, que diz:

Partiram para si as minhas vestes, e lançaram sortes sobre as minhas vestes. E os soldados fizeram isso."

No relato da crucificação de Jesus, os soldados romanos dividiram suas vestes e lançaram sortes sobre suas vestes, cumprindo literalmente a profecia do Salmo 22. Esse cumprimento demonstra a veracidade das Escrituras e a soberania de Deus sobre os eventos.

É importante mencionar que alguns estudiosos apontaram supostas manipulações na tradução deste versículo do Salmo 22. A controvérsia está no uso da palavra "perfurado" (Heb. "כָּאֲרוּ", ka'aru), que alguns críticos argumentam que deveria ser traduzido como "como um leão" (Heb.כָּאֲרִי", ka'ari). No entanto, o manuscrito hebraico mais antigo, o Manuscrito do Mar Morto, e a Septuaginta grega, uma tradução antiga do Antigo Testamento, apóiam a tradução tradicional de "perfurado" ou "perfurado".

A FIDELIDADE DE DEUS EM SUAS PROMESSAS

A fidelidade de Deus em cumprir Suas Promessas é um tema recorrente na Bíblia, demonstrando que Ele é confiável e que Sua Palavra é imutável. As Escrituras estão cheias de exemplos que ilustram como Deus, ao longo da história, cumpriu o que prometeu. Essa fidelidade não apenas fortalece nossa fé, mas também nos garante que podemos confiar Nele em todas as circunstâncias da vida.

A promessa a Abraão

Promessa dada e relatada em Gênesis 12:2-3: "E farei de ti uma grande nação, e te abençoarei, e engrandecerei o teu nome, e serás uma bênção: e abençoarei os que te abençoarem, e os que te amaldiçoarem, e todas as famílias da terra serão benditas em ti."

Deus fez uma promessa a Abraão, assegurando-lhe que seus descendentes seriam grandes e que por meio dele todas as famílias da terra seriam abençoadas. Essa promessa não era apenas para Abraão, mas também para seus descendentes e para todas as nações do mundo.

O cumprimento da promessa a Abraão relatada em Gênesis 21:1-2 e Gálatas 3:16: "E O SENHOR VISITOU Sara, como ele havia dito, e o Senhor fez com Sara como ele havia falado. E Sara concebeu e deu à luz um filho a Abraão em sua velhice, no tempo em que Deus lhe falara. (Gênesis 21:1-2)

"A Abraão foram feitas promessas, e à sua descendência. Ele não diz: "E às sementes, como de muitas; mas como um e a vossa semente, que é Cristo." (Gálatas 3:16)

O nascimento de Isaque foi o primeiro cumprimento da promessa feita a Abraão. Por meio de Isaque, e mais especificamente por meio de seu descendente Jesus, todas as famílias da terra foram abençoadas, cumprindo assim a promessa de Deus.

A libertação de Israel do Egito

Promessa relatada no Livro de Êxodo 3:7-8: "E DEUS disse: 'Vi bem a aflição do meu povo que está no Egito, e ouvi o seu clamor por causa dos seus executores; porque conheço as suas angústias: E desci para livrá-los da mão dos egípcios, e tirá-los daquela terra para uma terra boa e espaçosa, para uma terra que mana leite e mel,..."

Deus prometeu libertar os israelitas da escravidão no Egito e trazê-los para uma terra prometida, uma terra que mana leite e mel.

