Estudio Bíblico:
"El Nombre de Dios Revelado"
Por: Hno. Francisco Velázquez Cruz
Por: Hno. Francisco Velázquez Cruz
Introducción
El Nombre de Dios es un tema de gran importancia y significado en la Biblia. A lo largo de las Escrituras, Dios se revela a sí mismo de diferentes maneras, y uno de los aspectos cruciales de esta revelación es su Nombre. En este estudio bíblico, exploraremos las diversas formas en que Dios se da a conocer y descubriremos cuál es su Nombre.
Hoy nos adentraremos a un tema sumamente delicado, ya que se trata de lo más sagrado para todo creyente: La Revelación del Nombre de Dios. Este contenido surge en respuesta a uno de nuestros Hermanos seguidores: Luis René Acevedo León
La pregunta lee como sigue: ¿Por qué no se conoce el Nombre de Dios y sólo sus consonantes YHWH? Si él es el Todopoderoso, ¿cómo es que se deja en la incertidumbre Su propio Nombre?
Así que, comencemos con el estudio bíblico de esta ocasión.
Desde el principio de la Biblia, vemos que Dios busca relacionarse con la humanidad y revelarse a sí mismo. En el Antiguo Testamento, encontramos varias ocasiones en las que Dios revela su Nombre a diferentes personas, lo cual nos permite conocerlo más íntimamente.
YHWH
El Nombre más prominente de Dios en el Antiguo Testamento es YHWH, también conocido como el Tetragrámaton. Este Nombre se encuentra aproximadamente 6,800 veces en el texto hebreo original de la Biblia y se traduce comúnmente como "SEÑOR" en muchas biblias en español. Su pronunciación exacta se ha perdido a lo largo de los siglos, pero su significado se entiende como "Yo Soy el que Soy" o "Yo Seré quien Seré". Esta revelación del Nombre ocurrió cuando Dios se le apareció a Moisés en el monte Sinaí (Éxodo capítulo 3, verso 14).
Yahvé, nombre de Dios para los israelitas, representa la pronunciación bíblica de "YHWH", el nombre hebreo revelado a Moisés en el libro de Éxodo. El nombre YHWH, que consiste en la secuencia de consonantes Yod, Heh, Waw y Heh, se conoce como el tetragrámaton.
Después del exilio babilónico (siglo 6 antes de Cristo), y especialmente desde el siglo 3 antes de Cristo en adelante, los judíos dejaron de usar el nombre Yahvé por dos razones. A medida que el judaísmo se convirtió en una religión universal en lugar de simplemente local, el sustantivo hebreo más común Elohim (plural en forma pero entendido en singular), que significa "Dios", tendió a reemplazar a Yahvé para demostrar la soberanía universal del Dios de Israel sobre todos los demás. Al mismo tiempo, el nombre divino se consideraba cada vez más como demasiado sagrado para ser pronunciado; así fue reemplazado vocalmente en el ritual de la sinagoga por la palabra hebrea Adonai ("Mi Señor"), que fue traducida como Kyrios ("Señor") en la Septuaginta, la versión griega de las Escrituras Hebreas.
Los masoretas, que desde aproximadamente el siglo 6 hasta el siglo 10 de la era común trabajaron para reproducir el texto original de la Biblia hebrea, agregaron a "YHWH" los signos vocálicos de las palabras hebreas Adonai o Elohim. Los eruditos cristianos de habla latina reemplazaron la Y (que no existe en latín) con una I o una J (la última de las cuales existe en latín como una forma variante de I). Así, el tetragrámaton se convirtió en el nombre artificial latinizado Jehová (JeHoWaH). A medida que el uso del nombre se extendió por toda la Europa medieval, la letra inicial J se pronunció de acuerdo con el idioma vernáculo local en lugar del latín. Jehová, traducción artificial latinizada del nombre del Dios de Israel. El nombre surgió entre los cristianos en la Edad Media a través de la combinación de las consonantes YHWH (JHVH) con las vocales de Adonai ("Mi Señor"). Los judíos que leían las Escrituras en voz alta sustituyeron Adonai por el nombre sagrado, comúnmente llamado tetragrámaton.
Aunque los eruditos cristianos después de los períodos del Renacimiento y la Reforma usaron el término Jehová para YHWH, en los siglos 19 y 20 los eruditos bíblicos nuevamente comenzaron a usar la forma Yahweh. Los primeros escritores cristianos, como San Clemente de Alejandría en el siglo 2, habían usado una forma como Yahvé, y esta pronunciación del tetragrámaton nunca se perdió realmente. Muchas transcripciones griegas también indicaron que YHWH debería pronunciarse Yahweh.
El significado del nombre personal del Dios israelita ha sido interpretado de diversas maneras. Muchos eruditos creen que el significado más apropiado puede ser "Él trae a la existencia todo lo que existe" (Yahweh-Asher-Yahweh). En Primera Samuel, Dios es conocido por el nombre de Yahweh Teva-ot, o "Él trae las Huestes a la Existencia", en el que "Ejércitos" posiblemente se refiere a la corte celestial o a Israel.
El nombre personal de Dios probablemente era conocido mucho antes del tiempo de Moisés. La madre de Moisés se llamaba Jocabed (Yokheved), un nombre basado en el nombre Yahweh. Por lo tanto, la tribu de Leví, a la que pertenecía Moisés, probablemente conocía el nombre Yahvé, que originalmente pudo haber sido (en su forma abreviada Yo, Yah o Yahu) una invocación religiosa sin significado preciso evocada por el esplendor misterioso y asombroso de la manifestación de lo Santo.
Otros Nombres o Títulos de Dios
Además del Tetragrámaton, encontramos otros nombres y títulos que revelan diferentes aspectos del carácter y la naturaleza de Dios. Algunos ejemplos son:
Elohim: Este término hebreo se utiliza para referirse a Dios como el Creador y el Soberano de todo el universo Elohim. Aparece en el primer versículo de la Biblia: “En el principio, Dios (Elohim) creó los cielos y la tierra” (Génesis capítulo 1, verso 1). Elohim denota la grandeza y el poder de Dios como el gobernante supremo sobre toda la creación.
Adonai: Este nombre se traduce comúnmente como "Señor" y enfatiza la Soberanía y el Señorío de Dios sobre todas las cosas. Adonai es un título de respeto y adoración, y se utiliza para reconocer la autoridad suprema de Dios. El Salmo 8, versículo 1 declara: "¡Oh Señor, Señor nuestro, cuán glorioso es tu Nombre en toda la tierra!". Adonai revela a Dios como el Gobernante supremo digno de adoración y reverencia.
El Shaddai: Este nombre se traduce como "Dios Todopoderoso" y destaca la capacidad de Dios para proveer, proteger y bendecir a su pueblo. Aparece por primera vez en el pacto que Dios hace con Abraham: "Yo soy el Dios Todopoderoso (El Shaddai); anda delante de Mí y sé perfecto" (Génesis capítulo 17, verso 1). El Shaddai revela a Dios como aquel que tiene todo el poder y la suficiencia para cumplir sus promesas y cuidar de su pueblo.
También, en la tradición judía, se hace el uso del Nombre “Hashem”. "Hashem" es una palabra hebrea que significa "El Nombre". Se utiliza como un sustituto o eufemismo para el Nombre Sagrado de Dios, YHWH (Tetragrámaton). El uso de "Hashem" se basa en el mandato de evitar tomar el Nombre de Dios en vano y demostrar respeto y reverencia por Él.
En el judaísmo, el Nombre YHWH es considerado tan sagrado que no se pronuncia en la lectura pública de las Escrituras y las oraciones. En su lugar, cuando se encuentran con el Tetragrámaton, los judíos suelen decir "Adonai" o "Hashem" para evitar la pronunciación directa del Nombre Sagrado.
HASHEM
El uso de "Hashem" es una muestra de la reverencia y temor hacia Dios en la tradición judía y refleja la importancia de preservar la santidad del Nombre Divino. Es un recordatorio constante de la relación especial que Dios tiene con su pueblo y la importancia de honrar y respetar su Nombre.
Nombres Compuestos de Jehová
A parte de estos Nombres, también podemos encontrar en las Sagradas Escrituras los Nombres compuestos de Dios, que son:
Jehová-Jireh: Este nombre significa "El Señor proveerá". Se encuentra en Génesis capítulo 22, verso 14, cuando Abraham estaba dispuesto a ofrecer a su hijo Isaac como sacrificio, pero Dios proporcionó un carnero para ser sacrificado en su lugar. Jehová-Jireh resalta la provisión y el cuidado de Dios en todas las áreas de nuestras vidas. Nos muestra que Dios es nuestro proveedor y suplirá nuestras necesidades de acuerdo con su voluntad.