Cumprimento relatado no Livro de Êxodo 12:40-42 e Josué 21:43-45: "O tempo que os filhos de Israel habitaram no Egito foi quatrocentos e trinta anos. E depois de quatrocentos e trinta anos, naquele mesmo dia todos os exércitos do Senhor saíram da terra do Egito. É uma noite para guardar o Senhor, porque ele os tirou da terra do Egito. Esta noite, todos os filhos de Israel, em suas gerações, devem guardar a Deus." (Êxodo 12:40-42)

"Assim, DEUS deu a Israel toda a terra que jurara dar a seus pais; e a possuiu, e nela habitou. E o Senhor lhes deu descanso ao redor, conforme tudo o que havia jurado a seus pais; e nenhum de todos os inimigos se levantou diante deles, mas o Senhor entregou em suas mãos todos os seus inimigos. Não faltaram todas as boas palavras que o SENHOR falou à casa de Israel; tudo foi cumprido." (Josué 21:43-45)

Deus cumpriu Sua promessa conduzindo Israel para fora do Egito com mão poderosa e conduzindo-os à terra prometida, demonstrando Sua Fidelidade e Poder.

A Promessa do Messias

Promessa escrita no Livro de Isaías 9:6-7: "Porque um menino nos nasceu, um filho se nos deu; e o principado sobre os seus ombros, e o seu nome será: Maravilhoso, Conselheiro, Deus Forte, Pai da Eternidade, Príncipe da Paz. O aumento do seu império e da paz não terá fim para o trono de Davi e para o seu reino, dispondo dele e estabelecendo-o em juízo e justiça desde agora para sempre. O zelo do Senhor dos exércitos fará isso.

Deus prometeu enviar um Messias, um Salvador, que seria um líder eterno, trazendo paz e retidão.

Cumprimento narrado nos Evangelhos de São Lucas 1:30-33 e São João 3:16: "Então o anjo lhe disse: 'Maria, não temas, porque achaste graça diante de Deus. E eis que conceberás no teu ventre, e darás à luz um filho, e lhe porás o nome de JESUS. Ele será grande, e será chamado Filho do Altíssimo, e o Senhor Deus lhe dará o trono de Davi, seu pai, e ele reinará na casa de Jacó para sempre; e não haverá fim para o seu reino." (Lucas 1:30-33)

"Porque Deus amou o mundo de tal maneira que deu o seu Filho unigênito, para que todo aquele que nele crê não pereça, mas tenha a vida eterna." (João 3:16)

O nascimento, a vida, a morte e a ressurreição de Jesus cumprem a promessa do Messias, mostrando a fidelidade de Deus em cumprir Suas promessas e oferecer a salvação a toda a humanidade.

A Promessa do Espírito Santo

Promessa escrita no Livro de Joel 2:28-29: "E acontecerá que, depois disso, derramarei o meu Espírito sobre toda a carne, e vossos filhos e vossas filhas profetizarão; os seus velhos terão sonhos, e os seus jovens terão visões. E derramarei o meu Espírito sobre os servos e sobre as servas naqueles dias."

Deus prometeu derramar Seu Espírito sobre toda a carne, indicando uma nova era do relacionamento entre Deus e Seu povo.

Cumprimento relatado no Livro de Atos 2:1-4, 16-18: "E quando se cumpriram os dias de Pentecostes, todos estavam unânimes; E de repente veio do céu um som, como de um vento impetuoso e impetuoso, que encheu toda a casa onde estavam sentados; E apareceram-lhes línguas divididas, como de fogo, que pousaram sobre cada um deles. E todos ficaram cheios do Espírito Santo e começaram a falar em outras línguas, conforme o Espírito lhes concedia para falar. (Atos 2:1-4)

"Mas isto é o que foi dito pelo profeta Joel: E será nos últimos dias, diz Deus, derramarei o meu Espírito sobre toda a carne, e vossos filhos e vossas filhas profetizarão; E os teus jovens terão visões, e os teus velhos terão sonhos: E, na verdade, sobre os meus servos e sobre as minhas servas, naqueles dias, derramarei do meu Espírito, e eles profetizarão." (Atos 2:16-18)

No dia de Pentecostes, Deus cumpriu essa promessa derramando Seu Espírito sobre os crentes, inaugurando a era da igreja e o poder do Espírito Santo na vida dos cristãos.

A fidelidade de Deus em cumprir Suas promessas nos garante que podemos confiar plenamente nEle. Desde as promessas feitas a Abraão até o derramamento do Espírito Santo, vemos que Deus não muda e cumpre tudo o que promete. Essa certeza nos dá uma base sólida para nossa fé, sabendo que Deus é fiel e que Sua Palavra é verdadeira. Ao meditarmos nessas promessas cumpridas, nossa confiança em Deus é fortalecida e somos inspirados a viver em obediência e esperança, sabendo que "O QUE ESTÁ ESCRITO TEM CUMPRIMENTO".

CONCLUSÃO

Irmãos e irmãs, percorremos uma jornada fascinante pelas Escrituras, vendo como Deus cumpriu Suas promessas com precisão e fidelidade. De profecias sobre o Messias a promessas pessoais feitas aos patriarcas e ao povo de Israel, cada palavra escrita na Bíblia encontrou seu cumprimento na história. Essa realidade não é apenas um testemunho da veracidade das Escrituras, mas também uma evidência poderosa da fidelidade de nosso Deus.

Vamos considerar por um momento a magnitude do que isso significa para nós hoje. Vivemos em um mundo cheio de incertezas, onde as promessas humanas são frequentemente quebradas e as esperanças podem desaparecer. No entanto, temos uma âncora segura e firme na Palavra de Deus. Sua Fidelidade é um Farol que ilumina nosso caminho e nos assegura que, aconteça o que acontecer, podemos confiar plenamente Nele.

Cada promessa cumprida na Bíblia é uma garantia de que as promessas que ainda esperamos também serão cumpridas. O próprio Jesus disse: "O céu e a terra passarão, mas as minhas palavras não passarão". (Mateus 24:35). Esta é a nossa garantia: o que Deus disse, Ele fará. Isso inclui as promessas de Sua presença constante, Sua provisão em nossas necessidades e a esperança da Vida Eterna. Em um mundo em mudança, nossas almas podem encontrar paz na Palavra Imutável de Deus.

Ao vermos como Deus tem sido fiel em cumprir Suas promessas, devemos responder com uma vida de obediência. A fidelidade de Deus não apenas nos assegura, mas também nos chama a viver de acordo com Seus mandamentos. Como o apóstolo Paulo diz em 1 Coríntios 15:58: "Portanto, meus amados irmãos, sede firmes e constantes, crescendo sempre na obra do Senhor, sabendo que o vosso trabalho no Senhor não é vão". Vivamos com integridade e fidelidade, sabendo que nosso Deus cumpre o que promete.

Finalmente, a fidelidade de Deus nos enche de esperança para o futuro. As promessas de Seu Retorno, de um novo céu e uma nova terra, e da eliminação final do pecado e do sofrimento, nos motivam a perseverar. Como nos recorda a Carta aos Hebreus: «Conservemos firmemente a profissão da nossa fé, sem vacilar; quão fiel é aquele que prometeu..." (Hebreus 10:23).

Ao concluirmos este estudo, vamos levar essas verdades em nossos corações. Que a fidelidade de Deus nos inspire a viver com fé inabalável, obediência sincera e esperança viva. Lembremo-nos sempre de que "o que está escrito tem cumprimento". Que esta verdade nos leve a confiar mais em nosso Deus, a segui-Lo mais de perto e a esperar o cumprimento final de todas as Suas promessas.

Oremos para que o Espírito Santo nos fortaleça e guie nesta caminhada de fé, e que nossas vidas reflitam a Glória d'Aquele que é fiel para cumprir todas as Suas Promessas. Amém.

Querido Deus, obrigado por Sua Fidelidade e por sempre cumprir Suas Promessas. Neste momento, pedimos que nos fortaleças e nos guies em nossa caminhada diária. Ajuda-nos a confiar em Ti, mesmo em meio a dificuldades e incertezas. Encha nossos corações com Sua Paz e nossas mentes com Sua Sabedoria. Que o Teu Espírito Santo nos guie em todas as decisões e nos dê coragem para seguir os Teus mandamentos com amor e obediência. Em Nome do Senhor Jesus Cristo. Amém!