Jehová-Raah: Este nombre significa "El Señor es mi pastor". Se encuentra en el conocido Salmo 23, donde el salmista declara: "El Señor es mi pastor; nada me faltará". Jehová-Raah revela a Dios como nuestro guía, protector y proveedor constante. Él nos conduce, nos alimenta, nos protege y nos da descanso en medio de los desafíos y las dificultades de la vida.
Jehová-Rafa: "El Señor que sana". Se encuentra en Éxodo capítulo 15, verso 26, donde Dios se presenta como el Sanador y promete mantenernos libres de enfermedades si obedecemos sus mandamientos.
Jehová-Nissi: "El Señor es mi bandera". Se menciona en Éxodo capítulo 17, verso 15, después de la victoria sobre los amalecitas, cuando Moisés erigió un altar en honor a Dios como el estandarte de su pueblo.
Jehová-Shalom: "El Señor es paz". Aparece en Jueces capítulo 6, verso 24, cuando Dios se le revela a Gedeón y le da paz y seguridad para su misión.
Jehová-Tsidkenu: "El Señor es nuestra justicia". Se encuentra en Jeremías capítulo 23, verso 6, y destaca que Dios es el dador de la justicia y la rectitud para su pueblo.
Jehová-Sabaoth: "El Señor de los ejércitos". Se menciona en varios lugares, como en Primera de Samuel capítulo 1, verso 3 y en Salmos 46, versículo 7, y subraya el poder y la soberanía de Dios sobre todo el universo y los ejércitos celestiales.
El Nombre de Dios revelado en Jesucristo
En el Nuevo Testamento, descubrimos que Dios revela su Nombre de una manera más completa y definitiva en la persona de Jesucristo. Jesús mismo afirmó su identidad divina y declaró el Nombre de Dios a través de su ministerio y enseñanzas.
Jesucristo es la encarnación de Dios en la forma humana. Él afirmó repetidamente su conexión única con el Padre y dejó en claro que, al conocerlo a él, conocemos al Padre (Juan capítulo 14, verso 9). En Jesús, Dios se hizo visible y accesible a la humanidad, revelando su amor, gracia y verdad.
Jesús mismo declaró el Nombre de Dios a través de su propio Nombre. Él dijo: "Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí" (Juan capítulo 14, verso 6). En el Nuevo Testamento, vemos cómo el Nombre de Jesús es invocado para la salvación, la sanidad y la liberación (Hechos capítulo 4, verso 12). En él, encontramos la plenitud de la revelación divina.
El nombre de Jesús es uno de los nombres más poderosos y significativos en toda la historia de la humanidad. A través de este nombre, se revela la identidad y la obra redentora de Jesucristo. La importancia del nombre de Jesús se destaca en varias áreas:
El nombre "Jesús" es una transliteración del nombre hebreo "Yeshua" que significa "Yahweh es salvación" o "Dios salva". El ángel anunció a María el significado del nombre de su hijo diciendo: "Y dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados" (Mateo 1:21). El nombre Jesús revela la misión de Cristo de traer salvación y redención a la humanidad. Hay una corriente que, según ellos, el nombre de Jesús significa “he aquí el caballo”, y que por ende se debe nombrar su nombre en el idioma original del Señor Jesucristo, Yeshua. Pero esto es un argumento sumamente refutable. Primeramente, el nombre no es Jesús (separado por un guion), sino Jesús. Este nombre “Jesús” es la traducción del Arameo al español. Es como si tomáramos el nombre de Carmen, lo separamos en “Car” y “Men”, y fuéramos al idioma inglés y nos diera como resultado: “carros hombres”. Ya que “car” en inglés significa “carro” y “men” significa “hombres”.
La Biblia enseña que hay poder y autoridad en el nombre de Jesús. En Hechos capítulo 4, verso 12, Pedro proclamó: “Y en ningún otro hay salud; porque no hay otro nombre debajo del cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos”. El nombre de Jesús es el único medio por el cual podemos recibir la salvación y el perdón de nuestros pecados. Además, Jesús mismo dijo: "Todo lo que pidan en mi nombre, eso haré" (Juan capítulo 14, verso 13). Cuando oramos y actuamos en el nombre de Jesús, tenemos acceso a la autoridad y el poder divino.
El nombre de Jesús es invocado en la adoración, la oración y la predicación en la comunidad cristiana. En Filipenses capítulo 2, versos 9 al 11, dice: “Por lo cual Dios también le ensalzó a lo sumo, y dióle un nombre que es sobre todo nombre; Para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y de los que en la tierra, y de los que debajo de la tierra; Y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, a la gloria de Dios Padre ". Jesús merece toda nuestra adoración y sometimiento, y su nombre es el centro de nuestra fe y nuestra relación con Dios.
En los relatos bíblicos, se muestra que Jesús realizó milagros de sanidad y liberación en el nombre de Dios. El libro de Hechos registra cómo los apóstoles y los seguidores de Jesús continuaron este ministerio de sanidad y liberación en el nombre de Jesús. En Hechos capítulo 3, verso 6, Pedro dijo a un hombre cojo: "En el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda". El nombre de Jesús tiene el poder de traer sanidad física, emocional y espiritual a las personas y de liberarlas de opresiones y ataduras.
En San Juan capítulo 17, verso 26, dice el Señor Jesús: “Y yo les he manifestado tu Nombre, y manifestaré lo aún;…” Y esto está en un tiempo futuro, ya que en su próxima venida lo manifestaría nuevamente el Nombre de Dios.
La promesa del Nombre Nuevo
En el libro de Isaías y en Apocalipsis, encontramos varias referencias al Nombre Nuevo de Dios. Estas referencias se relacionan con la renovación y restauración final que Dios traerá al final de los tiempos. El Nombre Nuevo revela la culminación de la obra redentora de Dios y su Gloria Eterna.
Isaías capítulo 62, versos 1 y 2, dice: “POR amor de Sión no callaré, y por amor de Jerusalem no he de parar, hasta que salga como resplandor su justicia, y su salud se encienda como una antorcha. Entonces verán las gentes tu justicia, y todos los reyes tu gloria; y te será puesto un nombre nuevo, que la boca de Jehová nombrará.” Este Nombre del cual nos habla Isaías, será nombrado por la boca de Jehová. En el caso del nombre de Jesús fue nombrado por boca de un ángel a la virgen María. Es por esto que, existe aún la incógnita si ha de haber un Nuevo Nombre de Dios, a parte de los que ya han sido revelados.
En Apocalipsis capítulo 2, verso 17, el Ángel del Señor habla a la iglesia en Pérgamo y dice: "Al que venciere, daré a comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita un nombre nuevo escrito, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe." Aquí, se menciona el "nombre nuevo" que solo aquellos que son vencedores y leales a Cristo conocerán. Esta referencia sugiere una recompensa especial y una identidad renovada para los creyentes fieles.
En Apocalipsis 3:12, el Ángel del Señor habla a la iglesia en Filadelfia y dice: " Al que venciere, Yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá fuera; y escribiré sobre él el Nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalem, la cual desciende del cielo de con mi Dios, y mi Nombre Nuevo." Esta referencia describe una triple inscripción: el nombre de Dios, el nombre de la nueva Jerusalén y el "nombre nuevo" del Señor. Esto indica una conexión íntima y una participación en la identidad divina.
El Nombre Nuevo de Dios en Apocalipsis simboliza la consumación plena de su obra redentora. Revela su gloria, autoridad y dominio eterno.
El Nombre Nuevo revelado en Apocalipsis representa una identidad divina más completa y plena. Indica la plenitud de la revelación de Dios y su naturaleza eterna. A través de este Nombre, se revela su poder, gloria y soberanía sin limitaciones.
El Nombre Nuevo implica una participación íntima en la identidad de Dios. Al recibir el Nombre Nuevo, los creyentes son identificados como ciudadanos de la nueva Jerusalén y como parte del pueblo redimido de Dios. Este Nombre nos conecta a la obra consumada del Señor y nos da una identidad eterna y una herencia gloriosa.
Como según se menciona en Apocalipsis capítulo 2, verso 17, este Nombre le será revelado a aquel que lo reciba.
¿Cuál es entonces el Nombre Nuevo de Dios? Será revelado al Final de los Tiempos. Mientras tanto continuémosle adorando, alabando, glorificando, orando, e invocándole en el Nombre que nos ha sido revelado: El Señor Jesucristo, porque no hay otro Nombre debajo del cielo, que le haya sido dado a los hombres, en el cual podamos ser salvos. Se nos ha dado este Nombre Jesucristo, y no otro, porque no ha sido dado o revelado todavía el Nombre Nuevo de Dios.
Que el Señor Jesucristo, quien es el mismo, ayer, hoy y por los siglos, continúe bendiciéndote. Amén.
Introduction
The Name of God is a topic of great importance and significance in the Bible. Throughout the Scriptures, God reveals Himself in different ways, and one of the crucial aspects of this revelation is His Name. In this Bible study, we will explore the various ways in which God makes himself known and discover what his Name is.
Today we will delve into an extremely delicate topic, since it is the most sacred thing for every believer: The Revelation of the Name of God. This content arises in response to one of our Brother followers: Luis René Acevedo León
The question reads as follows: Why is the Name of God not known and only its consonants YHWH? If he is the Almighty, how come his very Name is left in uncertainty?
So, let's begin with the Bible study of this occasion.
From the beginning of the Bible, we see that God seeks to relate to humanity and reveal himself. In the Old Testament, we find several occasions in which God reveals his Name to different people, allowing us to know him more intimately.
YHWH
The most prominent Name of God in the Old Testament is YHWH, also known as the Tetragrammaton. This Name is found approximately 6,800 times in the original Hebrew text of the Bible and is commonly translated as "LORD" in many Spanish Bibles. Its exact pronunciation has been lost over the centuries, but its meaning is understood as "I am who I am" or "I will be who I will be." This revelation of the Name occurred when God appeared to Moses on Mount Sinai (Exodus chapter 3, verse 14).
Yahweh, God's name for the Israelites, represents the biblical pronunciation of "YHWH," the Hebrew name revealed to Moses in the book of Exodus. The name YHWH, consisting of the consonant sequence Yod, Heh, Waw, and Heh, is known as the tetragrammaton.
After the Babylonian exile (6th century BC), and especially from the 3rd century BC onwards, the Jews stopped using the name Yahweh for two reasons. As Judaism became a universal rather than simply local religion, the more common Hebrew noun Elohim (plural in form but understood singular), meaning "God", tended to replace Yahweh to demonstrate the universal sovereignty of the God of Israel above all others. At the same time, the divine name was increasingly regarded as too sacred to be uttered; thus it was replaced vocally in synagogue ritual by the Hebrew word Adonai ("My Lord"), which was translated as Kyrios ("Lord") in the Septuagint, the Greek version of the Hebrew Scriptures.
The Masoretes, who from about the 6th century to the 10th century CE worked to reproduce the original text of the Hebrew Bible, added to "YHWH" the vowel signs of the Hebrew words Adonai or Elohim. Latin-speaking Christian scholars replaced the Y (which does not exist in Latin) with an I or a J (the latter of which exists in Latin as a variant form of I). Thus, the tetragrammaton became the Latinized artificial name Jehovah (JeHoWaH). As use of the name spread throughout medieval Europe, the initial letter J became pronounced according to the local vernacular rather than Latin. Jehovah, artificial Latinized translation of the name of the God of Israel. The name arose among Christians in the Middle Ages through the combination of the consonants YHWH (JHVH) with the vowels of Adonai ("My Lord"). Jews who read the Scriptures aloud substituted the sacred name for Adonai, commonly called the tetragrammaton.
Although Christian scholars after the Renaissance and Reformation periods used the term Jehovah for YHWH, in the 19th and 20th centuries biblical scholars again began to use the form Yahweh. Early Christian writers, such as St. Clement of Alexandria in the 2nd century, had used a form like Yahweh, and this pronunciation of the tetragrammaton was never really lost. Many Greek transcriptions also indicated that YHWH should be pronounced Yahweh.
The meaning of the personal name of the Israelite God has been interpreted in various ways. Many scholars believe that the most appropriate meaning may be "He brings into existence all that exists" (Yahweh-Asher-Yahweh). In First Samuel, God is known by the name Yahweh Teva-ot, or "He brings Hosts into Existence," in which "Armies" possibly refers to the heavenly court or Israel.
God's personal name was probably known long before the time of Moses. Moses' mother was named Jochebed (Yokheved), a name based on the name Yahweh. Therefore, the tribe of Levi, to which Moses belonged, probably knew the name Yahweh, which originally may have been (in its abbreviated form I, Yah or Yahu) a religious invocation without precise meaning evoked by the mysterious and astonishing splendor of the manifestation of the Holy.
Other Names or Titles of God
In addition to the Tetragrammaton, we find other names and titles that reveal different aspects of the character and nature of God. Some examples are:
Elohim: This Hebrew term is used to refer to God as the Creator and Sovereign of the entire Elohim universe. It appears in the first verse of the Bible: “In the beginning, God (Elohim) created the heavens and the earth” (Genesis chapter 1, verse 1). Elohim denotes the greatness and power of God as the supreme ruler over all creation.
Adonai: This name is commonly translated as "Lord" and emphasizes God's Sovereignty and Lordship over all things. Adonai is a title of respect and worship, and is used to recognize the supreme authority of God. Psalm 8, verse 1 declares, “O Lord, our Lord, how glorious is your Name in all the earth!” Adonai reveals God as the supreme Ruler worthy of worship and reverence.
El Shaddai: This name translates to "Almighty God" and highlights God's ability to provide, protect, and bless his people. He appears for the first time in the covenant that God makes with Abraham: "I am the Almighty God (El Shaddai); walk before Me and be perfect" (Genesis chapter 17, verse 1). El Shaddai reveals God as the one who has all the power and sufficiency to fulfill his promises and care for his people.
Also, in Jewish tradition, the use of the Name “Hashem” is made. "Hashem" is a Hebrew word that means "The Name." It is used as a substitute or euphemism for the Holy Name of God, YHWH (Tetragrammaton). The use of "Hashem" is based on the command to avoid taking God's Name in vain and to demonstrate respect and reverence for Him.
In Judaism, the Name YHWH is considered so sacred that it is not uttered in the public reading of Scripture and prayers. Instead, when encountering the Tetragrammaton, Jews often say "Adonai" or "Hashem" to avoid direct pronunciation of the Holy Name.
HASHEM
The use of "Hashem" is a display of the reverence and fear of God in Jewish tradition and reflects the importance of preserving the sanctity of the Divine Name. It is a constant reminder of the special relationship God has with his people and the importance of honoring and respecting his name.
Compound Names of Jehovah
Apart from these Names, we can also find in the Holy Scriptures the compound Names of God, which are:
Jehovah-Jireh: This name means "The Lord will provide." It is found in Genesis chapter 22, verse 14, when Abraham was willing to offer his son Isaac as a sacrifice, but God provided a ram to be sacrificed in his place. Jehovah-Jireh highlights God's provision and care in all areas of our lives. He shows us that God is our provider and will supply our needs according to his will.
Jehovah-Raah: This name means "The Lord is my shepherd." It is found in the well-known Psalm 23, where the psalmist declares: "The Lord is my shepherd; I shall not want." Jehovah-Raah reveals God as our guide, protector and constant provider. He leads us, feeds us, protects us, and gives us rest in the midst of life's challenges and difficulties.
Jehovah-Rafa: "The Lord who heals." It is found in Exodus chapter 15, verse 26, where God presents himself as the Healer and promises to keep us free from disease if we obey his commandments.
Jehovah-Nissi: "The Lord is my flag." It is mentioned in Exodus chapter 17, verse 15, after the victory over the Amalekites, when Moses erected an altar in honor of God as the standard of his people.
Jehovah-Shalom: "The Lord is peace." It appears in Judges chapter 6, verse 24, when God reveals himself to Gideon and gives him peace and security for his mission.
Jehovah-Tsidkenu: "The Lord is our justice." It is found in Jeremiah chapter 23, verse 6, and highlights that God is the giver of justice and righteousness to his people.
Jehovah-Sabaoth: "The Lord of hosts." He is mentioned in several places, such as in First Samuel chapter 1, verse 3 and in Psalms 46, verse 7, and highlights the power and sovereignty of God over the entire universe and the heavenly armies.
The Name of God revealed in Jesus Christ
In the New Testament, we discover that God reveals his Name more completely and definitively in the person of Jesus Christ. Jesus himself affirmed his divine identity and declared the Name of God through his ministry and teachings.
Jesus Christ is the incarnation of God in human form. He repeatedly affirmed his unique connection to the Father and made clear that by knowing him, we know the Father (John chapter 14, verse 9). In Jesus, God became visible and accessible to humanity, revealing his love, grace, and truth.
Jesus Himself declared the Name of God through His own Name. He said, "I am the way, and the truth, and the life; no one comes to the Father except through me" (John chapter 14, verse 6). In the New Testament, we see how the Name of Jesus is invoked for salvation, healing and deliverance (Acts chapter 4, verse 12). In him, we find the fullness of divine revelation.
The name of Jesus is one of the most powerful and significant names in all of human history. Through this name, the identity and redemptive work of Jesus Christ is revealed. The importance of the name of Jesus is highlighted in several areas:
The name "Jesus" is a transliteration of the Hebrew name "Yeshua" meaning "Yahweh is salvation" or "God saves." The angel announced to Mary the meaning of her son's name, saying: "And she will give birth to a son, and you will call his name Jesus, for he will save her people from his sins" (Matthew 1: twenty-one). The name Jesus reveals Christ's mission to bring salvation and redemption to humanity. There is a current that, according to them, the name of Jesus means "behold the horse", and that therefore his name should be named in the original language of the Lord Jesus Christ, Yeshua. But this is a highly refutable argument. Firstly, the name is not Jesus (separated by a hyphen), but Jesus. This name “Jesus” is the translation from Aramaic to Spanish. It is as if we took the name Carmen, separated it into “Car” and “Men”, and went to the English language and it gave us as a result: “men cars”. Since “car” in English means “car” and “men” means “men”.
The Bible teaches that there is power and authority in the name of Jesus. In Acts chapter 4, verse 12, Peter proclaimed: “And there is health in no one else; for there is no other name under heaven given among men by which we must be saved.” The name of Jesus is the only means by which we can receive salvation and forgiveness of our sins. Furthermore, Jesus Himself said, "Whatever you ask in My name, that will I do" (John chapter 14, verse 13). When we pray and act in the name of Jesus, we have access to divine authority and power.
The name of Jesus is invoked in worship, prayer and preaching in the Christian community. In Philippians chapter 2, verses 9 to 11, it says: “Therefore God also highly exalted him and gave him a name that is above every name; So that in the name of Jesus every knee should bow, of those in heaven, and of those on earth, and of those under the earth; And every tongue confess that Jesus Christ is Lord, to the glory of God the Father." Jesus deserves all our worship and submission, and his name is the center of our faith and our relationship with God.
In biblical accounts, Jesus is shown to perform miracles of healing and deliverance in the name of God. The book of Acts records how the apostles and followers of Jesus continued this ministry of healing and deliverance in the name of Jesus. In Acts chapter 3, verse 6, Peter said to a lame man, "In the name of Jesus Christ of Nazareth, arise and walk." The name of Jesus has the power to bring physical, emotional and spiritual healing to people and to free them from oppression and bondage.
In Saint John chapter 17, verse 26, the Lord Jesus says: “And I have manifested your Name to them, and I will manifest it again;…” And this is in a future time, since at his next coming he would manifest it again the Name of God.
The promise of the New Name
In the book of Isaiah and in Revelation, we find several references to the New Name of God. These references relate to the final renewal and restoration that God will bring at the end of time. The New Name reveals the culmination of God's redemptive work and His Eternal Glory.
Isaiah chapter 62, verses 1 and 2, says: “FOR Zion's sake I will not be silent, and for Jerusalem's sake I will not stop, until her righteousness shines forth, and her salvation burns like a torch. Then the nations will see your justice, and all the kings your glory; and a new name will be given to you, which the mouth of the Lord will name.” This Name of which Isaiah speaks to us will be named by the mouth of Jehovah. In the case of the name of Jesus, it was named by the mouth of an angel to the Virgin Mary. This is why there is still the question of whether there will be a New Name of God, apart from those that have already been revealed.
In Revelation chapter 2, verse 17, the Angel of the Lord speaks to the church in Pergamos and says: "To him who overcomes, I will give to eat of the hidden manna, and I will give him a white stone, and on the stone a new name written, the which no one knows except he who receives it." Here, the "new name" is mentioned that only those who are overcomers and loyal to Christ will know. This reference suggests a special reward and renewed identity for faithful believers.
In Revelation 3:12, the Angel of the Lord speaks to the church in Philadelphia and says: "Whoever overcomes, I will make him a pillar in the temple of my God, and he will never go out again; and I will write on him the Name of my God." , and the name of the city of my God, the new Jerusalem, which comes down from heaven with my God, and my New Name." This reference describes a triple inscription: the name of God, the name of the new Jerusalem, and the "new name" of the Lord. This indicates an intimate connection and participation in divine identity.
God's New Name in Revelation symbolizes the full consummation of his redemptive work. Reveals His glory, authority, and eternal dominion.
The New Name revealed in Revelation represents a more complete and full divine identity. It indicates the fullness of God's revelation and his eternal nature. Through this Name, His power, glory and sovereignty are revealed without limitations.
The New Name implies an intimate participation in the identity of God. By receiving the New Name, believers are identified as citizens of the new Jerusalem and as part of God's redeemed people. This Name connects us to the finished work of the Lord and gives us an eternal identity and a glorious inheritance.
As mentioned in Revelation chapter 2, verse 17, this Name will be revealed to the one who receives it.
What then is the New Name of God? It will be revealed at the End of Time. Meanwhile let us continue to worship, praise, glorify, pray, and call upon Him in the Name that has been revealed to us: The Lord Jesus Christ, for there is no other Name under heaven given to men by which we can be saved. . We have been given this Name Jesus Christ, and no other, because the New Name of God has not yet been given or revealed.
May the Lord Jesus Christ, who is the same, yesterday, today and forever, continue to bless you. Amen.
Introduction
Le Nom de Dieu est un sujet d’une grande importance et signification dans la Bible. Tout au long des Écritures, Dieu se révèle de différentes manières, et l’un des aspects cruciaux de cette révélation est son nom. Dans cette étude biblique, nous explorerons les nombreuses façons dont Dieu se fait connaître et découvrirons quel est son nom.
Aujourd’hui, nous allons aborder un sujet extrêmement délicat, car il s’agit de la chose la plus sacrée pour tout croyant : la révélation du nom de Dieu. Ce contenu surgit en réponse à l'un de nos frères abonnés: Luis René Acevedo León
La question se lit comme suit : Pourquoi le Nom de Dieu n'est-il pas connu et seulement ses consonnes YHWH ? S’Il est le Tout-Puissant, comment se fait-il que Son propre Nom reste dans l’incertitude ?
Commençons donc par l’étude biblique de cette occasion.
Dès le début de la Bible, nous voyons que Dieu cherche à interagir avec l’humanité et à se révéler. Dans l’Ancien Testament, nous trouvons plusieurs occasions où Dieu révèle son Nom à différentes personnes, nous permettant ainsi de le connaître plus intimement.
YHWH
Le nom de Dieu le plus important dans l’Ancien Testament est YHWH, également connu sous le nom de Tétragramme. Ce nom apparaît environ 6 800 fois dans le texte original en hébreu de la Bible et est communément traduit par « SEIGNEUR » dans de nombreuses Bibles espagnoles. Sa prononciation exacte s'est perdue au fil des siècles, mais sa signification est comprise comme « Je suis qui je suis » ou « Je serai qui je serai ». Cette révélation du Nom s'est produite lorsque Dieu est apparu à Moïse sur le mont Sinaï (Exode chapitre 3, verset 14).
Yahvé, le nom donné par Dieu aux Israélites, représente la prononciation biblique de « YHWH », le nom hébreu révélé à Moïse dans le livre de l'Exode. Le nom YHWH, composé de la séquence de consonnes Yod, Heh, Waw et Heh, est connu sous le nom de tétragramme.
Après l’exil babylonien (VIe siècle avant J.-C.), et surtout à partir du IIIe siècle avant J.-C., les Juifs ont cessé d’utiliser le nom Yahvé pour deux raisons. À mesure que le judaïsme devenait une religion universelle plutôt que simplement locale, le nom hébreu le plus courant Elohim (au pluriel mais compris au singulier), signifiant « Dieu », tendait à remplacer Yahvé pour démontrer la souveraineté universelle du Dieu d'Israël au-dessus de tous les autres. Dans le même temps, le nom divin était de plus en plus considéré comme trop sacré pour être prononcé ; ainsi, il a été remplacé vocalement dans le rituel de la synagogue par le mot hébreu Adonai (« Mon Seigneur »), qui a été traduit par Kyrios (« Seigneur ») dans la Septante, la version grecque des Écritures hébraïques.
Les Massorètes, qui, du 6ème au 10ème siècle environ de notre ère, travaillèrent à reproduire le texte original de la Bible hébraïque, ajoutèrent à « YHWH » les signes vocaliques des mots hébreux Adonaï ou Elohim. Les érudits chrétiens de langue latine ont remplacé le Y (qui n'existe pas en latin) par un I ou un J (ce dernier existe en latin comme une variante du I). Ainsi, le tétragramme est devenu le nom artificiel latinisé Jéhovah (JeHoWaH). Au fur et à mesure que l'utilisation du nom se répandait dans toute l'Europe médiévale, la lettre initiale J fut prononcée selon la langue vernaculaire locale plutôt que selon le latin. Jéhovah, traduction latinisée artificielle du nom du Dieu d'Israël. Le nom est apparu parmi les chrétiens du Moyen Âge grâce à la combinaison des consonnes YHWH (JHVH) avec les voyelles d'Adonaï (« Mon Seigneur »). Les Juifs qui lisaient les Écritures à haute voix substituaient à Adonaï le nom sacré, communément appelé tétragramme.
Bien que les érudits chrétiens après les périodes de la Renaissance et de la Réforme aient utilisé le terme Jéhovah pour YHWH, aux XIXe et XXe siècles, les érudits bibliques ont recommencé à utiliser la forme Yahweh. Les premiers écrivains chrétiens, comme saint Clément d'Alexandrie au IIe siècle, avaient utilisé une forme comme Yahweh, et cette prononciation du tétragramme n'a jamais vraiment été perdue. De nombreuses transcriptions grecques indiquaient également que YHWH devait être prononcé Yahweh.
La signification du nom personnel du Dieu israélite a été interprétée de diverses manières. De nombreux érudits pensent que la signification la plus appropriée pourrait être « Il fait exister tout ce qui existe » (Yahweh-Asher-Yahweh). Dans Premier Samuel, Dieu est connu sous le nom de Yahweh Teva-ot, ou « Il fait naître les armées », dans lequel « Armées » fait peut-être référence à la cour céleste ou à Israël.
Le nom personnel de Dieu était probablement connu bien avant l'époque de Moïse. La mère de Moïse s'appelait Jochebed (Yokheved), un nom basé sur le nom Yahweh. Ainsi, la tribu de Lévi, à laquelle appartenait Moïse, connaissait probablement le nom Yahweh, qui à l'origine pouvait être (sous sa forme abrégée I, Yah ou Yahu) une invocation religieuse sans signification précise évoquée par la splendeur mystérieuse et étonnante de la manifestation. du Saint.
Autres noms ou titres de Dieu
En plus du Tétragramme, nous trouvons d’autres noms et titres qui révèlent différents aspects du caractère et de la nature de Dieu. Certains exemples sont:
Elohim : Ce terme hébreu est utilisé pour désigner Dieu en tant que Créateur et Souverain de tout l'univers Elohim. Cela apparaît dans le premier verset de la Bible : « Au commencement, Dieu (Elohim) créa les cieux et la terre » (Genèse chapitre 1, verset 1). Elohim désigne la grandeur et la puissance de Dieu en tant que souverain suprême de toute la création.
Adonaï : Ce nom est communément traduit par « Seigneur » et met l'accent sur la souveraineté et la seigneurie de Dieu sur toutes choses. Adonaï est un titre de respect et d'adoration, utilisé pour reconnaître l'autorité suprême de Dieu. Le Psaume 8, verset 1 déclare : « Seigneur, notre Seigneur, que ton nom est glorieux sur toute la terre ! » Adonaï révèle Dieu comme le Souverain suprême digne d’adoration et de révérence.
El Shaddai : Ce nom se traduit par « Dieu Tout-Puissant » et met en évidence la capacité de Dieu à subvenir aux besoins, à protéger et à bénir son peuple. Elle apparaît pour la première fois dans l'alliance que Dieu conclut avec Abraham : « Je suis le Dieu Tout-Puissant (El Shaddaï) ; marchez devant Moi et soyez parfaits » (Genèse chapitre 17, verset 1). El Shaddai révèle Dieu comme celui qui a tout le pouvoir et toute la suffisance pour tenir ses promesses et prendre soin de son peuple.
De plus, dans la tradition juive, le nom « Hachem » est utilisé. « Hachem » est un mot hébreu qui signifie « Le Nom ». Il est utilisé comme substitut ou euphémisme pour le Saint Nom de Dieu, YHWH (Tetragrammaton). L'utilisation de « Hachem » est basée sur le commandement d'éviter de prendre le nom de Dieu en vain et de démontrer du respect et de la révérence à son égard.
Dans le judaïsme, le nom YHWH est considéré comme si sacré qu’il n’est pas prononcé lors de la lecture publique des Écritures et des prières. Au lieu de cela, lorsqu'ils rencontrent le Tétragramme, les Juifs disent souvent « Adonaï » ou « Hachem » pour éviter la prononciation directe du Saint Nom.
HACHEM
L'utilisation de « Hachem » est une démonstration du respect et de la crainte de Dieu dans la tradition juive et reflète l'importance de préserver le caractère sacré du nom divin. C'est un rappel constant de la relation particulière que Dieu entretient avec son peuple et de l'importance d'honorer et de respecter son nom.
Noms composés de Jéhovah
En dehors de ces Noms, nous pouvons également trouver dans les Saintes Écritures les Noms composés de Dieu, qui sont :
Jéhovah-Jireh : Ce nom signifie « Le Seigneur pourvoira ». Cela se trouve dans Genèse chapitre 22, verset 14, lorsqu'Abraham était prêt à offrir son fils Isaac en sacrifice, mais Dieu a fourni un bélier à sacrifier à la place. Jéhovah-Jireh met en évidence la provision et les soins de Dieu dans tous les domaines de notre vie. Cela nous montre que Dieu est notre pourvoyeur et qu’il pourvoira à nos besoins selon sa volonté.
Jéhovah-Raah : Ce nom signifie « Le Seigneur est mon berger ». On le trouve dans le célèbre Psaume 23, où le psalmiste déclare : « L'Éternel est mon berger ; je ne manquerai de rien. » Jéhovah-Raah révèle Dieu comme notre guide, protecteur et pourvoyeur constant. Il nous conduit, nous nourrit, nous protège et nous donne du repos au milieu des défis et des difficultés de la vie.
Jéhovah-Rafa : « Le Seigneur qui guérit. » On le trouve dans Exode chapitre 15, verset 26, où Dieu se présente comme le guérisseur et promet de nous protéger de la maladie si nous obéissons à ses commandements.
Jéhovah-Nissi : « Le Seigneur est mon drapeau. » Il est mentionné dans Exode chapitre 17, verset 15, après la victoire sur les Amalécites, lorsque Moïse érigea un autel à Dieu comme étendard de son peuple.
Jéhovah-Shalom : « Le Seigneur est la paix. » Cela apparaît dans Juges chapitre 6, verset 24, lorsque Dieu se révèle à Gédéon et lui donne la paix et la sécurité pour sa mission.
Jéhovah-Tsidkenu : « Le Seigneur est notre justice. » On le trouve dans Jérémie chapitre 23, verset 6, et souligne que Dieu est celui qui donne justice et justice à son peuple.
Jéhovah-Sabaoth : « Le Seigneur des armées ». Il est mentionné à plusieurs endroits, comme dans Premier Samuel chapitre 1, verset 3 et dans les Psaumes 46, verset 7, et met en évidence la puissance et la souveraineté de Dieu sur l'univers entier et les armées célestes.
Le Nom de Dieu révélé en Jésus-Christ
Dans le Nouveau Testament, nous découvrons que Dieu révèle son Nom de manière plus complète et définitive dans la personne de Jésus-Christ. Jésus lui-même a affirmé son identité divine et a déclaré le Nom de Dieu à travers son ministère et ses enseignements.
Jésus-Christ est l'incarnation de Dieu sous forme humaine. Il a affirmé à plusieurs reprises son lien unique avec le Père et a clairement indiqué qu'en le connaissant, nous connaissons le Père (Jean chapitre 14, verset 9). En Jésus, Dieu est devenu visible et accessible à l'humanité, révélant son amour, sa grâce et sa vérité.
Jésus Lui-même a déclaré le Nom de Dieu à travers Son propre Nom. Il a dit : « Je suis le chemin, la vérité et la vie ; personne ne vient au Père que par moi » (Jean chapitre 14, verset 6). Dans le Nouveau Testament, nous voyons comment le Nom de Jésus est invoqué pour le salut, la guérison et la délivrance (Actes chapitre 4, verset 12). En lui, nous trouvons la plénitude de la révélation divine.
Le nom de Jésus est l’un des noms les plus puissants et les plus significatifs de toute l’histoire de l’humanité. A travers ce nom, l'identité et l'œuvre rédemptrice de Jésus-Christ sont révélées. L’importance du nom de Jésus est soulignée dans plusieurs domaines :
Le nom « Jésus » est une translittération du nom hébreu « Yeshua » qui signifie « Yahvé est le salut » ou « Dieu sauve ». L'ange annonça à Marie la signification du nom de son fils, en disant : « Elle enfantera un fils, et tu l'appelleras Jésus, car il sauvera son peuple de ses péchés » (Matthieu 1 : 21). Le nom de Jésus révèle la mission du Christ d'apporter le salut et la rédemption à l'humanité. Il existe un courant selon lequel, selon eux, le nom de Jésus signifie « voici le cheval », et que par conséquent son nom devrait être nommé dans la langue originale du Seigneur Jésus-Christ, Yeshua. Mais c’est un argument hautement réfutable. Premièrement, le nom n’est pas Jésus (séparé par un trait d’union), mais Jésus. Ce nom « Jésus » est la traduction de l’araméen vers l’espagnol. C'est comme si nous prenions le nom de Carmen, le séparions en « Car » et « Men », et que nous passions à la langue anglaise et cela nous donnait comme résultat : « men cars ». Puisque « car » en anglais signifie « voiture » et « men » signifie « hommes ».
La Bible enseigne qu'il y a du pouvoir et de l'autorité au nom de Jésus. Dans Actes chapitre 4, verset 12, Pierre proclame : « Et la santé n'existe chez personne d'autre ; car il n’y a sous le ciel aucun autre nom donné parmi les hommes par lequel nous devons être sauvés. Le nom de Jésus est le seul moyen par lequel nous pouvons recevoir le salut et le pardon de nos péchés. De plus, Jésus lui-même a dit : « Tout ce que vous demanderez en mon nom, je le ferai » (Jean chapitre 14, verset 13). Lorsque nous prions et agissons au nom de Jésus, nous avons accès à l’autorité et au pouvoir divins.
Le nom de Jésus est invoqué dans le culte, la prière et la prédication dans la communauté chrétienne. Dans Philippiens chapitre 2, versets 9 à 11, il est dit : « C’est pourquoi Dieu l’a aussi hautement exalté et lui a donné un nom qui est au-dessus de tout nom ; Afin qu'au nom de Jésus tout genou fléchisse, de ceux qui sont au ciel, de ceux qui sont sur la terre et de ceux qui sont sous la terre ; Et toute langue confesse que Jésus-Christ est Seigneur, à la gloire de Dieu le Père. » Jésus mérite toute notre adoration et notre soumission, et son nom est le centre de notre foi et de notre relation avec Dieu.
Dans les récits bibliques, Jésus accomplit des miracles de guérison et de délivrance au nom de Dieu. Le livre des Actes raconte comment les apôtres et les disciples de Jésus ont continué ce ministère de guérison et de délivrance au nom de Jésus. Dans Actes chapitre 3, verset 6, Pierre dit à un boiteux : « Au nom de Jésus-Christ de Nazareth, lève-toi et marche. » Le nom de Jésus a le pouvoir d’apporter une guérison physique, émotionnelle et spirituelle aux gens et de les libérer de l’oppression et de l’esclavage.
En San Juan capítulo 17, verso 26, dice el Señor Jesús: “Y yo les he manifestado tu Nombre, y manifestaré lo aún;…” Y esto está en un tiempo futuro, ya que en su próxima venida lo manifestaría nuevamente el Nombre de Dieu.
La promesse du Nouveau Nom
Dans le livre d’Isaïe et dans l’Apocalypse, nous trouvons plusieurs références au Nouveau Nom de Dieu. Ces références se rapportent au renouveau final et à la restauration que Dieu apportera à la fin des temps. Le Nouveau Nom révèle le point culminant de l’œuvre rédemptrice de Dieu et de Sa gloire éternelle.
Isaïe chapitre 62, versets 1 et 2, dit : « À cause de Sion, je ne me tairai pas, et à cause de Jérusalem je ne m'arrêterai pas, jusqu'à ce que sa justice resplendisse et que son salut brûle comme une torche. Alors les nations verront ta justice, et tous les rois ta gloire ; et un nouveau nom vous sera donné, que la bouche du Seigneur nommera. Ce Nom dont nous parle Isaïe sera nommé par la bouche de Jéhovah. Dans le cas du nom de Jésus, il a été nommé par la bouche d'un ange en l'honneur de la Vierge Marie. C’est pourquoi se pose toujours la question de savoir s’il y aura un Nouveau Nom de Dieu, en dehors de ceux déjà révélés.
Dans Apocalypse chapitre 2, verset 17, l'Ange du Seigneur parle à l'église de Pergame et dit : « À celui qui vaincra, je donnerai à manger de la manne cachée, et je lui donnerai une pierre blanche, et sur le pierre un nouveau nom écrit, que personne ne connaît sauf celui qui le reçoit. Ici, le « nouveau nom » est mentionné et seuls ceux qui sont vainqueurs et fidèles à Christ le connaîtront. Cette référence suggère une récompense spéciale et une identité renouvelée pour les croyants fidèles.
Dans Apocalypse 3 : 12, l'Ange du Seigneur s'adresse à l'Église de Philadelphie et dit : « Celui qui vaincra, je ferai de lui une colonne dans le temple de mon Dieu, et il n'en sortira plus ; et j'écrirai dessus. lui le Nom de mon Dieu." , et le nom de la ville de mon Dieu, la nouvelle Jérusalem, qui descend du ciel avec mon Dieu, et mon Nouveau Nom." Cette référence décrit une triple inscription : le nom de Dieu, le nom de la nouvelle Jérusalem et le « nouveau nom » du Seigneur. Cela indique une connexion intime et une participation à l’identité divine.
Le nouveau nom de Dieu dans l'Apocalypse symbolise la pleine consommation de son œuvre rédemptrice. Révèle sa gloire, son autorité et sa domination éternelle.
Le Nouveau Nom révélé dans l’Apocalypse représente une identité divine plus complète et plus complète. Cela indique la plénitude de la révélation de Dieu et sa nature éternelle. A travers ce Nom, Sa puissance, sa gloire et sa souveraineté sont révélées sans limites.
Le Nouveau Nom implique une participation intime à l'identité de Dieu. En recevant le Nouveau Nom, les croyants sont identifiés comme citoyens de la nouvelle Jérusalem et comme faisant partie du peuple racheté de Dieu. Ce Nom nous relie à l'œuvre achevée du Seigneur et nous donne une identité éternelle et un héritage glorieux.
Comme mentionné dans Apocalypse chapitre 2, verset 17, ce Nom sera révélé à celui qui le recevra.
Quel est alors le nouveau nom de Dieu ? Il sera révélé à la Fin des Temps. En attendant, continuons à l'adorer, à le louer, à le glorifier, à prier et à l'invoquer au Nom qui nous a été révélé : Le Seigneur Jésus-Christ, car il n'y a sous le ciel aucun autre Nom donné aux hommes par lequel nous puissions être sauvés. . Nous avons reçu ce Nom de Jésus-Christ, et aucun autre, parce que le Nouveau Nom de Dieu n'a pas encore été donné ou révélé.
Que le Seigneur Jésus-Christ, qui est le même, hier, aujourd'hui et pour toujours, continue de vous bénir. Amen.
Introdução
O Nome de Deus é um tema de grande importância e significado na Bíblia. Ao longo das Escrituras, Deus se revela de diferentes maneiras, e um dos aspectos cruciais desta revelação é o Seu Nome. Neste estudo bíblico, exploraremos as muitas maneiras pelas quais Deus se dá a conhecer e descobriremos qual é o seu nome.
Hoje nos aprofundaremos em um tema extremamente delicado, pois é o que há de mais sagrado para todo crente: A Revelação do Nome de Deus. Este conteúdo surge em resposta a um de nossos irmãos seguidores: Luis René Acevedo León
A pergunta é a seguinte: Por que o Nome de Deus não é conhecido e apenas suas consoantes YHWH? Se Ele é o Todo-Poderoso, como é que o Seu próprio Nome permanece na incerteza?
Então, vamos começar com o estudo bíblico desta ocasião.
Desde o início da Bíblia, vemos que Deus procura se relacionar com a humanidade e revelar-se. No Antigo Testamento encontramos diversas ocasiões em que Deus revela o seu Nome a diferentes pessoas, permitindo-nos conhecê-lo mais intimamente.
YHWH
O Nome de Deus mais proeminente no Antigo Testamento é YHWH, também conhecido como Tetragrama. Este nome é encontrado aproximadamente 6.800 vezes no texto hebraico original da Bíblia e é comumente traduzido como “SENHOR” em muitas Bíblias espanholas. Sua pronúncia exata foi perdida ao longo dos séculos, mas seu significado é entendido como “eu sou quem sou” ou “serei quem serei”. Esta revelação do Nome ocorreu quando Deus apareceu a Moisés no Monte Sinai (Êxodo capítulo 3, versículo 14).
Yahweh, o nome de Deus para os israelitas, representa a pronúncia bíblica de “YHWH”, o nome hebraico revelado a Moisés no livro do Êxodo. O nome YHWH, que consiste na sequência consonantal Yod, Heh, Waw e Heh, é conhecido como tetragrama.
Após o exílio babilônico (século VI a.C.), e especialmente a partir do século III a.C., os judeus deixaram de usar o nome Yahweh por dois motivos. À medida que o Judaísmo se tornou uma religião universal e não simplesmente local, o substantivo hebraico mais comum Elohim (plural na forma, mas entendido no singular), que significa "Deus", tendeu a substituir Yahweh para demonstrar a soberania universal do Deus de Israel acima de todos os outros. Ao mesmo tempo, o nome divino era cada vez mais considerado sagrado demais para ser pronunciado; assim, foi substituído vocalmente no ritual da sinagoga pela palavra hebraica Adonai ("Meu Senhor"), que foi traduzida como Kyrios ("Senhor") na Septuaginta, a versão grega das Escrituras Hebraicas.
Os massoretas, que desde o século VI até o século X dC trabalharam para reproduzir o texto original da Bíblia Hebraica, adicionaram a "YHWH" os sinais vocálicos das palavras hebraicas Adonai ou Elohim. Estudiosos cristãos de língua latina substituíram o Y (que não existe em latim) por um I ou um J (este último existe em latim como uma forma variante de I). Assim, o tetragrama tornou-se o nome artificial latinizado Jeová (JeHoWaH). À medida que o uso do nome se espalhou pela Europa medieval, a letra inicial J tornou-se pronunciada de acordo com o vernáculo local, em vez do latim. Jeová, tradução latinizada artificial do nome do Deus de Israel. O nome surgiu entre os cristãos da Idade Média através da combinação das consoantes YHWH (JHVH) com as vogais de Adonai (“Meu Senhor”). Os judeus que liam as Escrituras em voz alta substituíram Adonai pelo nome sagrado, comumente chamado de tetragrama.
Embora os estudiosos cristãos após os períodos da Renascença e da Reforma usassem o termo Jeová para YHWH, nos séculos 19 e 20 os estudiosos da Bíblia começaram novamente a usar a forma Yahweh. Os primeiros escritores cristãos, como São Clemente de Alexandria no século II, usaram uma forma como Yahweh, e esta pronúncia do tetragrama nunca foi realmente perdida. Muitas transcrições gregas também indicaram que YHWH deveria ser pronunciado Yahweh.
O significado do nome pessoal do Deus israelita tem sido interpretado de diversas maneiras. Muitos estudiosos acreditam que o significado mais apropriado pode ser “Ele traz à existência tudo o que existe” (Yahweh-Asher-Yahweh). Em Primeiro Samuel, Deus é conhecido pelo nome Yahweh Teva-ot, ou "Ele traz Hostes à Existência", em que "Exércitos" possivelmente se refere à corte celestial ou Israel.
O nome pessoal de Deus provavelmente já era conhecido muito antes da época de Moisés. A mãe de Moisés chamava-se Jochebed (Yokheved), um nome baseado no nome Yahweh. Portanto, a tribo de Levi, à qual Moisés pertencia, provavelmente conhecia o nome Yahweh, que originalmente pode ter sido (na sua forma abreviada I, Yah ou Yahu) uma invocação religiosa sem significado preciso evocada pelo esplendor misterioso e surpreendente da manifestação do Santo.
Outros nomes ou títulos de Deus
Além do Tetragrama, encontramos outros nomes e títulos que revelam diferentes aspectos do caráter e da natureza de Deus. Alguns exemplos são:
Elohim: Este termo hebraico é usado para se referir a Deus como o Criador e Soberano de todo o universo Elohim. Aparece no primeiro versículo da Bíblia: “No princípio, Deus (Elohim) criou os céus e a terra” (Gênesis capítulo 1, versículo 1). Elohim denota a grandeza e o poder de Deus como o governante supremo sobre toda a criação.
Adonai: Este nome é comumente traduzido como “Senhor” e enfatiza a Soberania e o Senhorio de Deus sobre todas as coisas. Adonai é um título de respeito e adoração e é usado para reconhecer a autoridade suprema de Deus. O Salmo 8, versículo 1 declara: “Ó Senhor, Senhor nosso, quão glorioso é o teu nome em toda a terra!” Adonai revela Deus como o Governante supremo digno de adoração e reverência.
El Shaddai: Este nome se traduz como “Deus Todo-Poderoso” e destaca a capacidade de Deus de prover, proteger e abençoar seu povo. Aparece pela primeira vez na aliança que Deus faz com Abraão: “Eu sou o Deus Todo-Poderoso (El Shaddai); anda diante de mim e seja perfeito” (Gênesis capítulo 17, versículo 1). El Shaddai revela Deus como aquele que tem todo o poder e suficiência para cumprir suas promessas e cuidar de seu povo.
Além disso, na tradição judaica, é feito o uso do nome “Hashem”. "Hashem" é uma palavra hebraica que significa "O Nome". É usado como substituto ou eufemismo para o Santo Nome de Deus, YHWH (Tetragrammaton). O uso de "Hashem" é baseado na ordem de evitar tomar o Nome de Deus em vão e de demonstrar respeito e reverência por Ele.
No Judaísmo, o Nome YHWH é considerado tão sagrado que não é pronunciado na leitura pública das Escrituras e nas orações. Em vez disso, ao encontrar o Tetragrama, os judeus costumam dizer "Adonai" ou "Hashem" para evitar a pronúncia direta do Santo Nome.
HASHEM
O uso de "Hashem" é uma demonstração de reverência e temor a Deus na tradição judaica e reflete a importância de preservar a santidade do Nome Divino. É um lembrete constante do relacionamento especial que Deus tem com o seu povo e da importância de honrar e respeitar o seu Nome.
Nomes compostos de Jeová
Além desses Nomes, também podemos encontrar nas Sagradas Escrituras os Nomes compostos de Deus, que são:
Jeová-Jiré: Este nome significa “O Senhor proverá”. É encontrado em Gênesis capítulo 22, versículo 14, quando Abraão se dispôs a oferecer seu filho Isaque como sacrifício, mas Deus providenciou um carneiro para ser sacrificado em seu lugar. Jeová-Jiré destaca a provisão e o cuidado de Deus em todas as áreas de nossas vidas. Mostra-nos que Deus é nosso provedor e suprirá nossas necessidades de acordo com a sua vontade.
Jeová-Raah: Este nome significa “O Senhor é meu pastor”. Encontra-se no conhecido Salmo 23, onde o salmista declara: “O Senhor é o meu pastor; nada me faltará”. Jeová-Raah revela Deus como nosso guia, protetor e provedor constante. Ele nos conduz, nos alimenta, nos protege e nos dá descanso em meio aos desafios e dificuldades da vida.
Jeová-Rafa: “O Senhor que cura”. Encontra-se em Êxodo capítulo 15, versículo 26, onde Deus se apresenta como o Curador e promete nos manter livres de doenças se obedecermos aos seus mandamentos.
Jeová-Nissi: "O Senhor é minha bandeira." É mencionado em Êxodo capítulo 17, versículo 15, após a vitória sobre os amalequitas, quando Moisés ergueu um altar a Deus como estandarte de seu povo.
Jeová-Shalom: “O Senhor é paz”. Aparece em Juízes capítulo 6, versículo 24, quando Deus se revela a Gideão e lhe dá paz e segurança para sua missão.
Jeová-Tsidkenu: "O Senhor é a nossa justiça." Encontra-se em Jeremias capítulo 23, versículo 6, e destaca que Deus é o doador de justiça e retidão ao seu povo.
Jeová-Sabaoth: "O Senhor dos exércitos." É mencionado em vários lugares, como em Primeiro Samuel capítulo 1, versículo 3 e em Salmos 46, versículo 7, e destaca o poder e a soberania de Deus sobre todo o universo e os exércitos celestiais.
O Nome de Deus revelado em Jesus Cristo
No Novo Testamento descobrimos que Deus revela o seu Nome de forma mais completa e definitiva na pessoa de Jesus Cristo. O próprio Jesus afirmou a sua identidade divina e declarou o Nome de Deus através do seu ministério e ensinamentos.
Jesus Cristo é a encarnação de Deus em forma humana. Ele afirmou repetidamente a sua ligação única com o Pai e deixou claro que, ao conhecê-lo, conhecemos o Pai (João capítulo 14, versículo 9). Em Jesus, Deus tornou-se visível e acessível à humanidade, revelando o seu amor, a sua graça e a sua verdade.
O próprio Jesus declarou o Nome de Deus através do Seu próprio Nome. Ele disse: “Eu sou o caminho, e a verdade, e a vida; ninguém vem ao Pai senão por mim” (João capítulo 14, versículo 6). No Novo Testamento, vemos como o Nome de Jesus é invocado para salvação, cura e libertação (Atos capítulo 4, versículo 12). Nele encontramos a plenitude da revelação divina.
O nome de Jesus é um dos nomes mais poderosos e significativos de toda a história humana. Através deste nome é revelada a identidade e a obra redentora de Jesus Cristo. A importância do nome de Jesus é destacada em diversas áreas:
O nome "Jesus" é uma transliteração do nome hebraico "Yeshua", que significa "Yahweh é a salvação" ou "Deus salva". O anjo anunciou a Maria o significado do nome de seu filho, dizendo: “E ela dará à luz um filho, e você lhe chamará Jesus, porque ele salvará o seu povo dos pecados deles” (Mateus 1:21). O nome Jesus revela a missão de Cristo de trazer salvação e redenção à humanidade. Existe uma corrente que, segundo eles, o nome de Jesus significa “eis o cavalo”, e que portanto seu nome deveria ser nomeado na língua original do Senhor Jesus Cristo, Yeshua. Mas este é um argumento altamente refutável. Primeiramente, o nome não é Jesus (separado por um hífen), mas Jesus. Este nome “Jesus” é a tradução do aramaico para o espanhol. É como se pegássemos o nome Carmen, separássemos em “Car” e “Men”, e fossemos para a língua inglesa e nos desse como resultado: “men cars”. Já que “car” em inglês significa “carro” e “men” significa “homens”.
A Bíblia ensina que há poder e autoridade no nome de Jesus. Em Atos capítulo 4, versículo 12, Pedro proclamou: “E não há saúde em nenhum outro; porque debaixo do céu não há outro nome, dado entre os homens, pelo qual devamos ser salvos.” O nome de Jesus é o único meio pelo qual podemos receber a salvação e o perdão dos nossos pecados. Além disso, o próprio Jesus disse: “Tudo o que pedirdes em meu nome, eu o farei” (João capítulo 14, versículo 13). Quando oramos e agimos em nome de Jesus, temos acesso à autoridade e ao poder divino.
O nome de Jesus é invocado na adoração, oração e pregação na comunidade cristã. Em Filipenses capítulo 2, versículos 9 ao 11, diz: “Por isso também Deus o exaltou soberanamente e lhe deu um nome que está acima de todo nome; Para que em nome de Jesus se dobre todo joelho, dos que estão nos céus, e dos que estão na terra, e dos que estão debaixo da terra; E toda língua confesse que Jesus Cristo é Senhor, para glória de Deus Pai.” Jesus merece toda a nossa adoração e submissão, e o seu nome é o centro da nossa fé e do nosso relacionamento com Deus.
Nos relatos bíblicos, Jesus realiza milagres de cura e libertação em nome de Deus. O livro de Atos registra como os apóstolos e seguidores de Jesus continuaram este ministério de cura e libertação em nome de Jesus. Em Atos capítulo 3, versículo 6, Pedro disse a um coxo: “Em nome de Jesus Cristo, o Nazareno, levanta-te e anda”. O nome de Jesus tem o poder de trazer cura física, emocional e espiritual às pessoas e de libertá-las da opressão e da escravidão.
Em São João capítulo 17, versículo 26, o Senhor Jesus diz: “E eu lhes manifestei o teu nome, e outra vez o manifestarei;…” E isto é num tempo futuro, pois na sua próxima vinda ele o manifestaria. novamente o Nome de Deus.
A promessa do Novo Nome
No livro de Isaías e no Apocalipse, encontramos diversas referências ao Novo Nome de Deus. Estas referências referem-se à renovação e restauração finais que Deus trará no fim dos tempos. O Novo Nome revela a culminação da obra redentora de Deus e Sua Glória Eterna.
Isaías capítulo 62, versículos 1 e 2, diz: “POR amor de Sião não ficarei calado, e por amor de Jerusalém não pararei, até que a sua justiça brilhe e a sua salvação arda como uma tocha. Então as nações verão a tua justiça, e todos os reis a tua glória; e um novo nome será dado a vocês, que a boca do Senhor nomeará”. Este Nome de que Isaías nos fala será nomeado pela boca de Jeová. No caso do nome de Jesus, foi nomeado pela boca de um anjo à Virgem Maria. É por isso que ainda há a questão de saber se haverá um Novo Nome de Deus, além daqueles que já foram revelados.
Em Apocalipse capítulo 2, versículo 17, o Anjo do Senhor fala à igreja em Pérgamo e diz: “Ao que vencer, darei de comer do maná escondido, e lhe darei uma pedra branca, e sobre o pedra um novo nome escrito, o qual ninguém conhece, exceto aquele que o recebe." Aqui é mencionado o “novo nome” que somente aqueles que são vencedores e leais a Cristo conhecerão. Esta referência sugere uma recompensa especial e uma identidade renovada para os crentes fiéis.
Em Apocalipse 3:12, o Anjo do Senhor fala à igreja em Filadélfia e diz: “A quem vencer, farei dele uma coluna no templo do meu Deus, e dele nunca mais sairá; e escreverei sobre lhe o Nome do meu Deus.", e o nome da cidade do meu Deus, a nova Jerusalém, que desce do céu com o meu Deus, e o meu Novo Nome." Esta referência descreve uma inscrição tripla: o nome de Deus, o nome da nova Jerusalém e o “novo nome” do Senhor. Isto indica uma conexão íntima e participação na identidade divina.
O Novo Nome de Deus no Apocalipse simboliza a plena consumação de sua obra redentora. Revela Sua glória, autoridade e domínio eterno.
O Novo Nome revelado no Apocalipse representa uma identidade divina mais completa e plena. Indica a plenitude da revelação de Deus e sua natureza eterna. Através deste Nome, Seu poder, glória e soberania são revelados sem limitações.
O Novo Nome implica uma participação íntima na identidade de Deus. Ao receberem o Novo Nome, os crentes são identificados como cidadãos da nova Jerusalém e como parte do povo redimido de Deus. Este Nome nos conecta à obra consumada do Senhor e nos dá uma identidade eterna e uma herança gloriosa.
Conforme mencionado em Apocalipse capítulo 2, versículo 17, este Nome será revelado a quem o receber.
Qual é então o Novo Nome de Deus? Será revelado no Fim dos Tempos. Enquanto isso, continuemos a adorá-Lo, louvá-lo, glorificá-Lo, orar e invocá-Lo no Nome que nos foi revelado: O Senhor Jesus Cristo, pois não há outro Nome debaixo do céu dado aos homens pelo qual possamos ser salvos. . Foi-nos dado este Nome Jesus Cristo, e nenhum outro, porque o Novo Nome de Deus ainda não foi dado ou revelado.
Que o Senhor Jesus Cristo, que é o mesmo ontem, hoje e sempre, continue te abençoando. Amém.
NOTA SOBRE LOS DERECHOS DE AUTOR
Este sitio web posee contenido con derechos reservados. Puede ser compartido de forma gratuita para propagar el Evangelio de Jesucristo. Se permite su reproducción en masa, publicarlo en sitios web, redes sociales, traducir a otros idiomas dando el crédito al escritor de este contenido. Se prohíbe la venta o recaudación de fondos de cualquier contenido en este sitio web. Para más información puede escribirnos a:
LA PALABRA HABLADA DE DIOS
PO Box 2017 PMB 345
Las Piedras, PR 00771